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EL DIA QUE ESTADOS UNIDOS DESAFIÓ A SIGLO XX

 

Lechín, Escobar y Pimentel. 

Por: José Antonio Loayza Portocarrero / publicado originalmente el 10 de mayo de 2020.


6 de diciembre de 1963. Federico Escobar e Irineo Pimentel, dirigentes del Sindicato Mixto de Trabajadores de Siglo XX, después de asistir al XII Congreso Minero en Colquiri, fueron sorprendidos en el camino y tomados presos por el Control Político para ser llevados a La Paz.

La cadena de radios mineras informó que unos 200 mineros de Catavi, armados de rifles y dinamitas, tomaron como rehenes a 16 técnicos y funcionarios,que fueron llevados al Sindicato de Siglo XX, para ser custodiados por el Comité de Amas de Casa, en tanto no sean liberados Escobar y Pimentel.

Los rehenes eran: Thomas Martin y Michael Kristula de USIS, Bernard Rifkin de USAID, Robert Fergestrom del Cuerpo de Paz; Cornelius Blott, Gerente de Catavi; Kurt Baumeister, Superintendente de Superficie; Marcelino Joffre, Superintendente de Minas; Raúl Bohrt, Superintendente de Negocios; y Felipe Navarro, abogado de la empresa.

Sábado 7 de diciembre. El Gobierno informó a la Embajada de Estados Unidos que tomó contacto y advirtió a la FSTMB. Primero: que los rehenes nada tenían que ver con la detención de los dirigentes; segundo, que los dirigentes serían enjuiciados; y tercero, que las fuerzas del ejército estaban listas a ser movilizadas.

Domingo, 8 de diciembre. El cuerpo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el Pentágono, el Comando Sur, el Secretario de Defensa Mc Namara, El Comando Sur Shouthcom y las fuerzas especiales estadounidenses, prepararon un operativo en conjunto para realizar operaciones de combate con ayuda de las unidades locales contra las fuerzas rebeldes mineras.

Lunes, 9 de diciembre. El general Ovando informó, que ante el peligro del desafío minero, se preparó a la Primera División de Infantería Motorizada “Max Toledo”, a la Compañía de Infantería aerotransportada de Cochabamba, a 200 oficiales movilizados de la Policía, al Tercer Regimiento de Infantería, un destacamento policial, dos milicias campesinas y 1.500 efectivos, todos prestos para viajar con 15 días de ración y dotados de 200 cohetes, 36 morteros, 12.600 cartuchos de mortero, 5.000 granadas de mano, 2.000 granadas de gas lacrimógeno, 16 rifles de 75 mm., 500 carabinas M-1, 650.000 cartuchos de munición, 3.000 abrigos de invierno, 3.000 pares de botas de combate, 9 aviones con armas de fuego, un carro de asalto, y un obús.

Martes 10 de diciembre. Las agencias noticiosas, el TIME y LIFE, llegaron a Siglo XX. En la tarde llegó Lechín para llevar a los rehenes a Catavi. La señora Gerónima Jaldín de Romero, Jefe interina del Comité de Amas de Casa de Siglo XX, se opuso contra Lechín:

“—Nosotros nos vamos a llevar a los rehenes a Catavi, especialmente a los gringos que nada tienen que ver —dijo Lechín.

—"Señor Lechín —respondió la señora Gerónima−, no es la primera vez que usted quiere hacer esta clase de trampas a la clase trabajadora. Lo que usted quiere es llevárselos tranquilamente. Cada vez que la clase trabajadora está por ganar una batalla, siempre usted aparece queriendo hacer sus convenios y luego hacer sus tratativas con el gobierno y nuestras huelgas quedan en la nada. Eso usted no va a hacer. Nosotras queremos ver a nuestros dirigentes primeramente aquí, luego recién largarles a los rehenes”.

Miércoles, 11 de diciembre. 15 camiones y una caravana de blindados se dirigieron a las minas. La FSTMB lanzó un comunicado por la red de emisoras mineras demandando serenidad. Se supo que los campesinos de Ucureña al mando de los caciques oficialistas José Verduguéz y José Rojas, se dirigían a las minas. Los mineros de Oruro minaron las carreteras de acceso. Se levantaron los mineros de Morococala, Santa Fe y Japo. El Gobierno formó un cordón de seguridad en Challapata, Sora Sora y Peñas, para evitar su ingreso.

Jueves, 12 de diciembre. Barrientos propuso el envío de aviones y helicópteros.

Viernes, 13 de diciembre. El Pentágono ordenó la salida de material bélico con un cargamento de equipo militar de impacto a cargo de los fondos de contingencia.

Víctor Rifkin, hermano de uno de los rehenes, visitó la celda de Escobar y Pimentel, junto a un periodista del New York Times, y les pidió que intercedan por la paz. Escobar y Pimentel redactaron una carta pidiendo a los mineros y Amas de Casa, que liberen a los rehenes:

“Compañeros: estando en un duro trance de sacrificios enormes para centenares de familias en Siglo XX y Catavi, y ante el desplazamiento de fuerzas del ejército y queriendo evitar una masacre roja, deponiendo toda actitud sectaria, pensando en el futuro de los trabajadores de Siglo XX y Catavi, llamamos y rogamos dar una lección a los “barbaros”, poniendo en libertad a los rehenes y exigiendo al mismo tiempo la normalización de las labores en la empresa minera Catavi. Escobar y Pimentel”.

Sábado, 14 de diciembre. Lechín, llevó la carta a Siglo XX, esta fue leída a las 23:30 del 14 de diciembre por “La voz del minero”. A esa hora cinco aviones C-47, llegaron con botas, abrigos de invierno, equipos, cohetes, granadas, carabinas M-21, y millones de cartuchos.

Domingo, 15 de diciembre. Lechín junto a un funcionario de la Embajada, y el Arzobispo de La Paz, Abel Antezana, se reunieron con los obreros y Amas de Casa para convocar a una asamblea general y discutir la carta de Escobar y Pimentel.

Lunes 16 de diciembre. Sonó la sirena convocando a los obreros a concentrarse en el Sindicato de Siglo XX. A las 2 de la tarde, la asamblea voto a favor de liberar a los rehenes.

El día de la partida, los liberados se despidieron de los obreros entre aclamaciones de júbilo.

Gerónima y las señoras que observaban todo, le dijeron a un minero que les enseñe a manejar el rifle para que en el futuro aprendan a defenderse, éste les respondió que los rifles no tenían balas. Todas se miraron estupefactas, al poco rato terminaron riendo, y decían entre risas y lágrimas: Y pensar que Estados Unidos y el Ejército Nacional mandaron todo para una guerra, hasta aviones y helicópteros, y miles de carabinas y millones de proyectiles, y ustedes nos vienen con el cuento que sus rifles no tenían balas.

Cuando los rehenes llegaron a La Paz, comentaron que fueron tratados con todas las consideraciones por los obreros Ferguson contó que jugaban cartas con la Amas de Casa. Pero Paz no tenía ni la más mínima intención de liberar a Escobar y Pimentel. Más tarde, Tom Martin diría con furia:

“Voy a volver a entregarme como rehén de nuevo a mis amigos, Esos son mis amigos. Han sido traicionados y no voy a ser parte de la traición”.

A las siete de la noche los liberados, partieron en el avión que Lyndón B. Johnson les envió. La pugna y la alharaca de poderío del Gobierno de Bolivia y de Estados Unidos, duró 10 días.

El desafío de Estados Unidos a Siglo XX, y el envío de un tonelaje de material bélico para destruir la pobreza y acallar el grito de justicia de los mineros por el Gobierno en connivencia con el alto mando militar, no es ninguna exageración ni invención, consta en la obra “Minas Balas y gringos”, de Thomás C. Field Jr.

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