PAZ, EL MONO; BANZER, EL ENANO Y LECHÍN, EL TURCO

   


Por: Tomas Molina. / Foto: portada de su libro: Triangulo Letal.

¿Cuál la virtud de estos tres personajes, para haber logrado tal longevidad política? En Paz Estenssoro primó la ASTUCIA, en Banzer el AUTORITARISMO y en Lechín el tremendo CARISMA. Paz despertaba respeto, Banzer temor y Lechín confianza. En presencia o bajo el dominio de éstos, sus adulones, beneficiarios y burócratas, los endiosaban. Atentos, como queriendo adivinar sus deseos o caprichos, como soldados listos a cumplir cualquier orden o como alumnos aplicados, no se cansaban de llenarlos de elogios y muestras de servilismo. Pero, a sus espaldas, los llamaban o conocían como a simples mortales. Paz era EL JEFE, “sí jefecito”, “diga usted jefecito”, “así se hará jefecito”. A sus espaldas simplemente era “El Mono”. Banzer era EL GENERAL, “sí mi general”, “ordene mi general”, “así se hará mi general”, “usted es un genio mi general”. A sus espaldas simplemente era “El Enano”. Lechín era EL MAESTRO, “sí maestro”, “lo que usted diga maestro”, “qué macho es usted maestro”. A sus espaldas simplemente era “El Turco”… (DEL LIBRO “TRIÁNGULO LETAL: PAZ, BANZER, LECHÍN”) 

EL HEROICO CENTINELA VALLEGRANDINO DEL 12 DE JULIO (Guerra del Chaco)

Así el histórico regimiento “Sucre” tuvo a su 2da compañía y su centinela del Riosinho en la campaña del Acre, el invicto regimiento Santa Cruz tiene a su heroica 2da compañía y a su centinela del 12 de Julio en la Guerra del Chaco. (Anécdotas publicadas en el periódico La Patria el 7 de enero de 1935)
Fue el soldado Dionicio Salazar Calderon, hijo de gente humilde del campo, natural de Valle Grande. Se movilizo siendo del contingente de 1934, marchando al Chaco con el Destacamento Moreno, habiéndose incorporando al primer batallón del regimiento Santa Cruz de la Sierra, el 4 de enero de 1935.
Del soldado Salazar podemos decir que fue uno de los tantos héroes anónimos e ignorados que por su condición humilde no ha llegado a figurar en los partes oficiales; es así como en la gran cadena de gloriosas jornadas de Tezen, la China, Campo Jurado, Senda Pila, Campo Santa Cruz, Strongest, Cañada El Carmen, El Condado, Laguna Loa, 12 de Julio, etc., este muchacho casi un niño no haya llamado la atención de sus jefes y oficiales.
En la epopeya del 12 de Julio de 1934 en Campo Santa Cruz, cuando el campo de batalla temblaba todavía ante el estrepito de los cañonazos, el Sof. Frey en el famoso sector “Q” buscaba un hombre para colocarlo en el puesto peligroso donde ya se divisaban dos cadáveres, Salazar sin vacilar avanzo de un solo salto, desprendiéndose de las filas de la 2da Compañía. Oí decir que aquello era de machos. Así fue en efecto.
El diminuto centinela Salazar, se asemejaba a un semidiós, plantado en medio de dos cadáveres, quienes precediéndolo habían pagado caro, cumpliendo su difícil misión con la sencilla serenidad de un héroe.

// Este artículo fue publicado en la revista Historias de Oruro N° 36. // Foto Detalle de tropas bolivianas en el fortín Platanillos. (Créditos: Josè Luis Bernabè C.) 

HISTORIAS DE CRIMINALES QUE DEJARON SIN ALIENTO A LOS BOLIVIANOS DURANTE LOS SIGLOS XIX Y XX


 Por: Carlos Gerl, Ivone Juárez / Página Siete, 27 de enero de 2019.

1930 en La Paz. En uno de las cantinas de la ciudad se armó tal trifulca que el Sullu Coco (Enano Coco, en castellano) terminó asesinado. Era un criminal que le debía muchas a la justicia, sobre todo por sus robos con asesinato.
Los carabineros (policías de entonces) lograron detenerlo repetidas veces e incluso encarcelarlo en el panóptico de San Pedro -que entonces recibía a mujeres y varones- pero el Sullu Coco siempre se la veía para salir libre e impune de sus crímenes.
Primero porque era bajo de enano y tenía rostro de niño (el Baby face paceño) y, segundo, porque no contaba con documentos de identidad, y aseguraba ser menor de edad.
Lo poco que se sabía del temido ladrón de baja estatura -cuyas principales víctimas eran personas en estado de ebriedad- pasaba porque era hijo de una prostituta y tenía aterrorizada a La Paz. El Sullu Coco murió en su ley.
Pero en esos tiempos, no sólo los paceños vivían aterrorizados por criminales cuyas historias de sus fechorías, que corrían de boca en boca, los hacían más temidos. En Oruro, por ejemplo, el Corre Volando Salvatierra, un asaltante de diligencias, hacía de las suyas sin ser atrapado por las autoridades. El criminal tenía una estrategia muy particular: compartía lo robado a los viajeros con gente de los pueblos donde buscaban guarida. Un Robin Hood andino.
Pero una día la suerte se le acabó y el Corre Volando Salvatierra fue atrapado por la Policía. Las autoridades lo juzgaron y fue condenado a muerte, sería fusilado en la plaza principal de Oruro.
Llegó el día de su ejecución y fue llevado a la plaza, en una carreta. El condenado tenía las piernas sujetadas con grilletes. Cuando llegó el momento de ejecutar su condena, el asaltante de diligencias dio un salto fuera del carro y comenzó a correr, con los grilletes en los pies.
Esa fue la última vez que se lo vio, nunca más nadie supo de él, sólo de su historia de crímenes y de su forma de huir a la condena de muerte, lo que le valió para su alias: el Corre Volando Salvatierra.
A estas historias de forajidos de los siglos XIX y XX que aterrorizaron Bolivia se suman otros, como la del mítico Zambo Salvito y Misael Renteria en La Paz, Aurelio Medrano en Cochabamba y otros más que citamos en este trabajo. No son los únicos personajes que pueden formar parte de la gran galería del mal de Bolivia.

ZAMBO SALVITO

Salvador Chico, apodado el Zambo Salvito, encabezó una banda de forajidos que en la segunda mitad del siglo XIX, durante 10 años, llenó de terror los caminos de La Paz.
Sus víctimas eran arrieros y viajeros, a quienes sorprendían en las rutas, sobre todo a los Yungas, para arrebatarles sus pertenencias, cargas, dinero, animales e incluso la vida.
En 1871 el Zambo Salvito y sus secuaces fueron atrapados, juzgados y condenados a la pena capital. Las investigaciones que se realizaron determinaron que mataron al menos a 17 personas a palos, golpes, pedradas y por estrangulamiento. Su ferocidad era tal que entre sus víctimas se contaban dos bebés, que fueron estrangulados ante la mirada de sus madres.
El 23 de diciembre de 1871, a las 12:15, el Zambo Salvito fue fusilado en la Plaza Caja de Agua (hoy plaza Riosinho) junto con seis miembros de su banda, según relata Luciano Valle, periodista del periódico El Illimani, en su crónica publicada el 25 de diciembre de 1871.

AURELIO MEDRANO

Aurelio Medrano, propietario de grandes extensiones de tierra en Totora, Cochabamba, fue acusado de innumerables crímenes contra mujeres, a las que torturaba y sometía a actos de sadismo y morbosidad. Su caso fue denominado Los crímenes de Honduras y durante mucho tiempo ocupó las primeras páginas de los periódicos locales de la década de los años 30 del siglo XX.
Las crónicas de la época relatan que Medrano retenía en sus propiedades a innumerables mujeres, a las que obligaba a servirle y a convivir con él. Cuando alguna intentaba huir o se rehusaba a cumplir sus caprichos, la sometía a castigos tan brutales que rayaban en la tortura.
Sus víctimas recibían latigazos, eran colgadas boca abajo o sus cuerpos desnudos, untados con miel, eran “entregados” a hormigas voraces. El 17 de enero de 1938, una ráfaga de disparos rompió la tranquilidad de Totora y el cuerpo de Medrano cayó sin vida. Fue fusilado después de cinco años de investigación que establecieron que cometió 70 crímenes.

MISAEL RENTERÍAS

Misael Renterías encabezó la banda Renterías, formada por sus familiares (padre y hermanos), que sometió a la ciudad de La Paz al asalto de sus más importantes negocios, en la primera mitad del siglo XX.
La carrera de delitos de los Renterías comenzó en 1931, cuando Misael y su padre, Aureliano, fueron detenidos y prontuariados por el “robo de especies”, señala Nigel Abraham Caspa Pacheco, en la página de Facebook Fotos antiguas de La Paz. “Así iniciaba una historia que alcanzaría su clímax seis años después”, añade.
Y fue así. Entre 1931 y 1937, después de dedicarse a robos menores, comenzaron a asaltar negocios importantes en La Paz, como la tienda El Siglo, la sastrería Zapata, la tienda de abarrotes Ostaloza y Cáceres y la vidriería italiana Crispieri, “el hecho que puso nuevamente a los Renterías como enemigos públicos número uno de la ciudad”. En 1937 la banda fue capturada. Misael ofreció resistencia y fue herido. Fue atendido en la Asistencia Pública y de ahí a la cárcel.

POLONIA MÉNDEZ

El 28 de noviembre de 1920, la ciudad de La Paz se estremeció con el caso de Polonia Méndez, una joven de 18 años que apuñaló a su amante, un diplomático joven, después de tener un encuentro íntimo con él. La muchacha declaró que cometió el crimen pasional en defensa de su honor.
La historia comenzó cuando Polonia, una muchacha de origen humilde, llegó a trabajar al despacho del diplomático Fernando Granier. Según las declaraciones de la joven, después de ser detenida, Granier la había sedado y mancillado su honor, y se negaba a casarse con ella para reparar el daño que le había provocado.
Ante la resistencia del joven, Polonia decide poner tierra por medio entre ambos; sin embargo, se mantienen comunicados por cartas. Al cabo de un tiempo, ella regresa a La Paz, se encuentra con Granier y se produce el crimen.
El caso llamó la atención del arqueólogo Arthur Posnansky, quien aseguró que Polonia “planificó todo el teatro y escenario del crimen”. (Freddy Zárate).

MELQUIADES SUXO

En agosto de 1973, Melquiades Suxo fue fusilado. Fue la condena que se le dictó al ser acusado de la violación de una niña de cuatro años. Fue la última víctima de la pena capital en Bolivia.
La Paz se vio conmocionada por el caso Suxo y hasta ahora se pone en duda la cupabilidad del hombre de 54 años casi analfabeto.
De acuerdo con las versiones de la hija de Suxo, fue ella quien encontró a la niña en la calle Yungas, de la ciudad de La Paz. El periodista Nicolás Fernández habló con la joven, quien le contó que la pequeña estaba en riesgo de ser atropellada. La rescató y la pequeña no quiso soltar su mano. La llevó a su casa, donde, a los días, la niña apareció muerta, con señales de haber sido ultrajada sexualmente.
Inmediatamente, Melquiades y su hijo fueron detenidos como los principales sospechosos del crimen. La hija de Suxo fue acusada de secuestro. La pena de muerte ya no estaba vigente en Bolivia, pero el régimen del dictador Hugo Banzer aplicó la pena capital a Melquiades Suxo.

HUGO FUENTES

Hugo Fuentes encabezó el atraco de Calamarca, uno de los robos con muerte que marcó la memoria de los paceños. Ocurrió en 1961, en la localidad de Calamarca, donde Fuentes y sus cómplices interceptaron una camioneta cargada con remesas de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol). Se llevaron 2.800 millones de bolivianos y mataron a tres funcionarios de la empresa minera.
El dinero estaba destinado al pago de salarios de los empleados de las minas de Catavi y Siglo XX .
Hugo Fuentes tenía entonces 31 años y era oficial de los carabineros, con el grado de capitán.
Durante dos años, aproximadamente, mantuvieron escondido el dinero para despistar las investigaciones policiales; sin embargo, fueron atrapados y condenados.
El capitán, cabecilla de la banda de atracadores de Calamarca -que incluso llegó al cine- fue encarcelado en el penal de San Pedro, donde murió.


LITERATURA // EL ASESINATO DE UN PRISIONERO INDÍGENA BOLIVIANO EN LA GUERRA


Transcrito por J. Luis Bernabe C. 

"...Al día siguiente, nos reunieron con otro prisionero, un "repete" del "Pérez" y nos entregaron a unos soldados que nos llevaron por unas sendas del monte hasta una picada que calculé ser la de Alihuata. Allá había caballos. Nos aseguraron las ligaduras de las manos atadas atrás, montaron, y nos hicieron marchar a pie por delante.

-No hay que hacerse al flojo, bolis -nos dijeron.

Eran más o menos las diez de la mañana y el sol caía a plomo sobre la picada caliente. La tierra, por dura, se resquebrajaba en trozos cortantes como la piedra. Procuraba yo andar dentro de las hondas huellas que habían dejado los camiones, donde el piso era más suave. Estoy viendo la hora aquella: un caballo allá delante y el otro casi a mi lado, con sus jinetes descalzos, con los sombreritos remangados y los fusiles en bandolera. Y nosotros, primero Aniceto, luego el indio y después yo, pisando nuestras sombras sobre el nervio calcinado del camino desnudo, con los pies desnudos. Me dolían las manos pinchadas por innumerables alfileres que hacían un recorrido circular por debajo de mi piel. El polvo me quemaba la boca No habíamos bebido desde el día anterior.

Con el primero, el "repete" del "Pérez", la cosa fue muy fácil. Me llenaba de irá verle marchar cojeando como un estúpido. Tenía el pie llagado por haber pisado alguna espina. El polvo se apelmazaba en su sangre y al olor de ella le seguían unas mariposas blancas. Marchaba con un ritmo de inválido. Se fue retrasando. Uno de los pilas lo atropello con el caballo.

-Anda, andá, indio de...

Por primera vez, oí la voz del indio:

-Pies doilen, mi teñente.

-Anda, boli. ?Querías Chaco?...

Siguió la marcha. Pero una hora después, sería las 3 de la tarde, la distancia entre el indio y nosotros se hizo muy larga. Se le veía lejos, en el horizonte del camino.

-Alto! - Dijo el pila más próximo.

Nos detuvimos y esperamos. Llegó el indio. Entonces el pila descendió del caballo, ató una correa a las manos del indio y sujetándola volvió a cabalgar.

-Adelante, bolis!

Seguimos al trote, pero después de un rato el indio cayó al suelo e hizo saltar la correa de las manos del jinete. Este bajó, sin dar muestras de cólera, descolgó el fusil de su espalda y le dió dos o tres golpes terribles con el cañón entre las costillas, haciendole lanzar un gemido de sapo, de murciélago, de pez. Pero no se movió.

- Está insolado -dijo Aniceto.

Vino al trote el soldado que nos precedia. Dijo algo en guaraní y descendió del caballo. El otro nos hizo seguir adelante, pero antes yo vi que descolgaba su fusil de la espalda y lo preparaba. Luego escuché el disparo. Mucho rato, en la recta picada, volviendo la cabeza, vi el bulto del indio muerto, arrojado como un escupitajo bajo el sol..."

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Literatura con temática de la guerra del Chaco.
Fuente: Sangre de mestizos de Augusto Céspedes.
Fotografía: Pintura al óleo que plasma el rostro indígena de la guerra del Chaco.

“LA PUNTA DE LOS CUATRO DEGOLLADOS‘’ – EL ORIGEN DEL NOMBRE (Guerra del Chaco)



En una nota escrita por la profesora Maria Teresa Aramayo, donde homenajea a un excombatiente reproduciendo su testimonio, el excombatiente se refiere a un acontecimiento propio de guerra, el descubrimiento de soldados bolivianos degollados y descuartizados.
El testimonio refiere: “En el rancho 8, cerca de Nanawa, una patrulla de seis hombres fue al reconocimiento de la posición de una patrulla tanto nos hostigaba. Los bolivianos entraron al monte , pero no volvieron, pasaron los días, otros soldados fueron en su búsqueda y cuando en la isla de los Cuatro Degollados encontraron los cuerpos de los bolivianos, les habían clavado cuchillos en la garganta , descuartizaron sus manos y sus piernas. Nuestro teniente dijo ¨esto no se queda así¨; y nos ordenó a 12 soldados ir en reconocimiento, seis por un lado y seis por el otro. Resulta que en el mismo lugar donde encontramos a nuestros compañeros muertos, los pilas estaban sacando todas las pertenencias de los muertos, entonces los tomamos prisioneros y lo mismo que les hicieron a nuestros compatriotas les hicimos a los pilas…”
Ignoro si este acontecimiento sangriento dio origen al nombre con el que se conoció posteriormente al sector.
Cabe aclarar que excombatiente que describe este acontecimiento y otros, responde al nombre de Francisco Aramayo Vargas, nacido el la pequeña población de Sora Sora, Oruro, siendo el hijo mayor del señor Gabino Aramayo y su señora esposa, Teofila Vargas.
Francisco Armayo nacido un 4 de junio de 1914 en Sora Sora, hizo sus estudios primarios en la escuela del pueblo, y los secundarios en el tradicional y prestigioso colegio Simón Bolívar de la ciudad de Oruro. Muy joven y de manera voluntaria y decidida se presenta al ejercito para defender la patria el 8 de enero de 1932 viajo a la ciudad de La Paz para incorporarse al regimiento Bolivar II de Artilleria.
En el desarrollo de la guerra fue hecho prisionero, estuvo en Asunción – Paraguay hasta 1938, año en el que se realizó el canje de prisioneros.
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Parte del artículo escrito por: María Teresa Aramayo, publicado en la revista Historias de Oruro N° 23, con el título Francisco Aramayo Vargas, un soldado de Sora Sora en la Guerra del Chaco. // Foto: Plaza principal de Sora Sora, fotografia tomada por el ingeniero Hans Block alrededor de 1906.
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BREVE HISTORIA DEL COLEGIO MILITAR DEL EJÉRCITO DE BOLIVIA


Por: Walter André Morales / El Fulgor de Oruro, 2 de diciembre de 2018. 

Al revisar la historia militar desde tiempos antiguos, vemos la constante preocupación de los conductores de pueblos sobre la educación de quienes conducirían el futuro de las tropas. De ahí las llamadas "Milicias" llegó a ser con el transcurso del tiempo y el desarrollo de la civilización una de las profesiones más importantes en la vida del hombre.
En América se puede observar que ya en la época incaica existían verdaderas escuelas militares, donde se forjaban el carácter y las aptitudes guerrera de los jóvenes indios, para que con su ejemplo supieran conducir sus ejércitos en las luchas encarnizadas que llevaban en esas épocas para conservar el Imperio o para agrandarlo por medio de la conquista.
De esta manera se lograba imprimir aquella educación militar en los postulantes, con una edad no menor a 16 años, a quienes se los recluía en casas especiales, donde los viejos indios, experimentados en la guerra, los ejercitaban en el manejo de la honda, de la macana, de la flecha y de la lanza; les enseñaban la manera de atacar y defender fortalezas, la manera de acometer al enemigo en los desfiladeros haciendo rodar grandes piedras.
La educación física consistía en someter a rigurosos ayunos, soportar las inclemencias del tiempo, colocándolos durante varias noches como centinelas en los caminos o elevadas cimas de las montañas o cordilleras; se los ejercitaba a correr grandes distancias y a soportar todas las fatigas de la guerra, de tal suerte que al cabo de dos años de esta educación y cuando los postulantes adquirían el hábito guerrero y la destreza necesaria para el manejo de las armas, se celebraba una fiesta el Cuzco llamada Huaracu, cuya acepción era la de armar caballeros, en este acontecimiento y en presencia del Inca y grandes autoridades del Imperio se los declaraba "Caballeros de guerra", a semejanza de lo que se hacía en las épocas lejanas del feudalismo de la vieja Europa.
Dentro la moderna civilización no hay actividad humana que escape a la conquista de la ciencia muy especialmente en la carrera militar, donde el jefe o el oficial no solamente debe saber de táctica o estrategia, sino también de matemática, química, física y otras ciencias exactas además de ser buenos observadores e innatos psicólogos para responder a su papel de conductores y de organizadores.
Los fundadores de nuestra nacionalidad, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre,como también Andrés de Santa Cruz y José Ballivián, ilustres capitanes de los gloriosos ejércitos de la Confederación y de Ingavi, decretaron en distintas ocasiones la creación de una escuela militar, la que tan solo pudo llevarse a la realidad en 1891 bajo la administración del presidente Aniceto Arce, a partir de este año es que se celebra anualmente el aniversario del Colegio Militar, quizá erróneamente pues el verdadero aniversario de esta institución militar debería ser el 13 de diciembre de 1825 fecha en que fue dictado el primer decreto de su creación para que en ella adquiriesen una brillante educación de jóvenes bolivianos que desearen seguir la carrera de las arma.
El decreto en cuestión fue dictado por la presidencia constitucional de Simón Bolívar, el mismo que considera que de una buena organización de los ejércitos esta instrucción no puede obtenerse sólidamente sino con un método uniforme, constante y regular,
Por tanto se establece la creación de una Escuela Militar en el departamento de Chuquisaca para jóvenes comprendidos entre las edades de 12 y 20 años, se determina también que esta Escuela instalada en 1826 con 16 postulantes se llamaría "Compañía de alumnos militares".
Pocos años funcionó este importante establecimiento militar, en el colegio San Juan con carácter provisional, mientras fuera construido su edificio propio. La Dirección se la encargo al Teniente Coronel Sebastián Agreda.
Sucesos de carácter internacional y políticos convulsionaron la vida de la naciente República y la Escuela Militar quedó clausurada ocho años, normalizada la vida institucional del país después de los acontecimientos surgidos a raíz de las sublevaciones de las tropas colombianas, de la invasión peruana y de la renuncia del Mariscal Sucre más el asesinato del presidente Blanco, había asumido la primera magistratura de la nación el general Andrés de Santa Cruz hombre culto de vastos conocimientos militares quién comprendiendo que el ejército no podía subsistir sin contar con oficialidad instruida, disciplinada y educada en los secretos del arte de la guerra, resolvió reorganizar la extinguida "Compañía de alumnos militares" con la denominación de Colegio Militar, es en esa virtud que se promulgó en fecha 19 de febrero de 1835, un significativo e interesante decreto que en su parte considerativa señala la necesidad de establecer una Escuela Militar, en la que se enseñen elementales principios de la profesión y las ciencias necesarias a los jóvenes que se dediquen a la honrosa carrera del ejército en las distintas armas de que se compone, en cuanto señala la atribución 18 del artículo 74 de la Constitución Política de la República.
Entre los 12 artículos de este decreto amén de muchos beneficios de orden educacional y económicos, el ultimo articulo (12) dispone que el Colegio Militar funcione en el extinguido convento de la Recoleta de la capital de la República de Bolivia (Sucre) en fecha 19 de febrero de 1835, es bueno apuntar que el gobierno de entonces funcionaba en el departamento de Chuquisaca.
Esta visión de Santa Cruz se hizo tangible al haber hecho funcionar el Colegio Militar durante cuatro años en los cuales fueron educados alumnos entre los que sobresalieron los cadetes Pedro Cortadellas, Juan Sánchez, Salvador Peñaranda que posteriormente llegaron ser generales del Ejército boliviano.
Lamentablemente vinieron las campañas de la Confederación obligando al gobierno a elevar el efectivo del Ejército, aumentando los gastos en el presupuesto de guerra y por consiguiente haciendo difícil el sostenimiento del Colegio Militar, debido a ello y mientras durara la campaña del Perú, el presidente Santa Cruz resolvió clausurarlo temporalmente.
Debido a los acontecimientos a raíz de la derrota sufrida por las armas federales en la Batalla de Yungay el 20 de enero de 1839, a cuya consecuencia se rompió la Confederación Perú – Boliviana, la clausura temporal del Colegio Militar se convirtió en indefinida..
Tuvieron que pasar muchos años para que este Colegio fuera nuevamente reinstalado y tocó esta vez al invicto Vencedor de Ingavi implantar por tercera vez su reinstalación, después de su glorioso triunfo sobre el invasor peruano, siguiendo el ejemplo de sus ilustres antecesores Simón Bolívar y Andrés de Santa Cruz.
Durante el gobierno del General José Ballivián se vio la imprescindible necesidad de dotar al país de un instituto para la educación de oficiales, técnicos y científicos para que sobre esa base se comenzara a organizar el Ejercito.
Con estos antecedente el 22 de abril de 1842, mediante un nuevo decreto se crea el Colegio Militar bajo la dirección del ilustre militar argentino Bartolomé Mitre, emigrado a Bolivia por cuestiones políticas, y más tarde presidente de su patria (Argentina).
El Colegio fue instalado en la ciudad de La Paz, desde dónde se lo trasladó más tarde al pueblo de Mecapaca distante a 30 kilómetros, con el objeto de alejar al instituto de las influencias perniciosas de los políticos, que nunca repararon en envenenar las instituciones del país, que como el ejército tienen fines más nobles y más grandes que los estrechos senderos de la política ruin y traidora.
Más adelante bajo vigilante y atinada dirección del entonces Teniente Coronel José María de Achá, que sustituyo a Mitre cuando el Colegio Militar se trasladó a Mecapaca,
Efímera fue la vida del Colegio Militar en la tercera época de su existencia, los acontecimientos políticos y las revoluciones fratricidas que desde 1847 vinieron a desquiciar el país causaron la desaparición el Colegio Militar por largo tiempo, vanos fueron los intentos en diferentes ocasiones de reabrirlo.
En 1856 volvió al país el Teniente Coronel Narciso Campero, después de haber hecho estudios en la Escuela Politécnica de Francia habiendo visto que la oficialidad en las filas del brillante ejército francés deseando que la oficialidad de su patria bebiera la ciencia de la guerra y que tuviera también su origen en un instituto especializado como los que había visto durante sus estudios fuera de país. Presentó al Presidente Córdoba un proyecto para fundar un Colegio Militar en el que se forjara el alma de los futuros conductores del Ejército Boliviano, pues Campero no concebía que un ejército medianamente organizado careciera de una institución militar de importancia, lamentablemente Córdoba no comprendiendo la magnitud del proyecto, lo desestimó.
Desde entonces o mejor dicho desde la caída del Vencedor de Ingavi, el Ejercito no marchó sobre una línea de prosperidad y de progreso; en su seno eran incorporados individuos ineptos e influenciados por la política y vinieron los "Caudillos bárbaros como Belzu, Córdova, Achá, Melgarejo, Morales y Daza, que lejos de levantar las moral de Ejército, de instruirlo y de disciplinarlo conforme a los adelantos de la ciencia de la guerra, lo precipitaron a la anarquía.
Solo en los pocos años que gobernó el dictador Linares, el ejercito tuvo lucidez estableciendo en la población de Sahapaqui a 74 kilómetros de La Paz una Academia al servicio del país.
En 1872 el presidente Tomás Frías intentó implementar nuevamente el Colegio Militar, con este fin se contrató los servicios del General de División del Ejercito Frances M. Raulas Bissón, militar sobresaliente en la campaña que sostuvo su patria con Prusia en 1870 - 1871.
Las bases del nuevo colegio se establecieron mediante un decreto que en su parte considerativa señala lo necesario que es organizar un Colegio Militar, cuyo aprendizaje científico tienda al manejo de ametralladoras del ejército y su aplicación práctica en la guerra.
De esta manera se decreta la fundación del Colegio Militar bajo la dirección en Jefe del General Bissón.
En 1891 durante el gobierno del Dr, Aniceto Arce fueron echadas en definitiva las bases del Colegio Militar en conformidad a una Resolución expedida por el Senado de aquel entonces que textualmente señala la creación de una Escuela Militar que se establecerá en la Capital de la República o en el punto donde el Poder Ejecutivo viere conveniente.
En cumplimiento de la Resolución y Decreto se funda el Colegio Militar en La Paz bajo los auspicios del Ministro de Guerra Fernández Alonso, el 18 de abril de 1891
El decreto de fundación del Colegio Militar contiene 6 artículos, está fechado en la ciudad de La Paz el 17 de abril de 1891, en sus inicios contó con 12 cadetes, el flamante Colegio fue afectado en su normal desenvolvimiento por perturbaciones de carácter regional y político aunque sin mayores consecuencias hasta el 25 de julio de 1891, fue trasladado a la Capital Sucre una vez más y de ahí al pueblo de Yotala a 15 kilómetros de la ciudad.
Sobrevino la revolución federal, después de cuyo tiempo se dictó una orden general que disponía el traslado del Colegio Militar a la ciudad de Oruro, esto ocurrió en julio de 1899 permaneciendo en esta ciudad hasta 1900 en que nuevamente es trasladado a la ciudad de La Paz.
En 1910 se estrena un nuevo plan y reglamento de estudios, se dictaran materias como Derecho Internacional aplicado a la Guerra, Historia militar de Bolivia, Higiene militar, telegrafía, esgrima.
El gobierno del Ecuador con el objetivo de cultivar una estrecha y fraternal amistad con Bolivia, crea un premio denominado "Ecuador" que sería otorgado anualmente al cadete que obtuviera el primer lugar en sus estudios.
En la actualidad el Colegio Militar del Ejercito por D.S. 03458 del 14 de julio de 1953 pasa a denominarse "Coronel Gualberto Villarroel López", su fecha de creación esta signada el 13 de diciembre de 1825,
El Libertador Simón Bolívar creó el primer Colegio Militar el 18 de abril de 1837 en el gobierno de David Toro, se reabre este Colegio en el cuartel de San Jorge.
El Colegio Militar del Ejército boliviano, otorga formación integral a damas y caballeros con el título académico de licenciatura en el arte de la ciencia militar terrestre para el cumplimiento de su misión constitucional.

Foto: Colocando la piedra fundamental del nuevo colegio Militar del Ejército.

JACOBO TÓRREZ, EL BENEMÉRITO QUE SE RINDIÓ ANTE SU ESPOSA MUERTA


Opinión de Cochabamba, 12 de marzo 2019 / Betty Condori Rojas. 

Hasta hace dos semanas, Jacobo Tórrez vivía sus días con la fortaleza de un excombatiente de la Guerra de Chaco. Una madrugada despertó sobresaltado y le dijo a su hija: ¡Tu mamá está aquí, tu mamá ha venido. Mírala está sentada! señalando con la mano hacia el sillón del dormitorio.
Natividad, la hija de Jacobo no vio nada por más esfuerzo que hizo. Solo hubo estremecimiento en su humanidad, porque Carmen Yugar, a la que el benemérito afirmaba ver, falleció hace dos años.
Desde aquel día, Jacobo dejó de ser el mismo. No quería comer, desayunar ni tomar sus medicamentos y hasta el agua le incomodaba. “Mi mamá murió hace tiempo. Pero pensamos que regresó para recoger a mi padre. Ella se lo ha llevado y mi papá se ha ido feliz”.
Jacobo tenía 104 años y casi ocho meses. Estuvo en el conflicto bélico que se libró con Paraguay entre septiembre de 1932 y junio de 1935, por el control del Chaco Boreal. Fue parte del cuerpo de caballería.
El día de su cumpleaños tocó y bailó con su propio canto. Se vistió de gala y lució sus medallas de reconocimiento, mientras una banda tricolor rodeaba su cuerpo.
Hace poco, Jacobo se rindió ante su Carmen amada y falleció a las 10 de la mañana del sábado 9 de marzo, en Cochabamba. Ayer fue sepultado en el mausoleo de los beneméritos en el Cementerio General, sin una banda que interprete Boquerón Abandonado -su canción favorita- sin una corte que haga los honores a quien defendió los recursos del país, sin que ninguna institución pague siquiera el frío féretro en el que hoy duerme.

Asistieron a despedirle sus ocho hijos, sus 30 nietos y sus casi 60 bisnietos.

Natividad y su nieto Dennis recordaron cómo pasó Jacobo sus últimos días. “Sus sueños con mi mamá fueron más seguidos. Quería que yo la busque”, dijo su hija.
Cantaba y tocaba con su charango Boquerón Abandonado, pero luego perdió el gusto por la música. “En una ocasión le di el instrumento, quiso rasgar, pero lo devolvió”, relató Dennis, su nieto más cercano y apasionado por escuchar sus historias.
Jacobo empezó a adelgazar porque no queria comer. La familia lo internó cinco días y los médicos no encontraban un mal grave. Volvió a casa. Empezó a recibir el alimento por sonda. Solía llamar a sus hijos Juan y David, pero nunca olvidaba a Boby, su fiel mascota.
Aún con dificultad para hablar hizo sus bromas hasta el último momento.
“Mi abuelo nos ha dejado. Mi abuela se lo ha llevado. Se fue feliz”.

Articulo disponible en: http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/noticias.php?a=2019&md=0312&id=284707&fbclid=IwAR2mcGY5J4z23zJTDE2xsd-ix9a8LR-YTBOzn8JP_a-IVGb-gUtGDk_yOUo

PERIÓDICO BOLIVIANO DE LA ÉPOCA REFLEJA EL FIN DE LA BATALLA DE VILLA MONTES


Por: Oscar Cordova.

Batalla de Villa Montes - Guerra del Chaco  —Publicación del 9 de marzo de 1935—
—La batalla por la posesión de Villa Montes empieza desde el momento en que las fuerzas paraguayas comienzan a presionar la línea adelantada boliviana, primero frente a Ibibobo, luego en Capirenda, ya que el designio paraguayo de ocupar como objetivo de termino a Villa Montes se hace cada vez más ostensible; así como también se va poniendo gradualmente de manifiesto, cada vez con mayor acentuación, "la resolución boliviana de entorpecer y frustrar este propósito adversario". 

(HISTORIA DE LA GUERRA DEL CHACO, T. 7 - Coronel Aquiles Vergara Vicuña).

LA HISTORIA DE LA PERSECUCIÓN Y CAZA DE UN NAZI A UN COMUNISTA EN BOLIVIA


Por: Alejandro C. Tarruella, periodista, escritor, es autor de los libros “Guardia de Hierro. De Perón a Bergoglio”, “Envar Cacho El Kadri. El guerrillero que dejó las armas”, entre otros. // Infonews, 15 de febrero de 2018.

Klaus Barbie, oficial alemán de las SS, fue conocido como “El carnicero de Lyon” por el crimen de un gran número de judíos en Francia, muchos de ellos niños. Al finalizar la guerra, la CIA lo reclutó y habilitó su huida para que no fuera juzgado sus tropelías.
En Bolivia donde colaboraría con la dictadura de René Barrientos Ortuño y con el golpe de García Meza en 1980, en el que actuó de modo decisivo la dictadura del general Videla, responsable del asesinato del ministro de Minas del gobierno del general Alfredo Ovando Candia, Marcelo Quiroga Santa Cruz.
Klaus Barbie fue quien armó a “los novios de la muerte”, una suerte de Tres A boliviana integrada por militares argentinos a quienes conducía un hombre de la inteligencia, el coronel Alberto Valín. A ese núcleo paramilitar, se unieron por esos años elementos de la Unión Mundial de Nacionalsocialistas y el Círculo Español de Amigos de Europa. También, paraban en el Café del Club La Paz con esos núcleos, los terroristas italianos Stefano Delle Chiaie, Emilio Carbone y Pierluigi Pagliae, veteranos de los atentados de trenes de Bolonia y Piazza Fontana.
Por el Café del Club La Paz, frecuentado a fines de los años 70 por círculos clandestinos de extrema derecha afiliados a la Unión Mundial de Nacionalsocialistas, pasaron militantes de la organización neofascista española Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE), más los terroristas italianos Stefano Delle Chiaie, Emilio Carbone y Pierluigi Pagliae, implicados en los atentados de la estación de trenes de Bolonia (85 muertos) y el de Piazza Fontana (17 muertos), lo que indica que cuando el Che llegó a La Paz, era un centro del fascismo internacional ligado a la OTAN y la CIA. Delle Chiaie, Carboen y Pagliae, se sumaron a “Los novios de la muerte”1 hacia 1980, que creó Barbie. Es improbable que el Che supiera del entramado internacional que existía en Bolivia a su llegada a La Paz. 
Por estos días, se supone que Klaus Barbie, “El carnicero de Lyon”, tuvo un singular protagonismo operativo en la captura del comandante Che Guevara amparado por los Estados Unidos. Ese país lo había “legalizado” una vez que acabó la segunda guerra mundial e incluso lo utilizó para investigar a la URSS, donde por esos días moraba Stalin. Un cineasta británico Kevin Macdonald, revelaría en su documental “Myenemy senemy”, el papel de los Estados Unidos en la “recuperación” del agente nazi para sus políticas de inteligencia internacional.
Nikolaus Barbie, nació el 25 de octubre de 1913 en en Bad-Godesberg, Bonn. Fue el propio Hitler que lo llevó a las Juventudes Hitlerianas y en 1935 al “Sicherheitsdienst” (SD), el sector del partido nazi especializada en espionaje y contrainteligencia, de donde pasó a las SS y luego a la Gestapo, la policía secreta del führer. Barbie pasó a Lyon, Francia, como jefe de la Gestapo en 1942 cuando tenía 21 años. Allí tenía que lidiar en el régimen de Vichy con la Resistencia francesa que conducía desde el exilio en Londres, Charles De Gaulle, y dirigía en Francia, el mítico Jean Moulin. El Consejo Nacional de la Resistencia, en la que militó el escritor Albert Camus, saboteaba la actividad de los ocupantes alemanes con acciones militares exitosas. Contra ellos y la población judía, se la tomó Barbie.

“EL CARNICERO DE LYON”

Lo llamaron “El carnicero de Lyon” luego de asesinar a Jean Moulin, y capturar a 44 niños judíos del orfanato de Izieu. Había asesinado a más de 4 mil prisioneros, torturar a miles de franceses y enviar más de 7 mil personas a campos de concentración en Alemania. El mismo Heinrich Himmler lo felicitó por sus fechorías.
Derrotado el nazismo, poco se supo de él hasta 1947 cuando Estados Unidos lo reivindicó en un informe histórico y lo utiliza para perseguir a comunistas alemanes. “Es un hombre honrado, tanto a nivel intelectual como en lo personal, sin nervios ni miedos. Un anticomunista declarado y un idealista del nazismo que cree que sus ideas fueron traicionadas por los nazis que estaban en el poder”, lo definió Robert S. Taylor, de la contrainteligencia norteamericana en Europa. Lo declaró anticomunista y no nazi, en un artilugio para su defensa. Así, fue protegido y empleado de los servicios de contraespionaje del Ejército de Estados Unidos (CIC) ,2 y trabajó para ellos en Alemania de 1947 a 1951.
Luego, Allan A. Ryan Jr, ayudante del Fiscal General de los EE.UU, reafirmó su rol: “Si Klaus Barbie estaba a su disposición, era eficaz, leal y fidedigno […] emplearlo correspondía a los mejores intereses norteamericanos del momento”. Así, Barbie pasó a ser un agente norteamericano. De nada valieron los intentos de los franceses de hallarlo para llevarlo a la justicia y en 1951, amparado por la ayuda yanqui, se embarcó en Génova para América del sur. Barbie, su mujer y dos hijos, arribaron a Bolivia el 23 de abril de 1951. Allí, a el apellido de Altman por el del rabino de su pueblo natal, y comenzó a dirigir una serrería en La Paz. Protegido por gobiernos e inteligencia, incluso la norteamericana, logró en en 1957 la ciudadanía boliviana que rechazó reclamos de Francia incluso apelando a con cartas contra su extradición del presidente de facto Banzer en 1972 y luego, un laudo de la Corte Suprema de Justicia de Sucre, que data de 1974, que lo hacía un ciudadano protegido libre de toda sospecha.

EL CHE EN BOLIVIA

El 7 de noviembre, cuando el Che hizo su primer viaje a Bolivia, no imaginó jamás que un nazi al servicio de los Estados Unidos, sería uno de sus verdugos. Barbie revistaría como Teniente Coronel del ejército de ese país. Tim Weineren su libro “Legacy of Ashes”, reconocería que la CIA no tenía idea de donde estaba el Che cuando lo informó el presidente de facto, René Barrientos Ortuño. Weirner estableció que Barrientos comunicó al embajador Douglas Henderson, que estaban siguiendo al Che en Bolivia. Allí comenzó la colaboración de Estados Unidos. Barrientos aceptaría asesoramiento y formación por parte de militares norteamericanos entrenaran a 640 Rangers, unidad de élite antiguerrillera. Barbie fungía en Bolivia como presidente de la Sociedad Naviera del Estado, Transmarítima, que tenía un solo barco, y era asesor de los Servicios de Inteligencia de Bolivia.
En el libro “Devil's Agent: Life, Times and Crimes of Nazi Klaus Barbie”, se da a conocer que se recurrió entonces a un teniente coronel apellidado Altmann. McFarren e Iglesias lo supieron por una entrevista con Álvaro de Castro, uno de los “confidentes de Barbie”. Revelaron además que Klaus “Altmann mantuvo varias reuniones con funcionarios yanquis involucrados en la captura del Che Guevara, según Castro, quien también dijo que Estados Unidos estaba interesado en el consejo de Barbie como resultado de su experiencia en la caza de combatientes de la Resistenciadurante la Segunda Guerra Mundial”, expresaron. Kevin Macdonaldexpuso que De Castro, le confía que “Altamann se reunió con el mayor Shelton, el comandante de la unidad de los Estados Unidos” para darle «consejos sobre cómo luchar contra esa guerra de guerrillas”. Tomaban su experiencia contra judíos y franceses como base para la acción en Bolivia. Años después, cuando Barbie fue detenido luego del golpe de García Meza, y deportado a Francia donde se lo juzgó, aún se desconocía su rol en la represión al Che Guevara, pero en ámbitos castrenses se lo conocía como un colaborador de la CIA.
En esa faena, había sido colaborador de Roberto “Toto” Quintanilla, amigo íntimo, a quien asesoró en la búsqueda del Che. Dos años después, el 9 de septiembre de 1969, Quintanilla asesinó a “Inti” Peredo, sobreviviente de la guerrilla del Che, en un “baño de sangre”, luego de torturarlo violentamente bajo métodos que tomó de Barbie. Inti era el líder del Ejército de Liberación Nacional (ELN). El 25 de enero de 1983, el gobierno del presidente Siles Suazo deportó a Barbie a Francia donde sería juzgado en julio de 1987.
Recientemente, Adys Cupull y Froilán González (ex embajador cubano en Bolivia) presentaron el libro “El asesinato del Che en Bolivia”, donde hacen nuevas revelaciones acerca del crimen, en particular de las últimas horas del comandante. En él hacen un particular reconocimiento al general Alfredo Ovando Candia, el presidente que nacionalizó la Gulf y llevó al ministerio de minas a Marcelo Quiroga Santa Cruz.

CAMPOS DE MUERTE PARAGUAYOS EN VILLA MONTES


Publicación del 3 de marzo de 1935 (foto del posteo) Guerra del Chaco Extracto de libro "Don Chaco"...

Todos los trabajos de fortificación se habían terminado y en general todas las disposiciones defensivas se habían puesto a punto, ocupando cada uno su puesto de combate, en el baluarte de Villa Montes.

El artillero, esperando el instante de la aparición del enemigo, para accionar el disparador, haciendo que la pólvora deflagre, transformándose en una cantidad incalculable de metros cúbicos de gases, que buscando violentamente la salida, empujen al proyectil a una velocidad de varios metros por segundo, para que la granada, rasgando el éter, vaya con horrendo silbido a reventar estruendosamente en medio de un cono de llamas y humo, cercenando cuerpos humanos allá a muchos kilómetros de distancia. El infante, con el dedo puesto en el gatillo, listo para oprimirlo y hacer que con cada disparo, un hombre se desplome sin vida.

El campo de combate después de ese empeño paraguayo, tomó el color azulino verdoso de su uniforme, por los incontables cadáveres que quedaron en él insepultos y los muchos heridos que dando lastimeros ayes de dolor se arrastraban implorando algún alivio.

La vigilancia era tan fiera y estricta por ambos lados que se hacía imposible atenderlos, quedando por tanto gritando su dolor y muriendo clavados en su miseria y angustia, maldiciendo en su abandono a la bestia apocalíptica de la guerra...

( FUENTE : Cnl. (J.) ALFREDO PEÑARANDA E . - DON CHACO)

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