Por: Grecia América Gonzales O.
Ocho meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y tras
la aprobación de la primera Constitución Social en Bolivia (1938), ocho
diputados y tres senadores de Santa Cruz y Beni crearon el Partido Socialista
Oriental (PSO), el 19 de enero de 1939.
Ese hecho fue calificado de “racista” y “regionalista”. Luego, sus impulsores
convocaron al presidente Germán Busch a ser parte de ese proyecto. Pero, él no
aceptó. Al contrario: lo combatió.
La vida de ese partido no duró ni un mes. Empero, su aparición generó gran
polémica, debido a que en su programa político se pretendió, centralmente,
“proclamar la intangibilidad del territorio Oriental”, “aceptar como principio
básico la integridad de cada uno de los departamentos orientales, dejando
establecida su identidad histórica y racial”, y “sostener el principio de la
defensa de su raza”.
Los organizadores del PSO –también conocido como Partido Orientalista– fueron
los diputados José Antelo, Francisco Hurtado, Mario Ortiz, Agustín Landívar,
Sixto Montero, Facundo Flores, Jesús Rioja, Gonzalo Suárez e Ismael Zuazo y los
senadores Germán Chávez, Napoleón Solares y Sócrates Parada. Antes de ser
posesionados en el Congreso, ellos representaron al bloque Oriental en la Asamblea
Constituyente (1938).
EL ORIGEN Y LA GUERRA DEL CHACO
Al culminar la Guerra del Chaco, el discurso liberal fue deslegitimado por la
población. Ese régimen que había manejado los hilos del poder en el país,
durante más de tres décadas, fue destronado por la rebelión popular de mayo de
1936. Después de la renuncia del presidente José Luis Tejada Sorzano, asumieron
el gobierno los nacionalistas militares (1936-1939).
En ese contexto de “reconstrucción nacional” surgieron nuevas organizaciones
sindicales, sociales y estatales. Asimismo, en ese proceso, se crearon seis
agrupaciones políticas que iban a marcar a fuego la historia del país: el
Partido Obrero Revolucionario (1935), el Partido de Centro (1936), la Falange
Socialista Boliviana (1937), el Partido Oriental Socialista (1939), el Partido
de Izquierda Revolucionario (1940) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario
(1941).
Sin embargo, el liberalismo no dejó de bregar por regresar a la silla
presidencial. Fue así que esa corriente reapareció en el seno de algunos de los
partidos políticos conformados en la posguerra, como el Partido de Centro y el
Partido Orientalista.
LA INVITACIÓN AL PRESIDENTE
A 13 días de fundado el PSO, los senadores Chávez y Solares y los diputados
Antelo, Rioja y Hurtado enviaron una misiva de invitación al presidente Busch,
nacido en esa región, que fue destacada por el periódico La Razón, el 10 de
febrero de 1939.
En la parte central de la carta se planteó lo siguiente: “Conocedores de sus
sentimientos cívicos por concordancia a sesiones realizadas en la pasada
Convención Nacional, le invitamos a incorporarse a este movimiento político, en
el cual estimamos radican éxitos anhelados en bien de nuestros pueblos (…).
Esperamos respuesta en Trinidad, donde efectuaremos solemne asamblea el día 9”.
La respuesta de Busch, anexada en esa misma publicación, fue tajante: “Como
patriota, como militar y como gobernante, no concibo más tendencia política que
la que comience por proclamar la integridad de la patria, como unidad indivisible
y solidaria-histórica, geográfica y racialmente, y tenga por finalidad la unión
de los bolivianos para trabajar (…). Toda otra modalidad, que ignore o
desconozca esos principios elementales de moral cívica me parecerá siempre
lesiva a los superiores intereses de la nación, y la combatiré, donde quiera
que la encuentre, con el apasionamiento y la fuerza que me dan mi sinceridad y
mi fervor patriótico”.
“ATENTATORIOS A LA INTEGRIDAD”
Pero eso no terminó ahí. En la misma línea del Primer Mandatario, varias
instituciones sociales y culturales, centros regionales, organizaciones
sindicales, excombatientes y periodistas expresaron también su rechazo a la
creación del PSO.
Diputados cochabambinos condenaron los términos del manifiesto de los
Orientalistas “por atentatorios a la integridad del Estado boliviano”, publicó
La Calle del 10 de febrero.
En La Razón del 11 de ese mes, el alcalde de Santa Cruz, a través de una nota
al Presidente, manifestó que “se condena la desatinada empresa como a los
fundadores del partido tan inconsulto, asegurando de antemano su absoluto
fracaso”.
En esa misma edición, representantes del Centro Cultural Moxos de Beni
afirmaron estar al margen del PSO por “considerar que surgió ingratamente bajo
una presión francamente regionalista”.
EXPULSIÓN DEL PARLAMENTO
Cuando aún no se habían enfriado los fusiles de la Guerra del Chaco, la
Asociación de Oficiales de Reserva protestó. Emitió una resolución que exigió
“la expulsión del parlamento de aquellos representantes nacionales traidores,
quienes tan vergonzosamente comprometen la dignidad del país”.
Advirtieron que “sabrán mantener la soberanía y la unidad de la patria con las
armas en la mano, castigando severamente a los que intenten atentar contra los
sagrados principios de la patria”, informó La Razón, el 12 de febrero.
En ese mismo matutino, la logia “Estrella de Hierro censuró enérgicamente la
formación antipatriótica del Partido Oriental”.
De acuerdo a La Razón del 14 de febrero, el pueblo de Riberalta demandó “la
expulsión del congreso de los fundadores del PSO”. Luego, en contra de ese
proyecto regional, fundaron el Centro de Acción Patriótica.
No obstante, ese conjunto de protestas no intimidó a los dirigentes del Partido
Orientalista. En ese marco, declararon que mantendrán su “voluntad
incontrarrestable” para organizar y poner en “actividad inmediata” el partido
por encima de cualquier dificultad.
“Quienes se aparten de las tendencias sustentadas serán vistos como traidores a
los grandes destinos de su raza”, señalaron en La Calle, el 14 de febrero.
A menos de un mes de nacido el PSO, el jefe de Estado decidió poner punto final
a la “maniobra antinacionalista”, informó La Calle del 15 de febrero.
“Cumplí un deber de amigo y de coterráneo, en mi respuesta del 10, al
mostrarles el grave error en que incurrían con su propósito de fundar un
partido regionalista que constituye un atentado contra la unidad nacional y al
pedirles que ustedes mismos enmendaran su error. Si persisten, como me lo
anuncian, en ese atentado, cumpliré también serena y resueltamente mi deber de
primer magistrado de Bolivia”, advirtió Busch.
REPUDIO Y DEMANDAS
La condena al Partido Orientalista fue espontánea. Hasta el Partido Liberal,
reunido el 15 de febrero, emitió un voto resolutivo a favor del Gobierno. De
acuerdo a El Diario del 16 de febrero, esa organización resolvió “repudiar todo
propósito que tienda a destruir la unidad nacional”.
En esa publicación, el sector de los ferroviarios exigió igualmente “sanciones
enérgicas” contra el PSO.
Por el mismo medio escrito se pronunció el pueblo orureño, entre ellos los
representantes de la Federación Obrera Sindical, las juntas de vecinos, las
sociedades mutualistas, la Federación de Estudiantes, las agrupaciones
culturales, los periodistas y los obreros en general: “Todos ellos hicieron
protesta unánime y vehemente contra los elementos disociadores de la
nacionalidad que al amparo del capitalismo proclaman la intangibilidad del territorio
oriental y sostienen el principio de la raza”.
Se sumaron a esa corriente de opinión Riberalta y Tarija con un “voto de
rechazo” al PSO, según informó El País del 17 de febrero.
EL DESENLACE
Frente a esa realidad, el Partido Orientalista dio un paso atrás. La Calle, el
18 de febrero, publicó un comunicado oficial de esa agrupación: “Hemos fundado
el partido para estimular el progreso de los departamentos de Santa Cruz, Beni
y Pando, que languidecen por el abandono en que, durante 112 años, todos los
gobiernos los tuvieron, hasta el advenimiento a la presidencia del teniente
coronel Busch”.
Aclararon que al fundar el Partido Oriental Socialista “no alentaron jamás el
propósito de rebelarse” contra la unidad nacional: “Jamás concebimos la idea de
introducir recelos, desconfianzas ni suspicacias dentro de la familia
boliviana”.
“Acatando la orden del excelentísimo señor Presidente, contenida en el
telegrama que nos dirigió a Santa Cruz, el día 14 último, nos abstenemos de
ejercitar los derechos que dejamos expuestos”, concluyeron.
Por medio de ese documento se extinguió el Partido Orientalista. Sin embargo,
tres años después, con la elaboración del “Plan Bohan” (1942) se proyectó el
desarrollo del oriente boliviano. Con eso, al parecer, el sueño progresista del
PSO se hizo realidad. En 1952, el Movimiento Nacionalista Revolucionario aplicó
ese proyecto económico. Hoy, Santa Cruz es la capital empresarial y productiva
más importante del país.
El contenido de esta investigación es de responsabilidad de la autora Grecia
América Gonzales O. Ella es comunicadora social. // Este artículo aparecio
publicado en el periódico Página Siete el 27 de julio de 2019 // Articulo
originalmente titulado Busch y la efímera existencia del partido orientalista
en Bolivia, y disponible en: https://www.paginasiete.bo/gente/2019/7/27/busch-la-efimera-existencia-del-partido-orientalista-en-bolivia-225490.html?fbclid=IwAR0wvkRsHYGupClfi-Z0BtjXtRKy77OYYEzFuiTsHUIcZyKP_yPe8YnsYR4
Foto: Germán Busch en el año 1936 / Página Siete.
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