Artículo publicado en la H Parlante, el 30 de marzo de 2020.
Cuenta el general Antonio Seleme Vargas (1969), que entre las 9 y media y diez de la noche del 8 de abril de 1952, se dirigió a la casa del Jefe del Estado Mayor, el general Humberto Torrez Ortiz (foto, solo a la derecha).
Allí se reunió con el dueño de casa y con los generales José Quiroga López y Alberto Crespo.
Los cuatro habían concurrido a la guerra del Chaco, disparado morteros y soñado con una victoria rápida que llevara a Bolivia a pisar fuerte en la zona. Juntos vivieron la frustración de una paz negociada que no reflejaba el avance de sus soldados.
Pero aquella noche no recordarían la guerra. Seleme les informaba "con lujo de detalles" que estaba en marcha el golpe de Estado que llevaría a militares, movimientistas y falangistas al Palacio de Gobierno. La promesa era convocar a nuevas elecciones, aunque quizás, ya en el poder, Seleme hubiera preferido otra cosa. Sus contrapartes civiles eran Oscar Únzaga de la Vega por FSB y Hernán Siles Zuazo por el MNR.
"Nos reunimos los cuatro altos jefes, que habíamos sido compañeros de curso en el Colegio Militar, cuatro generales que efectivamente (...) coincidíamos en nuestras ideas y en nuestros deseos", escribe Seleme 17 años más tarde rememorando el complot.
La reunión concluyó a las 11 de la noche. Seleme no iba a dormir aquellas horas.
El 9 de abril, militantes del MNR, armados por órdenes de Seleme y Siles, combatían en Villa Victoria. Contra todo lo acordado, Torrez Ortiz estaba del otro lado, activando morteros en su contra. La Falange y él decidieron desertar a último minuto, pero en vez de golpe se alumbraba la Revolución. Los movimientistas obligaron a batirse en retirada a los regimientos apostados en El Alto, pero también a los cadetes del Colegio Militar y a los conscriptos del regimiento escolta presidencial.
Acá, por primera vez, las fotos de Seleme, Quiroga López y Torrez Ortiz. Nos falta la imagen de Crespo. ¿Alguien que nos ayude?
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