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LA CARTA DE KIEFFER A BANZER


Por: Tomas Molina. 


 El Sr. Fernando Kieffer Guzmán, fue uno de los favoritos del general Banzer, desde siempre. Con su generoso apoyo fue varias veces ministro de Estado, parlamentario, Presidente de la Cámara de Diputados y subjefe vitalicio de ADN, el partido fundado en 1979 por Banzer.

 Don Fernando Kieffer, que estuvo varios años presos por corrupción agravada, en 1999 escribió un libro titulado: “DE CARA A LA REVOLUCIÓN DEL 21 DE AGOSTO DE 1971”, estando de Presidente el general Banzer y siendo él su Ministro de Defensa. En el libro Kieffer presenta a su mentor como al paradigma del estadista de elevadas virtudes morales e intelectuales y él, se presenta a sí mismo, como “Un político de Excelencia”. En la primera página del libro, consta esta dedicatoria: “AL BUEN PRESIDENTE DE LOS BOLIVIANOS, CON TODO RESPETO. A MI JEFE POLÍTICO CON LA LEALTAD DE SIEMPRE. AL GRAN AMIGO CON LA MAYOR SINCERIDAD”.

 Ocho años después, el Sr. Fernando Kieffer, desde su celda en el penal de “San Pedro” de La Paz, en la que se encontraba acusado de haber comprado un avión con un sobreprecio de dos millones de dólares, cuando era Ministro de Defensa de Banzer, publicó una carta en el periódico “La Razón”, el 8 de febrero de 2007, dirigida a su mentor, MUERTO en mayo de 2002, cuyo texto es el siguiente:

 “General Hugo Banzer Suárez:

 Le estoy escribiendo desde la cárcel. Desde un rincón de mi vida al que me condenó su mezquindad, su falta de honradez para reconocer una falta, y su profunda deslealtad. Esas son las monedas con las que usted pagó mi lealtad y entrega de años. 

 Le escribo con la amargura de un encierro que ni siquiera se apoya en una condena judicial. Con el sentimiento de abandono en la que me dejaron muchos de mis amigos, porque no quisieron ponerlo en evidencia a usted, a pesar de que todos ellos conocían la verdad. Verdad que usted quiso llevarse hasta allí donde está ahora. Ante la eminencia de su muerte, le rogué que contara la verdad. Se negó a decirla, creyendo que así ponía a salvo a su familia, colocándome en el lugar del sacrificio. Fue usted, General Banzer, quien dijo preferir un gramo de lealtad a una tonelada de inteligencia, ¡usted mintió!

 Le entregué todo lo que pude en todas las circunstancias personales y políticas y sólo le pedí a cambio, un gramo de esa verdad que usted conocía:¡y me devolvió la lealtad con una puñalada en la espalda!

 A mi padre ya fallecido, Raúl Kieffer Bedoya, a quien usted consideraba el hombre más serio del partido, le expresó en todos los idiomas “que usted iba a asumir la responsabilidad final del caso Beechcraft, si todo salía mal” ¡También engañó a mi padre!

 Quiero decirle que llegará el momento en el que todos los que fueron testigos cercanos de su engaño, tendrán que contar la verdad o enfrentarse a la necesidad del perjurio. 

 Usted y sus cercanos familiares negociaron personalmente la compra del avión. Antes de asumir la Presidencia y una vez cerrados los acuerdos con MIR, UCS y CONDEPA, usted viajó a Estados Unidos y tomó contacto con el señor Hill Wend, el mismo que le vendió el primer avión presidencial en su gobierno de facto en 1971. Usted y sus hijas, en particular Érika, se encargaron personalmente de la operación de compra con el señor Wend y el señor Enrique Botaro, los vendedores del avión.

 Varias veces le solicité, y también hay muchos testigos de ello, que tomara contacto directo con el entonces señor Contralor para explicar su participación en la compra del Beechcraft, y siempre me respondió lo mismo: “que lo iba a hacer, pero que si llegaba el caso en que me imputaran o señalaran de algo, incluso estaba dispuesto a renunciar antes que hacerme ese daño o hacerme cargar con una culpa que yo no tenía”. Una vez más mintió. ¡Me ha hecho el peor de los daños y estoy cargando una culpa que no es mía!

 Amigos íntimos y fraternales compañeros del partido terminaron dándome la espalda para no quedar mal con usted. La mayor parte de ellos deben sentir dolor al verme en estas circunstancias y mucha vergüenza por no atreverse a contar todo de lo que fueron testigos. No me extraña, porque el ejercicio de la hombría es una tarea difícil. Algunos de los que usted conoció tanto, todavía preguntan por mí.

 Estoy enfermo y encarcelado, pero no estoy abandonado. Están mi esposa, mi hijo, mi familia, acompañándome y apoyándome sin límite y sin medida. Su amor y su confianza me sostienen y son mi fortaleza. 

 Quiero que sepa General, que en la frecuente soledad del encierro, son muchas las veces que pienso en usted y su infinita cobardía para reconocer sus faltas. Prisionero de su traición y de mi frágil salud, he encontrado los momentos para escribirle estas líneas. 

 Allí donde usted esté, le van a recordar amargamente que hay alguien que está pagando injustamente las culpas suyas. 

  Usted es el destinatario de esta carta. Pero también lo son muchas conciencias calladas y cobardes. Si alguna de ellas decide contribuir a la verdad y contar lo que vio y escuchó, será la mejor señal de que usted acusó recibo de estas líneas.

 ¡Que Dios me ayude y se compadezca de los suyos!


FERNANDO KIEFFER GUZMÁN 

C.I. No 200278 – L.P.


 Este es el texto de la carta dramática enviada por el ex – Ministro de Defensa Fernando Kieffer, que murió en la cárcel, a su antiguo mentor Hugo Bánzer Suárez, reclamándole por haberle hecho firmar una compra en cuya negociación no participó. En los documentos de compra solo aparece su firma y no la de Banzer. “…otros firmaban los documentos y hacían las cosas –dice Cuadros Sánchez-- él sólo ordenaba verbalmente; nada por escrito…” (DEL LIBRO TRIÁNGULO LETAL: PAZ, BANZER, LECHÍN)

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