LAS AMANTES DE SIMÓN BOLÍVAR

 

Bolívar y Sáenz 

Para los uruguayos Hilarión de la Quintana es un ilustre desconocido, pese a haber nacido en Maldonado en la primavera de 1774, y tener una calle con su nombre en el barrio de Malvin Norte, a cinco cuadras de Av. Italia. Fue un guerrero “todo terreno”, protagonista en casi todas las acciones libertarias del Rio de la Plata, de Chile y Perú. Su padre era el brigadier José Ignacio de la Quintana y por ese entonces participaba en la expedición contra el Fuerte Jesús María, José de Río Pardo (Río Grande del Sur). Quiso el destino que su mujer tuviese un hijo con Simon Bolívar y de eso se trata esta recopilación. Al final les dejo una breve descripción de su impresionante carrera militar, que vale la pena leer para dimensionar al personaje.

Hilarión y sus circunstancias 

Quiso el destino que su mujer María Joaquina Costas tuviese un segundo hijo con Simon Bolívar. Hilarión era tío de Remedios de Escalada (su hermana era la madre), la mujer de San Martin quien al igual que Joaquina fue abandonada por su marido. Sin dudas un culebrón donde se mezcla el patriotismo, con la alcoba y el abandono.

El hijo de Hilarión  y Costas

Felipe Hilarión de la Quintana Costas

Born 1 May 1818 – Mendoza, Argentina

Baptized 15 May 1818 – Mendoza, Argentina

Simón Bolívar tuvo un hijo en Potosí, según estudio

 

Los amores secretos de Remedios de Escalada de San Martín

 

https://www.mdzol.com/nota/497895-los-amores-secretos-de-remedios-de-escalada-de-san-martin/

 

El flechazo  de Maria Joaquina con Simon Bolívar

Son pocos los datos que se tienen sobre los primeros años de María Joaquina. Sin embargo, su nombre se repite en biografías dedicadas al Libertador Bolívar,  como las escritas por el argentino José García Hamilton, el colombiano Héctor Muñoz y los bolivianos Julio Lucas Jaimes y Luis Subieta. Costas era esposa de un importante militar rioplatense, Hilarión de la Quintana, tío político del Libertador argentino José de San Martín. Demás está decir que la familia de María Joaquina pertenecía a la alta sociedad alto-peruana, y por esto fue protagonista del triunfal recibimiento que los potosinos brindaron a Bolívar en 1825.

Bolívar y el periplo boliviano

En agosto de 1825 , en La Paz, fue el turno de Benedicta Nadal, y en octubre del mismo año, en Potosí, el de María Joaquina Costas, casada con un general argentino, quien en el lecho le avisa al prócer de una conjura para matarlo.

 

A su amante en La Paz 

Benedicta era una joven mujer bella y tímida a la vez, buena bailarina de valses. Bolívar se autoproclama “tu amante”, al escribirle a poco desde la sensual Lima (Perú), y todavía cuando piensa volver de visita a la ciudad tranquila de La Paz. Y continúa empeñoso: “espérame a todo trance…si no eres una ingrata, pérfida…”; y ella, a pesar de los problemas familiares que a diario le arrebataban el sentimiento, supo responder al llamado del corazón y guardar la llama de la esperanza, mientras pendió de las palabras y los suspiros el imposible regreso del héroe aclamado.

Potosí, 13 de octubre de 1825

Mí querida amiga:

Estoy en la cama y leo tu carta del 2 de septiembre.

No sé lo que más me sorprende: si el mal trato que tú recibes por mí o la fuerza de tus sentimientos, que a la vez admiro y compadezco.

En camino a esta villa te escribí diciéndote, que, si querías huir de los males que temes, te vinieses a Arequipa, donde tengo amigos que te protegerán.

Ahora te lo vuelvo a decir.

Dispénsame que no te escriba de mi letra; tú conoces ésta*.

Soy tuyo de corazón.

Nota: (*) es probable que la letra fuera la de su Secretario privado Coronel Juan Santana.

 

CARTAS DE SIMÓN BOLÍVAR A MANUELA SÁENZ

http://catedrabolivarianalgb-isbelamrymaria.blogspot.com.ar/

 

Doce ninfas y un complot 1825 (Potosí)

A su llegada a Potosí, le rociaron agua bendita y le condujeron a un sillón ricamente forrado en terciopelo”, se lee en Tiempo de Bolívar, (de Jacobo Libermann). Pronto, 12 ninfas se acercaron al venezolano y le obsequiaron coronas de rosas y laureles y una bella mujer le entregó un ramo de flores, mientras le mascullaba la advertencia del complot para asesinarlo. Era la voz de María Joaquina, quien le explicó que el jefe de la intriga era su tío, el oficial español León de Gandarías.

“Simón se enterneció ante el interés manifestado por la muchacha, la envolvió con palabras galantes, giró con ella alegremente al compás de la música y, a la madrugada, la condujo a sus habitaciones. El nuevo romance le despertó la coquetería y una mañana, al advertir que empezaban a aparecerle canas en la barba, decidió afeitarse el bigote y las patillas”, se lee en la biografía novelada Simón. Vida de Bolívar, de García Hamilton. El Libertador permaneció siete semanas en Potosí, tiempo en que mantuvo la clandestina relación con Costas, quien no veía a su ausente marido hacia tres años, ya que éste se encontraba en campaña con el ejército chileno.

La relación terminó cuando Bolívar partió hacia Chuquisaca, donde tomó como amante a Benedicta Nadal. Enamorada, Costas envió una serie de cartas a su amante. En una de las misivas le anunció su embarazo. El venezolano respondió inmediatamente. “Como hombre de mundo y como militar de talento debo confesar y ratificar mi pecado. La lucha interna fue enorme y Cupido derrotó a Marte en buena ley, pero el botín de ese combate debe reservarse en lo más profundo de nuestros corazones, pues si no, ¿qué sería de ambos? No se deje amedrentar y diga usted que mis visitas a su casa fueron nocturnas por algún pretexto. Seguiré de cerca el desenlace y a fuer (sic) de Bolívar y Palacios, pondré a buen recaudo su honra y mi conducta”, se lee en el libro de García Hamilton. (García Hamilton. abogado y periodista argentino).

Esto decían

Cuando Bolívar supo en Perú el nacimiento de su hijo, quiso conocerlo y comisionó al general José Miguel de Velasco para que condujera a María Joaquina y a su hijo hasta la Quinta de la Magdalena, cerca de Lima. El encargo se cumplió con todo secreto para que no se enterara el esposo de Costas. Sin embargo, De la Quintana conoció el hecho y, meses después, abandonó a su mujer.

AMORES DEL LIBERTADOR (SIMON BOLÍVAR)

http://catedrabolivarianalgb-isbelamrymaria.blogspot.com.ar/2015/02/amores-del-libertador.html

 

Porque se llama Bolivia 

República de Bolívar es la denominación que adoptó la actual Bolivia, entre el 11 de agosto y el 3 de octubre de 1825, como su primer nombre oficial en honor al militar venezolano Simón Bolívar, quien es considerado el Padre de la Patria.

La Esposa de Hilarión de la  Quintana 

María Joaquina Costas fue esposa del militar rioplatense Hilarión de la Quintana, quien fue tío político del otro libertador, José de San Martín, con quien tuvo otro hijo. Supuestamente estaba separada de él cuando conoció a Bolívar. Como fuese que los hechos ocurrieran, el Libertador no da su apellido al hijo de Costas, pero reconoce su existencia mediante una carta dirigida a Joaquina. Más adelante se conoce que el hijo fue José Costas, quien se retiró a vivir a la población potosina Caiza D y falleció a los 69 años. Se dice que justo antes de morir, José reveló ser el hijo de María Joaquina Costas y del Libertador Simón Bolívar. José vivió en concubinato con Pastora Argandoña, con quien tuvo una numerosa descendencia. Estas nuevas revelaciones sobre el hijo del Libertador se hallan en el libro La sangre de Bolívar en Bolivia..

Investigador boliviano considera probado que Bolívar tuvo un hijo en Potosí

http://www.la-razon.com/sociedad/asi_va_la_vida/Historia-investigador-considera-probado-Bolivar-hijo-Potosi_0_2567743267.html

 

Establecen filiación de Joaquina Costas

http://elpotosi.net/cultura/20160725_establecen-filiacion-de-joaquina-costas.html

 

José Costas (El hijo de Simon Bolívar)

María Joaquina bautizó a su vástago José Costas. “Era uno de los jóvenes más elegantes de su tiempo y ejemplo de la muchachada culta. En cualquier reunión familiar cautivaba a la concurrencia con su guitarra y su voz. Su madre vivía en una casa modesta en Potosí y se dedicaba a fabricar disfraces para las fiestas religiosas”, asegura el colombiano Héctor Muñoz. En 1855, la potosina dirigió el colegio de niñas Santa Rosa. Pidió una pensión al gobierno boliviano, que se le negó; y otra al gobierno argentino, que se la concedió, pero llegó poco después de su muerte. José se dedicó a los trabajos campestres en el pueblo potosino de Caiza, donde contrajo matrimonio con Pastora Argandoña. En su partida de casamiento decía que era hijo natural de María Joaquina Costas y de Simón Bolívar.

Cuando Bolívar supo en Perú el nacimiento de su hijo, quiso conocerlo y comisionó al general José Miguel de Velasco para que condujera a María Joaquina y a su hijo hasta la Quinta de la Magdalena, cerca de Lima. El encargo se cumplió con todo secreto para que no se enterara el esposo de Costas. Sin embargo, Hilarión De la Quintana conoció el hecho y meses después abandonó a su mujer.

En su lecho de muerte, María Joaquina hizo llamar al presbítero Ulloa, a quien le expuso lo siguiente: ‘Deseo y pido que no sea separado de mi cuerpo en la tumba este relicario que lleva el busto del Libertador y que me fue ofrecido por él mismo en prenda de amor y agradecimiento, por haberle salvado la vida.

Impresionante carrera militar de  Hilarión

Viajó a España, con su hermano Martín, y el 15-I-1791 ambos muchachos ingresaron como Guardias Marinas, en la Compañía de Cartagena. Empero, el 28-X-1794, Hilarión obtuvo licencia absoluta para retirarse del servicio, lo cual cumplió el 10 de noviembre siguiente. Abandonada la marina y vuelto a Buenos Aires, el mozo se incorpora al ejército como Sub Teniente de Dragones y, con posterioridad, siendo Teniente se le destinó al servicio de fronteras. Revistaba como Capitán del regimiento Fijo de Infantería cuando se produjo la invasión inglesa de 1806. Desde Montevideo marchó con la columna reconquistadora y, tras los encarnizados combates callejeros de Buenos Aires, en su carácter de edecán de Liniers, fue comisionado por éste en dos oportunidades, para intimarle a Beresford la rendición — actuando de intérprete en esas tratativas el armador y mercader bostoniano Guillermo White. Beresford, oportunamente, agradecido por el caballeresco comportamiento de Hilarión, le regaló su sable y una hermosa silla de montar con su mandil y riendaje completo.

En 1807 vuelve nuestro intrépido Capitán a combatir contra los británicos, oponiéndose al ataque de Achmuty en Montevideo; tal como cinco meses después, a las órdenes de Juan Gutiérrez de la Concha — su primo político — y de Francisco Javier de Elío, defiende a Buenos Aires de la arremetida de Whitelocke.Producida la revolución de 1810, nuestro hombre la apoya decididamente. En 1811-12, ya Sargento Mayor actúa en la formación de Pardos y Morenos que pasan a la Banda Oriental a reforzar los efectivos de Artigas. Toma parte en el sitio de Montevideo y pelea en la batalla del Cerrito. El Triunvirato lo asciende a Teniente Coronel; y con el Regimiento 6º de Infantería se opone en la provincia de Entre Ríos a las incursiones de los realistas enemigos En 1814, con el grado de Coronel, asume la jefatura de la unidad de Cazadores del Ejército del Norte, y en Tucumán se le nombra Gobernador Intendente de esa provincia.

Es a continuación, Gobernador interino de Salta, y después ejerce la presidencia del Tribunal de Recaudación de Potosí. Incorporado a las fuerzas de Rondeau que operaban en el Alto Perú, participa en la acción de Venta y Media y en el desastre de Sipe Sipe, donde casi pierde la vida y salva la de Necochea. Con posterioridad lo destinan a Mendoza, al ejército de San Martín — su sobrino político. Cruza éste la cordillera y se bate en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú. El 22-IV-1817 es designado Director interino de Chile, en ausencia de O’Higgins, el cual salió a campaña a las regiones chilenas del sur; pero Quintana renuncia a los tres meses, no sin antes haber declarado la independencia del país trasandino, creado su bandera y acuñado moneda nacional. En 1819 pide la baja del ejército de los Andes con los entorchados de General. Regresa a Buenos Aires que se debate en la anarquía del «año 20″.

Aquí alcanza, por instantes, el cargo de Gobernador delegado, a raíz del motín de los cívicos el 1 de octubre, en el que participa con el Coronel Pagóla, Agrelo, Soler y Sarratea, para derrocar a Martín Rodríguez; motín que sofocó Juan Manuel de Rosas con sus «Colorados del Sur». Hilarión, desbaratado, huye a Montevideo salvándose así del fusilamiento. Su hermana María Concepción comparte su destierro en la vecina orilla. A poco retorna el fugitivo a Buenos Aires, y en 1828 el Gobernador Dorrego lo envía a Misiones a cooperar militarmente con Fructuoso Rivera.


"PARA MORIR JAMÁS SE HINCA UN BOLIVIANO" RELATOS HEROICOS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO - EL COMANDANTE CLETO PÉREZ.

 


Al amanecer del 2 de noviembre de 1879, el vigía de los fuertes de Pisagua anunciaba buques a la vista. Era la escuadra chilena que se acercaba conduciendo a su bordo, 15 mil hombres de desembarco, destinadas a comenzar las operaciones militares por tierra, sobre las fuerzas perú-bolivianas, escalonadas entre Arica, Pisagua e Iquique.

Se encontraba entonces el puerto guarnecido apenas por dos batallones bolivianos, el "Victoria" y el "Independencia", compuesto cada uno de ellos de cuatrocientas plazas, y una Columna de voluntarios de las salitreras de Tarapacá.

A la aproximación del enemigo, estos cuerpos tomaron sus respectivas posiciones. El "Independencia" y la Columna en la playa, y el "Victoria" coronan do el cerro que domina el puerto de Pisagua.

A las siete de la mañana rompió sus fuegos la escuadra compuesta de diez y nueve buques, sobre los fuertes peruanos, consiguiendo desmontar antes de una hora los pequeños cañones con que estaban artillados.

Una vez franca la entrada echaron al agua gran des balsas y todos sus botes. Los llenaron de soldados y erizados de bayonetas caminaron rápidamente sobre la Costa.

No se oía ni un sólo tiro, nada que manifestara intención de resistir, por parte de los que defendían la plaza. Creían ya los asaltantes que el enemigo había fugado, dejándoles libre el campo, cuando un trueno espantoso que retumbó en el espacio, vino a sembrar la muerte entre sus filas. Eran ochocientas bocas de fuego que amenazaban disputarles palmo a palmo, el terreno que sus padres les legaron.

Empezó entonces el combate, con extraordinario ardor por ambas partes. Los soldados que tripulaban las embarcaciones, caían muertos para servir de pasto a los peces, como cae las mies cortada por la guadaña del segador.

Largo tiempo duró así el combate; los unos tratando de ganar tierra, y los otros resueltos a morir an tes que consentirlo, se sumergían hasta el pecho en el agua con el ansia de alcanzarlos de más cerca. Los chilenos muertos en gran número en sus balsas, sus botes agujereados, zambullendo muchos de ellos en el mar, no pudiendo resistir por más tiempo, volvieron sus caras hasta llegar a sus buques. Allí se rehi cieron y ayudados por la poderosa artillería de su escuadra que despedía una lluvia de granada sobre la costa, volvieron de nuevo a la jornada.

Llenos de coraje los nuestros peleaban como leones. Entre los combatientes se distinguía un jefe que de pie sobre un peñasco, infundía aliento a sus solda dos, y un corneta que no dejaba de tocar ataque. Ese jefe era el Comandante Cleto Pérez. Ese corneta uno de nuestros cholos bolivianos.

Las bombas llovían, y muchas veces vieron al co mandante y al corneta, desaparecer envueltos en una nube de polvo, pero se disipaba éste y el corneta seguía tocando, y el comandante aparecía siempre de pie en la punta más alta. El combate era cada instante más san griento; protegidos los chilenos por las metrallas de sus buques, atacaban por todos lados con extraordinario impetú; no era posible resistir por más tiempo el número. En vano los soldados del "Independencia" socorridos después por dos compañías del "Victoria", hicieron prodigios de esfuerzo; yacían casi todos muertos. Los pocos que sobrevivían peleaban con la desesperación del que prefiere la muerte a la derrota.

Al pie de la roca, estalló en ese instante una bomba, que la levantó convertida en fragmentos. Cuando se disipó el polvo, ya no volvió a tocar más el corneta, ni el comandante apareció tampoco.

Mientras tanto los chilenos lograron desembarcar convirtiéndose la batalla en lucha de gladiadores.

Muy poco duró el combate en otros terrenos. Los bolivianos se contaban por cientos, y los chilenos por miles. Quedó pues, el campo para ellos. Desde entonces no se oían mas que tiros dispersos de rifle y gritos de agonía. No se perdonaba a nadie; no había cuartel.

En esos momentos, en que los soldados se ponen ebrios de furor, se dirigía una partida al mando de un sargento a la oficina del telégrafo, donde sabían que se había depositado gran número de heridos. La puerta que estaba cerrada, la hicieron saltar hecha astillas, y se lanzaron adentro como tigres sedientos de sangre. Los ruegos de los moribundos, los gritos de muerte, las blasfemias de los soldados. Las detonaciones de las armas, todo, todo, se mezclaba allí inferma confusión. Entre tanto el sargento descubrió uno de los ángulos de la habitación a un Jefe de alta graduación. Se preci pitó sobre él, y poniéndole la boca del rifle sobre el pecho le dijo: "Hinquese Ud. -a lo que el Jefe le con testó: "Para morir jamás se hinca un boliviano"- En el acto quitó el rifle al sargento y cuadrándose excla mó: "Ni un chileno mata a un boliviano valiente" y ordenó a su tropa que lo llevaran inmediatamente a la ambulancia. Este jefe era el comandante Cleto Pérez, a quien su gente lo condujo a ese lugar como el más seguro con la pierna hecha pedazos por los cascos de una granada.

II

Algunos días después desembarcaban prisioneros en la rada de Valparaíso, el comandante Pérez y el bravo teniente Valle, hijo único, de una de las familias más distinguidas de La Paz, y que con heroíco valor combatió en Pisagua defendiendo su Patria.

Fueron conducidos en seguida a uno de los hospitales de Valparaíso, donde se les atendió con esmero. Después de algún tiempo, resolvieron los médicos que era indispensable amputarles la pierna fracturada, porque de otro modo era imposible su curación.

El comandante Pérez era el primero en quien debía practicarse esta operación. Tenaz fue su resistencia, y sólo a las repetidas instancias de sus médicos cedió, manifestando extraordinaria serenidad.

Durante la acción del cloroformo, daba voces de mando, alentando a sus soldados en el combate. Ora imaginaba triunfantes a los suyos, y manifestaba de la manera más viva su placer Ora presenciaba su derrota y entonces lleno del dolor daba gritos de desesperación.

Cuando volvió en sí, se incorporó, miró con desprecio la pierna separada de su cuerpo y gritó con toda la fuerza de sus pulmones - ¡¡Viva Bolivia!!

Pasaron apenas ocho días. En un carro fúnebre de última clase, se depositaban en la puerta del hospital de Valparaíso, envueltos en una sábana blanca, los restos mortales de un hombre.

Eran los del comandante Cleto Pérez, que había muerto delirando con su Patria, y que entonces sólo, sin que nadie derramara una lágrima, marchaba a la última morada.

Poco después le seguía su compañero el teniente Valle.

(Nota publicada el 5 de agosto de 1896 de autoría de Walter Salinas. Extraído del libro "Relatos heroicos de la Guerra del Pacífico", Edgar Oblitas Fernández.

 

"EL CARNICERO DE LYON" CONTRA EL "CHE"; KLAUS BARBIE CONTRA ERNESTO GUEVARA

 

Klaus Barbie

Por: Manuel P. Villatoro / Publicado en ABC.es de España, el 12 de noviembre de 2018. (https://www.abc.es/historia/abci-klaus-barbie-sadico-torturador-nazi-ayudo-eeuu-asesinar-guevara-201710170152_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fhistoria%2Fabci-klaus-barbie-sadico-torturador-nazi-ayudo-eeuu-asesinar-guevara-201710170152_noticia.html)

 

«Se cumplieron los 11 meses de nuestra inauguración guerrillera sin complicaciones […]. Salimos a las 17 con una luna muy pequeña y la marcha fue muy fatigosa y dejando mucho rastro por el cañón donde estábamos». Estas fueron las últimas palabras que Ernesto «Che» Guevara anotó en su diario tan solo una jornada antes de ser capturado por el ejército boliviano. Las escribió concretamente el 7 de octubre de 1967. Y lo hizo sabiendo, según explicaron posteriormente algunos de sus grandes camaradas como Dariel Alarcón Ramírez (alias «Benigno»), que ya poco podía hacer para llevar la revolución al país en el que se hallaba y que había perdido el apoyo de Cuba. Teniendo claro, en definitiva, que sus horas estaban contadas.

No le faltaba razón a Guevara. El 9 de octubre de 1967 (la semana pasada se celebró el 50 aniversario de este hecho), el sargento Mario Terán disparó sobre el líder revolucionario con su carabina M1. Sus cartuchos pusieron fin a la aventura guerrilla del «Che» en Bolivia. Pero también a la vida de uno de los iconos más destacados de la revolución cubana. Aquel militar fue la mano ejecutora, no cabe duda. Pero tras el dedo que apretó el gatillo había una ingente cantidad de nombres. Desde Félix Ismael Rodríguez (el agente de la CIA que orquestó su captura), hasta el propio Fidel Castro (quien decidió cortar drásticamente la ayuda que ofrecía al «Comandante» y a sus combatientes para evitar que regresase a Cuba).

La lista de culpables es extensa. Sin embargo, en ella existe un nombre y un apellido más que sorprendente: Klaus Barbie. Conocido quizá por su cruel apodo («El carnicero de Lyon»), este oficial de las temibles SS participó a nivel operativo en la captura del «Che» bajo el paraguas de los Estados Unidos. El mismo país que le ayudó a escapar de la justicia alemana una vez terminada la Segunda Guerra Mundial y que, posteriormente, le contrató como espía para combatir el comunismo de Iósif Stalin. Esta curiosa colaboración saltó a los medios en 2007, año en que el director de cine británico Kevin Macdonald estrenó un documental (llamado « My enemy's enemy») en el que demostraba su veracidad. Y a él se han unido, desde entonces, decenas de expertos.

Un asesino

Nikolaus Barbie, más conocido simplemente como Klaus Barbie, vino al mundo el 25 de octubre de 1913 en Bad-Godesberg (Bonn, Alemania). O eso se cree. Pues hasta en este punto existe una controversia que el popular investigador Carlos Soria zanja drásticamente en su obra « Barbie Altmann. De la Gestapo a la CIA» al confirmar esta fecha. Su futuro, que parecía dirigido hacia la vida monástica, quedó truncado cuando conoció a Adolf Hitler. De manos del futuro «Führer», este joven accedió primero a las Juventudes Hitlerianas y, en 1935, al SD (o «Sicherheitsdienst», una rama del partido «especializada en espionaje y contrainteligencia», en palabras del autor) y a las SS. «Pronto logró convertirse también en un miembro de la Gestapo, la policía secreta del Estado», añade el experto en su obra.

En 1942, a la edad de 21 años, Barbie fue ascendido a jefe de la Gestapo en Lyon. La tarea que se le otorgaba no era sencilla, pues en la zona se hallaba una de las células más destacadas de la mitificada Resistencia. «En Lyon había un fuerte movimiento antinazi: el Consejo Nacional de la Resistencia (CNR), al mando del cual el general De Gaulle había puesto a Jean Moulin», explican Jorge Camarasa y Carlos Basso Prieto en su obra « América nazi». En palabras de los mismos autores, «el CNR tenía un aparato militar que utilizaba tácticas de guerrilla, instalaba explosivos, 'saboteaba' trenes y puentes, y atacaba a los soldados alemanes». El destacado miembro del partido se transformó además en un cargo con el suficiente poder como para tener a sus órdenes a multitud de hombres, pero no tanto como para evitar mancharse las manos con la sangre de sus enemigos.

Fue precisamente en Francia donde Barbie se ganó a pulso el apodo de «Carnicero de Lyon». Lo hizo tras detener a 44 niños judíos de un orfanato de Izieu; asesinar al líder de la resistencia Jean Moulin; acabar con la vida de más de 4.400 prisioneros; torturar a 14.000 galos y deportar a más de 7.000 personas a los temidos campos de concentración germanos.

Y todo ello, sumado a su gran (y cruel) inventiva a la hora de torturar a todo aquel miembro de la «Resistance» que caía en sus manos.

«Sus salas de tortura contaban con bañeras, mesas con correas, hornos de gas y aparatos para provocar descargas eléctricas. También empleaba perros especialmente adiestrados para morder a los prisioneros. Él mismo participaba en las sesiones de tortura utilizando fustas, porras, o sus propios puños», explica el historiador español Jesús Hernández (autor del blog « ¡Es la Guerra!») en su libro « Desafiando a Hitler». Su barbarie y sadismo le acabaron valiendo una felicitación del mismísimo Heinrich Himmler por tener «un talento particular para descubrir pistas y para trabajar en materia de represión criminal». A su vez, el que fuera líder de las SS señaló también que «su mérito esencial es la destrucción de numerosas organizaciones enemigas».

Espía para EE.UU.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Barbie logró escapar de los aliados a pesar de que fue condenado dos veces en ausencia. La siguiente noticia oficial que se tuvo de él nos obliga a remontarnos hasta comienzos de 1947. Fue entonces cuando los Estados Unidos elaboraron un informe sobre este personaje y la posibilidad de que su trabajo policial contra los judíos fuera útil en la Guerra Fría para dar caza a los comunistas ocultos en Alemania. Todo ello, por descontado, haciendo una finta sobre la justicia gala que -ahora sedienta de venganza- buscaba al nazi con vehemencia.

De esta forma calificó entonces Robert S. Taylor (uno de los primeros espadas de los servicios secretos de contrainteligencia de los EE.UU. -CIC-) al bestial «Carnicero de Lyon»: «Es un hombre honrado, tanto a nivel intelectual como en lo personal, sin nervios ni miedos. Un anticomunista declarado y un idealista del nazismo que cree que sus ideas fueron traicionadas por los nazis que estaban en el poder». Y otro tanto ocurrió con Allan A. Ryan Jr, ayudante del Fiscal General Norteameriacno, quien destacó posteriormente lo siguiente: «Si Klaus Barbie estaba a su disposición, era eficaz, leal y fidedigno […] emplearlo correspondía a los mejores intereses norteamericanos del momento».

Posteriormente, allá por octubre, EE.UU. estableció que Barbie entrase a formar parte de los servicios secretos americanos para luchar contra el comunismo. A partir de entonces, el «Carnicero de Lyon» ejerció como espía bajo el paraguas americano para luchar contra la URSS.

Todo ello, a pesar de que era seguido de cerca por la justicia de los aliados. «El gobierno francés intentó localizar a Barbie. Su embajador en Washington y otros importantes mandatarios presionaron al departamento de Estado y a la Alta Comisión Estadounidense para Alemania, pidiéndoles ayuda en su tarea. Pero el CIC continuó dándole trabajo», añade el experto en su obra.

Así fue hasta unos años después. La suerte quiso que, en 1951, las fuentes de información de este antiguo oficial nazi le dejasen de lado. Este hecho, unido a la presión internacional, hizo que la Casa Blanca consiguiese a este cruel sujeto documentación falsa, le ofreciese una identidad nueva, y le escoltase hasta Génova, desde donde huyó a Sudamérica.

No era para menos, pues sentían auténtico pavor ante la posibilidad de que se fuera de la lengua. El último punto quedó demostrado en un informe enviado por el propio servicio de contraespionaje en 1950. En el mismo se explicaba que «para reivindicarse, Barbie señalará que sirvió fielmente al CIC contra el comunismo durante los últimos años». Fue lo mejor que le podía pasar al antiguo oficial nazi, pues los americanos habían barajado incluso acabar con su vida para evitar que explicase lo que había sucedido en el país.

En Bolivia

Klaus Barbie, el «Carnicero de Lyon», halló su descanso en latinoamérica allá por 1951. Y lo hizo tras perpetrar todo tipo de brutalidades contra la vida humana… y gracias a los Estados Unidos. Al país que enarboló la bandera de la libertad en la Segunda Guerra Mundial no le valieron las dos condenas dictadas en Francia contra el oficial de las SS. Por el contrario, le enviaron a Bolivia, donde esta bestia nazi se forjó un nuevo futuro. El mismo que jamás pudieron disfrutar aquellas personas a cuya vida había puesto fin. Hombres, mujeres y niños.

El propio Barbie explicó en 1973 cómo llegó hasta Bolivia al periodista Alfredo Serra. En sus palabras, viajó «desde Génova en el buque Corrientes» hasta Argentina. Allí vivió «diez días en un hotel de la calle Maipú» y comió «todas las noches en un restaurante húngaro». En el mismo texto, el germano señaló también el por qué eligió aquella región tan alejada de Europa para esconderse de las autoridades: «En 1951, cuando llegué, presencié un espectáculo muy reconfortante: un desfile de la Falange Socialista Boliviana. Marchaban con sus uniformes fascistas… ¡y cantaban! Verlos me hizo mucho bien. Además, sabía que en Bolivia había una comunidad alemana muy fuerte. Eso me decidió».

Poco después se cambió el apellido por el de Altmann. Una farsa que le granjeó pasar desapercibido entre la gente de a pie. Barbie desveló así al mismo Soria (quien tuvo la posibilidad de entrevistarle en 1983) la adquisición de su nuevo nombre: «Los documentos fueron todos aprobados por el gobierno de Bolivia. Fueron aprobados con Klaus Altmann». El nazi también le explicó cómo pasó sus primeros días en el país al reportero: «Llegando de Europa a La Paz, la impresión lógicamente era muy diferente. Pero en la primera noche, los primeros días, habiendo pasado las dificultades de la altura me sentí bien; desde esos días nunca me faltó nada en Bolivia».

Lo cierto es que no le faltó de nada gracias al gobierno de las barras y estrellas. Y es que, aquellos años los Estados Unidos estaban más preocupados por evitar la propagación del comunismo (materializado en el golpe de estado de Fidel y Raúl Castro contra Batista en Cuba allá por 1952), que de pensar en escrúpulos. En base a ello –y según explicó en 2008 el periodista del «Daily Express» Paul Callan en su reportaje « The nazi cocaine connection»-, los americanos sufragaron a Barbie para que traficara con «pasta de coca» y «vendiera armas de asalto a ‘derechistas’» en cuantos más países latinoamericanos pudiera.

El historiador especializado en Latinoamérica Paul Gootenberg es de la misma opinión, según lo señala en su libro « Cocaína andina. El proceso de una droga global».

Por su parte, el ensayista James Cockcroft's va todavía más allá en la obra « América Latina y Estados Unidos: historia política país por país» y explica que la conexión de Barbie con el gobierno fue todavía mayor: «Un ex vice ministro de Interior de Bolivia testificó que Barbie había sido Teniente Coronel del ejército boliviano, que ayudó a establecer campos de concentración y que fue uno de los responsables del encarcelamiento, tortura y muerte de los opositores al gobierno militar de Bolivia en 1964-1982. Barbie también organizó la venta de armas a un círculo de traficantes de drogas».

Barbie vs «Che»

Mientras Barbie disfrutaba de su retiro dorado, el «Che» viajó hasta Bolivia con el objetivo de llevar la revolución al país. Hacer de la zona otro Vietnam capaz de entorpecer el capitalismo estadounidense. Arribó tras haber fracasado en una misión similar en el Congo, pero con la confianza de que, llegado el momento y a base de la guerra de guerrillas, la sociedad se pondría de su lado y se alzaría contra el poder. Guevara pisó la región por primera vez el 7 de noviembre de 1966, más de una década después que el antiguo oficial germano. Y lo hizo disfrazado para evitar dificultades.

Así lo explicó en su diario: «Hoy comienza una nueva etapa. Por la noche llegamos a la finca. El viaje fue bastante bueno. Luego de entrar, convenientemente disfrazados, por Cochabamba, Pachungo y yo hicimos los contactos y viajamos en jeep, en dos días y dos vehículos. Al llegar cerca de la finca detuvimos las máquinas y una sola llegó a ella para no atraer las sospechas de un propietario cercano, que murmura sobre la posibilidad de que nuestra empresa esté dedicada a la fabricación de cocaína».

Por entonces, y según explica el corresponsal del «New York Times» Tim Weiner en su obra « Legacy of Ashes», la CIA desconocía el paradero del «Che». Sin embargo, la agencia fue informada de que el guerrillero había arribado hasta la zona por el mismísimo René Barrientos Ortuño (militar y presidente de Bolivia hasta 1969). Un pequeño favor a cambio del millón de dólares con los que este servicio de inteligencia respaldaba su gobierno castrense. «En abril de 1967, Barrientos le dijo al embajador estadounidense Douglas Henderson que sus oficiales estaban siguiendo al Che en las montañas de Bolivia», añade el reportero en su obra.

La noticia fue una verdadera sorpresa para el político: «No puede ser el Che Guevara. Creemos que el Che fue asesinado en la República Dominicana y está enterrado en una tumba sin marcar».

Ante las evidencias, los Estados Unidos ofrecieron ayuda a Barrientos para cazar al revolucionario. Así lo afirman Peter McFarren y Fadrique Iglesias en su popular obra « The Devil's Agent: Life, Times and Crimes of Nazi Klaus Barbie». En la misma, explican que el político aceptó su asesoramiento y permitió que varios militares norteamericanos entrenaran una unidad de élite local especializada en la captura de la guerrilla y el combate en la jungla. Fueron los llamados «Rangers». Unos 640 para ser más exactos, según señala la Fundación Che Guevara en uno de sus múltiples dossieres sobre el tema.

Los autores de «The Devil's Agent: Life, Times and Crimes of Nazi Klaus Barbie» afirman también en su obra que los bolivianos no solo recibieron ayuda de Estados Unidos, sino que recurrieron a alguien versado en el combate contra los grupos insurgentes: el ya renombrado como Altmann. «Klaus Barbie ya tenía una estrecha relación de trabajo con el general Barrientos […] y la inteligencia del ejército cuando se confirmó que el revolucionario marxista Che Guevara lideraba un movimiento […] para derrocar al gobierno militar», explican McFarren e Iglesias.

De nuevo juntos

Poco después, los Estados Unidos contactaron también con el «Carnicero de Lyon» para pedirle ayuda en su cruzada contra el comunismo. McFarren e Iglesias basan estas afirmaciones en una entrevista con Álvaro de Castro, uno de los más cercanos «confidentes de Barbie». «Altmann mantuvo varias reuniones con funcionarios estadounidenses involucrados en la captura del Che Guevara, según Castro, quien también dijo que Estados Unidos estaba interesado en el consejo de Barbie como resultado de su experiencia en la caza de combatientes de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial», añaden los autores.

A pesar de que los mencionados escritores la pusieron sobre blanco, lo cierto es que la teórica ayuda de Barbie en la caza de Guevara fue expuesta en 2007 por el director Kevin Macdonald en su documental «My Enemy's Enemy». En el mismo, el británico entrevista al propio De Castro, quien le llega a señalar que «Altamann se reunió con el mayor Shelton, el comandante de la unidad de los Estados Unidos» para darle «consejos sobre cómo luchar contra esa guerra de guerrillas».

A su vez, señaló al cineasta que los norteamericanos usaron «su experiencia adquirida haciendo este tipo de trabajos en la Segunda Guerra Mundial» debido a que «era el único en Bolivia en aquellos tiempos que sabía combatir a estos grupos».

Barbie, según las fuentes mencionadas, aceptó la propuesta. Para empezar, porque suponía reafirmar su posición ante el gobierno militar de Bolivia. Pero también porque le permitía ser visto con buenos ojos por los Estados Unidos y continuar con el tráfico de armas que tantos réditos le estaba otorgando.

Con todo, parece ser que la participación del nazi fue únicamente logística, y no sobre el campo. Así lo afirma De Castro: «Dio ideas, recomendación y orientación». Un hecho que recalca también el historiador germano Peter Hammerschmidt en sus obras sobre el oficial nazi (la principal, « Klaus Barbie, nom de code Adler». En las mismas, afirma que la CIA barajó la posibilidad de reactivarle como agente en Bolivia, pero terminó rechazándola: «Le vieron como una patata caliente debido a los esfuerzos franceses por obtener su extraditación. […] No hubo colaboración directa entre Barbie y la inteligencia de los Estados Unidos después de 1951, pero hay evidencias de que tuvo contactos indirectos con la CIA a través del Ministerio del Interior de Bolivia».

Soria, el mismo que entrevistó a Barbie, no niega ni rechaza su participación en la captura del «Che», aunque sí afirma en su obra que el sistema utilizado para cazar al grupo de Guevara tenía muchas similitudes con las utilizadas por el nazi durante la Segunda Guerra Mundial: «Es verdad que entre la concepción nazi de la “contra-guerrilla” y la doctrina norteamericana de la “guerra interna” hay semejanzas y parentescos muy grandes. Bastaría enumerar los métodos de terrorismo, asesinato y provocación recomendados por la CIA en el manual que ésta elaboró y distribuyó a los “contras” nicaragüenses. Y por cierto el asesinato de enemigos prisioneros, como se procedió con el Che, es una práctica corriente tanto para unos como otros».

La opinión sobre el «Che»

En palabras de De Castro, Barbie le señaló en repetidas ocasiones el poco respeto que tenía al Che Guevara: «Altamnn me dijo una vez: “Este pobre hombre nunca hubiera sobrevivido si hubiera luchado en la Segunda Guerra Mundial. Fue un aventurero lamentable, nada que ver con su imagen popular. La gente lo ha convertido en un mito, en una gran figura. Pero ¿qué logró realmente? Absolutamente nada».

A su vez, el oficial germano siempre se vanaglorió (según el periodista de investigación Kai Hermann, entrevistado por Macdonald, de haber sido el que ideó la estrategia para cazar al «Che» Guevara.

 

EL NAZI KLAUS BARBIE EN BOLIVIA ERA ESPÍA DEL BND ALEMÁN (BUNDESNACHRICHTENDIENST)

 

Klaus Barbie (joven - viejo)

Por: BORIS INTI CHAMANI VELASCO / Publicado en La Razón el 9 de marzo de 2019.

 

Recientes hallazgos de investigación científica en Alemania han arrojado datos reveladores sobre el criminal de guerra nazi Klaus Barbie en Bolivia. Es el caso del libro Deckname Adler: Klaus Barbie und die westlichen Geheimdienste de Peter Hammerschmidt.

Según Hammerschmidt, desde mayo de 1966 hasta diciembre de 1968 Barbie fue informante del BND alemán (Bundesnachrichtendienst), Servicio Federal de Inteligencia, con el nombre secreto Adler (Águila) e identificación V-43118, en un contrato de espionaje jamás revelado a las fuerzas de información y seguridad bolivianas.

Hammerschmidt descubrió que en los pagos realizados a espías de los años 60 figura Barbie. Por 35 informes enviados al BND sobre el “peligro de partidos de izquierda” en Bolivia, éste fue remunerado mensualmente con 500 a 1000 marcos alemanes, montos transferidos a una cuenta del Chartered Bank of London. Por informes particularmente interesantes Barbie habría cobrado de 100 a 200 marcos alemanes, y hasta 5.300 marcos alemanes en 1966 por una indemnización pagada con fondos provenientes de impuestos federales.

En otras palabras: con dineros del pueblo alemán el BND contrató discretamente los servicios de espionaje de un criminal de guerra nazi a fin de recabar información sobre las tendencias comunistas e izquierdistas en Bolivia.

Asimismo, Barbie fue representante legal en Bolivia de la firma alemana MEREX AG de propiedad de Gerhard Mertins (miembro de las Waffen-SS nazis y en la postguerra el mayor exportador de armas de la República Federal Alemana). Según el artículo en internet MEREX AG o la frontera de lo (i)legal en la política alemana de exportación de armamento, MEREX coordinó con firmas alemanas como Siemens, Mercedes y Thyssen-Henschel para reparar tanques y ser luego enviados al Ejército boliviano para dar los golpes de estado organizados por Barbie en 1971 y 1980. Curiosamente, Bolivia fue el país en que MEREX hizo sus mayores ganancias. Más revelaciones, como la relación de Barbie con el narcotraficante Roberto Suárez, se encuentran también reflejadas en el documental en YouTube Mein Name sei Altmann – Das zweite Leben eines Kriegsverbrechers.

La contradictoria política exterior alemana de “desnazificar Alemania”, pero en la práctica proteger y reclutar nazis para fines político-militares y comerciales, ha sido debatida en el propio Bundestag alemán: el parlamentario Hans-Christian Ströbele exigió que las actas del BND sean investigadas y se rinda cuentas de la horrorosa actuación del Estado alemán de postguerra (en YouTube: Hans-Christian Ströbele über die BND-Akten zur NS-Vergangenheit).

Al final del reportaje en YouTube Klaus Barbie – ein Lehrstück politischer Doppelmoral la “cazadora de nazis”, la periodista franco-alemana Beate Klarsfeld recuerda que los Estados Unidos pidieron disculpas a Francia por la complicidad de la CIA en la protección y reclutamiento de Klaus Barbie (véase en internet: US admits sheltering barbie – CIA). Por la misma actuación condenable del BND, Klarsfeld indica que Alemania debe pedir disculpas a Francia. ¿Y a Bolivia?

¿Hasta cuándo la CIA norteamericana y el BND alemán no darán la cara y explicaciones al pueblo boliviano por el espía Barbie? ¿Cuál será la posición de las autoridades, diplomáticos y políticos bolivianos en este tema, o se harán de la vista gorda? ¿Y qué hará la “Comisión de la Verdad”?

 

LA GRAN COMPAÑÍA HUANCHACA DE BOLIVIA

 

Huanchaca en actividad.

Ubicación geográfica.

El antiguo centro minero e histórico de Huanchaca-Pulacayo, se encuentra ubicada en el departamento de Potosí, perteneciendo así a la antigua jurisdicción de la provincia de Porco, actual provincia Antonio Quijarro la cual se encuentra a 22 kilómetros de la ciudad de Uyuni.

Pulacayo es reconocida como población minera por Ley de 24 de septiembre de 1912, en la presidencia del Dr. Eliodoro Villazón, elevándose a rango de cantón de la primera sección dentro de la provincia Quijarro del departamento de Potosí. Asimismo, de acuerdo a la Ley Nº 1524, del 15 de diciembre de 1993, el ex Presidente Constitucional de la República de Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada y el Honorable Concejo Nacional, decretan en su artículo único que se reconoce como fecha oficial e histórica el 16 de diciembre de 1833, como fundación de la población de Pulacayo (Gaceta Oficial de Bolivia).

Su ubicación geográfica es testigo de su majestuosa riqueza de plata que poseían en sus enormes cerros de Huanchaca-Pulacayo, que se encuentran en la cordillera de los chichas y a las faldas de la cordillera de los frailes. Huanchaca fue un centro minero que en su momento fue el bastión de la economía nacional. Sus montañas mineralizadas cobijaron como hogar a miles de mineros que llegaban desde los rincones del altiplano boliviano. Los trabajos de la minería fueron llamativos no simplemente para obreros sino también para grandes inversionistas extranjeros que pusieron los ojos en la encantadora mina de la Huanchaca.

Origen del nombre toponímico de Huanchaca y Pulacayo

Sobre el origen y su significado de Huanchaca-Pulacayo se encontraron distintas interpretaciones. Una ellas, según Elías Roncal (1984), cuenta sobre una leyenda que una indígena condujo al minero español Mariano Ramírez, a kilómetros de Tolapampa y le enseñó un ramo de la veta donde la Mula-cayo a la cual lo llamaron posteriormente Pulacayo, advirtiéndole que fue trabajada por los españoles hacia 1770, que por la sublevación de Tupac Amaru los ibéricos fueron degollados y que los nativos habían tapado las vetas.

Otra versión recopilada indica que el español Gonzalo Pizarro quien era propietario del asiento minero que hoy es Huanchaca, que desde 1534 en su afán de llegar a las costas del pacifico, a su paso por este accidentado lugar donde resbaló su mula y cayó, quien fue atendido por indígenas a los cuales sin poder explicarles en su idioma nativo, solo decía mula cayó por ello lo llamaron Pulacayo.

Por otra lado, Walter Ayllón (1998) asegura que el nombre toponímico de Pulacayo no tiene nada ver con el supuesto relato donde la mula cayó y por ello Pulacayo, un dato contradictorio a los anteriores autores que señalan su origen y significado. Porque antiguamente los españoles eran muy respetuosos de los nombres originarios, como Potokchi, Uru Uru, Kochapampa, que de la misma manera Pulacayo derivaría del idioma originario quechua “Pujllay Cayo” que significaría lugar donde juega el viento o Pulinayu que significa viento del oeste. Son datos que muy pocos autores se atrevieron a comentar sobre ello.

Que sin lugar a duda el nombre toponímico de Pulacayo y Huanchaca deberían sus nombres al idioma originario quechua (Pujllaycayo - Wanuchaca) y no así el posible y dudoso cuento donde la mula cayó. Esto se pudo evidenciar por su contexto geográfico de la región donde reina el viento y su relación con el idioma originario.

Surgimiento de Sociedad Mineralógica San José de Huanchaca

Los cerros mineralizados de Huanchaca ya fueron explotados por los españoles antiguamente en la época colonial hasta el año 1780, cuando se dio la sublevación indígena encabezada por Tupac Amaru, donde los indígenas mataron a los españoles, cerrando y conservando en secreto la mina. Según el escritor Antonio Mitre (1984).

La minería comenzó a reactivarse, después de la fundación de la nación boliviana, que empezaron a resurgir las sociedades, compañías mineras, basándose en la vieja élite colonial; con la idea de rehabilitar minas e ingenios de amalgamación.

Por otro lado, Carlos Serrano, en su texto (2004) hace mención que en 1833 una indígena reveló el secreto del cerro mineralizados de Pulacayo a Mariano Ramírez, este adquirió los derechos para la vieja mina de Huanchaca. La explotación de la minería de plata se dio con el surgimiento y constitución de la Sociedad Mineralógica de San José de Huanchaca por parte de Mariano Ramírez y sus socios, así como lo expresa la documentación que se resguarda en el Archivo Histórico de la Minería Nacional Regional Pulacayo (Comibol).

Publicado en El Potosí, 26 de mayo de 2018.

 

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