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LA RELACIÓN DE LAS MISIONES JESUITICAS DE MOXOS Y POTOSI

Fachada de la iglesia de San Ignacio de Moxos.

Por: José L. Bernabé C. / Altagracia de Orituco, Venezuela.

Es por demás conocido la fama que tuvo Potosí y principalmente su plata en la colonia, y las primeros años de la vida republicana. Una curiosidad de la que no tenía conocimiento es que la plata potosina llego a parajes alejados, y muy difíciles de accesar, tomando en cuenta la época y la inexistencia de caminos adecuados. Me refiero concretamente a las misiones jesuíticas de Moxos, actualmente departamento del Beni. Si señores la plata potosina llego a las misiones de Moxos. Esto prueba la relación aunque mínima, que se tuvo entre el altiplano y los llanos, actualmente dentro de Bolivia desde la época colonial. Esto nos lleva afirmar con firmeza que no es del todo cierto como afirman algunos “historiadorcillos” que sostienen que el altiplano y los llanos nunca tuvieron relaciones de ningún tipo. Pero no nos salgamos del tema y veamos como sucedió esto.
“De la plata no sólo se hacían monedas, sino también objetos decorativos. El metal dio la posibilidad de que se instauren 72 talleres de platería, con 300 orfebres, quienes tallaban piezas religiosas. Parte de esos trabajos se expone y se resguarda en la Casa Nacional de Moneda”, explica Cristian Arismendi, uno de los guías del Museo y Archivo Histórico de Bolivia, que se ubica a una cuadra de la plaza 10 de Noviembre de la ciudad de Potosí. Entre las 60 salas de exposición está la de platería, donde los objetos están celosamente resguardados dentro de cajas de vidrios transparentes y estantes.
TESOROS EN SAN IGNACIO DE MOXOS
Se labró en plata cuanto objeto era menester para el culto religioso, como frontales, gradillas, urnas, nichos, altares, púlpitos, tronos, tabernáculos, arcos, custodias, andenes, lámparas, faroles, candelabros, mitras para los obispos, candeleros, cruces, acetres, cálices, copones, atriles y otros que se detallan en el museo.
Incluso los sacerdotes de las misiones jesuitas—en San Ignacio de Moxos, departamento de Beni— adquirían la plata pura, extraída del Cerro Rico, para elaborar piezas que eran talladas con diseños mojeños.
“Dentro del templo existe un lugar donde tenemos cientos de obras en plata, somos los custodios más grandes de piezas del arte sacro del siglo XVII y XVIII”, asegura Juan Francisco Limaica, director del Museo de Mojos y presidente del Consejo de Salvaguarda Patrimonial de San Ignacio de Moxos.
La técnica que utilizaron los indígenas de tierras bajas era el cincelado “a golpe de martillo o cincel”, una técnica de trabajo totalmente manual que permite obtener textos o figuras en bajo relieve sobre una placa de metal, que generalmente era la plata.
“Se traía aquí en bruto y aquí se trabajaba con motivos mojeños”, afirma Juan Francisco. Los objetos están resguardados dentro del templo misional, que forma parte del museo, y entre vidrios y rejas las piezas relucen el metal del Cerro Rico, entre otras reliquias donde los indígenas dejaron plasmada su capacidad artística.
La iglesia está sujetada por 34 columnas de troncos gigantes de madera mara y palo María, y 12 de almendrillo en la parte externa, en el atrio, los cuales representan a los 12 apóstoles. La nave central tiene 12 metros de altura. Esa infraestructura fue una fuente de inspiración para los tallados en el mineral.
OPULENCIA DESMESURADA
Las crónicas que se refieren en el museo indican que las damas adornaban su vestimenta con detalles de mineral, enchapaban los tacones de sus zapatos, llevaban peinetas en la cabeza, además de joyas que adornaban su rostro, delicados broches, hebillas, espuelas y cigarreras.
En tanto, los hombres lucían la plata en las hebillas de sus zapatos, en las espuelas, los estribos, los ganchos de las capas, empuñaduras de las espadas, ensilladoras de las bestias y los trajes de danzarines que también se trabajaban con el metal precioso.
LA PRIMERA CASA DE MONEDA POTOSINA
La primera casa de moneda empezó a funcionar en 1574, estuvo vigente casi tres siglos, hasta que terminó de construirse la actual Casa Nacional de Moneda en 1759, la edificación de la monumental obra tardó casi 14 años.
Se calcula que se producían casi 70 millones de dólares anuales en monedas, “por tanto era una de las más importantes en América”, afirma Vladimir Cruz Llanos, director de la Casa Nacional de Moneda.

FUENTE
Revista 7 Días / 7-10-17.

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