El año 2000, el historiador Mariano Baptista, Cónsul de Bolivia en Chile,
conversó con Andrónico Luksic Abaroa, y le planteó el problema de las aguas del
Silala. En un momento de la cena, le dijo:
—“El pueblo de Potosí que ha conocido tanta grandeza, hoy día es el más pobre
de Bolivia y uno de los más pobres de América Latina y usted tiene el control
del agua del Silala en su empresa”.
—Luksic Abaroa, respondió: “No, yo no le debo nada a Potosí”.
El hombre más rico de Chile, sabía que Tupiza es un pueblo de Potosí, y sabía
que allá nació su madre, doña Elena Abaroa, nieta de nuestro andante caballero
del mar, don Eduardo Abaroa.
Más allá de la ironía, cuyas trompetas nos han reclinado más no vencido, está
la historia de los manantiales del Silala, que fueron otorgadas en 1908 por la
Prefectura de Potosí, a la compañía: The Antofagasta, and Bolivia Railway Co.
Ltd., “exclusivamente para alimentar a las locomotoras a fuerza de vapor”. Esta
compañía pasó sus acciones en 1996 a la empresa Cruz Blanca S.A., del Grupo
Luksic, de Andrónico Luksic Abaroa, y ya no pudimos recuperarlas.
Aunque el 2014, sí lo hizo el venezolano Gill Ramírez, que después de comprar
las televisoras ATB, PAT, los diarios “Extra” y “La Razón” de La Paz, además de
la agroindustria Gravetal, compró al Grupo Genesse Wyoming de Estados Unidos,
el 50% de las acciones de la Ferroviaria Oriental, y en septiembre del 2015, el
50% de la Ferroviaria Andina de Bolivia, tan primordiales para el corredor
bioceánico entre el Atlántico y el Pacífico.
Esto significa que el Grupo Luksic aún tiene presencia económica y legal en el
país: pues, según el informe de la Bolsa Boliviana de Valores, Gill es
presidente del directorio de Ferroviaria Andina desde el pasado 8 de septiembre
del 2015, en cuya nómina participa como síndico titular el abogado boliviano
Walker San Miguel, que fue Ministro de Defensa del Gobierno del MAS y Cónsul en
Chile nombrado por el MAS. ¿No es otra singular ironía?
Las aguas del Silala pertenecen a Bolivia, pero el 100% se van a Chile desde
hace ya 100 años para el uso del grupo millonario Luksic, y la Empresa Estatal
del Cobre (CODELCO), que utilizan estas aguas para estos servicios:
• Sistema de riego agrícola y consumo humano en la cuenca baja del Silala y en
Antofagasta.
• Para consumo humano en Antofagasta, mejillones, Tocopilla, y Calama. Los
municipios de Baquedano y Sierra Gorda.
• Para consumo humano e industrial en el centro minero de Chuquicamata
administrado por CODELCO.
El Silala es una bendición natural, es una cuenca hidrográfica de 70 Km2., que
pertenece a Quetena Chico de Potosí, contiene 100 manantiales o vertientes de
agua fluvioglaciares de más de 10.000 años de antigüedad, de donde brotan más
de 100 litros de agua por segundo y son corrientes de agua subterránea que
afloran a la superficie como explican los estudios y fotografías satelitales de
la NASA norteamericana y de la NAO francesa.
Las aguas, entregadas a la empresa The Antofagasta, and Bolivia Railway Co.
Ltd, con el propósito de asegurar el funcionamiento de las locomotoras de vapor
en el tramo Antofagasta-Oruro, terminó cuando aparecieron las locomotoras a
diésel, por consiguiente el contrato de concesión de 1908, quedó sin efecto.
Durante el Gobierno de Sánchez de Lozada, la Prefectura del Departamento de
Potosí, mediante Resolución Nº 71/97 del 14 de mayo de 1997, decretó la
revocatoria y anulación de la Concesión. A partir de esa fecha las autoridades
bolivianas vieron la necesidad de aprovechar las aguas o en todo caso cobrar
por su utilización a las empresas mineras chilenas, que son las que aprovechan
este recurso hídrico.
En 1999, en la presidencia de Banzer, se ordenó a la Superintendencia de Aguas
"proceder a la licitación pública nacional, para otorgar la concesión del
uso y aprovechamiento de las aguas manantiales del Silala", convocatoria
sólo para empresas bolivianas. La empresa DUCTEC S.R.L. se adjudicó la
concesión el año 2000 por 40 años, pero no logró cobrar ni a las empresas del
Grupo Luksic, ni a CODELCO, y la concesión fue revocada el año 2003.
El 23 de marzo del 2016, Evo Morales anunció un juicio internacional por el uso
y consumo gratuito de las aguas de Silala, Pero Chile se anticipó, y el 6 de
junio demandó a Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya
(CIJ), indicando que las aguas del Silala provienen de un río internacional y
no de un manantial como afirma Bolivia. En la actualidad, se esperan los
alegatos y luego el dictamen final. Entretanto, el país se pregunta por dos
hechos en particular:
1. La Dra. Ofelia Michel, en una entrevista a Radio Panamericana, dijo tener
documentos que confirman que David Choquehuanca, siendo canciller el año 2009,
entregó el 50% del Silala a Chile y eximió al país vecino de su deuda por el
uso de las aguas. De ser esto cierto, el Silala no nos hubiera ganado Chile,
sino…
2. En otro caso, el mandatario de Chile, Sebastián Piñera, sostuvo sonriendo,
que: “Bolivia reconoció ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya la
tesis chilena, que el Río Silala es un río internacional que fluye naturalmente
hacia nuestro país”. Esto expresó el ex presidente Morales, en la contramemoria
entregada a la CIJ.
Hay tanta penumbra mental en el absurdo político, que menos mal no se oye lo
que pienso.
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