Por: Ricardo Ávila Castellanos / Del Libro: Tarija en la Gesta de La Revolución
e Independencia Americana (Primeras Jornadas Internacionales Argentino -
Bolivianas de Historia - Bicentenario de La Batalla de La Tablada) Margarita
Robertson Orozco.
“La debilidad del gobierno real y su necesidad frente a los recursos
permitieron a estos grupos desarrollar efectivas formas de resistencia frente
al distante gobierno imperial”.
Los españoles construyeron la imagen de aquel indómito, salvaje e infiel desde
sus espacios de poder: Lima, Asunción y La Real Audiencia de Charcas. El lugar
que ocupaba esta frontera era amplia, entrelazando los sitios coloniales como
Charcas, Santa Cruz de la Sierra, Tarija3, Paraguay y por ultimo Salta. Este
extenso territorio fronterizo simula un arco,4 llamado Frontera Chiriguana 5,
su nombre designó al conjunto de habitantes que en crónicas y manuscritos eran
denominados como Chiriguanos muchas de estas poblaciones de origen guaraní
ocuparon las estribaciones surorientales de los andes, que sometieron también a
población locales.
En la “Chiriguania” expedicionarios a la región del Chaco durante los siglos
XVI y XVII encontraron campos de maíz, esto demuestra el proceso de
sedentarización en el que se encontraba este grupo. La historiográfica colonial
presenta una serie de facetas complicadas por entradas fallidas de los
militares españoles, quienes tropezaban frecuentemente con la respuesta
aguerrida de las poblaciones locales.
Esta guerra contra los chiriguanos se inició sistemáticamente bajo la
dominación del Virrey Toledo (1574) quien no solo planificó, sino dirigió
personalmente estas acciones bélicas y de eliminación, en las que los españoles
fueron derrotados. Don Luis de Fuentes y Vargas, propuso exterminar a los
chiriguanos, pues ellos cometían asaltos, rapiñas y muerte a los colonos.
Muchos fueron los intentos de pacificación, los jesuitas intentaron primero contacto
(1578) por el lado de Santa Cruz; desde 16208 hasta 1700, “se inició un
encierro territorial, la cordillera estuvo en relativa calma. Entre 1700 y
17359 la cordillera se mantuvo en relativa paz, sin embargo de 1770 a 1800 los
españoles intensificaron las guerras por la apropiación de las tierras.
Esta frontera reflejó “el carácter de guerra permanente” que se centró en el
siglo XVIII, haciendo sentir las presiones demográficas la falta de tierra y un
peligro creciente.
Las consecuencias de las sublevaciones del siglo XVIII fueron importantes para
la toma de conciencia del régimen Español, ayudó a “controlar los territorios o
reprimir alzamientos, virreyes, intendentes, gobernadores o presidentes de
audiencias no podían sino recurrir a las élites locales para que actuasen como
intermediarios de los alzados”.
En América el imperio español descansaba en el equilibro de poder entre varios
grupo: la administración, la iglesia y la élite local. Mientras la
administración ostentaba el poder político; el poder militar era escaso,
asentaba su autoridad en la soberanía de la corona y en sus propias funciones
burocráticas.
La iglesia se apoyaba en el poder jurisdiccional y en el económico aunque su
misión era religiosa. Sin embargo, el mayor poder económico estaba en manos de
las élites, propietarios rurales y urbanos, que englobaban una minoría de
peninsulares y a un mayor número de criollos.
Los reformadores borbónicos, en su intento centralizador de las normas en
América, a partir de 1750, hicieron frente a las consecuencias de esta política
fronteriza, dejar de hacer del Antiguo Régimen –que se había estado llevando a
cabo por parte de las administraciones virreinales–. La administración
borbónica quería el control sobre las comunidades aborígenes fronterizas y
llegar a un acuerdo pacífico con sus habitantes. Fue evidente que uno de los
objetivos que escondía la continuación de la ‘política pactista’ era convertir
a estos grupos indígenas en soldados fronterizos de la corona, como ocurrió con
los Pehueches en Chile y en la Pampa, lules y vilelas y matacos en el Gran
Chaco.
Mientras se retiraban los jesuitas e iniciaban sus actividades los
franciscanos, los habitantes del Chaco y de la Cordillera quedaron en completa
libertad y ejercicio de su propia autonomía.
El objetivo del presente trabajo es explicar la presencia debilitada de la
administración española, que si bien intentaba hacerlo a través de los fortines
en la frontera Chiriguana, éstos son atacados en varias oportunidades; interesa
aquí la presencia de Cumbay, un líder que defiende su territorio, primero
pactando luego atacando.
Los fortines significaron conquista, “ofrecía cobertura y seguridad al
asentamiento de las haciendas y misiones. Si bien era precaria su construcción,
significada el modo de hacer prevalecer “soberanía colonial sobre los espacios
territoriales conquistados”.
CUMBAY Y SU TERRITORIO
La descripción del Capitán de Cumbay como un “Indio Bárbaro de la Cordillera y
Pueblo de Ingre frontera de Pomabamba” aparece como bien dice Thierry Saignes
el 5 de abril de 1799, en un texto escrito por el escribano Don Ramón Garcia
Pizarro.
Cumbay en representación de su pueblo, se acercó a las autoridades de La Real
Audiencia de Charcas, con el propósito inicial de reclamar que quiten de sus
tierras los animales de las estancias limítrofes de Don Jorge Michel y Don
Alejo Chavez.
“…represento a la /piedad?/ de vuestra y digo: Que un dn. Jorge Miguel y Dn.
Alejo Chabez con motivo de tener una Estancia llamada Taguepe en el lugar de
Añimbo de donde se divide nuestras tierras, y el segundo sin tener estancia
ninguna nos han caudado y causan insanables perjuicios entrándose a nuestros
terrenos, y ocupando mucha parte de ellos, echado sus ganados a nuestras
chacras y Pueblos como a pastos baldios, llegando el exceso y temeridad del
dicho Michel extremo de tener dichos sus ganados en nuestras sementeras estando
cultivadas”.
Este texto sugiere, la propiedad efectiva de los del Ingre sobre la tierra, de
su proceso de sedentarización e identificación de sus fronteras. Cumbay hace
referencia a que se quedaron sin cosechas, no cuantifica, pero si reclama la
libertad de sembrar aquellas tierras ocupadas por el avance de Michel y Chavez.
Acusa también a sus vecinos quienes aplican contra ellos “…estorciones, y
biolentas introducciones [que] tiene atada [a] la gente de mi partido mui a
pungida en términos que la misma hostilidad los puede precipitar a que usen sus
propias acciones asiendo la debida resistencia”.
Sugiere a Don Gregorio Garnica dueño de las tierras de Añimbo, vecino de las
tierras de Cumbay y su pueblo, como “…Protector y defensor dándole las
facultades necesarias para que eche de nuestras tierras a todos los intrusos y
sus ganados, y que en adelante no permita que ninguno se propase de sus
terrenos…”.
Insinúa Cumbay que envíen al Subdelegado del Partido de Tomina, pues “…queremos
que la benignidad de vuestra recomiende á el nuestra protección, mandando al
Subdelegado de aquel Partido, y demás vecinos de aquellas fronteras le presten
los auxilios que necesitase en beneficio nuestro, y para ellos”.
Con premura y haciendo caso a este capitán Guaraní, las autoridades de la Real
Audiencia de Charcas23 18 días después enviaron la orden del Subdelegado Juez
R. del Partido de Tomina y Pomabamba Dn. Francisco Ramos Mexia, para que los
señores Michel y Chavez sean notificados para retirar sus ganados de esas
tierras.
La queja del ‘Campeón de la Paz’, movilizó de abril a diciembre de 1799 a buena
parte del aparato judicial de la Real Audiencia de Charcas, quienes con el fin
de averiguar enviaron al Subdelegado de Tomina a realizar una encuesta en el
sitio a Cumbay y Aregua –como únicos capitanes principales de los siete Pueblos
del Ingre–. Seis meses después, este respondió que:
“entiendo que ello todo condujo tanto al sociego de toda aquella costa, cuanto
que ella que ha sido en todos los tiempos la principal autora de las
irrupciones de todas las demás”.
El cura Juan Ventura Barrero, desde la Laguna el 30 de mayo de 1800 informó que
el actual Subdelegado Don Francisco Ramos Mexia, quien estuvo con el Sr.
Presidente de Chacas les dio obsequios, trato y formo la paz, con los vecinos
de ‘la cordillera’, con quienes “consiguió … manifestasen todas las señales de
su buena correspondencia; y en uso de ella, habiendo sido llamados al Pueblo de
Sauces los Principales Capitanes Cumbay, y Aregua para contar por medio de la
amistad… afirmando su lealtad”.
¿EN QUÉ MOMENTO SE PERTURBA TODA ESTA PAZ?
Los españoles quisieron imponer el mismo régimen implantado de Intendencias,
los reyes absolutistas reformaron la administración de sus posesiones,
uniformando y promoviendo el bienestar. Para mejorar la Real Hacienda y la
defensa de sus territorios. Esta nueva administración significó revueltas en
toda la América, a quienes “denunciaban en los juzgados o en una proclama”, sin
embargo las revueltas en los Andes, aparecieron “localizadas y focalizadas
contra los agentes locales del sistema de dominación” y principalmente contra
el ‘mal gobierno’.
El intendente de Cochabamba y Gobernador de Santa Cruz Francisco Viedma,
mientras buscaba recortar el poder de los franciscanos –trataron de separar las
reducciones más avanzadas económicamente para unirlas al obispado de Santa
Cruz; encabezó una expedición de 40 días con base en el fuerte de Saipurú,
desde donde salían partidas militares contra las aldeas de Chiriguanos a las
que arrasaban quemando, no obstante los indómitos chiriguanos se levantaban una
y otra vez contra los milicianos que acompañaban a Viedma.
El control por parte de los españoles a través de las milicias se fue
estableciendo desde mediados del siglo XVIII, estaban basadas en un “esquema
militar y defensivo… en la existencia de guarniciones asentadas en torno a las
principales ciudades y ‘plazas fuertes’”.
La respuesta de la frontera chiriguana estalló violentamente en agosto de 1804,
como relata el Párroco de la frontera de Sauces Juan Peña Barrero: “y desde
entonces sus Colonos se han esforzado con un servicio a contener las
competiciones del enemigo, aun habiendo perdido la mayor parte de sus intereses
en las primeras invasiones”.
En este mismo relato el Parroco, cita con exactitud un ataque efectuado por
Cumbay:
“Por octubre del mismo año en los días 7 y 9 acometió Cumbay con sus tropas al
campamento de San Miguel [de Membiray] donde se hallaba don Venito Lopez y se
defendió tres días que le persiguieron. Pero después que el enemigo se retiraba
para sus poblaciones y estando ya a la otra banda del Parapeti; asaltaron el
campamento o guarnición. Por orden del Señor Comandante Velas, [dejaron]…
descubiertas las fronteras, y a la llegada desordenada de las tropas al Pueblo
por una voz vaga que como el dia 13 de que volvía el enemigo, se hizo igual
retirada con mas de 300 hombres a las faldas del Pucara, dejando la población y
familias desamparadas…”.
Membiray es uno de los últimos fuertes construidos por la Colonia Española
dentro de las fronteras de los Chiriguanos.
La nueva alianza tuvo mucha influencia de Cumbay por haber “permitido la Paz
como que tampoco admitió en sus Poblaciones de Ingre las emboscadas de los
servicios, y logramos disfrutarla el espacio de dos años”.
Una vez realizado el acuerdo de paz, el Sr. Comanande Diego Velasco “retiro los
Destacamentos a la raia de ella y resguado el puesto de Membiray con las
milicias de este Partido”, cesaron entonces 9 meses de ataques continuados.
Pero en agosto de 1804 “imbadieron por la frontera de Pomabamaba… los
nacionales del Ingre”. Defendiéndose de 700 hombres, con más de cuatrocientos
vecinos mil flecheros “neófitos y aliados”.
El gobernador de Intendente de Potosí Francisco de Paula Sanz, en 1805 al mando
de unos dos mil hombres realizó una expedición, donde arrasaba incendiado y
destruyendo todo a su paso; los grupos indígenas irrumpirán y desaparecían,
golpeado a la columna expedicionaria española, que a medida que pasaban los
días iba disminuyendo. Los resultados generales son pobres, el esfuerzo no
redituaba porque si bien destruían los pueblos no encontraban a la gente, que
estaba escondida en los montes.
Don Pedro de Carvajal da cuenta al Gobernador Intendente de Charcas, que había
pedido a Cumbay y demás Capitanes formalizar la paz, que lastimosamente no iba
a durar.
“La construcción de esta nueva Guarnición anuncia su feliz regreso, pues los
enemigos fronterizos cuidadosos, frequentan sus vicitas diariamente prometiendo
una pas duradera; con cuio objeto se apersonaron, el Capitán Grande de Abatiri;
Tandabaio, el rebelde Capitán de Cutia, y otros muchos de la costa de Santa
Cruz, en caildad de embajadores a nombre de sus Capitanes con las mimas
promesas: fueron recibidos contodo agasaxo, y provenidos, que cimpre quese apersonen
sus principales Capitanes se formalizaran los tratados: Concuio objeto mande al
Lenguaras Sebastian Canqui, y se por recado de este; esta van en esta dentro de
diez días; tiempo en que me comunicara las ordenes instructivas que me guien,
en la marcha a Memberai, que me parece indiscutible, siendo de su degrado
apadrinan a estos”.
Entre septiembre y diciembre de 1807, los asaltos y represalias invadieron
nuevamente la cordillera. Siendo el mismo corregidor de Tomina, quien encabezó
una “corrida volante” para castigar a los Ingreños. En el Diario38 de ésta
‘Corrida’, se produce el ataque a la comunidad de Cumbay por parte de esta
milicia, el Día 12.
Los milicianos ingresaron a este valle con mucha violencia, quemando pueblos,
animales.
Esta es la razón por la que el Casique Cumbay deja la paz e inicia su guerra.
“En cinco leguas de marcha valle abajo incendiamos veinte y seis Pueblos,
cascaron animales de varias clases, y destrucción de algunos sembradíos de
aquella vereda; y aunque solo mediaban ocho o nueve quadras al Pueblo del
Casique Cumbay, no puedo verificar sus deceo ha de ser saludar al dicho casique
con una descarga general, a causa de habérserles vendido los caballos a la
mauir parte de la escolta, y pedimento que hicieron los oficiales de que seria
mejor dejar la visita para el dia siguiente…”.
Los intentos del comandante son directamente contra de Cumbay. El 17 de febrero
de 1807, desde San Ramón, don Francisco Borja Cevaro, comunicó que su nuevo
aliado el Capitan Bozam, Taruco y Cumbay “pida resolver trabajar las cabesadas
de Ingre en las que halle un Pueblo, y habiendo quedado sin habitadores hacer
una vigorosa defensa, tuvimos que ceder /?/ de los nuestros, quedando…ciento
veinte y cinco prisioneros”.
La fuerza de esta facción fue compuesta de cincuenta fusileros y ochenta
flecheros.
Aquellos prisioneros citan que, “el Casique Cumbay se ha trasladado con toda su
familia, al paraje de Gururuyti, cituado entre Guacaya y Chimbe y que dicho
auxilio a los que asaltaron la división del comandante Peralta, con la calidad
de que para igual auxilio se le haviese dar para imbadir y forsar nuestras
guarniciones para la que van haciendo una convocatoria general, y espero se
venga cuanto antes que hace falta su persona”.
EL ATAQUE A MEMBIRAY
Los años 1807 a 1809, Cumbay realizo una serie de “acometidas contra colonos
hacendados de la parte de El Ingre y del Gran Parapeti”, haciendo tres intentos
“consecutivos para tomar el Fuerte de Membyray”.
Uno de los ataques relatado por Santiago Liniers, quien inicia que paso el
comandante de Milicianos de Santa Cruz de la Sierra y subdelegación de aquel
Partido acompañado de José Miguel Becerra, relatando que los días “9 y 10 de
enero ultimo en la nueva Poblacion de Membiray, contra la multitud de Indios
que la asaltaron, comandados por el pérfido Cumbay, logrando rechazarlos con
miseria de 33 y muchos eridos”.
En este documento se narra como Cumbay es enemigo, él y los suyos se ocultaban
en los montes; asimismo se cita como Francisco Carrion Peralta, en el Cañon de
Yute sorprendió a Cumbay, “fue bien escarmentado, y tal ves no pensara otra
tentativa, especialmente si por parte de las fronteras de la Laguna de opera de
acuerdo con el comadante D. Jose Miguel Becerra a perseguirle con todo vigor
empeño, y energía”45, en su afán por concluir esa guerra.
Francisco de Viedma solicita que le envíen al Comandante de las fronteras de la
Laguna Pedro Carbajal Menzoza para ponerse de acuerdo para “cobrar
uniformemente contra el pérfido Cumbay y demás rebeldes de la nación chiriguana
que con tanta obstinación continúan la guerra; las reitere con aquellas energía
propia de su autoridad”46 para así poder cumplir esa tarea.
El comandante en Jefe de las Fronteras de Santa Cruz Jose Miguel Becerra,
comunicó al Señor Gobernador Intendente de Cochabamba Francisco de Viedma y al
Comandante Militar de las Fronteras de Tomina Pedro Carbajal Mendoza, con el
objeto de acordar entre ambos Comandantes, sobre la combinación en las
operaciones hostiles que se debían practicar para el castigo de la nación
Chiriguana Insurgente. Esta comunicación, afirma que:
“sobre la combinación en las operaciones hostiles que se deben practicar para
el castigo de la nación Chiriguana insurgente, cuyo orgullo y altanería no se
ha podido sujetar por medio alguno precedente, decirnos: que tenemos meditado
con madura reflexión todos los puntos conprehendidos en las sitadas superiores
ordenes asi en quanto a las situaciones locales del Enemigo, el tiempo que a de
durar la Campaña, el numero de fuerzas que debe componer cada división, el
rumbo por donde se han de dirijir, el punto de reunión, el método de repartir
el botin, o pillaje, como también sobre los demás artículos ordinarios, y
extraordinarios que se /f6v/ han tenido presentes por ahora, para informarle de
común acuerdo y subscripcion a las respectivas superioridades…”.
Para el resguardo de la nueva Población de Membiray, deberán ser destinados
milicianos que debían ser el resguardo y expediciones de las fronteras del
Gobierno.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Es admirable como Cumbay logra a través de la Paz movilizar a gran parte de la
Real Audiencia de Charcas a su favor y de su pueblo, pero el momento en que se
siente agredido por los españoles pasa de ser aliado a enemigo.
El conflicto no ceso, pues los intereses tenían variadas facetas. Por una
parte, vecinos propietarios de haciendas, que sufrían robos de ganados; y por
otro los “fronterizos” veían como las poblaciones locales eran perseguidos y
hechos cautivos.
Los dueños de haciendas participaban en esta guerra a través de sus empleados,
quienes operaban como milicianos cuando así lo requerían, eso significa que los
civiles se convertían en violentos despojadores de las tierras indígenas.
Los ‘indómitos’, infieles’ o ‘insurgentes’ –como se encuentra descrita en estas
páginas–; mostraron en esa frontera como los guaraníes durante el tiempo de
asedio colonial, respondían a los españoles y a criollos con guerras. Los
tratados de paz se destrozaban cada vez que sentían que los colonos españoles y
criollos invadían aquellas tierras.
Foto-postal coloreada. Indígenas de la región del Chaco boliviano. Aprox.
principios de siglo XX.
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