Oleo del presidente Agustín Morales |
Fragmento del trabajo de la tesis de frado titulado: Ni tan
caudillos, ni tan bárbaros: política y economía en la presidencia del General
Pedro Agustín Morales Hernández, 1871–1872”. De Pastor Rafael Deuer Deuer. /
UMSA 2018.
Para escribir la historia de Bolivia se han acallado las
voces contrarias a la ideología del que la escribe, y se ha trabajado de forma
maniquea: existen los personajes “buenos” -que nunca han cometido errores de
ningún tipo y cuyos actos siempre han estado orientados hacia el bien del país-
y los “malos” -que son los responsables de todos los errores que se han
cometido ya que sus actos siempre han buscado el beneficio propio-. Blanco o
negro. No hay grises.
Ejemplos de este tipo de “historiografía” son las obras
referidas a Morales y Melgarejo. En cuanto a los acontecimientos relacionados
con el primero, sólo se relatan –sin analizar causas ni implicaciones- su
muerte y el cierre del Congreso de 1872 (Alcazar, 1980a y 1980b). El caso de
Melgarejo es más dramático aún: es el gobernante ebrio de poder, abusador de
bienes y haciendas, enamorado perdidamente de una mujer, obsesionado por los
halagos y pleitesías que le rinden los gobiernos de Chile y Brasil y
desconfiado hasta el punto de disparar a su camisa. No se entra a analizar las
motivaciones de sus actos. En la concepción mas generosa se lo califica como un
tirano romántico (O’Connor, 1951 [1913]).
El período de Gobierno de Agustín Morales se extendió entre
el 15 de Enero de 1871 y el 27 de Noviembre de 1872. Su Presidencia es
importante porque marca el inicio del final de una época y el comienzo de otra.
Hasta entonces, por ejemplo, el país no había conocido una elección libre: la
de la Asamblea de 1871 es el primer ejemplo de un Gobierno que no participa en
el proceso electoral. Pese a tratarse de un tiempo cronológico relativamente
corto, es un período muy intenso ya que ocurren toda una serie de hechos
importantes para el país. Se pueden citar, por ejemplo, la eliminación de la
moneda feble; los problemas derivados de la Ley de ex vinculación dictada por
Melgarejo; la declaratoria de puertos menores a La Chimba (futura Antofagasta)
y Tocopilla; la primera discusión parlamentaria acerca del tipo de gobierno que
era necesario para el país; la ratificación del Empréstito Church que buscaba
abrir el país hacia el Atlántico; los intentos de racionalizar la explotación
minera que desembocaron en la fuerte controversia con la Casa Arteche; la
liberalización de la exportación de pastas de plata misma que permitió, años
después, la aparición de una fuerte industria minera de plata; fuertes luchas de
intereses entre los Hombres de Oriente y los de Occidente; pugnas políticas,
sociales y económicas entre el Norte y el Sur.; pugnas de poder entre líderes
emergentes que no aceptaban la nueva situación etc.
Por lo tanto, se hace necesario repensar y volver a leer lo
que sucedió en el gobierno de Morales. Muchos intereses de grupos de poder,
tanto nacionales como extranjeros son el telón de fondo de lo que sucedió.
Estos grupos, al sentirse afectados por las medidas que el Gobierno iba tomando
fueron moviendo hilos que, aprovechando el carácter impulsivo del Presidente,
fueron un auténtico ataque a la estabilidad emocional de éste. La tensión fue
subiendo más y más hasta que Morales no pudo resistir el embate: se declaró
Dictador -luego de haber sido el paladín de la libertad que derrotó al Gobierno
del Sexenio- y acabó trágicamente victimado.
La historiografía boliviana y la Presidencia de Agustín
Morales
El único autor boliviano, que se ha detenido a contar,
detalladamente, los hechos que sucedieron durante la Presidencia de Agustín
Morales es Jenaro Sanjinés en sus Apuntes para la Historia de Bolivia bajo la
administración del General D. Agustín Morales, (1898). Munido de documentos y
recuerdos de la época, relata los acontecimientos suscitados entre 1871 y 1872
desde la perspectiva de un diputado de la oposición. Pese a su militancia
política, trata de mostrar los hechos con una dosis de imparcialidad.
Félix Reyes Ortiz, ferviente opositor y abogado defensor de
la Sociedad Minera Arteche, en su Historia de Cuatro Días, (1872), crea el
concepto de que lo único importante de este período fueron los cuatro días
finales del Gobierno y de la vida del General Morales. La historia, en la
concepción de Reyes Ortiz, se desarrolla como una tragedia griega donde el Hado
ya ha dictado una sentencia que debe cumplirse, y los hombres sólo son actores
ciegos que hacen que el destino se cumpla inevitablemente.
Manuel Ordoñez López y Luis S. Crespo, en su Historia de
Bolivia, (1912), señalan que la historia de Bolivia está aún por hacerse. Entre
los principales problemas que encuentran está la dudosa veracidad de los hechos
narrados por otros autores, ya que -arguyen, en la línea de Orwell- los hechos
políticos no pueden escapar de la influencia de la pasión. Por lo tanto es
necesario estudiar la historia del país con profundidad, apelando a sus fuentes
originales y documentándola debidamente.
Alcides Arguedas, remacha la suerte de Melgarejo y Morales
en su Historia general de Bolivia. El proceso de la nacionalidad (1809-1921),
(1922), mostrándolos como unos atrabiliarios y abusivos, cuyas acciones son
regidas por apetitos e instintos inferiores. El relato de Arguedas de lo
ocurrido entre 1871 y 1872 tiene un fuerte contenido de amarillismo donde se
dejan ver sus dotes de escritor y novelista.
José María Camacho, en su Compendio de la Historia de
Bolivia, (1927), dedica un capítulo a narrar algunos hechos del gobierno de
Agustín Morales, sin hacer ningún análisis de lo sucedido y sin dar
explicaciones acerca de estos.
José Macedonio Urquidi, escribe un Compendio de la Historia
de Bolivia, (1944). En cuatro planas -es decir, dos hojas- relata los hechos
que considera importantes durante la presidencia del General Morales.
Enrique Finot en su Nueva Historia de Bolivia, (1954),
dedica a Morales dos hojas, tratando de mostrar su -prácticamente- nula
importancia para la historia de Bolivia.
José Fellman Velarde, (1981), uno de los principales
ideólogos del MNR, dedica el segundo tomo, denominado La bolivianidad
semifeudal”, de los tres de su Historia de Bolivia. Esta es la primera
reflexión y análisis acerca de los motivos detrás de los acontecimientos que
ocurrieron en el gobierno de Morales.
En 1987, se imprime la Historia de Bolivia. (Desarrollo
social Boliviano) de Isaac Sandoval Rodríguez. El autor no dedica ni una
palabra al Gobierno de Agustín Morales. En lo que va del Siglo XXI, se tiene a
Herbert S. Klein, (2011), que en la Cuarta Edición de su Historia de Bolivia: de
los orígenes al 2010, dedica dos planas -una página- a los hechos de la
Presidencia del General Morales.
Se entiende que hay otras Historias Generales de Bolivia que
no se han consultado, pero con lo anotado de los trabajos anteriores, se puede
afirmar, con casi total certeza, que la atención prestada al período
gubernamental de Morales no es relevante.
En todos los estudios antes señalados, excepto en Fellman,
se dejan de lado todos los juegos de intereses que circundaron la Presidencia
de Morales y que hicieron eclosión en Noviembre de 1872. Son muchas cosas que
no se han analizado; son muchas las suposiciones que se han admitido,
implícitamente, como verdaderas y no se las ha cuestionado. La vida es de color
blanco o negro, sin tonos grises, y se ha satanizado a unos y se ha santificado
a otros. Muchos detalles y hechos que merecen un análisis mas profundo se han
dejado de lado. Es particularmente evidente la sensación de que los aspectos
económicos han sido totalmente obviados. Parece ser que el interés de los
poderosos de ese momento era desviar la atención de muchas de las cosas que
sucedieron hacia detalles menores, y que se ha buscado tener chivos expiatorios
que deben cargar con las culpas, justificando de esa manera lo que
posteriormente vendría.
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