El Gobierno de Villarroel práctico una política represiva a cargo de los
jefes encargados del control político. La excesiva represión estatal tuvo como
corolario el fusilamiento de renombrados personajes de la oposición que
intentaban desestabilizar al gobierno. El frustrado golpe de Estado de
noviembre de 1944 terminó con la ejecución de 10 golpistas y 4 reconocidos
personajes. Luis Calvo, Félix Capriles, Carlos Salinas y Rubén Terrazas fueron
fusilados y luego despeñados de las alturas de Chuspipata, en la provincia Nor
Yungas de La Paz.
El impacto de tal brutalidad fue muy fuerte sobre todo en sectores de
clase alta y media de las ciudades. Fue el comienzo del fin del gobierno de
Gualberto Villarroel.
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