EL ZAPATO DE LECHÍN


Por: Álvaro Riveros Tejada. / este artículo fue publicado originalmente en El Diario de La Paz, el 6 de diciembre de 2018. / Disponible en: https://m.eldiario.net/index.php?n=24&a=2018&m=12&d=06


 La pérdida de un zapato es un hecho que pareciera conllevar poca importancia, dado su carácter insignificante, empero, éste se hizo presente en nuestras vidas desde nuestra más tierna infancia, como en el cuento de “La Cenicienta”, cuando el extravío de su zapatilla de cristal selló su destino, al abandonar el baile de palacio apremiada por la hora que le había marcado su hada madrina que, de no observarla, hubiese roto el encanto y ella volvería a su condición de una humilde fregona; la bella carroza que la llevó al castillo se convertiría en una calabaza; y los imponentes caballos, en pequeños y simples ratoncillos.

Esta hermosa fábula cobra relevancia, al evocarnos episodios políticos acaecidos en nuestra historia, como la de un 4 de noviembre de 1964, cuando se producía el golpe de estado que dio fin al gobierno de Víctor Paz Estensoro y encumbró en el poder a su vicepresidente, el Gral. René Barrientos Ortuño, el mismo que doce años antes, piloteando un avión de la Fuerza Aérea, trasladó al jefe del MNR, desde su exilio en Buenos Aires, para que asuma la presidencia del país, tras la victoriosa revolución del 9 de abril de 1952.

En dicha oportunidad, y al fragor de una feroz balacera que se desarrollaba en plena Plaza Murillo, las masas enardecidas montaron sobre sus hombros al recio líder sindical, Juan Lechín Oquendo y, en una actitud netamente triunfalista, se aprestaron a introducirlo al Palacio Quemado con el propósito de entronizarlo en el poder. Fue en ese instante que, bajo el bramido de fusiles y ametralladoras, regando de pavor y sangre la esquina de la plaza con la calle Ayacucho, a escasos metros del sitio donde años antes había sido arrojado el cuerpo inerte del presidente Gualberto Villarroel; para ser luego colgado en el farol de la plaza, donde Lechín, en su huida forzosa, perdió un zapato y, a la inversa de la fábula de la Cenicienta, nadie se apresuró en recogerlo o cotejarlo. Por el contrario, el vulgo calificó el hecho como “kencha” o de mal agüero y se resignó a las circunstancias.

Continuando con esta anecdótica recurrencia histórica, el presidente Evo Morales perdió su zapato derecho, en la puerta de la Oficina de Registros del Tribunal Supremo Electoral, donde había acudido en compañía de su vicepresidente, para inscribirse como candidato del MAS, pese a que en el referendo constitucional del pasado 21 de febrero de 2016, la población rechazó la modificación del artículo 168 de la Constitución Política del Estado y se impuso el NO a la reelección de ambos mandatarios. La pérdida del escarpín fue calificada como una “mala señal” por los asistentes al evento.

Tras volverse a calzar el zapato perdido, y registrar su candidatura, a sabiendas que recién el día 8 de diciembre próximo se conocerá si ese binomio está habilitado, S.E. ha dejado en suspenso su reelección y, por ende, queda también en suspenso el mito de los zapatos perdidos.

N. de R.- Esta nota fue escrita antes de que el TSE habilite al binomio Morales-García Linera.

---------

OSCURANTISMO

Publicado en: Opinión de Cochabamba. 

Cuatro de noviembre de 1964. Recuerdo ese día como si fuera ayer. Radio “Batallón Colorados” de propiedad del Ejército, en cadena con radio Illimani, con el fondo de una marcha militar, prolegómeno de golpes de Estado de esencia castrense, difundía en un primer comunicado, que el presidente Víctor Paz Estenssoro había sido derrocado y asumía la conducción del gobierno, nada menos que su vicepresidente, el general de aviación René Barrientos Ortuño, el mismo que doce años antes, conduciendo una aeronave de la FAB, trasladó desde su exilio en Buenos Aires, al jefe del MNR para que asuma la conducción del país, tras la victoriosa insurrección del 9 de abril de 1952.

El golpe “Barrientista” estaba virtualmente consolidado, tras cruenta toma por aire y tierra, del último bastión de milicianos armados del MNR, parapetados en el cerro “Laikakota”, sede de Gobierno, hoy convertido en centro de esparcimiento para niños. Entretanto, eufóricos universitarios y estudiantes de secundaria, ganaban plazas y calles. Una algarabía expresada en manifestaciones populares, que intentaban llegar inútilmente hasta Palacio de Gobierno, ocupado por soldados del Ejército. En uno de esos intentos, el líder minero Juan Lechín Oquendo, en hombros de sus partidarios, perdió uno de sus zapatos. 

Una muchedumbre de jóvenes se dirigió hasta el “control político”, lugar de torturas y crímenes. Dicha casona ubicada en la calle Potosí, había sido abandonada por los agentes de represión que huyeron despavoridos. De manera que fue fácil liberar a varios presos militantes de la derechista Falange Socialista Boliviana (FSB). Muy jovencito, me encontré mezclado entre los ocupantes del siniestro local, cuyo mandamás fue el tristemente célebre “Negro” Claudio San Román. Observé a varios políticos. Uno de ellos, el magnífico poeta Héctor Borda, quien cargaba sobre sus hombros una ametralladora pesada, todavía humeante, disparada minutos antes contra civiles. Lo insólito, de lo que doy testimonio, es que en una habitación del fondo, cuya puerta fue volada con un cartucho de dinamita, encontramos apilados, miles de libros, en su mayoría de temática marxista leninista. Otros de propiedad de opositores, cuyas casas habían sido allanadas. Los muchachos nos llevamos como trofeo, además de armas, muchos libros empastados de toda temática. Dicho episodio, nos confirmó después, que los sucesivos gobiernos del MNR ocultaron el alimento más importante del conocimiento. Es decir, la sinrazón impidió que la cultura se manifieste a través de la lectura. Hubo un oscurantismo retrógrado como en la época medieval o en la Alemania Nazi de 1933, cuando se quemaban libros considerados anti-alemanes. El oscurantismo es enemigo del libre pensamiento. En Bolivia se quemaron bibliotecas enteras. Afortunadamente hoy somos libres de elegir nuestros libros favoritos. Prueba de esta afirmación es la organización de ferias como la que se clausura hoy. Solo nos falta estimular el hábito de lectura.

Puede ver este artículo en la siguitente dirección/articulo/opini-oacute-n/oscurantismo/20141109234000504835.html

LA "ROCOCO" PILA / GUERRA DEL CHACO


Anoche, la sinfonia de las ametralladoras y de los fusiles no ha cesado un punto. Maestros en el manejo de las automáticas, nuestros soldados saben dar cierto ritmo, cierta musica al terrible matraqueo.
-Tac. Tac. Tac, tac, tac. Tac. Tac…
-Tatán, tatán, tata-tan-tan tan…
Y cada arma posee su timbre inconfundible.
-Es ametralladora pesada.
-Esa es una liviana.
-Esa otra es una pistola ametralladora.
Comentan los muchachos de la batería.
A veces los pilas tratan de imitar a los nuestros y casi siempre fracasan. Sus pesadas se oyen como el croar de un sapo enorme, conocido con el nombre de “rococo”.
-Allí va una rococo pila. –dicen los soldados.
-------------
Extraído de: Repete de Jesús Lara // Más historias en: Historias de Bolivia.

NOSOTROS (LOS BOLIVIANOS) PELEAMOS Y CONSEGUIMOS NUESTRA LIBERTAD, NO LE DEBEMOS NADA A NINGÚN EXTRANJERO


Fuente: Nacionalismo y Coloniaje – De Carlos Montenegro /Librería Editorial “G.U.M. – La Paz Bolivia.

La guerra de la independencia se epilogo para nosotros en Tumusla a fines de marzo de 1825. Allí fue disparado el último tiro de la epopeya libertadora. En Chuquisaca resonó el primero, el 25 de mayo de 1809. Esos dos balazos delimitan los largos años de combates reñidos por nuestros antepasados contra el dominio extranjero. La clase popular afronto aquella lucha de manera exclusiva. La acaudillaron los indomables guerrilleros alto peruanos, (Charquinos) mestizos casi todos. Nada adeudaban, por lo tanto, al extranjero, los pueblos que habían conquistado su libertad con las propias manos la guerra de las republiquetas –dice Mitre, de la terrible gesta- es la historia de las insurrecciones populares en el Alto Perú, (antigua Audiencia de Charcas) una de las guerras más extraordinarias por su genialidad, la más trágica por sus sangrientas represalias y la más heroica por sus sacrificios oscuros y deliberados. Héctor Pedro Blomberg fija en el detalle de esta historia sublimada en sangre: “Epopeya que duro quince años, en las breñas y los valles de Bolivia, sin que un solo día se dejase de matar o morir. Ciento dos caudillos tomaron parte en ella: nueve tan solo sobrevivieron, sucumbiendo los noventa y tres restantes en los patíbulos o en los campos de batalla”.
Había concluido la epopeya en Tumusla. Con el eco de las dianas de Junín y Ayacucho llegaron Bolívar y Sucre a este legendario Alto Perú (Charcas) en que se cuajaba fría la sangre de los guerrilleros caídos en los últimos combates y en los últimos cadalsos. Colombianos y peruanos venían a son de triunfo, no en son de guerra. Nuestras ciudades, a tiempo de llegar los héroes, hallábase casi vacías de grandes varones. En ellas pululaban  más bien, jubilosos  y parlanchines, doctores, hacendados, mercaderes, mineros y burócratas del viejo régimen, todos dueños de fortuna y privilegios durante la colonia. Ninguno de ellos había alzado un fusil, una pica o una tranca frente a los europeos usurpadores. Ahora recibían con discursos rendidos y locas aclamaciones a los “vencedores de los vencedores de Napoleón”. Para aquellos personajes ajenos a la gran tragedia se oreaba con brisas libertarias la entumecida atmosfera del coloniaje. Los otros habían dado la vida por la independencia de estos. Murillo, Arze, Padilla, Umaña, Camargo, el Curito, Gandarillas, aquel terrible arnes de los ojos azules y de la barba rubia, Zarate los hermanos Nogales, Chinchilla, Mercado, Cárdenas, dormían ya bajo tierra por cuya posesión pelearon. Ahora –para decirlo con palabras unamunescas- la tierra tampoco era de ellos, porque ellos eran de la tierra…
Contados caudillos alcanzaron a ver la luz de este mundo el año 1825. Juana Azurduy, José Miguel Lanza, el moto Méndez cuyo brazo trunco golpeo a los chapetones hasta el último día.

UN EPISODIO DE LA GUERRA PARA EL INDÍGENA AYMARA / Literatura de la Guerra del Chaco


El comandante Ameller, comandante de la cuarta división, había venido a visitar el sector del combate de ayer, acompañado de una gran comitiva de oficinistas. Nos sumamos al grupo y con ellos recorrimos la zanja. El jefe divisionario contemplo admirado las posiciones donde cayeron ayer las granadas; vio mudo casi estupefacto, los troncos convertidos en astillas. Luego converso con algunos fusileros; la mayor parte de estos eran indios; no hablaban castellano.
-¿Imanalla casianqui? -pregunto Ameller en quichua a un soldado.
El soldado no respondía; era aimara. El coronel pidió un intérprete.
-Waliqui, mi tiñinte -contesto recién el fusilero.
-¿Qué haces aquí?
-Janiwa, mi tiñinte...
-¿No te han dicho que tienes que balear?
-Jisa, mi tiñinte...
-!Mi coronel, di, repete! -se comide a corregir un oficinista.
-¿A quién tienes que matar? -continua interrogando el jefe.
-Al primero que se asome a su vista dice, mi coronel traduce el interprete.
-¿Y si el que asoma es un compañero ?
El indio guarda silencio, desconcertado, perplejo...
El coronel sigue avanzando por la zanja. Yo me he colocado muy cerca de él. Los pobres repetes, cubiertos de tierra y de sudor, demacrados, espectrales, con los uniformes sucios y rotos, con los zapatos deshechos, confundidos con la miseria de la tierra en que se debaten, nos miran con la indiferencia más solemne. Son poquísimos los que saludan -y con el desgano más absoluto- al coronel, quien a su vez no ve en todos estos seres ningún detalle exterior ni interior. Es que el ve únicamente al fusilero obligado a matar y a morir en su puesto. No le interesa que estos indios necesiten cubrir su desnudez y alimentar un poco mejor su organismo. A juicio del jefe, los soldados son simples maquinas que para funcionar solo necesitan una sencilla y clara "orden de operaciones".

Extraído de: Repete. Diario de un hombre que fue a la Guerra del Chaco de Jesús Lara // Más en: Historias de Bolivia.

EL HEROICO CORONEL FRANCISCO MANCHEGO FIGUEROA (1897-1934).


 Por: Oscar Cordova. 

Ingresó al Colegio Militar en enero de 1914, en octubre de 1917, ascendía al grado de Subteniente y era destinado al regimiento Sucre 2° de Infantería, de guarnición en la Capital. Desde abril hasta septiembre del año 31, fue destinado Jefe de Batallón del regimiento Florida 12 de Infantería.
Estallada la guerra, le vemos marchar con la 3a. División desde Bogado e Ingavi hasta Camacho, donde habíase concentrado la División para emprender sus operaciones bélicas sobre Corrales, Loa, etc. Primero como jefe de Batallón y luego como comandante del regimiento Florida, había tomado parte en la defensa del Fortín Florida, el 25 de julio de 1932; en la conquista de Bogado, el 15 de septiembre del mismo año; defensa y contraataque de Corrales, el 30 de enero de 1933; luego combatiendo desde el l ° de enero hasta el 24 de febrero, a lo largo del camino Corrales, Betty y Toledo; en los ataques a Toledo, del 25 al 27 de febrero del 33, en las acciones de Betty y Corrales, en marzo y abril del 33; luego en los ataques a Fernández, después en Campo Ingavi, nuevamente en Betty y, por último, otra vez en Corrales. A mediados del 33, su regimiento había sido trasladado al sector del I Cuerpo de Ejército, y Manchego comenzó a luchar, siempre bravo y entusiasta, en Bullo y Gondra, en el primero de estos puntos había actuado como comandante de Destacamento. En septiembre del mismo año, había sido ascendido al grado de Teniente Coronel, “por méritos de guerra”, y en noviembre pasaba como adscrito a la 7a. División. En enero de 1934, fue destinado como Jefe de Estado Mayor de la 4a. División, último de los cargos que desempeñó, pues el 20 de junio su alma de guerrero y de patriota volaba al cielo de la inmortalidad.
La muerte del Jefe heroico había causado consternación no sólo en el ejército, sino también en todos los ámbitos de la nación. La prensa de todo el país le dedicó extensos artículos necrológicos, haciendo resaltar sus virtudes cívicas y militares, así como refiriendo algunos episodios y anécdotas de su vida. Uno de ellos, publicado en “La Unión" de Santa Cruz, narra el siguiente episodio: “Caído en una emboscada juntamente con dos soldados chiquitanos, en poder de fuerzas paraguayas, preguntaron sus soldados a Manchego: qué hacemos mi jefe, ¿disparamos? Manchego, impertérrito, contestó: disparen. Y los pilas, que creían que se refería a que los soldados se pondrían en precipitada fuga, dejando a su jefe, cayeron atravesados por las balas chiquitanas, pues aquellos ante la contestación del jefe, dispararon sus armas contra los paraguayos y salvaron a su jefe que desde entonces no perdió ocasión para celebrar a los chiquitanos y declarar que son de los mejores entre los mejores soldados de Bolivia”.
También en las esferas del Gobierno, había causado profunda impresión la muerte del glorioso Héroe; pues el Ministro de Guerra, dirigiéndose telegráficamente al General en Jefe, le decía: “Señor Presidente República, profundamente impresionado por dolorosa como heroica muerte de Teniente Coronel Francisco Manchego, caído en gloriosa acción de hoy, le confiere ascenso póstumo a grado de Coronel.— Al enviar mi palabra de pésame al Ejercito, le pido ordenar sean remitidos los restos del heroico Jefe para rendirle los honores que merece". Por su parte, el Jefe del I Cuerpo de Ejército, significando su condolencia por la muerte de su más decidido y entusiasta colaborador, se dirigía a la madre de Manchego, mediante el siguiente telegrama: “Ballivián, 22 de junio de 1934. — Epifanía Figueroa v. de Manchego. — La Paz. — Comando, jefes, oficiales y tropa I Cuerpo, conmovidos irreparable pérdida Tcnl. Francisco Manchego, ruégole aceptar su profunda condolencia. — Murió en pleno combate y a la cabeza de sus tropas, escribiendo una gloriosa página en la historia de Bolivia. —Para usted respetable señora, madre de dos héroes caídos en el campo de batalla, será eterna la gratitud de la Patria. —Cnl. Toro”. Manchego fue un profundo patriota, - un patriota de verdad, y murió como.
Y confirma aun mayormente sus preocupaciones en la muerte y en el más allá, cuando días antes de su inmolación, el 3 de junio, pronunciaba un discurso ante un grupo de Jefes y Oficiales, y decía entre otras cosas: “Si el destino me ha deparado la muerte, será combatiendo con mis bravos soldados de la 4a. División, con esos valientes que han dado pruebas de valor y sacrificio”. Y así fue. Manchego rendía tributo a la gloria algunos días más tarde poniéndose a la cabeza de sus “queridos soldados”, como simple granadero, asaltando las posiciones enemigas. Por eso, cuando se inhumaban sus queridos despojos, que fueron llevados a la ciudad que le viera nacer, y antes de que desaparecieran bajo la loza funeraria, uno de sus soldados que había formado en el bizarro regimiento Florida, decía despidiendo al invicto Jefe: “Todos tus hijos del regimiento Florida, al saber tu heroica muerte, con el corazón henchido de dolor, pensamos que Bolivia ha perdido uno de sus más aguerridos y pundonorosos Jefes, y nosotros tus fieles soldados del Florida, que fuimos testigos presenciales de tu valor, sentimos perderte para siempre; pero vivirás eternamente en nuestros corazones”.
A las 17 horas del 29 de junio, eran conducidos los restos de Manchego en medio de una enorme muchedumbre que quiso testimoniar el homenaje postrero al Gran Defensor del Chaco, encabezada por el Presidente de la República y sus Secretarios de Estado. 
(LA GUERRA CON EL PARAGUAY — Coronel Julio Diaz A.)

EL GOBIERNO ARGENTINO ADQUIERE EN EE.UU. ARMAMENTO PARA EL EJÉRCITO PARAGUAYO.


(Por Diego Martínez Estévez) 
Lo que se leerá a continuación, es una de las centenares de pruebas que dan cuenta que Bolivia, a lo largo de la Guerra del Chaco, se enfrentó al mismo tiempo contra dos países: Argentina y Paraguay.
La Argentina, mejor dicho, empresarios privados convertidos en gobernantes – uno de ellos el propio Presidente general Pedro Justo - con grandes capitales invertidos en tierras bolivianas detentadas por el Paraguay, emplearon todo el poder estatal para involucrarse en esta guerra y así, salvaguardar sus intereses, porque de recuperar Bolivia tan vasto territorio sembrado de mate, el derribo de centenares de miles de árboles para obtener durmientes de ferrocarril y tanino y criando miles de cabezas de ganado, aquellos empresarios lo perderían todo. También esperaban apoderarse de Tarija y parte del Departamento de Chuquisaca y Santa Cruz, productoras de petróleo.
A este interés privado obedece el Decreto Supremo reservado, emitido en fecha 9 de febrero de 1932 (antes que la guerra estallara), por el general Pedro Justo, disponiendo que su gobierno le apoyaría al Paraguay en caso de estallar la guerra. Ni los propios paraguayos esperaban recibir semejante apoyo, que no sólo se limitó al campo logístico militar, financiero y diplomático, sino, al campo de Operaciones, Inteligencia y de Personal. En el campo de Operaciones, el Estado Mayor argentino se encargó de planificar las operaciones militares paraguayas, como se lee en varios artículos del suscrito posteados en este sitio y respaldados en todos los casos, con la bibliografía pertinente particularmente de autores paraguayos y autor argentino.
Baste decir, que las FF.AA. argentinas, para provocar su entrada directa en guerra contra Bolivia, dislocaron en la orilla derecha del Río Pilcomayo a 10 mil hombres, desde donde también espiaban los movimientos del ejército boliviano con anteojos de campaña y sus aviones de reconocimiento. Lo propio, efectuaban disparos a la orilla nuestra aguardando alguna reacción.
Sobre el vastísimo apoyo logístico brindado al Paraguay por su aliada la Argentina, se encuentra registrado en los cuatro frondosos libros publicados por los paraguayos Vicente Rivarola (padre e hijo).
Uno de esos apoyos, es la información periodística que se observa en imágenes y que paso a transcribirlas:

“ARMAS PARA LA ARGENTINA”.

“Un telegrama que exige explicación”.

“La United ha transmitido el siguiente telegrama que aparece en algunos diarios de la fecha de ayer”.

“WASHINGTON, septiembre 22. (UNITED).- La United Press obtuvo hoy estadísticas oficiales demostrativas del incremento que experimentaron las exportaciones de armas a la Argentina, desde que comenzó la Guerra del Chaco”.

“Además de las 606 ametralladoras y 10.000 revólveres y pistolas que fueron embarcados para la Argentina en 1933, según lo declaró un funcionario del departamento de comercio en la audiencia de ayer ante la comisión investigadora que preside el Senador Nye, se exportaron 8.849.000 cartuchos metálicos y 3.000 granadas de fusiles, así como otras municiones, por valor de 6.000 dólares”.

“Contra las 606 ametralladoras exportadas en 1933 a la Argentina, sólo se embarcaron ocho en 1932 y seis en 1931”.

“Los funcionarios del departamento de comercio manifestaron que era imposible saber el destino final de ese material, o si parte del mismo había sido reexportado al Paraguay”.

“Los documentos oficiales que indican el consignatario, son confidenciales”.

“Esperamos que el gobierno se apresurará a explicar la veracidad de la gravísima denuncia contenida en el telegrama, pues así lo exige la seriedad de la posición argentina en los conflictos sudamericanos. Si el gobierno a raíz de la investigación norteamericana sobre adquisiciones de armamentos ha formulado declaraciones públicas, tendientes a restablecer la verdad, es evidente que siguiendo la misma conducta procederá a poner las cosas en su lugar, a raíz del telegrama que publicaron grandes diarios de esta capital”.

Esta información periodística es del 24 de septiembre de 1934. O sea, la adquisición fue efectuada meses antes, posiblemente para armar a nuevos contingentes que serían empleados en las batallas de Conchitas, Condado I y Condado II. En estas acciones, parte de ese armamento cayó en poder de las unidades bolivianas que se defendían en el gran frente de Ballivián. Para ser empleados en las dos últimas batallas citadas, en mayo de ese año – 1934 – en Buenos Aires fueron reclutados 3 mil mercenarios y fueron conducidos en 44 vagones de tren, hasta Formosa. Esta información fue proporcionada a la Legación Diplomática boliviana, por uno de los militares argentinos que prestaban sus servicios en el Estado Mayor de Buenos Aires; ocupaban puestos claves al interior de esta organización, a quienes por sus servicios de espionaje, les eran semanalmente cancelados con ciertas sumas de dinero.
Retomando el caso del telegrama. Esta adquisición de material bélico por el gobierno argentino, con destino final al Paraguay, no fue la única vez que se realizó. En otra oportunidad anterior, lo adquirieron de Europa. Por supuesto que los recurrentes reclamos de nuestra Legación Diplomática ante el gobierno argentino sobre estas adquisiciones y otras actividades argentinas encubiertas, no merecieron respuesta.

LA GRAN BATALLA DEL “CONDADO” EN LA GUERRA DEL CHACO


Por: Oscar Cordova. / Foto del posteo, publicación del 23 de junio de 1934. 

Promediaban las fechas entre el 19 al 20 de junio (1934), el sector defendido por el Regimiento Pérez, había sido localizado por el enemigo y allí concentraron la mayor parte de sus efectivos. En efecto en estas fechas ya comenzaban a desarrollarse intensos combates con miras a lograr abrir brechas en profundidad que les permitieran sus intentos programados.
La artillería boliviana entraba en acción coordinada con la maniobra, los efectos debían dar excelentes resultados, ya que todo el campo estaba reglado matemáticamente, los stocks también hacían su ingreso y todo estaba concentrado en el bolsón donde ellos habían concentrado un gran número de efectivos. También la aviación hacía su ingreso con intenso bombardeo al mismo objetivo, el fuego era demoledor, la batalla encarnizada, se luchaba con persistencia y tenacidad, se atacaba en todas las direcciones y se mantenía control sobre las puntas extremas del bolsón.
En medio del combate y a no dudarlo cuando ya faltaba muy poco para el completo éxito de nuestras armas, ocurría lo imprevisto, el Mayor Francisco Manchego que cual un soldado más se había colocado en las funciones de un granadero, en uno de sus momentos de arrebato patriótico era alcanzado por un proyectil que estalló en la propia granada de mano y con ello caía mortalmente herido este digno jefe de nuestro Ejército, que momentos después rendía su vida en los campos de batalla del “Condado”.
El enemigo seguía resistiendo y aún recibía mayores refuerzos para defender a sangre y fuego las posiciones alcanzadas y que tanto daño les estaban ocasionando. Mas la tenacidad y el fuego que cual cortina de humo barría con los adversarios, obligó a batirse en retirada, dejando cientos de muertos y heridos, material y equipo. Dura lección que recibían y desde luego serio contraste para futuras intentonas. Retomamos las posiciones antes alcanzadas. habíamos derrotado al adversario y dejaban más de 700 muertos y otro tanto de heridos, por nuestra parte alrededor de 250 entre muertos y heridos, capturamos un buen número de prisioneros, ametralladoras pesadas y livianas, fusiles y granadas. La retirada fue precipitada y por suerte para ellos lograron escapar algunos, pero en forma desordenada.
(EL CAMPO DE LOS MUERTOS - Tte. Jose S. Garcia G.)

24 AÑOS ANTES DE WARISATA, FRAY JOSÉ ANTONIO ZAMPA INAUGURÓ LAS PRIMERAS ESCUELAS INDÍGENAS Y POPULARES DE BOLIVIA


Por: Cándido Tancara Castillo /Pagina Siete, 7 de junio de 2019. // Foto: Fr. José Antonio Zampa certifica a su primer profesor indígena en 1927.

José Antonio Zampa fue sacerdote franciscano de origen italiano. Llegó a Sucre en 1894 a los 17 años. En la capital de la República concluyó sus estudios teológicos. Dos años más tarde se ordenó como sacerdote. Fue enviado a trabajar al Vicariato Apostólico del Chaco. Pasó dos años en el Convento Franciscano de Sión (Argentina), donde se impregnó de la Encíclica Rerum Novarum, la primera encíclica social de la Iglesia Católica, promulgada por el papa León XIII en 1891; una carta abierta y dirigida a todos los obispos, presbíteros y catedráticos del mundo que versa sobre las condiciones de las distintas clases trabajadoras.
De regreso a la ciudad de Potosí, Zampa mostró una “opción preferencial por los pobres”. De esta manera se adelantó a la II y III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizadas en Medellín (Colombia- 1968) y en Puebla (México-1979), que declararon la “opción preferencial por los pobres” e incluso la Teología de la Liberación.
La Rerum Novarum cuestiona aspectos como “suponer que una clase social sea espontáneamente enemiga de la otra, como si la naturaleza hubiera dispuesto a los ricos y a los pobres para combatirse mutuamente en un perpetuo duelo”. También propone “no considerar a los obreros como esclavos, respetar a ellos, como es justo, la dignidad de la persona, sobre todo ennoblecida por lo que se llama el carácter cristiano” y “unir a los ricos con los proletarios, es decir, llamar a ambas clases al cumplimiento de sus deberes respectivos y, ante todo, a los deberes de justicia”.
Interpelado por la Encíclica de León XIII, Zampa crea en Potosí el Círculo Católico Obrero San José con un estatuto de 51 puntos y prioriza acciones concretas como la creación de caja de ahorros, patronato de niños y niñas, escuelas, bibliotecas, moralizar la libertad y el trabajo del obrero, curación de enfermos, conferencias religiosas, científicas, sociales e industriales y la creación del primer medio de comunicación masivo de la Iglesia Católica en el país (anterior al diario Presencia 1952), el periódico franciscano La Propaganda, según el libro Escuelas de Cristo, buenas prácticas educativas a la luz del Evangelio, presentado a la reunión de obispos de Bolivia en mayo pasado por su autora Karina García Riveros y Alejandra Martínez, directora del Departamento de Educación de la Universidad Católica Boliviana San Pablo.
En 1907 sale a luz pública en Potosí este diario católico con un tiraje de 200 ejemplares y con un tema: “La botica boliviana”. El tiraje del ejemplar crecía rápidamente y entonces se preguntaron: “¿Para quién hacemos este periódico? La mayoría no sabe leer”.
Los ejemplares eran entregados “a los indios que afirman que no saben leer”. Entonces el padre Zampa responde: “Si no saben leer, les enseñaremos”. De esta manera se abre la necesidad de educarlos para que tengan la oportunidad de acceso a la información y el conocimiento.
El Círculo Católico crea el Patronato de la Infancia en 1907 conformado por “damas de alcurnia potosina”, responsables de cuidar, sostener y apoyar las nacientes Escuelitas de Cristo que fueron ubicadas en los barrios de la periferia de Villa Imperial. Allí primero acudieron “las y los niños que vagaban en los cenizales”, de padres que vivían en las últimas viviendas de la ciudad de Potosí, entonces una de la capitales del país con mayor población.
Zampa era rígido y constituyó rápidamente con los miembros del Círculo Católico el estatuto del Patronato de la Infancia que dio lugar al nacimiento de cuatro escuelas con 108 niños: Escuela de Varones en la parroquia de San Pedro, Escuela para Niñas en la calle Victoria y dos escuelas para niñas en la parroquia de San Juan. Las clases empezaron el 5 de enero de 1908. Después, a la misma infraestructura educativa eran llevados los niños de las familias que vivían en el área rural.
Las escuelas buscaban su ubicación en barrios absolutamente pobres de tal manera que el centro educativo quedara cerca de sus casas, a diferencia de las unidades educativas estatales que no subsidiaban a ninguna asociación que no llegaban a esos lugares, señala la publicación. Los maestros tampoco llegaban a estos lugares por ausencia de instituciones educativas, infraestructura y material escolar. Entonces Zampa dijo que “todos los ricos y los indios somos hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza, por lo que todo cristiano debe considerar de igual dignidad a su prójimo”.
El presidente Ismael Montes fue homenajeado en 1913 por el Colegio Franciscano y el padre Zampa fue invitado a decir unas cuantas palabras y en eso denunció la injusticia vivida en la época, lo que indispuso al Primer Mandatario que ordenó la expulsión del sacerdote hasta 2017.
Al poco tiempo se construyeron escuelas en el área rural donde Escuelas de Cristo asentó su presencia. En 1927, tres años antes de la primera escuela indigenal creada en Warisata (La Paz), Zampa ya había inaugurado 58 Escuelas de Educación Indígena en la Diócesis de Potosí: Cotagaita, Vitichi, Potobamba, Ravelo, Colquechaca, Tinquipaya, Tarapaya, Betanzos, Manquiri, Chaquí, Vilacaya Torotoro y Caiza, entre otras poblaciones rurales de la región.
En 1930, Zampa recibe un reconocimiento en Oruro por su obra de pedagogía popular y rural. En 1935 el padre franciscano fallece en La Recoleta de Sucre a los 62 años y los funerales se realizaron en la ciudad de Potosí.
En 1953, Escuelas de Cristo entregó al Ministerio de Asuntos Campesinos la administración de los núcleos recibidos en 1949 y la Escuela Normal de Caiza “D”, satisfecha de haber cumplido la eficaz lab or de su preservación y crecimiento técnico-pedagógico y sostenibilidad en favor de la educación campesina. En agradecimiento, dispuso desde ese año que todo el personal de Escuelas de Cristo pasase a figurar oficialmente en el presupuesto nacional, lo que ayudó a sostener a los maestros en 72 núcleos escolares
EDUCACIÓN INTERCULTURAL
A 30 años de la muerte de Zampa, Escuelas de Cristo introdujo en 1965 la educación secundaria rural a través de los colegios técnicos humanísticos para que de esas aulas los jóvenes del agro puedan salir bachilleres con conocimientos y habilidades de alguna rama técnica y así conseguir trabajo o emprender algo particular. En 1977 crea Centros Técnicos Humanísticos Agropecuarios.
Nueve años antes de la Ley 1565 o Reforma Educativa (1994), que dio lugar a la educación intercultural bilingüe, Escuelas de Cristo puso en marcha, en 1985, la educación intercultural bilingüe en Potosí y La Paz. En la actualidad, Escuelas de Cristo trabaja en 13 provincias de los departamentos de Potosí, Chuquisaca y La Paz. Las 360 unidades educativas tienen 11.415 estudiantes.
En 2007, el Senado Nacional impuso la medalla denominada Bandera Boliviana al estandarte de las Escuelas de Cristo en homenaje al centenario de esta institución educativa y lamentó entonces que el Ministerio de Educación desconozca esa realidad. En 2007 recibe la distinción “Simón Bolívar en el grado de Libertador”, por la Prefectura de Potosí por los 100 años de servicio a la región.

Educación productiva

Desde el trópico paceño, pasando por las llanuras potosinas y los valles de Chuquisaca, se evidencia el cultivo de las hortalizas y frutales que a su vez pasan por el procesamiento y comercialización, constituyendo una cadena productiva centrada en el desarrollo de sus comunidades.
Además, en la zona andina de La Paz y Potosí se reconocen el cuidado de animales y la transformación de productos derivados, formando cadenas productivas que generan incidencia en la comunidad en diferentes niveles personales, sociales y comunitarios.
Destaca que una experiencia enaltecedora en Chuquisaca es la crianza de peces que se desarrolla en la regional de San Lucas, lo que demuestra con tres pozos una apuesta por la piscicultura a través de la organización de la comunidad qué unidad proyecta un presente y futuro mejor.
Ahora se propone complementar sus experiencias educativas con la Ley 070 que tiene como fin desarrollar la formación integral de las personas y el fortalecimiento de la conciencia crítica.

Las Escuelas de Cristo, un paso adelante

- Escuelas de Cristo 112 años antes (1907) afirma que los niños pobres tienen derecho a la educación en igualdad de condiciones con los ricos. También 112 años antes dio inicio a la Escuela Multigrado para la población con escasos recursos.
- Warisata 24 años antes de la escuela ayllu y educación indigenal, Escuelas de Cristo inició de manera oficial la educación indigenal impulsando a que los patrones de entonces brinden espacios y apoyen la presencia de la escuela para hijos de mineros e indios, iniciando así la liberación del campesino en el país.
- DDHH 41 años antes de la Declaración Universal de DDHH en Bolivia (1948), Escuelas de Cristo proclamó la equidad de género, creando dos escuelas para las niñas pobres de Potosí, frente al acuerdo del marco jurídico internacional del derecho a la educación de la mujer.
- Derechos del niño 48 años antes de la promulgación de los Derechos del Niño Boliviano (1955), Escuelas de Cristo proclamó los derechos humanos de los niños y niñas bolivianos.
- Educación secundaria 53 años antes introdujo la educación secundaria rural en Bolivia a través de colegios técnico- humanísticos para que los jóvenes del agro puedan salir bachilleres con conocimiento y habilidades de alguna rama técnica y poder conseguir trabajo para continuar con sus estudios superiores.
- Educación agropecuaria 29 años antes de la Reforma Educativa (Ley 1565 de 1994) creó los Centros Técnicos Humanísticos Agropecuarios (CETHA), en ámbitos rurales brindando espacios de promotores de salud, dirigentes y líderes campesinos. Nace como una educación alternativa, liberadora, esperanzadora e interpeladora.
- Intercultural bilingüe 9 años antes de la Reforma Educativa (Ley 1565 de 1994), Escuelas de Cristo experimenta la educación intercultural bilingüe en diferentes núcleos del país, en las lenguas madre de aymara y quechua, inicialmente.

1 DE JUNIO 1865, REVOLUCIÓN CONSTITUCIONALISTA, EL “CUARTELAZO” QUE COLOCÓ A MELGAREJO EN LA PRESIDENCIA DEL PAÍS


Por: Maurice Cazorla Murillo / EL FULGOR de Oruro, 02 de junio de 2019. 

Un 28 de octubre de 1864, se producía en el país, un levantamiento que colocó a un personaje vilipendiado y hasta calumniado en la presidencia del país. El general Mariano Melgarejo había derrocado en un “cuartelazo” en Cochabamba al general José María de Achá.
La población en diferentes ciudades del país, no tardaron en mostrar su indignación por el proceder del militar que había sido educado en los cuarteles.
Oruro, no fue la excepción, más al contrario, grupos políticos antagónicos unieron sus fuerzas pese a las diferencias y decidieron organizar un levantamiento contra el régimen que en ese momento se llamaba “decembrista”. En esa coyuntura, en la Corte Superior de Distrito, el doctor Ignacio León promovió la iniciativa de derrocar al tirano aprovechando la situación geográfica. Esta iniciativa, fue escuchada por quien fuera su rival político por el partido “ballivianista” el doctor y también militar de Ejército, Donato Vásquez. Otro ciudadano que se plegó a esta idea de derrocar a Melgarejo fue el doctor Francisco Velasco, quien ofreció su domicilio ubicado en la calle La Plata para organizar la toma de la Prefectura.
En esas reuniones celebradas en altas horas de la noche se había decidido tomar la Fortaleza en la zona Este de la ciudad, fijándose el 1 de junio la fecha de las acciones. Muchos jóvenes entusiastas se adhirieron al movimiento, entre ellos Rufino Jiménez, hermano de la poetisa Genoveva Jiménez.
A primeras horas de la mañana, cuando el frío ya imperaba en el ambiente, se tomó la Fortaleza luego de un enfrentamiento; la pequeña fracción que dejó Melgarejo fue sometida. Inmediatamente, con armamento tomado, se subió la calle Bolívar, para desplazar algunas compañías en la Plaza de Armas, convocando a todo el vecindario en este espacio abierto. Adolescentes del Colegio de Artes y Letras, actualmente Colegio Bolívar, se plegaron al movimiento tomado como una travesura. Lamentablemente, los últimos cursos de este establecimiento siempre eran utilizados por los caudillos, en esta ocasión todos los orureños decidieron acudir para restituir la legalidad de la constitución de 1861, entre ellos trabajadores de las minas, algunos artesanos, indígenas e incluso mujeres que llevaban en sus largos vestidos las municiones para las armas.
Los guardias de la Prefectura, por el frío se encontraban descansando, sin sospechar que la Fortaleza había sido tomada, sin embargo, el centinela de la Torre Grande, no se percató del movimiento de personas que subía por la calle de la Fortaleza. Solo se podía advertir a personas que recogían agua de la fuente que se encontraba al medio de la Plaza.
El prefecto del partido Melgarejista, Gonzalo Lanza y el coronel Gómez Goitia, decidieron cerrar la puerta del edificio, ordenando a la tropa y algunos gendarmes apostarse para disparar. La muchedumbre lanzaba precarias granadas armadas con combustible dentro botellas de vidrio a los centinelas de la Torre Grande, quienes respondieron con disparos de sus fusiles. Mientras este combate se producía el prefecto Gonzalo Lanza y el coronel Gómez Goitia, fugaron sin ser vistos por la parte de atrás para tomar el camino a Cochabamba. La batalla para tomar la Prefectura no tomó más de una hora.
Lamentablemente, se tuvo que lamentar la caída de los jóvenes Calero, Castillo, OIaguivel y Manzano; también Rufino Carrasco, cayó gravemente herido, y no pudo recuperarse, falleciendo días después. Su hermana Genoveva le dedicó un hermoso poema.
La muchedumbre reunida en la plaza, nombró prefecto al doctor Francisco Velasco, Anselmo Nieto fue nombrado Comandante de las fuerzas, el doctor Donato Vásquez, se lo comisionó con una fuerza que debía buscar el respaldo al movimiento en la ciudad de La Paz; al doctor Ignacio León se lo comisionó hacia el Sur. La muchedumbre proclamó la legalidad de la Constitución de 1861 y se proclamó presidente a Lucas Mendoza de la Tapia.
Se armaron batallones de caballería con los jóvenes de la ciudad, infantería de 243 plazas y 120 plazas de artillería con ocho cañones. Se organizó un cuerpo de rifleros con los adolescentes del Colegio de Artes y Letras, que más desbordaba de entusiasmo contrastando a su inexperiencia en el uso de armamento.
El doctor Donato Vásquez, cumpliendo su misión se trasladó a La Paz, pero tuvieron las primeras diferencias, aquella ciudad había proclamado al general Casto Arguedas, por lo cual no existió entendimiento. Luego de varios días ingresaron a La Paz siendo recibidos con gran regocijo. Lamentablemente, algunos caudillos, desairaron a los orureños, provocando enfrentamientos violentos. Sin embargo, posteriormente actuaron juntos en la batalla de “La Cantería”.
El doctor Ignacio León estaba en el Sur, mientras se encontraba en Challapata el 10 de julio, se enfrentó al coronel en ese entonces Ildefonso Murguía, quien se encontraba libando bebidas. Murguía estaba al frente de un batallón adicto a Melgarejo; lo tomaron preso y se trasladaron a Potosí para luego enfrentarse en la batalla de “Las Letanías”, con terribles consecuencias para los vencidos.
Las desavenencias y rivalidades políticas de los líderes proclamados en las diferentes ciudades, promovieron la caída de este movimiento iniciado en Oruro, que no tuvo otro objetivo que buscar el respeto a la Constitución; sin mezquindades había proclamado a un cochabambino como presidente.
Ignacio León y Francisco Velasco tuvieron que huir a Tacna en el Perú y el doctor Donato Vásquez, se ocultó en el país, para enfrentarse nuevamente a Melgarejo en las barricadas de La Paz en enero de 1871 lo que constituyó su caída.
Este fue el aporte de Oruro, en un movimiento que buscó el respaldo de otras ciudades, ofrendando con sangre para el respeto de la Constitución y la legalidad.


Con la tecnología de Blogger.