Es el mediodía del 11 de diciembre del año 1900 y suena la diana para formar y que se tome la acostumbrada lista de efectivos del Batallón Independencia de la ciudad de La Paz.
¡Soldado Maximiliano Paredes! ¡Max! ¡Max! Maldita sea, ¿dónde estás?
¡Aquí estoy mi teniente! contesta el joven soldado que sale de una trinchera, cubierto del polvo rojizo, característico de la región del Acre. ¡Aquí estoy mi teniente! Estaba terminando de cavar mi zanja, mi Teniente. Seguro te dormiste mañudo -le increpa el Teniente-, corre a la lista de diana porque si no estás, te van a dar por desertor.
Max, se lamenta de suerte y de lo estricto que es su Comandante. Desde la llegada a Riosinho del Batallón Independencia, su Comandante, el Coronel Ismael Montes, ordenó el establecimiento de un perímetro defensivo, haciendo talar el bosque hasta una distancia de entre 100 y 200 metros alrededor del caserío para poder divisar la aproximación de los enemigos, e hizo cavar zanjas y trincheras para hacer una defensa más efectiva. Además, Montes instaló ocho puestos de centinelas, para evitar un ataque por sorpresa. (Díaz Arguedas)
Max corre atropelladamente para alcanzar la lista de diana y consigue su cometido… apenas.
La Unidad se encuentra acantonada en el estratégico punto de Riosinho y el Coronel Montes sabe que la presencia de sus tropas en la región es decisiva para retomar el control del Acre; después de que se ha registrado un fuerte movimiento separatista, seguido de una abierta rebelión armada de empresarios de origen brasileño, ligados a la economía de la goma elástica.
Max, al igual que sus compañeros, entiende la gravedad de la situación; le han explicado hasta el cansancio que los rebeldes separatistas tienen el apoyo de autoridades brasileñas, un apoyo que, aunque es negado oficialmente por el Gobierno del Brasil, es muy evidente en la región en conflicto. Pero esa explicación no le aliviana la vida en nada a Max; ahora tiene que volver a seguir cavando su zanja hasta que se le caigan los brazos o hasta que haya que replegarse a los improvisados dormitorios que se habilitaron en la Barraca de Riosinho para los soldados. Ni vuelta que dar, hay que demostrarles a estos extranjeros separatistas que esto es Bolivia y que la vamos a defender. Sin embargo, existe un consuelo para Max: mañana le tocará guardia en el puesto de Centinela N°4 y durante todo el día no tendrá que cavar.
Es el 12 de diciembre del año 1.900. A las 12 del mediodía, los 300 soldados del Regimiento Independencia que se encontraban acantonados en Riosinho, acudían a la acostumbrada lista de Diana, sin percatarse que en la espesura del bosque los separatistas tomaban posiciones para comenzar un ataque a gran escala sobre la posición boliviana. (Alaiza)
De pronto se escucha un disparo aislado y decenas de aves que estaban posadas sobre los árboles vuelan despavoridas. El disparo viene de la dirección en que se encuentra el Puesto de Centinela N° 4, y el sonido es el característco de un arma boliviana.
El Teniente responsable de la zona sale disparado para ver qué ha sucedido, mientras todos los miembros del batallón se dirigen hacia sus puestos asignados en las trincheras.
¡Soldado Maximiliano Paredes! ¡Max! ¡Max! Maldita sea, ¿dónde estás?
Luego se escucha otro disparo de arma boliviana proveniente del mismo sector; y el Teniente se frena en seco. ¡Oh no! El oficial teme lo peor.
Inmediatamente se produce una descarga cerrada de fusilería sobre el Puesto de Centinela N° 4. Ha rendido la vida el soldado Maximiliano Paredes después de dar la alarma y conseguir dirigir un disparo más hacia los furtivos atacantes.
Con sus disparos Max alcanza a prevenir a sus camaradas del inminente ataque, dándoles la oportunidad de ponerse a cubierto y reaccionar ante la acometida de 700 separatistas que atacan furiosamente la posición boliviana de Riosinho. El ataque es efectivamente contenido por las tropas bolivianas, superadas en número, para luego convertirse en una resonante victoria para las armas bolivianas en el Acre.
Es 12 de diciembre del año 2018. A las 12 del mediodía, los soldados del Regimiento acuden a la acostumbrada lista de Diana. Los soldados responden con energía, hasta que se menciona un querido nombre:
¡Soldado Maximiliano Paredes! ¡Soldado Maximiliano Paredes!
Entonces, el Sargento de Servicio, como es costumbre en la lista de Diana, contesta a viva voz:
“Muerto heroicamente en su puesto de Riosinho, el 12 de diciembre de 1900”.
(Imagen al pie vía banderaenalto.blogspot.com)
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