Historias de Bolivia, Archivos Históricos.- Sitio dedicado a la recolección de notas periodísticas, revistas, libros, fotografías, postales, litografías, investigaciones, curiosidades, etc., etc. Todo lo relacionado con la historia de nuestra patria Bolivia. (Historia de Bolivia).

BANZER: DICTADOR Y ASESINO

EN RESPUESTA AL BOCHORNOSO ARTÍCULO DEL 24 DE AGOSTO DE MANFREDO KEMPFF PUBLICADO EN EL DIARIO LA RAZÓN

Por: Alfonso Gumucio Dagron / 31 de agosto de 2004.

Es doloroso constatar que el agradecimiento por las pegas recibidas ?puestos diplomáticos, por ejemplo- puede llevar a algunos intelectuales a humillarse y a falsear la historia. Me refiero concretamente a Manfredo Kempff y a su bochornoso artículo del 24 de agosto, en el que se pone a jugar irresponsablemente con la memoria de los bolivianos. Hace gala de cinismo (y no de amnesia) cuando pone en duda el número de desaparecidos y asesinados durante la dictadura de Bánzer, pero lo más lamentable es que se burla de los familiares de los desaparecidos y de todos los que mantienen viva la memoria de las víctimas, llamándolos “necrófilos”.
Su artículo, irresponsable y envalentonado por un trago de más, muestra sobre todo su molestia porque en el acto de inauguración de la Plaza de los Detenidos y Desaparecidos, en presencia del Presidente Mesa, se haya recordado en particular a los desaparecidos y asesinados por Bánzer, el pequeño “Fuhrer” que hoy, 33 años más tarde, “Mein” Kempff trata de justificar. Según el escritor, Bánzer salvó a Bolivia “de la escalada marxista con Asamblea Popular y todo”. Al parecer él es el único agradecido, porque no se han visto en Bolivia las manifestaciones recordatorias del golpe del coronel Bánzer el 21 de agosto.

En lugar de tildar de “necrófilos” a los que mantienen viva la memoria de las víctimas, o de “indigesta mala leche” a los diarios que publican artículos alusivos al ex dictador, Kempff debería informarse primero. En Bolivia existen organizaciones como la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (ASOFAMD), que podían haberle facilitado las listas completas de víctimas que él echa en falta, con nombres y apellidos. Estuve por un momento tentado de hacer que este artículo fuera, párrafo a párrafo, solamente un listado de los nombres que Kempff se niega a ver escritos. Iba a empezar así:
Desaparecidos en Bolivia: 1. Arroyo Rasguido Daniel; 2. Balladares Daroca Julio; 3. Bayro Corrochano Carlos; 4. Carrillo Agustin; 5. Corvetti Samuel; 6. Criales Hugo; 7. Dorza Caballero Nicolas; 8. Guerra Luis Alfonso; 9. Elguero Suarez Jorge; 10. Ibsen Cardenas Rainier; 11. Ibsen Peña Jose Luis; 12. Larrea E. Mauricio; 13. Lopez Carlos Alfonso; 14. Llorenty Cabrera Felix; 15. Medrano Amita Basilio; 16. Melgar Antelo Felix; 17. Morant Saravia Pedro; 18. Ortega Hinojosa Enrique; 19. Perez Betancur Oscar; 20. Plaza Astroña Cancio; 21. Quinteros Rodolfo
22. Ramirez Nicolas; 23. Rutilo Artes Graciela; 24. Sandoval Moron Alcides; 25. Sanchez Otazo Roberto; 26. Spaltro Villaverde Maria Elena; 27. Stambuck Vargas Ivo; 28. Stamponi Corinaldesi Luis; 29. Soto Sasari Guillermo; 30. Toledo Rosado Alfonso; 31. Trujillo Oroza Jose Carlos
32. Veliz Guillermo; 33. Villa Izola Efrain;
En el segundo párrafo iba a poner los 41 nombres de los bolivianos desaparecidos y asesinados en Argentina, y a los ocho bolivianos desaparecidos y asesinados en Chile, en virtud de la tristemente célebre Operación Cóndor, de la cual fueron parte los dictadores de Chile, Argentina y Bolivia. Supongo que hoy, 2004, a Kempff no le queda otra que rendirse ante la evidencia de que la Operación Cóndor no es un invento de la “extrema izquierda”, como se quiso afirmar durante muchos años. Hoy abunda la información al respecto, y las acciones legales, incluidas las promovidas por el juez español Garzón, otro “necrófilo” según los parámetros de “Herr Kempff”. Tengo esa lista a mi lado, y lamento por razones de espacio no poder refregarle en la cara a Kempff cada uno de los nombres, de los que se burla tan irrespetuosamente.
En el tercer párrafo hubiera colocado los nombres de los 57 asesinados en Bolivia, empezando por la letra “a” de Víctor Aliaga Ramírez, y terminando en la “z” de Pedro Zilvetti García. Para que vea, Manfredo, que Bánzer podía llenar el abecedario con sus crímenes.
¿Se olvidó el columnista que Bánzer hizo asesinar a campesinos en Tolata? ¿O los campesinos no cuentan? Ese episodio que se conoce como La Masacre de Tolata, ha sido plenamente documentado, incluso con fotos, para los desmemoriados de “indigesta mala leche” (¿o mal whisky?) como Kempff. Era enero de 1974, en el valle alto de Cochabamba. Bánzer autorizó al ejército a disparar contra la multitud. Allí murieron: 1. Arispe Máximo; 2. Claros Ortuño René; 3. Coca Rojas Pablo; 4. Escobar Domingo; 5. Escobar Félix; 6. Inturias Hermógenes; 7. Manchado Dolores; 8. Pinto Félix; 9. Quispe Máximo; 10. Rojas Escobar Saturnino; 11. Rojas Herediaeusebio; 12. Vargas Honorato; 13. Villarroel N. ; 14. Zevallos Gumersindo.
Las cifras del anterior párrafo son conservadoras, ya que el informe de la Comisión de Justicia y Paz, basado en testimonios de setenta personas y publicado con el título “La Masacre del Valle” en 1975, menciona: a) Tolata: 16 muertos enterrados en la región hasta el 22 de febrero, 42 desaparecidos cargados en volquetas el día de la masacre; b) Epizana: 3 muertos enterrados en la región hasta el 10 de febrero, 12 a 15 desaparecidos; c) Quillacolo: 1 muerto; d) Sacaba: 1 muerto posiblemente.
Pero incluso sin contar con estas últimas cifras, y basándonos exclusivamente en la información de ASOFAMD, ya van sumando 153? ¿Cuántos muertos son muchos muertos Herr Kempff? ¿Cuántos más necesita para sentir una pizca de remordimiento y de vergüenza por haber apoyado a un dictador y asesino? Y todavía faltan los nombres de algunos militares, como Andrés Selich a quien el un ministro de Bánzer -que pasó a la historia como “Arcesino”- le hizo estallar el hígado a patadas. ¿Y el General Juan José Torres, secuestrado y asesinado en Buenos Aires por la Triple A, a pedido de Bánzer? Cuesta creer que la familia de este último haya permanecido callada. Quizás no leyeron su nota en La Razón?
En suma, no necesita Manfredo Kempff inscribirse en la “cofradías tristes de la necrolatría” para reconocer la verdad. Lo que necesita es un poco de honestidad intelectual y, en última instancia, un poco de respeto por sí mismo. Nadie pierde tanto como él cuando escribe una nota tan ruin.

-------------------- 0 ----------------------
LA MASACRE DEL VALLE, Y LA PROTESTA QUECHUA ABRIÓ GRIETAS PARA QUE MINEROS Y LA POBLACIÓN CIVIL DERRUMBARAN A BANZER

Por: Gustavo Rodríguez / Este artículo de opinión fue publicado en el diario La Razon de La Paz el 19 de enero de 2014. (http://la-razon.com/index.php?_url=/opinion/columnistas/masacre-Valle_0_1982201847.html)

La Revolución Nacional de 1952 conformó, gracias a la reforma agraria, una alianza entre los campesinos y el Estado, basada también en prebendas y corrupción. El Ejército, que derrocó al MNR el 4 de noviembre de 1964, heredó y alimentó el pacto. Hacia 1970 pequeños signos de independencia sindical afloraban en el sector agrario e intentaban filtrarse en la Asamblea Popular, cerradamente obrerista. Fueron cortados con el golpe de Hugo Banzer en contubernio con el MNR, la FSB y sus aliados empresariales, bien aceitados con el dinero norteamericano.
El 20 enero de 1974, el gobierno banzerista decretó la elevación de precios para los artículos de primera necesidad y, en un efecto dominó, también se incrementaron los de otros productos, como los insumos agrícolas. Pese al rígido control político, voces de protesta se hicieron sentir en distintos lugares. Fabriles en La Paz y Quillacollo, mineros y bancarios decretaron paros. En los valles cochabambinos, poblados de pequeños productores parcelarios, la protesta fue contundente. Eran los mismos que dos décadas atrás habían protagonizado belicosas movilizaciones por la reforma agraria, pero ahora estaban tutelados en el pacto militar-campesino.
El 24 de enero, campesinos del Valle Alto iniciaron bloqueos de la vía Cochabamba-Santa Cruz, que se extendió por kilómetros y con distintos focos en Quillacollo y Sacaba. Argumentaban que por su débil ubicación productiva no tenían defensa frente a la escalada inflacionaria que se venía encima. La noche del 28, como toda respuesta, Banzer decretó Estado de sitio, con el consabido argumento de que “extremistas” actuaban en las sombras. El 29 en Tolata, luego en Epizana y finalmente el 30 en Sacaba y Quillacollo, tanques de guerra del regimiento Blindado Tarapacá y tropas del CITE dispersaron a ráfagas de ametralladora y tiros a la multitud campesina. El saldo oficialmente reconocido de los caídos de Totala fue de 21 presos, 13 muertos y 12 heridos. Las víctimas pudieron ser muchos más; nunca se supo con certeza. La prensa estableció que al menos 16 campesinos murieron en Tolata y al parecer otros siete en Epizana, en el cruce caminero de Cochabamba hacia Sucre. Se dijo que también hubo varios caídos en Sacaba. En entidades de la Iglesia Católica se habló de decenas de desaparecidos, según un documento publicado en 1976 por Justicia y Paz. Fueron arrojados al río, llevados en volquetas municipales y camiones militares con rumbo desconocido o enterrados detrás del cementerio de Cochabamba, a la vera del la mítica colina de la Coronilla. Se basaron en testigos confidenciales, pero nunca el dato pudo ser comprobado.
Bolivia no fue la misma desde la masacre campesina. La protesta quechua fue la primera confrontación a la dictadura militar. Contribuyó a abrir grietas para que universitarios, mineros y la población civil derrumbaran a Banzer con la huelga de hambre de fines de 1977. Apuntó el poema de Coco Manto: “Ahora que el pacto está roto. Atipasunchej carajo”.

Sobre sus ruinas, se construirá más tarde la CSUTCB y la independencia indígena.  No hubo ninguna investigación sobre lo ocurrido en enero de 1974, pero sus huellas aún perduran frescas en los valles cochabambinos. A cuatro décadas de los disparos mortales, decenas de familiares aún esperan Verdad, Justicia y Memoria.
-----------------------
Links relacionados:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Historias de Bolivia. Con la tecnología de Blogger.