SIMÓN I. PATIÑO, DE LA SOLEDAD AL ESPLENDOR.



Por: José Antonio Loayza Portocarrero / 28 de febrero de 2018.

Hace unos años viaje a Santivañez, antes Caraza, donde nació Simón I. Patiño, mi intención era conversar con don Oscar Saavedra, de quien me dijeron era el pariente autorizado para relatar su vida. Almorzamos juntos, y entre cuchara que va y viene, me hizo muchas confidencias, entre las muchas, ésta singular anécdota…

El año de 1878, Simón preguntó a su familia quién era su padre. Les dijo:
—Si Hilarión Daza lleva el apellido de su madre y no conoció a su padre; y Mariano Melgarejo lleva el apellido de su madre y no conoció a su padre. ¿Por qué yo no conozco al mío?
—Tu padre es el Dr. Julián Abasto ¿no te lo dijo tu madre?, dijo el tío Juan y se retiró a dormir.

Días más tarde Simón partió de Cochabamba en un caballo y a media hora de trote y a dos de galope llegó a Quillacollo. Pasó por las frondosas ramas encorvadas por la lluvia y entró al templo donde los aldeanos piadosos encendían cirios y soplaban incensarios logrando espesas humaredas. Rezó con tono reposado por el padre de su padre y por el padre del padre de su padre que dio la vida por él y formó su fe. Luego se santiguó, y salió a buscar la notaría de fe pública donde atendía el Dr. Julián Abasto. Al entrar y verlo, sintió miedo, y con una sonrisa menguada por la timidez, saludó:

—Doctor Abasto, buenos días... No sé si me reconoce...
— ¡Tienes algún pleito, o vienes por preguntar nomás!
—Soy Simón. Mi madre les dijo a los míos que usted es mi padre.
— ¿Yo tu padre? ¡Y quién es tu madre!
—Es María Patiño. María, como la madre de nuestro Señor.
— ¡Tu madre miente! ¡Yo no soy tu padre, tu padre será Quiroga, o Velasco, o quién sabe!...

Simón salió de la notaría, bajó el escalón y chocó contra el pórtico. Su vida estaba perdida, su mente se anubló de dolor, y con la fuerza divina que le llegó de dónde, volvió a entrar. Lo miró a Julián Abasto como nunca había mirado a nadie, y con los ojos achinados y una sonrisa punzante que le duraría por siempre, le dijo con una voz candente y temblante:

— ¡Gracias doctorcito por librarme de esta angustia. Créame que por un momento temí que me insultara diciendo que era mi padre. Uno sueña que su progenitor sea un hombre de verdad, que no se esconda tras la cobardía. Considere esta visita como una simple consulta, —y lanzó unas monedas sobre la mesa −, no es nada, pero es cuánto vale su cortés atención. Hasta nunca doctor.

—Maleducado. ¡Fuera de aquí, piérdase por donde vino!...
— ¡Ya me buscará… y le devolveré sus palabras, soy Simón Patiño, no me olvide!...

Simón subió al caballo, dobló la esquina y con el paso engañoso se alejó de la frustración, y cuando ya nadie lo veía, se apoyó al pie de un sauce y se enrolló igual que un feto dentro el vientre ausente y gimió como si el parto lo expulsara a la verdadera vida y aspiró el primer sol de Orckupiña, el mismo sol que hizo que las nubes parecieran estaños pulidos por la proximidad de la luna...

ORURO, 30 AÑOS DESPUÉS, EN LA MANSIÓN DE LA CALLE DE LAS ARTES…

Simón caminaba con bata y mantón sobre las losas venecianas de su mansión. Había descubierto unos años atrás, la mina de estaño más grande del mundo y era el tercer millonario del planeta. Viajó a Cochabamba para presidir las reuniones de su Empresa de Luz Eléctrica, facilitar donativos a varios templos a nombre de él y de Albina, y sostener una reunión en la oficina del Banco Mercantil, donde atendió además a personalidades que deseaban negociar y conversar con él.

Un día antes de retornar a Oruro, el secretario que atendía las audiencias, le dijo que en la agenda había un señor de avanzada edad que insistía desde días atrás en darle una gran sorpresa. Simón después de averiguar quién era, sonrió con su boca chueca antes de ordenar al secretario que acomode a la visita en su despacho y los deje solos.

El anciano ingresó al escritorio más bello que jamás había imaginado, y se sentó con las piernas cruzadas para conversar mucho tiempo, pero luego se levantó radiante de gozo cuando ingresó Simón, y con su sonrisa de referencia de haber si me recuerdas, le extendió sus dos brazos muy cordialmente; a cuyo gesto Simón no correspondió, y le preguntó sin cortesía:

— ¡Tiene algún pleito o viene por preguntar nomás!
— ¡Simón... Hijito, soy tu padre, soy el doctor Julián Abasto... venga un abrazo!
— ¿Mi padre? ¡Usted miente, yo no soy su hijo, su hijo será Quiroga, o Velasco, o quien sabe!...
Simón acercó su nariz hasta la nariz del anciano, y con voz baja, incisiva y mordiente, lo sentenció:
—Se lo digo ahora: doctorcito, si acaso no se lo dije antes: Cuando uno amanece en la elevada cumbre, es imposible que distinga a los perros entecos del llano. ¿Entendió? —Pulsó el timbre y ordenó al secretario que acompañe al fulano hasta el portón de la caballeriza y no lo deje entrar más.

Pero después de la dulce mermelada vino el triste amargo. El gerente del banco, don Juan G. Graue, tuvo el encargo de invitar a Simón, a nombre de los empleados, a una recepción antelada en una respetable quinta de la calle Comercio, muy cerca al banco. Esto fue después de haber tratado inútilmente de conseguir el salón del Club Social, donde los decentes, sentados en las dormilonas de la residencia de quien fuera el más prestigioso patriota, don Francisco del Rivero, se negaron a prestarlo por su condición de mestizo…

¿Mestizo, decente? ¿Acaso el alcahuete de traje, moño y copete es decente?
¿Acaso no vende a ocultas su delicioso jigote el decente de erguido cogote?
No es la piel la que hace al decente, ni el fajo de dinero que hace al decente.
Es la humildad en el orgullo y el orgullo en la humildad que hace al decente.

A la hora de la recepción, después de los saludos de circunstancia y las expresiones de encomio, apareció en el salón un caballero muy distinguido de apellido Velasco, vestía traje gris, quizás plomo, y una vez que encargó al mozo su sombrero y su bastón con pomo de porcelana, se dirigió a la concurrencia con la soltura de quien acostumbra dar la primicia de un brindis y habló casi deletreando:

— ¡Distinguidos señores, levantemos nuestra copa de champaña, en homenaje a la viva raíz y a la sangre que se reencuentra nuevamente! ¡Brindo por mi hermano de padre, por Simón!...

En ese instante, Simón se levantó aparentando no haber oído nada. Rechazó los pasteles de natilla, la copa de champaña, e indicó que se retiraba a descansar, pues al día siguiente tenía que partir a Oruro para atender otros asuntos. Él sabía que esa eventualidad ocurriría, lo que no sabía era cuándo, ni que su gesto de disgusto había sido tan notorio que no pasó desapercibido.

Al día siguiente partió sin dejar de ver a través del cristal el rostro de Velasco que por suerte se fue diluyendo entre la veloz floresta hasta perderse en la cuesta agreste y pedregosa donde los pajonales ya cimbraban de frío.

-----------------


EDUARDO ABAROA Y AUGUSTO PINOCHET, DESTINOS DE UN HEROE Y DE UN DICTADOR



Por: José Antonio Loayza Portocarrero / 22 de febrero de 2018.

Este no es un memorable día, dista mucho de serlo. Hoy se recuerda el inicio de la Guerra del Pacifico: 14 de febrero de 1879, cuando muy temprano el buque chileno Blanco Encalada desembarcó en la ciudad boliviana de Antofagasta a 1.500 soldados chilenos que avanzaron en fila ancha apropiándose de nuestro litoral en medio de un gran júbilo. Así empezó la desigual Guerra del Pacífico que dejó al país sin acceso soberano al mar. Fue un día de crueldad atroz, un día nefasto y repudiable, no hubo degüellos y hubiera sido preferible que hubiera, pero si hubo manos lamidas. No voy a repetir esta historia que la tenemos harto mascoteada, hoy me referiré a una ironía histórica de las muchas que tenemos y considero que esta es la menos admitida, el hecho de que Eduardo Abaroa y Augusto Pinochet, figuren en una coincidencia de colateralidad genealógica. Pero vayamos a ver cómo se creó esta enojosa e ignominiosa ironía, empecemos con algo de contexto:

EDUARDO ABAROA HIDALGO E IRENE RIVERO PACHAS

23 de marzo de 1879. Hora 9:15
A esa hora las esperanzas ya estaban perdidas en la defensa de Calama. El toque de corneta ordenó la retirada, había concluido la lucha entre Bolivia y Chile cuando los chilenos cruzaron el puente Topater y se encontraron con ese bravo llamado Abaroa que era el más resuelto de todos, y que herido y sucio de pólvora y sangre, agonizaba apoyado en su wínchester en la puerta del Ingenio Artola Hnos. El subteniente Carlos Souper le intimo rendición. Abaroa lo miró y con una palabrota ronca como un rugido, gritó entre borbotones de sangre: ¿Rendirme yo?... ¡que se rinda su abuela, carajo!...

Eduardo Abaroa Hidalgo, nació en San Pedro de Atacama el 13 de octubre de 1838 y falleció en Calama el 23 de marzo de 1879. Fue comerciante, minero, agricultor, contador y empresario. Trabajó en una mina de plata en un pueblo de paso de caravanas de ganado y minerales, donde poseía tierras de pastizales y vegas que servía para el ganado y la producción de alfalfa. Fue hijo de una familia tradicional, de Juan Abaroa y Benita Hidalgo, y el tercero de cuatro hermanos. Tras su muerte dejó viuda a Dña. Irene Rivero Pachas, y a cinco huérfanos: Andrónico, Eugenio, Amalia, Antonia, y Juan Eduardo Abaroa Rivero.

ANDRÓNICO ABAROA RIVERO Y LASTENIA CÓRDOVA

De los cinco hijos, fue Andrónico (1863-1937), quien creció y se convirtió en un importante industrial y agricultor del norte, fundó una fábrica de pólvora y una empresa de electricidad en Calama y por su buena fortuna fue cónsul vitalicio de Bolivia. Se casó con Lastenia Córdova, y tuvo tres hijos: Juan, Eduardo y Elena; esta última nació en Tupiza y a sus 18 años se fue a Antofagasta.

ELENA ABAROA CÓRDOVA Y POLICARPO LUKSIC LJUVETIC

Elena (1898- d), lo conoció al croata Policarpo Luksic, que llegó en 1900 a Antofagasta desde la isla de Brac, tras la pérdida de su producción de parras. Un tiempo después se casaron, y a la muerte de Andrónico los hijos heredaron sus empresas. Elena educó a sus dos hijos: Vladimir y Andrónico, y gracias a su talento organizativo y la habilidad en los negocios construyó una fortuna con la que sus dos hijos pudieron salir al exterior, y les dijo: “Hijos, acabó mi responsabilidad. En adelante ustedes forjarán su propio destino”; les dio dinero, una cifra no muy alta, pero suficiente para partir a Europa.

VLADIMIR LUKSIC ABAROA Y TATIANA HIRIART

El primer hijo de Elena y del inmigrante croata Policarpo Luksic, fue Vladimir Luksic Abaroa (1924), quien contrajo matrimonio con Tatiana Hiriart Rodríguez, hija de Osvaldo Hiriart Corvalán y Lucía Rodríguez Auda. Tuvo una hermana María Lucia, y una hija, Tatiana Luksic Hiriart (1956).

ANDRÓNICO LUKSIC ABAROA - ENA CRAIG E IRIS FONTBONA

El segundo hijo de Elena y de Policarpo Luksic, fue Andrónico Luksic Abaroa (1926-2005), viajó a París a estudiar leyes y se adentró en el mundo de los negocios relacionados con el intercambio de dinero. Cuatro años después regresó a Antofagasta con $us. 30 mil ($us.1,3 millones de hoy), que invirtió en una casa de cambios y en una concesionaria de la Ford. Adquirió la mina de cobre Portezuelo que la vendió a una firma japonesa en $us.500 mil ($us. 21,5 millones actuales), a sus 30 años ya era millonario. Se casó con Ena Craig y su segunda esposa fue Iris Fontbona, considerada por la revista Forbes, como la décima mujer más rica del mundo.

Andrónico fundó Quiñenco, empresa matriz del Grupo Luksic, y uno de los mayores conglomerados de Chile encargada de las operaciones industriales y financieras, que controla Antofagasta Plc, varias minas de cobre, negocios en telecomunicaciones, servicios bancarios, cerveza, manufactura, energía, transporte y portuarios, incluyendo tres cadenas de hoteles en Croacia, Adriatic Luxury Hotels, Laguna Porec e Istraturist. Actualmente sus tres hijos Andrónico, Guillermo y Jean Paul, administran sus inversiones en Inglaterra, Bolivia, China y Croacia, además de otras empresas.

Andrónico Luksic Abaroa, conocido como “El patriarca” murió el 2005, y dejó una fortuna evaluada en 10.000 millones de dólares. (El PGN, 2018 para Inversión Pública es de $us. 7.285)

MARÍA LUCÍA HIRIART RODRÍGUEZ

María Lucia (1922), es hermana de Tatiana Hiriart, esposa de Vladimir Luksic Abaroa. En septiembre de 1941, conoció al entonces subteniente Augusto Pinochet, con quien se casó en abril de 1942, y tuvieron cinco hijos… El resto de la vida de Pinochet, es historia conocida.

DESTINOS DE UN HÉROE Y DE UN DICTADOR.

Abaroa y Pinochet, son dos destinos no paralelos, no es la geometría euclidiana donde dos líneas rectas se interceptan en el infinito, esta es una ironía o una situación que resulta ser lo contrario de lo que se espera. Por ello no nos convence que el bisnieto de nuestro andante caballero del mar, Andrónico Luksic Abaroa, haya servido a los asesinos de su abuelo y haya sacado provecho de nuestro país en favor de Chile, que desde el 21 de septiembre de 1908 se benefició de los manantiales del Silala que concedió la Prefectura de Potosí a la compañía The Antofagasta, and Bolivia Railway Co. Ltd., para el uso y aprovechamiento de estas aguas., “exclusivamente para alimentar a las locomotoras a fuerza de vapor”; esta compañía pasó en 1980 al Grupo Luksic. En 1996, nuestra línea occidental de trenes pasó a manos del Grupo Luksic a través de la empresa Cruz Blanca S.A., cuyas acciones no supimos recuperarlas, como paradójicamente lo hizo el 2014 el venezolano Gill Ramírez, que después de comprar las televisoras ATB, PAT y los diarios “Extra” y “La Razón” de La Paz, y la agroindustria Gravetal, compró al Grupo Genesse Wyoming de Estados Unidos, el 50% de las acciones de la Ferroviaria Oriental, y en septiembre del 2015, el 50% de la Ferroviaria Andina de Bolivia al Grupo Luksic, primordiales para el corredor bioceánico que unirá el Atlántico y el Pacífico.

Esto significa que el Grupo Luksic aún tiene presencia económica y legal en el país: pues según el informe de la Bolsa Boliviana de Valores, Gill es presidente del directorio de Ferroviaria Andina desde el pasado 8 de septiembre, en cuya nómina participa como síndico titular el abogado boliviano Walker San Miguel, que fue Ministro de Defensa del Gobierno actual y Cónsul en Chile. ¿No es esto, otra singular ironía?

El año 2000, el historiador Mariano Baptista, Cónsul de Bolivia en Chile, conversó con Andrónico Luksic Abaroa, y le planteó el problema de las aguas del Silala. En un momento de la cena le dijo:
—“El pueblo de Potosí que ha conocido tanta grandeza, hoy día es el más pobre de Bolivia y uno de los más pobres de América Latina y usted tiene el control del agua del Silala en su empresa”.
—Luksic Abaroa, respondió: “No, yo no le debo nada a Potosí”.

No hay duda, siempre hay un pésimo en la familia, o un ingrato de calaña. El hombre más rico de Chile, sabía que Tupiza es un pueblo de Potosí, y sabía que allá nació su madre.

Fotos: Abaroa y Pinochet (Creditos: Wikiquote)


-----------------

LOS NOMBRES DE LOS ESCLAVOS NEGROS DURANTE LA COLONIA EN EL ACTUAL TERRITORIO BOLIVIANO



Fuente: Esclavos negros en Bolivia de Alberto Crespo R.

Era comente que los esclavos, si no tenían un apellido cualquiera, adjudicado al azar, o el de sus amos, llevaran como tal el nombre de la región africana de la cual eran originarios. Pero había casos en que a pesar de exhibir un patronímico derivado de un territorio africano, no era realmente el de la verdadera procedencia. Se tiene así en Charcas el caso, sin duda no excepcional, de una “negra mi esclava Cristina Angola marcada y señalada en el pecho derecho”, pero que no procedía de Angola, sino que era “venida de Guinea” (53). Pero correctamente o no desde ese punto de vista, no era raro el nombre de un Antón Biafara o Francisco Angola.
Como los esclavos eran bautizados antes de ser traídos a las Indias españolas, llevaban sin excepción nombres tomados del santoral cristiano. Lockhardt aclara que se añadía a ese nombre un apellido, sobre todo, cuando los esclavos formaban parte de grupos más extensos y no eran fácilmente identificables porque había más de un individuo con el mismo nombre de pila.
Entre los años 1735 y 1752 se anotaron en la iglesia catedral de La Paz 502 casamientos de españoles, mestizos y negros, que eran quienes figuraban en los registros de ese templo, mientras los indios tenían reservadas las parroquias de San Pedro y San Sebastián. De esa cifra, durante el mismo lapso, correspondió a los negros la cantidad de 55 casamientos, cifra que ratifica aproximadamente la proporción existente entre españoles y mestizos, por un lado, y negros por otro, que resulta de los registros de bautizos, o sea alrededor de un diez por ciento. Habría fundamento para afirmar que hacia aquel período (1735-1752), se habría producido una aproximación entre amos blancos y esclavos negros, no como resultado de un cambio en las leyes, sino como una evolución propia del tiempo. El negro estaba comenzando tal vez a dejar su condición de individuo extraño, venido de un continente desconocido y lejano, si no una especie de homínido, para ser considerado como un ser humano.
Ese acercamiento entre la clase poseedora de los amos y la de los sometidos, podría verse en la proporción de esclavos domésticos que llevaban el apellido de sus dueños. De esas 55 partidas de casamiento entre negros y miembros de castas desprendidas, 28 correspondían a esclavos que llevaban el apellido de sus amos. Sin duda que varios de ellos debían de ser hijos de los propietarios, tenidos en esclavas negras al alcance de la mano dentro de una común vida doméstica, pero también se puede pensar que un porcentaje dado, aunque fuera pequeño, de esas apropiaciones patronímicas, se producía como resultado de una mayor aproximación entre los grupos extremos de la sociedad colonial, españoles blancos y negros esclavos. Seguramente el porcentaje de esos casos registrados en las haciendas, tenía que ser bastante más reducido, puesto que ese tipo de vida daba menor cabida a la comunicación humana.
Porque la situación podría ser legítimamente aplicada a otras regiones de América, se menciona la idea (55) de que como los negros vendidos en las costas africanas a los traficantes, eran sobre todo jefes de tribus vencidos en luchas internas, el conjunto tenía una composición aristocrática. Según el mismo pensamiento, ese hecho explicaría el aporte dado por la población negra a la cultura americana y sobre todo a la brasileña. Gilberto Freiré ha demostrado en su obra clásica “Casa Grande e Senzala” el valor de ese aporte y contribución, superiores sin duda a los que dieron las poblaciones indígenas brasileñas. Es evidente que, dentro del campo de las aproximaciones en que nos hallamos situados en este punto, tal razonamiento no sería aplicable a regiones que ya antes de la llegada de los conquistadores europeos tenían culturas de un innegable adelanto como es el caso del Perú, que engloba a Charcas.
Garrió de la Bandera que cubrió detenidamente a fines del siglo XVIII el largo trayecto que separa a Buenos Aires de Lima, las capitales de los dos virreinatos, pudo asomarse también a las muy diversas formas de vida que llevaban los grupos negros en tan amplio ámbito, aunque ése no hubiera sido el cometido de la misión que cumplía. Como estaba dotado de un espíritu atento y curioso, llegó a incluir en sus anotaciones las diferencias que observó entre la música y los bailes de los indios y de los negros, y emitió juicios propios de la época, que serían contradichos más tarde por nuevos criterios de valor. Encontró que con sus instrumentos de viento (flautillas), de cuerda y percusión, su canto suave "aunque toca siempre a fúnebre", las danzas de los nativos eran “serias y acompasadas”. En cambio, “las diversiones de los negros bozales son las más bárbaras y groseras que se puedan imaginar”. Para Garrió de la Bandera, los sonidos altos de la música que producían con una descarnada quijada de asno y su “dentadura floja” rasgada con un hueso, asta o un pedazo de madera, eran “tan fastidiosos y desagradables que provocan tapar los oídos". En lugar del “agradable tamborillo” de los indios, los negros acompañaban su música con los sones que daba un tronco hueco cubierto en los dos extremos por un cuero o pellejo grueso que golpeaban con palillos sin orden ni ritmo. Para el viajero, las danzas eran grotescas y “deshonestas”. Había sí una semejanza entre las diversiones de los dos grupos, indígena y negro, y era que unas y otras “principian y finalizan en borracheras”.

Foto: Figura de esclavo negro en la Casa de Moneda de Potosí. (Créditos periódico El Potosí)
-------------

"NAVIDAD EN CAMPO JORDÁN" - Guerra del Chaco - Diciembre de 1932



Recopilación #OscarCordovaOrtega 

Aprovechando el armisticio que fuera pactado por 24 horas a iniciativa de S.S.Pío XI, los oficiales del Regimiento "Paucarpata" 27 de Inf. habían resuelto conmemorar la Noche Buena de ese año 1932.
Como no tenían la imagen del Niño Jesús, uno de los oficiales la pintó sobre una pequeña lata empleando el polvo raspado de un lápiz rojo mezclado con el aceite de las armas y usando a modo de pincel un palito envuelto en algodón. Mientras tanto, los demás se ocuparon en buscar un sitio debajo de un frondoso árbol y adornar el pequeño pesebre.
Cada uno contribuyó con lo que pudo: figuras de animales modelados en barro, figuras humanas, luciérnagas, flores del campo, vainas vacías de proyectiles, etc. Iluminaron el pequeño Nacimiento con linternas eléctricas y colocando decenas de luciérnagas en frascos de cristal.
A las 12 horas de esa histórica noche en que el improvisado Nacimiento ofrecía un aspecto impresionante, se desarrollaron escenas conmovedoras al pie de la efigie; los combatientes desfilaron tocando música de boca e improvisando ruidos rítmicos con latas y sirviéndose de un cajón de madera que hacía las veces de bombo.
Concluida la recitación de algunos versos y canciones alusivas, los soldados depositaban al pie de la imagen, sus detentes, escapularios, medallas, etc. pidiendo con lágrimas la protección divina para seguir luchando por la Patria...

GUERRA DEL CHACO / La tregua navideña de 1932



En medio del fragor de la peor de las actitudes destructivas del ser humano: la guerra, es notable cómo el alma de las personas se inclina hacia aquel deseo profundo de paz y fraternidad, a pesar de las terribles circunstancias, las razones superiores de patria, del deber, de las irrecusables órdenes superiores y fechas emblemáticas como el día de Navidad hacen aflorar estos deseos en las personas.

“Leyendo el diario de mi abuelo, el sargento Juan Francisco Pedraza Méndez, saco esto que él escribió:
23 de Diciembre de 1932

Tan solo se escuchan algunos disparos, ya no como hace pocos días, donde los pilas intentaron sacarnos a toda costa. Es triste ver a los amigos morir. Desde Boquerón he visto a muchos amigos quedar allí con un tiro, por eso no hablo mucho con ninguno. No quiero que sean mis amigos porque después duele llorar por el amigo muerto. Sigo pensando en mi casa y en mis padres y hermanos. Dejo de escribir; tan solo quiero dormir, fueron noches en desvelo.

24 de Diciembre de 1932

Llegó una noticia. Se había firmado un alto al fuego por 24 horas por Navidad. Qué alegría en mi alma, pero tristeza en mi corazón. ¡Cómo podremos festejar la Navidad si estamos matándonos como animales, aun hasta el animal más desgraciado tiene compasión para con sus semejantes! Nos dieron el rancho con un pedazo de carne, más un paquete de cigarrillos y un puñado de coca como regalo. El comandante nos felicitó y nos dijo que descansemos porque terminadas las 24 horas comenzaríamos a realizar un ataque contra los pilas. Todos nos miramos con profunda tristeza. Del hueco de mis ojos salieron lágrimas al recordar las navidades en mi casa. Todos en la casa siempre cumplimos con ayudar a mi madre en limpiar la casa, ayudar en la cena, que siempre era un lechón que mi padre metía al horno, justo a las 12. Todos en familia comíamos, y siempre mirábamos los regalos que mi padre con sus propias manos hacía con mucho cariño para sus hijos y mi madre siempre haciendo muñecas para las hijas. Cuando recuerdo eso, maldigo la guerra que me está quitando mi juventud, pero qué puedo hacer. No puedo huir porque sería un deshonor a mi padre que peleó contra los brasileros en el acre, y siempre me decía: hijo, la patria al igual que Dios es lo primero. Bueno, mamá y papá, feliz Navidad, tan solo les puedo regalar una lágrima y que Dios les mande mis mensajes de que aún su hijo está con vida, y antes de dormir les daré mis felicitaciones al enemigo.

Me contó mi abuelo que antes de dormir un rato, él gritó ¡Feliz Navidad pilas! y de la otra trinchera se escuchó ¡Feliz Navidad bolís!”.

Esta “tregua de Navidad” fue lograda por la intervención del papa Pío XI (1857-1939). Se estaba combatiendo entonces la feroz batalla de Saavedra. Tan solo dos días después los bolivianos lanzarían el celebre ataque del 27 de diciembre de 1932. Los combates eran de lo más duros y están reflejados en las impresionantes fotográficas que tomó el médico argentino voluntario, Cap. HC Carlos de Sanctis.

EN LA FOTOGRAFIA: un soldado Boliviano aprovecha la pausa en los combates para escribir una carta a su familia.

Para más historias: Historias de Bolivia.

COCHABAMBA: ¿ES LA CAPITAL PRIMOGÉNITA DE BOLIVIA?



Por: José Antonio Loayza Portocarrero, nota publicada en: ‎SIGLO Y CUARTO, Documentos Históricos


Ya dije que hay hechos en nuestra historia que se los calla por evitar la refutación, a veces maleducada o nada opinable de algunas personas y el acto se amilana. Aun así, a sabiendas que la ignorancia es atrevida. Tengo en vista escribir algunos temas sobre nuestra historia para que estos sean, en la consideración de su enigmaticidad, creídas o no creídas. Empezaré por esta curiosidad…

¿Si Cochabamba es la capital primogénita de Bolivia, entonces Sucre sería la sede de la capital y La Paz la sede de gobierno?
La pugna por la capitalidad se circunscribió a una rivalidad de antaño entre Sucre y La Paz, eludiendo a Cochabamba de su particularidad, esquivando la voluntad del Libertador Bolívar y del Mariscal Antonio José de Sucre en 1826, y la manifestación del Mariscal Andrés de Santa Cruz en el Congreso de 1837, que eligieron a Cochabamba como la capital de la república. Estos legados históricos no se cumplieron por obra de un substrato político que impuso la instauración de un sistema estatal, llamado: “El Estado de Olañeta y de los doctores de Charcas”, y de una acción bélica-civil que configuró: “El Estado incautado y la lógica del vencedor”.

¿Qué sucedió para que los padres de la patria no hayan consagrado esas voluntades en los congresos subsiguientes a la Asamblea Deliberante de 1825, cuáles fueron las causas para que todo culminara en el desacatamiento? Lo cierto es que en el arrebato constitutivo se formaron las nuevas jerarquías y las logias cupulares imbuidos de sus intereses señoriales, precipitaron la herejía histórica que remedó y reprodujo la continuidad colonialista, las mismas que provocaron la apropiación del poder mediante una injusta guerra civil, enmascarada en un falso federalismo.

ITINERARIO DEL DESPOJO HISTÓRICO

1. Bolivia nació el 6 de agosto de 1825; sin la ciudad capital.

2. El 8 de agosto de 1825, la Asamblea Deliberante en la 13ª sesión, decretó el Proyecto de Ley en cuyo artículo 13, dice: “La ciudad capital de la República y su Departamento se denominará de lo sucesivo Sucre”.

3. El 9 de agosto de 1825, en la 14ª sesión, el Diputado Méndez presentó la moción que se declare: “Cuál ciudad de los departamentos deberá tenerse por capital para que se denomine Sucre”.

4. El 21 de junio de 1826, el Congreso preocupado por el asunto de la capitalía de la República que en el futuro sería la fuente de la discordia y la disolución de los vínculos nacionales, resolvió por consejo de la Comisión designada: “Dejar a discreción del Libertador la elección del lugar en que debía construírsela”.

5. El Libertador, en uso de la atribución conferida, en carta dirigida al Congreso Constituyente el 4 de agosto de 1826, firmada por su Secretario General, conceptuó que todas las ventajas las reunía la ciudad de Cochabamba por situarse en el centro del país, con un clima salutífero y agradable, gozando de todas las dulzuras de un país feraz y abundante, y sin tener noticias de que otra de Bolivia se le iguale.

6. 14 años después, en el Congreso de 1839, el Diputado Aguirre presentó la moción para que la capital radique definitivamente en Chuquisaca y cambie su nombre por la ciudad de Sucre. Así se redujo a nada la atribución del Congreso delegada al Libertador.

7. El 18 de noviembre de 1898, el Presidente Fernández Alonso, promulgó la Ley de Radicatoria que dio inicio a la guerra civil o federal. Sucre perdió la capital y La Paz, por decreto del 14 de abril de 1899, se constituyó como sede.

EL HÁBIL OLVIDO DE LA DECISIÓN LIBERTARIA DE BOLÍVAR

Cuando el Libertador Bolívar dejo Chuquisaca y partió a Cochabamba el 10 de enero de 1826, acompañado por el Mariscal de Ayacucho, Ministros de Estado, Plenipotenciarios de la República y una comitiva de personalidades, expresó:

“Así como Bolivia es el corazón de América, Cochabamba es el corazón de Bolivia y en ella debe erigirse la capital Sucre y es mi deseo colocar la primera piedra de la capital…”.

Respondiendo a ese deseo, el Mariscal de Ayacucho, dio los pasos para la construcción de la capital de la república cerca de la ciudad de Cochabamba. Según la carta del 28 de junio de 1826:

“...Como yo sé que usted ha designado un lugar muy cerca de Cochabamba para la ciudad Sucre, mandaré muy luego cortar maderas y preparar todos los materiales, para con la respuesta de usted construir todos los edificios el año que viene; pues tengo un empeño formal en reunir el primer Congreso Constitucional el año 28 en la capital de la República”.

Sugirió entre otras posibilidades, adquirir la finca de las monjas de Santa Clara en Cliza:

“Entiendo que las monjas de Cochabamba han de poner dificultades para vender su hacienda de Cliza según los informes, pero sé que a una legua de Cochabamba hay cuatro haciendas juntas de que puede hacerse una muy hermosa de valor de 100 a 150 mil pesos y que siendo ellas de diversos herederos, quieren estos venderlas. Si es que usted quiere que se las compre, y aunque se las haga componer y arreglar y aun construirle una bella casa de campo, avíseme Ud., resueltamente”

El Libertador dijo que la ciudad capital debía ocupar el núcleo vital de la república, y agregó en carta dirigida al Congreso el 4 de agosto de 1826, los criterios geopolíticos para centralizar el poder:

“A las veces la felicidad de una nación emana de las relaciones de su capital con sus vecinos y con sus propias provincias. La cercanía al mar unida a la proporción de las distancias entre los extremos, a más de los medios de subsistencia y comodidades, son las primeras miras que se deben consultar en semejante caso. El Libertador conceptúa que todas estas ventajas se reúnen en la ciudad de Cochabamba, pues dista relativamente poco del mar y se halla situada en el centro del país, con un clima salutífero agradable, gozando de todas las dulzuras de un país feraz abundante. Su excelencia a visto bajo este aspecto lisonjero la Comarca de Cochabamba y no tiene noticias de que otra de Bolivia se le iguale”.

Una década más tarde, el Congreso Constitucional de 1837 en Chuquisaca, rechazó el proyecto de Confederación con el Perú. Ante este conflicto irresoluto, el Mariscal Andrés de Santa Cruz, dijo:

“...Creo de absoluta necesidad trasladar la capital de la República a Cochabamba, para anular un pueblo y unos hombres siempre díscolos y que no pueden ya ser buenos después del escándalo que han dado. Esto puede hacerlo hoy el gobierno y yo no quiero malograr tan buena ocasión de hacer sentir de todos modos la política que creo indispensable y estoy decidido a seguir para salvar la República”...

Con la derrota de la Confederación Perú-Boliviana y la caída del Mariscal Santa Cruz, el péndulo volvió a oscilar al sur, y en agosto de 1839, se reunió el Congreso Constituyente en Chuquisaca que era el reducto anticrucista. En el evento nuevamente apareció el trasfondo político; una moción fue suficiente para que la capital radique definitivamente en Chuquisaca y cambie su nombre por la ciudad de Sucre.
Esta es una realidad que no se puede soslayar, Cochabamba fue fiel con las palabras finales de Sucre: “De conservar por entre todos los peligros la independencia de Bolivia”. Y si bien el tema de la capitalidad no halló consenso en el contubernio asambleísta, el tema de la capitalidad, sí halló consenso en la verdad irrebatible de la historia.
Si esta historia no devela el enigma, creo que es correcto que tú opines, de modo que nuestra historia se relecture y reescriba, si no, te invito a explicarme porque no hacerlo. Gracias.

JUAN HUALPARRIMACHI EN LA PLUMA DEL ARGENTINO MARIO ERNESTO O’DONNELL


Fuente: Juana Azurduy La teniente coronela de Mario Ernesto O’Donnell / 1994.

Juan Hualparrimachi era un joven cholo que cierto día se presentó ante los esposos Padilla y se propuso para integrar sus fuerzas. Desde el primer momento quedaron éstos muy impresionados por la apostura y la inteligencia de este joven que acababa de salir de la adolescencia, pero que ya expresaba ideas claras en cuanto a su decisión de luchar por un mundo mejor.

Pero mucho más sorprendente fue cuando fueron desentrañando la genealogía de Hualparrimachi: éste afirmaba, y nada lo desmentía, ser hijo natural de Francisco de Paula y Sanz, quien había gobernado Potosí, al servicio del rey de España, durante varios años, haciéndolo con probidad y acierto, lo que le ganara un considerable prestigio en la ciudadanía. De Paula Sanz era, y esto era sabido de uno y otro lado del océano, también hijo ilegítimo, nada menos que de un rey de España, Carlos IV.

Su odio al español provenía no sólo de su reacción ante la injusticia a que eran sometidos él mismo y sus pares, sino también, a nivel más personal, a la absoluta desconsideración con que su padre, quien fuera luego fusilado por Castelli al entrar en Potosí, había tratado a su madre, una bellísima indígena, quien, para completar una genealogía deslumbrante, era descendiente directa del inca Huáscar. Ello no impidió que el arrogante español, luego de mantenerla amancebada durante un cierto tiempo, la abandonara más tarde en la miseria y la depresión que la llevaron a una muerte prematura.

Hualparrimachi se ganó prontamente la confianza y el afecto de doña Juana, que lo trató como a uno más de sus hijos, quizás como las señoras distinguidas de entonces trataban a sus criados preferidos. Mientras que Manuel Ascencio, confiadoen el ascendiente que el joven cholo tenía sobre sus iguales y apreciando la habilidad letal que demostraba en el manejo de la huaraca, rápidamente le asignó el puesto de su lugarteniente.

El cholo Hualparrimachi era extremadamente valiente y eficaz en los encarnizados entreveros, y atacaba a sus enemigos con una ferocidad que impresionaba a propios y ajenos, lo que hizo que su fama, aumentada por los relatos idealizados, se expandiera por la región.

Pero tan sorprendente que parecía descabellado, Hualparrimachi era, entre tanto odio y devastación, poeta. Y los tiempos han demostrado que sus poesías, redactadas en quechua, tenían talento:

¿Chekachu, urpílay,
Ripusaj ninqui,
Caru llajtata?
¿Manan cutinqui?...
«Rinayqui ñanta
Ckabuarichibuay,
Nauparisuspa, buackaynillaybuan
Chajcbumusckayqui.
»Rupbaymantari, nibuajtiyquiri,
Huackayniyllari,
Ppuyu tucuspa
Llantuycusuncka.
»¡Aucharumij buabuan!
¡Auca Kakaj churin!
¿Imanasckataj
Sackeribuanqui?

Traducción de Joaquín Gantier:

¿Es verdad, amada mía que dijiste,
me voy muy lejos para no volver?
Enséñame ese camino, que adelantándome,
Lo regaré con mi llanto.
Cuando me digas del calor del sol,
mi llanto, en nube convertido te hará sombra.
¡Hijo de la piedra! ¡Hijo de la roca!
¿Cómo me has dejado?

Una de las funciones que Manuel Ascencio le asignaría a Hualparrimachi fue la de colaborar con doña Juana en la custodia de sus hijos.


LA MISIÓN DEL CHILENO WALKER MARTÍNEZ EN BOLIVIA


Fuente: Aclaraciones Históricas Sobre La Guerra Del Pacifico - Roberto Querejazu Calvo.

Tres sucesivos gobiernos bolivianos participaron en la gestación y perfeccionamiento del Tratado de Alianza Defensiva suscrita con el Perú. Lo inició el gobierno del Presidente Agustín Morales, que tenía por Canciller a Casimiro Corral. Se firmó y aprobó durante el gobierno provisional de don Tomás Frías, en el que continuó como Ministro de Relaciones Exteriores el señor Corral. Se ratificó y se canjearon las ratificaciones en el gobierno constitucional de don Adolfo Ballivián, cuyo secretario de Estado en el despacho de negocios internacionales era don Mariano Baptista Caserta.
Una alianza que tenía un claro y definitivo carácter defensivo debió hacerse público para que sirviese de prevención al presunto enemigo de las dos partes contratantes. Empero, se le dio carácter secreto seguramente hasta que se consiguiese la adhesión de la República Argentina. Sin embargo, no se le quitó esa condición cuando la incorporación del gobierno de Buenos Aires no llegó a concretarse.
Pese al secreto, el gobierno chileno supo de su existencia, a poco de su firma, por una infidencia del Brasil. El Perú por consideración a un país poderoso y vecino con el 'que quería mantener relaciones libres de toda susceptibilidad, le dio aviso confidencial del pacto suscrito con Bolivia. La cancillería de ltamaraty transmitió el dato a la de La Moneda. También el Ministro del Brasil en Buenos Aires, Barón de Cotepige, comunicó a su colega chileno, Guillermo Blest Gana, que se había pedido la adhesión argentina y que el asunto se estaba discutiendo en el Senado. Blest Gana comprobó la veracidad de tal información pagando una deuda de 20.000 pesos de uno de los senadores a un banco e incitándolo, por ese medio, a la venalidad.
Las autoridades chilenas quedaron muy nerviosas con las noticias de la alianza. Portales había dejado establecido como uno de los fundamentos de la estrategia internacional de Chile el de evitar la existencia de cualquier vinculación político - militar entre Bolivia y el Perú.
Los intereses chilenos en las riquezas del litoral boliviano, nacidos con el guano de Mejillones (del que consiguieron una mitad gracias al tratado de 1866), incrementados con la plata de Caracoles (explotada en su mayor parte por mineros de su nación), habían aumentado en los últimos años con un tercer producto, el salitre, en cuya explotación sus industriales se llevaban la parte del león.
El señor Adolfo Ibáñez, que seguía como Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, para contrarrestar la alianza con el Perú, evitar que este país influyese sobre el de Bolivia con su política de estatización de la riqueza salitrera de Tarapacá y conseguir que sus compatriotas siguiesen extrayendo la plata y el nitrato de sodio de Atacama sin mayores impuestos, destacó a La Paz a don Carlos Walker Martínez, como Ministro Plenipotenciario, en sucesión del señor Santiago Lindsay.
Walker Martínez conocía bien Bolivia y sus hombres. Había sido secretario de la Legación Vergara Albano años antes, cuando resultó más hábil que su jefe en conquistar las simpatías del General Mariano Melgarejo y hasta obtuvo de él el título de edecán, con el grado de mayor de ejército, para la campaña bélica contra el Perú a la que se quería empujar al tirano beodo. Encontró que el gobierno de don Adolfo Ballivián era el reverso de la medalla de lo que fue el de Melgarejo. Lo que fuera ignorancia, concupiscencia, improvisación y rudeza era ahora cultura, austeridad, sentido de responsabilidad y buenas maneras.
Congenió con el canciller don Mariano Baptista y entabló con él una cordial amistad. Dijo de él más tarde en un libro: "Es un orador notabilísimo. Su honradez es inmaculada. Su cultura profunda".
Las conferencias Baptista-Walker Martínez se iniciaron en La Paz el 6 de junio de 1873. El diplomático chileno planteó el estricto cumplimiento del tratado de 1866. Se venía ejecutando en cuanto a la partición de los guanos de Mejillones, pero no respecto a la división de los derechos fiscales cobrados por la exportación de minerales. Baptista sugirió la conveniencia de anular ese pacto y llegar a la concertación de uno nuevo en el que se suprimiesen las "medias" y la intervención fiscal chilena en territorio boliviano. Declaró que el gobierno de Bolivia respetaba las obligaciones que había contraído pero pensaba que sería mejor llegar a un acuerdo que "consultase más avisadamente los mutuos y verdaderos intereses de ambas repúblicas y eliminase todo motivo de desacuerdo, de roce, de excitación popular y de inmixtión de gestiones fiscales".
Después de varias entrevistas, los dos negociadores llegaron a ciertos acuerdos básicos. Walker Martínez, con el visto bueno de su jefe Adolfo Ibáñez, declaró estar dispuesto a la concertación de un tratado nuevo, siempre que su país conservase en él los derechos adquiridos en el anterior y, si cedía en algunos, tendría que ser a cambio de adecuadas compensaciones.
Se interrumpieron las conversaciones a raíz de la decisión del Presidente Ballivián de viajar a Sucre para que el Congreso de ese año se instalase en su sede constitucional, la Capital de la República. Walker Martínez prefirió no seguir al gobierno recorriendo "300 leguas a lomo de mula por caminos endiablados". Se quedó en La Paz confiado en que el Jefe del Estado y sus ministros retornarían a la conclusión de las labores legislativas. Mas, como las instrucciones que tenía eran las de apresurar todo lo posible un arreglo con Bolivia, continuó negociando con el canciller Baptista por medio de correspondencia.
El 5 de septiembre (1873), le escribió: "Mi señor y amigo: Tenga la bondad de pensar sobre esta nueva combinación que voy a proponerle... El objeto que usted y yo perseguimos es cortar de una vez y para siempre la odiosa cadena de dificultades que existe entre Bolivia y Chile. Nuestro proyecto de arreglo, en su base sexta, dispone que Bolivia, previa liquidación, pagará a Chile la cantidad que adeuda por derechos correspondientes a antes de que firmemos el nuevo tratado".
"Esto dejaría siempre pendiente algo... Creo que mi gobierno aceptaría mejor un partido que diera completamente fin a todo, sin dejar causa de reclamos y disgustos mutuos. Me parece, además que sería un paso de excelente política para el gobierno de Bolivia resolver definitivamente esta cuestión... Si usted y yo tuviéramos la felicidad de llegar a ese término, habríamos hecho un verdadero bien a nuestros países y cumplido con un deber de buenos ciudadanos. La propuesta que le hago es la siguiente: Yo dejo de lado el artículo sexto aludido a trueque de que usted acepte la liberación de derechos de exportación de minerales que los chilenos explotan en el litoral boliviano. De esta suerte habría una compensación mutua. Si usted cree que le conviene esta propuesta hemos concluido y lo único que restaría es poner nuestras firmas al pie del tratado. Para mí este arreglo que le propongo tiene la inmensa ventaja de dar un corte definitivo a todo. Ya no habrá para qué ocuparse más de la cuestión de límites, ni de la intervención de un país en el territorio del otro. No habrá más que paz, buena armonía y fraternidad entre dos repúblicas amigas y hermanas".

Foto: Carlos Walker Martínez (1905). / Walker Martínez se casó con Sofía Linares Frías en Sucre (Bolivia) el 13 de octubre de 1875.
---------

BATALLA DE SAAVEDRA EN LA GUERRA DEL CHACO/ AL FINAL DE LA BATALLA, MÁS DE 1.200 PLAZAS PARAGUAYAS , SE VIERON REDUCIDAS A MENOS DE 300

Por: O. Cordova. 

"AL FINAL DE LA BATALLA, UNIDADES (paraguayas) DE MÁS DE 1.200 PLAZAS, SE VIERON REDUCIDAS A MENOS DE 300 HOMBRES…". Cnl. Paraguayo Nicolás Delgado

La batalla de Saavedra costó más de 2.000 bajas al ejército paraguayo. Asimismo el día 10 de diciembre de 1932, concluía la batalla con el repliegue de las tropas paraguayas a sus posiciones iniciales.
Sobre este aspecto existen opiniones distintas basadas en cálculos realizados por diferentes historiadores guaraníes.
El Cnl. paraguayo Fernández sostiene, por ejemplo, que las bajas ocurridas en todo el I.CE (1ª,2ª,4ª y 5ª divisiones) alcanzaron solamente a 828 en todo este período .
Su base de datos proviene de los registros de la sanidad paraguaya publicados después de la guerra. NO CONSIDERA QUE ESOS DATOS NO PUEDEN SER TAN CREÍBLES, COMO PARA DESCARTAR LAS CIFRAS OBTENIDAS DE LOS PARTES INMEDIATOS DE LAS UNIDADES PARTICIPANTES, POR TRES MOTIVOS:
1) La imposibilidad de llevar un registro completo por parte del escaso y -por lo tanto- atareadísimo personal de sanidad;
2) EL LÓGICO OCULTAMIENTO DE CIFRAS Y OTROS DATOS QUE PUDIESEN AFECTAR LA MORAL DE LAS TROPAS Y LA RETAGUARDIA y, finalmente;
3) La no consideración en esos datos sanitarios de los desaparecidos, desertores -que, los hubieron por centenares en los desbandes- y cadáveres no recogidos que quedaron en la "tierra de nadie" durante los combates.
Además, se contradice Fernández, puesto que en su misma obra, el jefe médico de su división (la 1ª), Dr. Carlos de Sanctis, rememora el Parte reglamentario elevado en esas jornadas, indicando: "En mi diario de guerra figura anotado el día 12 de diciembre de 1932, que las bajas de la I División de Infantería en las acciones de Saavedra, habidas en la semana precedente (1 al 7), llegaron a 800 hombres, la mayor parte de los regimientos 2 y 4 de Infantería" (Carlos J. Fernandez).
Queda sólo entonces hacer una inducción: si la 1ª División tuvo 800 bajas (en 7 de los 10 días que duró la batalla, y sin contar a los desaparecidos), ¿cuántas tuvieron la 4ª y 2ª Divisiones? Nada mejor para dilucidar el asunto que la afirmación de otro autor paraguayo, precisamente el comandante de la otra división que combatió en primera línea: el Cnl. Nicolás Delgado.
Aunque sin hacer sumas finales, nos dá una perfecta pauta cuando afirma: "AL FINAL DE LA BATALLA, UNIDADES DE MÁS DE 1.200 PLAZAS, SE VIERON REDUCIDAS A MENOS DE 300 HOMBRES…".
La conclusión es simple; si las unidades (se supone, las que estaban en primera línea) tuvieron 900 bajas cada una, y eran dos en su división: el "Boquerón" y el "24 de Mayo"; es lógico determinar más de 1.800 bajas, sólo en la 4ªDivisión.
Por lo expuesto, la cifra dada de más de 2.000 bajas en total para todo el Cuerpo, es no solamente real, sino probablemente hasta pequeña. (Luis Fernando Sánchez Guzmán - Boquerón 1932).

FOTOGRAFÍA: Sector SAAVEDRA, Diciembre de 1932. Soldados paraguayos heridos de diversa gravedad, tras recibir las primeras curaciones, son trasladados en la carrocería de un camión, rumbo a los hospitales de ISLA POI y CASANILLO. // La fotografía fue tomada por el Médico Argentino Carlos De Sanctis, integrante de la Sanidad Paraguaya en las acciones de SAAVEDRA.

ANÉCDOTAS DE LA GUERRA DEL CHACO / cuatro reales en el chaco



“…Cuando llegaban las encomiendas a un regimiento y alguno de sus destinatarios habían muerto, las sobrantes se repartían entre los soldados próximos al comando. Una vez me tocó a mí un pequeño bulto forrado con un pedazo de cotense, dirigido a Macario Quispe. Dentro encontré una pequeña porción de coca y cuatro monedas de diez centavos. Pensé que la pobre madre india que le envió esa encomienda, que no pudo conseguir nada más que esas pocas hojas de coca y los cuatro reales, quien sabe con cuanto esfuerzo y sacrificio. Debió pensar que en el chaco existían boliches y los cuatro reales eran para que su hijo se comprase algún comestible. ..”

Entrevista de Liliana Navarro Q. a Roberto Querejazu Calvo. // Aclaraciones Históricas sobre la guerra del Chaco de Roberto Querejazu Calvo  – Librería editorial G.U.M. / La Paz – Bolivia.

MELGAREJO: «MIS VALIENTES OFICIALES»


Un día en que el presidente Melgarejo estaba de buen humor, entraron a verle dos jóvenes oficiales del famoso batallón primero Colorados, los capitanes Carrasco y Cevallos.
- ¡Oh! mis valientes oficiales -les dijo el presidente- ustedes que pertenecen a mi heroico batallón Colorados, honra y gloria del ejército, deben ser muy valientes, ¿no es verdad?
-Sí, exceléntísimo señor -contestaron a una voz los dos oficiales.
-Bueno, vamos a verlo; hechos, no palabras, -dijo Melgarejo-. A ver, capitán -agregó, dirigiéndose a Carrasco, que, en realidad, era un guapo muchacho: -póngase el kepis y póngase recto contra esa pared, (señalándole el extremo del salón) y yo, desde este extremo, voy a darle un balazo.
Hay que advertir que el general Melgarejo era un tirador de primer orden.
El capitán Carrasco obedeció, presentándose muy sereno, aunque con el fundado temor de perder la vida en aquel inesperado momento.
Melgarejo se retiró al otro extremo del salón y sacando su revólver apuntó y disparó. La bala atravesó el kepis de Carrasco.
-Bien, mi valiente oficial -exclamó el capitán general; -así deben ser los oficiales del ejército de Melgarejo; y ahora le toca a usted -dijo dirigiéndose al capitán Cevallos.
Este, menos sereno que su compañero, y poseído de un miedo que logró disimular con soberano esfuerzo, se colocó en el sitio de donde acababa de retirarse Carrasco.
Volvió a hacer fuego el presidente, por fortuna con el mismo resultado. La bala atravesó el kepis de Cevallos, como la primera había atravesado el de Carrasco.
-¡Bravo, mis valientes oficiales! -profirió Melgarejo- quedáis ascendidos.
Y ordenó que inmediatamente se extendiese el despacho de sargento mayor, para cada uno de los dos jóvenes capitanes, a quienes hizo esperar en su salón, mientras se extendían y firmaban los ascensos, y al entregarles éstos, él mismo los halagó y los abrazó efusivamente.
Los dos oficiales salieron del palacio, más satisfechos y contentos de haber salido con vida de aquel peligroso trance, que del ascenso que acababan de recibir.
(DICHOS Y HECHOS DEL GENERAL MELGAREJO - T. O´CONNOR D´ARLACH) #©cortegosky

ANECDOTAS DE LA GUERRA DEL CHACO / uno no odia a Kundt


Por: ‎Airton Laureano‎, 5 de junio de 2015. 
Me lo conto José Cutipa uno de los capturados en Alihuata, en ese tiempo entre los prisioneros los enemigos públicos eran “Salamanca y Kundt” nadie odiaba a los paraguayos a pesar de que ellos nos maltrataban y nos hacían trabajar duro, pero en ese tiempo, todos culpaban de su suerte a esos hombres que nos mandaron al Chaco y que por su mala dirección habíamos caído cautivos, Cutipa era uno de los pocos que los defendía y cuando le pregunte porque él me dijo: Los defiendo porque los conozco, he visto al propio Kundt cuando vino a las trincheras de mi regimiento antes del ataque del 20 de enero, allí estaba el viejito , rubio de ojos claros y serenos, sucedió que ese día mientras hablaba con nosotros , llego su ayudante y le dijo que tenía que irse con él porque el almuerzo ya estaba listo en la retaguardia, Kundt nos miró así cubiertos de tierra con labios resecos y cansados, miro a su ayudante y dijo:
- Comeré cuando mis soldados coman.
Luego se sentó y espero a que sirvieran, por dos horas más esperamos el rancho que era una lagua de harina y maicillo y con nosotros comio el rancho
sin problema, ese era un comandante que valía la pena, no como esos tinterillos cobardes con grados de oficiales que se escondían en retaguardia a comer a panza llena.
Desde entonces se fue bajando el odio general que sentíamos los prisioneros por Salamanca y Kundt…

Teniente Adolfo Weisser R. I. 6 “Campos”.
----------------
Foto: representación GRÁFICA DE LA BATALLA DE ALIHUATÁ soldado DEL REG. CAMPOS 6 DE INFANTERIA. ALIHUATÁ 10-IV 33, obra de: ARTURO REQUE MERUVIA.

.--------------

LA BATALLA DE SAN FRANCISCO EN LA GUERRA DEL PACIFICO Y ORURO


Por: Maurice Cazorla Murillo, publicado en El Fulgor de Oruro el 1 de diciembre de 2019.

Hace pocos días, la fecha 19 de noviembre pasó desapercibida por los conflictos que nuestro país atravesaba; sin embargo, para la historia nacional, constituye un hito importante dentro la cronología de la Guerra del Pacífico, la batalla de San Francisco que enfrentó al ejército chileno y al Aliado de Bolivia y Perú en el cerro llamado de “Dolores”.
Para Oruro, reviste importancia por el hecho de que un batallón compuesto por reclutas traídos de la Provincia de Paria y Carangas, formaron esta unidad de más de 500 efectivos. Por la situación de crisis económica y en cumplimiento del Decreto del 18 de febrero de 1879 del Gobierno para la movilización de tropas por departamento, se convocó a los hombres hábiles para este servicio.
El nombre primigenio era “Carabineros 1º de Oruro” que aglutinaba a reclutas de ambas provincias y cuyo comandante era el abogado y militar Donato Vásquez. Posteriormente, esta unidad cambia de nombre a “Batallón Dalence”. Los oficiales, eran ciudadanos de la ciudad como también de Poopó y Challapata.
Podemos imaginarnos la salida de la plaza de Oruro, la arenga de autoridades y su comandante en los balcones de la Prefectura, lamentablemente, no queda registro de este hecho histórico, pero podemos imaginarnos la salida por el sector Norte de la ciudad, en el sector del Cerro de San Pedro, una columna de hombres sin uniforme y sin armamento, el mismo que debía ser entregado en la ciudad de La Paz.
Luego de algunas jornadas de caminata, llegaron a La Paz y luego de algunos días, salieron por un lapso de doce días conformando la Segunda División del ejército Aliado a cuya cabeza se encontraba el mismo presidente, el General Hilarión Daza, llegando a Tacna el 30 de abril de 1879.
A esta columna de hombres, le siguieron las inseparables rabonas, que llevaban a cuestas a sus niños y los utensilios para preparar el rancho (comida) de sus hombres que formaban el batallón.
Luego de permanecer varios meses en la costa peruana custodiando sus puertos, es trasladado con la primera división a Pozo Almonte el 9 de noviembre; sin embargo, días después es llevado a la oficina de Telégrafo “San Francisco” en las faldas del cerro de Dolores. Luego de varias jornadas de caminata, no estaban alimentados y se encontraban muy cansados, además de desmoralizados luego de ver cadáveres insepultos de soldados del ejército aliado a su paso por Agua Santa y Pampa Germania.
Al día siguiente, el 19 de noviembre, el General Carlos Villamil dispuso que algunas columnas del Batallón “Illimani” y “Olañeta” iniciaran el ascenso al cerro donde el ejército chileno se encontraba.
El “caliche” o la neblina que se levantaba a primeras horas de la mañana era espesa y apenas se podía divisar el horizonte. El Batallón “Illimani”, comandado pro el coronel Ramón Gonzales apodado “Pachacha”, iniciaron el ataque; por el Norte, parte de la división Villegas el cual estaba integrada por el Batallón “Dalence” y el “Illimani”, atacaron la Batería chilena del Mayor Salvo, que fueron rechazados por sus artilleros, pero con muchas bajas en su frente.
Se organizó un segundo asalto, una compañía del Batallón “Dalence”, causa 22 muertos de sus 58 artilleros, esta compañía era comandad por el heroico coronel Lavadenz. En esta compañía se encontraba el corneta del Batallón “Dalence”: Pascual Mariano Mamani, que logró montarse en un cañón chileno con la pierna fracturada, tomó su clarín y llamó a las tropas aliadas; sin embargo, fueron repelidos a bayoneta calada por el batallón Chileno “Atacama” 1º. El Corneta Mamani, cayó inerte a los pies del cañón a lado del comandante peruano Teniente Coronel Ladislao Espinar.
Mientras, parte de la División Villamil eran repelidos por el fuego del ejército chileno, pero el caliche no permitía divisar a los aliados que ascendían el cerro, por lo que los disparos desde la cima impactaban en la espalda de sus propios camaradas.
Las tropas estaban listas para el ascenso, sin embargo, inexplicablemente se escucho “¡A Oruro!, ¡A Oruro!”, las tropas bolivianas iniciaban una fuga por el desierto, quedando solos en el campo de batalla los restos del “Dalence, el “Illimani” y el batallón peruano “Zepita”. Días después, por desconocimiento de la zona, fueron encontrados muchos dispersos que pedían ser prisioneros en los campamentos chilenos, no habían tomado agua ni probado alimento y habían dejado en el camino a varios de sus camaradas.
Podemos recordar a algunos oficiales de este batallón que participaron en esta batalla de “San Francisco”: en la plana Mayor Primer Jefe Cnl. Donato Vásquez, Segundo Jefe Cnl. Grad. José María Sierra, tercer jefe Cnl. Grad. Aparicio Martínez, Subteniente Segundino Sempertegui, Sargento 2º Eliodoro López, Cabo 1º Daniel Veneros, Soldados Ignacio Zeballos y Germán Veneros, Gabriel C. Grandon Caballero cadete, furriel del Batallón Dalence; oficiales heridos Domingo Vargas, Nicanor Romano, Toribio Quintanilla y Segundino Sempertegui, caídos en el tercer asalto a los cañones de la Batería Salvo.
Este fue el desenlace y la participación de los orureños en la guerra del Pacifico hace ciento cuarenta años, de manera particular rememoramos la participación el batallón “Dalence” en la batalla de San Francisco aquel 19 de noviembre de 1879; hijos del departamento de las antiguas provincias de Paria y Carangas que ofrendaron con sus vidas en una guerra muy lejos de sus hogares y de quienes jamás se supo, quedando tendidos con la misma ropa con la cual salieron de Oruro, sin uniforme, sin instrucción y defendiendo tierra ajena.

Foto: Representación de la batalla de San Francisco.
------

ORIGEN, SIGNIFICADO E HISTORIA DE LA WIPHALA EN BOLIVIA



El término wiphala según la tradición oral del publo aymara boliviano proviene del antiguo idioma Jhaqi-aru (idioma del ser humano), idioma denominado por el cronista Polo de Ondegardo en 1554 como aymara. Traduciendo el termino wiphala al español seria emblema.
En épocas modernas se denomina wiphala a la banderas cuadradas que poseen siete colores. Este emblema son y fueron usadas exclusivamente por pueblos y etnias de los Andes a lo largo de subcontinente americano (Principalmente todo el territorio dominado por el imperio incaico, Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, etc). Cabe señalar que existen variantes de la wiphala.

EL SUPUESTO ORIGEN INCA

Existe versiones del supuesto origen inca de la wiphala, pero no se puede asegurar ue sean ciertas ya que la wiphala pudo haber sido heredado por los incas de pueblos y civilizaciones anteriores a él.
Por ejemplo hubo algún estandarte (unancha) imperial inca, la popularmente llamada bandera del Imperio inca, la cual era utilizada por las huestes incaicas al momento de su arribo al territorio que actualmente pertenece al Perú en 1533.
“…el guión o estandarte real era una banderilla cuadrada y pequeña, de diez o doce palmos de ruedo, hecha de lienzo de algodón o de lana, iba puesta en el remate de una asta larga, tendida y tiesa, sin que ondease al aire, y en ella pintaba cada rey sus armas y divisas, porque cada uno las escogía diferentes, aunque las generales de los Incas eran el arco celeste y dos culebras tendidas a lo largo paralelas con la borda que le servía de corona, a las cuales solía añadir por divisa y blasón cada rey las que le parecía, como un león, un águila y otras figuras. Tenía por borla el dicho estandarte ciertas plumas coloradas y largas puestas a trechos…”
// Bernabé Cobo, Historia del Nuevo Mundo (1609)

De lo anterior se deduce que lo en el escrito de Bernabé Cobo se nos describe como el antiguo estandarte Inca, si bien tiene forma cuadrangular, poco o nada tiene que ver con el patrón multicolor de la moderna wiphala que los bolivianos conocemos.

EL SUPUESTO ORÍGEN AYMARA

El origen del diseño de la wiphala es incierto. La antigüedad milenaria que se le atribuye y la hace remontarse hasta el estado Tiwanaku es sin duda exagerada, pese a su inusual patrón cuadrado y su multicolor geometría de resonancias estéticas indígenas. Las sospechas de un origen moderno de la wiphala se acrecientan al tener en cuenta que, pese a que los pueblos precolombinos de los Andes no carecían de símbolos propios (especialmente los de tradición estatal, como el incaico), el formato de pendón textil cuadrilátero para ondear al viento es una tradición de Europa.
Por otro lado el aymara es un pueblo textil en el cual no hubiera pasado desapercibido tal símbolo durante siglos. Sin embargo, la gran explosión de la wiphala en la iconografía aymara ocurre recién en las movilizaciones campesinas del sindicalismo indio en la década de 1970 en Bolivia, por lo tanto se puede afirmar que se trata de un símbolo nuevo creado recientemente. Si se trata de un símbolo antiguo rescatado, como ocurre con la Chakana o cruz andina, faltan piezas arqueológicas de antigüedad que sirvan de testimonio.

CUZCO, UNA DE LAS HIPÓTESIS

Es posible que el origen moderno de la wiphala (sin descartar la hipótesis no comprobada de sus raíces Tiwanaku) pueda hallarse relacionado con el diseño de moderna bandera del Cusco (rectangular con siete franjas horizontales con los colores del arco iris) que con tan solo una décadas de antigüedad pretendía constituirse en la bandera de los incas. Parece que, en efecto, el arco iris se encontraba entre los varios símbolos del estado Tawantinsuyu, pero el formato bandera, sospechosamente europeo, no está documentado entre los soportes de tal símbolo, mientras sí se documentan otros formatos propios de la simbología estatal indígena. La inspiración de los siete colores es plausible en el caso de la wiphala y la bandera del Cusco.
El uso actual de la wiphala es amplio y ésta se encuentra aceptada como un símbolo amerindio reconocible en el entorno político de las naciones indígenas del Continente Americano (No simplemente pueblos andinos sino pueblos chaqueños, amazónicos, y de selva).

ORIGEN COLONIAL - MEZTIZO BOLIVIANO

Otra de las corrientes historiográficas señala que la wiphala no es enteramente indígena sino que sufrió un proceso de mestizaje, como todo elemento cultural de Bolivia.
El historiador potosino, Juan José Toro Montoya, hace notar que existen por lo menos dos rastros visibles de la wiphala en cuadros coloniales. Una está en uno de los cuadros de la serie “Ángeles de Calamarca”, en el templo del mismo nombre, en el Departamento de La Paz, y otra en la más famosa pintura de Melchor Pérez de Holguín que se conserva en el Museo de América, en Madrid.
“En estos dos cuadros hay banderas, mástil incluido, que son claramente wiphalas”, dice y pone su atención en el cuadro de Holguín porque este fue pintado en Potosí, en 1716. “El cuadro muestra cómo fue la entrada del arzobispo virrey Morcillo a Potosí y allí aparece el templo de San Martín en cuya torre ondean wiphalas. La pregunta que hay que hacerse es por qué las pintó Holguín. ¿Fue simbólico o real? Si fue real, y tomando en cuenta que el templo de San Martín era de los lupacas, habría que interpretar que, en pleno periodo colonial, en Potosí ondearon wiphalas para la llegada de una autoridad doblemente colonial”.

ALGUNAS EVIDENCIAS ENCONTRADAS Y SIGNIFICADOS

Aunque se encontraron algunas evidencias que se asemejan en algo a la moderna wiphala, aún no se encontró una prueba irrefutable y contundente que asegure la antigüedad del emblema llamado wiphala.
-          -             Según Germán Ch. Wanka: fue encontrado un objeto parecido a un estandarte en una tumba, de hace 800 años de antigüedad en la región de Chanqay, situado en la costa central del Perú. (Perú)
-          -      Un objeto como banderín, denominado Walqanka, anterior a los Inkas, en un gráfico de Ph.Waman Puma de A. del año 1612.
-          -      Una wiphala pintada en una roca, que se encuentra en el lugar denominado Wantirani, en Qppakati Provincia Manko Kapajk del Departamento de La Paz. (Bolivia)
-         -   Dos wiphalas pintadas en Qiru ó vaso, que se encuentra en el Museo de Tiwanaku del Departamento de La Paz. (Bolivia)
-          -         Así mismo una WIPHALA junto a los tejidos en Koroma, que datan de época precolonial, en la Provincia Quijarro del Departamento de Potosí. (Bolivia)
-          -     Probablemente la palabra WIPHALA viene del antiguo idioma (Jhaqi-aru) (idioma del ser humano) posteriormente denominado por el cronista Polo de Ondegardo en 1554 como AYMARA, que se deriva de las palabras jaya-mara (años lejanos o tiempo inmemorial).
-          -        Entonces desciframos de la siguiente manera, primero (Wiphay) es voz de triunfo, usada hasta hoy en las fiestas solemnes y en actos ceremoniales.
-          -           Segundo, el (lapx-lapx) producido por el efecto del viento, lo que origina la palabra (laphaqi) que se entiende, fluir de un objeto flexible.
-          -     Juntando los dos sonidos (wiphaly-lapx) tenemos la wiphala, y la (px) se perdió por un pronunciamiento fácil de la palabra.

EL SIGNIFICADO MODERNO Y ACTUAL DE LA WIPHALA

La Wiphala, como símbolo andino, es cuadrangular por representar la igualdad y la armonía. Los colores de la bandera (iguales originados a partir de la descomposición del rayo de luz) representan diferentes cosas.
-          -  Rojo: representa a la Madre Tierra y la expansión del hombre andino en el continente.
-          - Naranja: representa a la sociedad y la cultura. Simboliza la educación, la salud, la medicina y la formación.
-          - Amarillo: representa la energía y la fuerza, la práctica colectivista de la humanidad y la solidaridad.
-          - Blanco: representa el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el arte y el trabajo intelectual. Es la representación del tiempo para llevar a cabo el progreso intelectual y armónico.
-          - Verde: representa a la economía y a la producción andina. Simboliza la riqueza natural.
-          - Azul: representa al espacio cósmico y la infinidad. Es la expresión de los sistemas astrales y sus efectos naturales en la Tierra.
-          - Violeta: representa a la política y la ideología andina. Simboliza también la filosofía y el poder armónico de los Andes.
Los lados de la bandera y los cuadrados interiores mantienen una proporción idéntica, simbolizando Igualdad y Unidad en la diversidad de pueblos andinos. Ademas la wiphala funcionaria como un calendario cósmico.

LA WIPHALA EN LAS COSTUMBRES Y TRADICIONES ANDINAS

De acuerdo a las costumbres y tradiciones andinas, siempre está izada en todos los acontecimientos sociales y culturales, por ejemplo, en los encuentros de comunarios del Ayllu, en los matrimonios de la comunidad, cuando nace un niño en la comunidad, cuando se realiza el corte de cabello de un niño (bautismo Andino), en los entierros, etc.
La wiphala también flamea en las fiestas solemnes, en los actos ceremoniales de la comunidad, en los actos cívicos de la marka (pueblo) en los juegos de wallunk’a (columbio) en los juegos de competencia atipana (ganarse), fechas históricas, en las k'illpa (día ceremonial del ganado), en la transmisión de mando de las autoridades en cada periodo.
También se utiliza en las danzas y bailes, como en la fiesta del ANATA ó PUJLLAY (juego): en los trabajos agrícolas sin ó con yuntas, a través del ayni, la mink'a, el chuqu y la mit'a.
Al concluir una obra, una construcción de una vivienda y en todo trabajo comunitario del Ayllu y Marka.
Con la tecnología de Blogger.