Por: Walter André Morales / El Fulgor de Oruro, 2 de diciembre de 2018.
Al revisar la historia militar desde tiempos antiguos, vemos la constante
preocupación de los conductores de pueblos sobre la educación de quienes
conducirían el futuro de las tropas. De ahí las llamadas "Milicias"
llegó a ser con el transcurso del tiempo y el desarrollo de la civilización una
de las profesiones más importantes en la vida del hombre.
En América se puede observar que ya en la época incaica existían verdaderas
escuelas militares, donde se forjaban el carácter y las aptitudes guerrera de
los jóvenes indios, para que con su ejemplo supieran conducir sus ejércitos en
las luchas encarnizadas que llevaban en esas épocas para conservar el Imperio o
para agrandarlo por medio de la conquista.
De esta manera se lograba imprimir aquella educación militar en los
postulantes, con una edad no menor a 16 años, a quienes se los recluía en casas
especiales, donde los viejos indios, experimentados en la guerra, los
ejercitaban en el manejo de la honda, de la macana, de la flecha y de la lanza;
les enseñaban la manera de atacar y defender fortalezas, la manera de acometer
al enemigo en los desfiladeros haciendo rodar grandes piedras.
La educación física consistía en someter a rigurosos ayunos, soportar las
inclemencias del tiempo, colocándolos durante varias noches como centinelas en
los caminos o elevadas cimas de las montañas o cordilleras; se los ejercitaba a
correr grandes distancias y a soportar todas las fatigas de la guerra, de tal
suerte que al cabo de dos años de esta educación y cuando los postulantes adquirían
el hábito guerrero y la destreza necesaria para el manejo de las armas, se
celebraba una fiesta el Cuzco llamada Huaracu, cuya acepción era la de armar
caballeros, en este acontecimiento y en presencia del Inca y grandes
autoridades del Imperio se los declaraba "Caballeros de guerra", a
semejanza de lo que se hacía en las épocas lejanas del feudalismo de la vieja
Europa.
Dentro la moderna civilización no hay actividad humana que escape a la
conquista de la ciencia muy especialmente en la carrera militar, donde el jefe
o el oficial no solamente debe saber de táctica o estrategia, sino también de
matemática, química, física y otras ciencias exactas además de ser buenos
observadores e innatos psicólogos para responder a su papel de conductores y de
organizadores.
Los fundadores de nuestra nacionalidad, Simón Bolívar y Antonio José de
Sucre,como también Andrés de Santa Cruz y José Ballivián, ilustres capitanes de
los gloriosos ejércitos de la Confederación y de Ingavi, decretaron en
distintas ocasiones la creación de una escuela militar, la que tan solo pudo
llevarse a la realidad en 1891 bajo la administración del presidente Aniceto
Arce, a partir de este año es que se celebra anualmente el aniversario del
Colegio Militar, quizá erróneamente pues el verdadero aniversario de esta
institución militar debería ser el 13 de diciembre de 1825 fecha en que fue
dictado el primer decreto de su creación para que en ella adquiriesen una
brillante educación de jóvenes bolivianos que desearen seguir la carrera de las
arma.
El decreto en cuestión fue dictado por la presidencia constitucional de Simón
Bolívar, el mismo que considera que de una buena organización de los ejércitos
esta instrucción no puede obtenerse sólidamente sino con un método uniforme,
constante y regular,
Por tanto se establece la creación de una Escuela Militar en el departamento de
Chuquisaca para jóvenes comprendidos entre las edades de 12 y 20 años, se
determina también que esta Escuela instalada en 1826 con 16 postulantes se
llamaría "Compañía de alumnos militares".
Pocos años funcionó este importante establecimiento militar, en el colegio San
Juan con carácter provisional, mientras fuera construido su edificio propio. La
Dirección se la encargo al Teniente Coronel Sebastián Agreda.
Sucesos de carácter internacional y políticos convulsionaron la vida de la
naciente República y la Escuela Militar quedó clausurada ocho años, normalizada
la vida institucional del país después de los acontecimientos surgidos a raíz
de las sublevaciones de las tropas colombianas, de la invasión peruana y de la
renuncia del Mariscal Sucre más el asesinato del presidente Blanco, había
asumido la primera magistratura de la nación el general Andrés de Santa Cruz
hombre culto de vastos conocimientos militares quién comprendiendo que el
ejército no podía subsistir sin contar con oficialidad instruida, disciplinada
y educada en los secretos del arte de la guerra, resolvió reorganizar la
extinguida "Compañía de alumnos militares" con la denominación de
Colegio Militar, es en esa virtud que se promulgó en fecha 19 de febrero de
1835, un significativo e interesante decreto que en su parte considerativa
señala la necesidad de establecer una Escuela Militar, en la que se enseñen
elementales principios de la profesión y las ciencias necesarias a los jóvenes
que se dediquen a la honrosa carrera del ejército en las distintas armas de que
se compone, en cuanto señala la atribución 18 del artículo 74 de la
Constitución Política de la República.
Entre los 12 artículos de este decreto amén de muchos beneficios de orden
educacional y económicos, el ultimo articulo (12) dispone que el Colegio
Militar funcione en el extinguido convento de la Recoleta de la capital de la
República de Bolivia (Sucre) en fecha 19 de febrero de 1835, es bueno apuntar que
el gobierno de entonces funcionaba en el departamento de Chuquisaca.
Esta visión de Santa Cruz se hizo tangible al haber hecho funcionar el Colegio
Militar durante cuatro años en los cuales fueron educados alumnos entre los que
sobresalieron los cadetes Pedro Cortadellas, Juan Sánchez, Salvador Peñaranda
que posteriormente llegaron ser generales del Ejército boliviano.
Lamentablemente vinieron las campañas de la Confederación obligando al gobierno
a elevar el efectivo del Ejército, aumentando los gastos en el presupuesto de
guerra y por consiguiente haciendo difícil el sostenimiento del Colegio
Militar, debido a ello y mientras durara la campaña del Perú, el presidente
Santa Cruz resolvió clausurarlo temporalmente.
Debido a los acontecimientos a raíz de la derrota sufrida por las armas
federales en la Batalla de Yungay el 20 de enero de 1839, a cuya consecuencia
se rompió la Confederación Perú – Boliviana, la clausura temporal del Colegio
Militar se convirtió en indefinida..
Tuvieron que pasar muchos años para que este Colegio fuera nuevamente
reinstalado y tocó esta vez al invicto Vencedor de Ingavi implantar por tercera
vez su reinstalación, después de su glorioso triunfo sobre el invasor peruano,
siguiendo el ejemplo de sus ilustres antecesores Simón Bolívar y Andrés de
Santa Cruz.
Durante el gobierno del General José Ballivián se vio la imprescindible
necesidad de dotar al país de un instituto para la educación de oficiales,
técnicos y científicos para que sobre esa base se comenzara a organizar el
Ejercito.
Con estos antecedente el 22 de abril de 1842, mediante un nuevo decreto se crea
el Colegio Militar bajo la dirección del ilustre militar argentino Bartolomé
Mitre, emigrado a Bolivia por cuestiones políticas, y más tarde presidente de
su patria (Argentina).
El Colegio fue instalado en la ciudad de La Paz, desde dónde se lo trasladó más
tarde al pueblo de Mecapaca distante a 30 kilómetros, con el objeto de alejar
al instituto de las influencias perniciosas de los políticos, que nunca
repararon en envenenar las instituciones del país, que como el ejército tienen
fines más nobles y más grandes que los estrechos senderos de la política ruin y
traidora.
Más adelante bajo vigilante y atinada dirección del entonces Teniente Coronel
José María de Achá, que sustituyo a Mitre cuando el Colegio Militar se trasladó
a Mecapaca,
Efímera fue la vida del Colegio Militar en la tercera época de su existencia,
los acontecimientos políticos y las revoluciones fratricidas que desde 1847
vinieron a desquiciar el país causaron la desaparición el Colegio Militar por
largo tiempo, vanos fueron los intentos en diferentes ocasiones de reabrirlo.
En 1856 volvió al país el Teniente Coronel Narciso Campero, después de haber
hecho estudios en la Escuela Politécnica de Francia habiendo visto que la
oficialidad en las filas del brillante ejército francés deseando que la
oficialidad de su patria bebiera la ciencia de la guerra y que tuviera también
su origen en un instituto especializado como los que había visto durante sus
estudios fuera de país. Presentó al Presidente Córdoba un proyecto para fundar
un Colegio Militar en el que se forjara el alma de los futuros conductores del
Ejército Boliviano, pues Campero no concebía que un ejército medianamente
organizado careciera de una institución militar de importancia, lamentablemente
Córdoba no comprendiendo la magnitud del proyecto, lo desestimó.
Desde entonces o mejor dicho desde la caída del Vencedor de Ingavi, el Ejercito
no marchó sobre una línea de prosperidad y de progreso; en su seno eran
incorporados individuos ineptos e influenciados por la política y vinieron los
"Caudillos bárbaros como Belzu, Córdova, Achá, Melgarejo, Morales y Daza,
que lejos de levantar las moral de Ejército, de instruirlo y de disciplinarlo
conforme a los adelantos de la ciencia de la guerra, lo precipitaron a la
anarquía.
Solo en los pocos años que gobernó el dictador Linares, el ejercito tuvo
lucidez estableciendo en la población de Sahapaqui a 74 kilómetros de La Paz
una Academia al servicio del país.
En 1872 el presidente Tomás Frías intentó implementar nuevamente el Colegio
Militar, con este fin se contrató los servicios del General de División del
Ejercito Frances M. Raulas Bissón, militar sobresaliente en la campaña que
sostuvo su patria con Prusia en 1870 - 1871.
Las bases del nuevo colegio se establecieron mediante un decreto que en su
parte considerativa señala lo necesario que es organizar un Colegio Militar,
cuyo aprendizaje científico tienda al manejo de ametralladoras del ejército y
su aplicación práctica en la guerra.
De esta manera se decreta la fundación del Colegio Militar bajo la dirección en
Jefe del General Bissón.
En 1891 durante el gobierno del Dr, Aniceto Arce fueron echadas en definitiva
las bases del Colegio Militar en conformidad a una Resolución expedida por el
Senado de aquel entonces que textualmente señala la creación de una Escuela
Militar que se establecerá en la Capital de la República o en el punto donde el
Poder Ejecutivo viere conveniente.
En cumplimiento de la Resolución y Decreto se funda el Colegio Militar en La
Paz bajo los auspicios del Ministro de Guerra Fernández Alonso, el 18 de abril
de 1891
El decreto de fundación del Colegio Militar contiene 6 artículos, está fechado
en la ciudad de La Paz el 17 de abril de 1891, en sus inicios contó con 12
cadetes, el flamante Colegio fue afectado en su normal desenvolvimiento por
perturbaciones de carácter regional y político aunque sin mayores consecuencias
hasta el 25 de julio de 1891, fue trasladado a la Capital Sucre una vez más y
de ahí al pueblo de Yotala a 15 kilómetros de la ciudad.
Sobrevino la revolución federal, después de cuyo tiempo se dictó una orden
general que disponía el traslado del Colegio Militar a la ciudad de Oruro, esto
ocurrió en julio de 1899 permaneciendo en esta ciudad hasta 1900 en que
nuevamente es trasladado a la ciudad de La Paz.
En 1910 se estrena un nuevo plan y reglamento de estudios, se dictaran materias
como Derecho Internacional aplicado a la Guerra, Historia militar de Bolivia,
Higiene militar, telegrafía, esgrima.
El gobierno del Ecuador con el objetivo de cultivar una estrecha y fraternal
amistad con Bolivia, crea un premio denominado "Ecuador" que sería
otorgado anualmente al cadete que obtuviera el primer lugar en sus estudios.
En la actualidad el Colegio Militar del Ejercito por D.S. 03458 del 14 de julio
de 1953 pasa a denominarse "Coronel Gualberto Villarroel López", su
fecha de creación esta signada el 13 de diciembre de 1825,
El Libertador Simón Bolívar creó el primer Colegio Militar el 18 de abril de 1837
en el gobierno de David Toro, se reabre este Colegio en el cuartel de San
Jorge.
El Colegio Militar del Ejército boliviano, otorga formación integral a damas y
caballeros con el título académico de licenciatura en el arte de la ciencia
militar terrestre para el cumplimiento de su misión constitucional.
Foto: Colocando la piedra fundamental del nuevo colegio Militar del Ejército.
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