A LAS SALITRERAS. LAS PRIMERAS MIGRACIONES MASIVAS DESDE COCHABAMBA


(Por Gustavo Rodríguez Ostria)


A fines del siglo XIX Cochabamba, enfrentaba una fuerte crisis originada, como vimos, en las transformaciones del mercado emergente de la invasión de productos importados que coparon el mercado interno. Para entonces, la región se basaba en una agricultura de corte terrateniente y una economía artesanal. Los distintos grupos sociales tuvieron que darse modos para enfrentar la crisis. Más adelante veremos que hicieron los grupos dominantes de hacendados y comerciantes, por ahora nos centraremos en artesanos, pequeños agricultores e incluso empleados. Como a lo largo del tiempo, la migración desde Cochabamba fue el recurso que hombres y en menor grado mujeres usaron para intentar eludir la crisis de su región. Esta vez el destino fueron las salitreras de Tarapacá y Antofagasta, primero territorio peruano y el segundo boliviano, pero luego de la Guerra del Pacifico, transformado en chileno. 


El salitre se exportaba por barco a Europa donde su usaba como abono natural y la elaboración de pólvora. El ciclo de migración boliviana se inició brevemente hacia 1868 y se desarrolló con altibajos hasta la gran crisis mundial de 1930. Los datos censales señalan que en Tarapacá estaban registrados 608 ciudada@s bolivian@s, en 1876 alcanzaban a 6.028. Muchos de ellos se enrolarían en las tropas que combatían a Chile; tal es el caso del Escuadrón “Loa”. En 1895 el número disminuyó a 5.817 y trepó a 15.652, para disminuir a 5.887 durante la crisis del salitre causada por la irrupción del producto sintético. Para 1930 sumaban los bolivianos y bolivianas 4.643 personas, que en su gran mayoría retornaron a Bolivia cuando el capitalismo entró en crisis y cerró sus fuentes de trabajo.

¿De dónde venían? Los censos salitreros lamentablemente solo registran el origen nacional, pero los testimonios orales recogidos por el historiador chileno Sergio González permiten dar cuenta que su origen era Cochabamba, en particular el Valle Alto, aunque también del Bajo. Parlantes en quecha, eran reclutados por “enganchadores” que les adelantaban salarios, viajaban a pie en largas jornadas que podían durar un mes desde Cochabamba a la costa del Pacífico. Con la llegada del tren desde Antofagasta a Oruro en 1892 el viaje se acortó, pero muchas familias, preferían seguir caminando con el apoyo de mulas. Una vez en las “oficinas” salitreras, verdaderos campamentos próximos a Iquique, aunque también en Antofagasta recibían una precaria habitación en barrios separados del resto de empleados. Los varones (Un 65% del número de migrantes) se encargaban de las duras tareas de extracción y refinado del mineral, pero también arrieros y cateadores; las mujeres (35%) en tanto buscaban trabajo como empleadas domésticas, costureras y vendedoras en los mercados. Su trabajo podía tomar formas estacionales, por las oscilantes crisis salitreras y porque much@s—poderoso llamado de la tierra— regresaban a Bolivia en la época de siembra y cosecha.


En las salitreras laboraban chilenos y peruanos, lo que supuso una fuerte sociabilidad e interrelación cultural y política, no libre sin embargo de tensiones nacionalistas, violencia y discriminación étnica a la migración boliviana, en un territorio recientemente ocupado por Chile y donde busca afirmar su presencia. Hubo también momentos cruciales en los que los bolivianos  colocaron su identidad de clase encima de su origen nacional. En diciembre de 1907, trabajadores salitreros declararon la huelga y se presentaron en el puerto Iquique para reclamar por sus malas condiciones de vida y bajos salarios. Cientos de ellos fueron masacrados en la escuela “Santa María”, entre ellos bolivianos, que enarbolaban bandera tricolor y de quienes negaron a dejar a sus compañeros de otras nacionalidades.

 

El lenguaje y la acción política y sindical fue uno de los aprendizajes que los trabajadores bolivianos tomaron de su vida salitrera y trasladaron a Bolivia. Varios de ellos fueron organizadores de los primeros entidades laborales en las minas, los hermanos Arturo y victo Daza, hicieron lo propio en Cochabamba e incluso intentaron fundar el primer partido comunista. Cuando la crisis de 1930 los arrojó por cientos a sus lugares de origen, ellos y ellas desfilaron por las calles de Cochabamba enarbolando banderas rojas, según me contó el izquierdista y periodista Nivardo Paz. Los (y las) “pampinos”, sobrenombre que recibían por habitar la desértica pampa salitrera, trajeron además un mayor dominio de idioma español, el gusto por el fútbol y nuevas modas de vestimenta. Los hombres eran enviados por sus ternos y las mujeres por sus vestidos y botas. A cambio dejaron en el norte de Chile, bailes y músicas de carnaval, que aún se practican en la fiesta religiosa de •La Tirana”, y otras que han desaparecido o al menos se han reducido, como el consumo de la chicha y el “pijcheo” de la coca.

Estoy seguro que entre lectores y lectoras habrá quienes recuerden estas historias familiares de sus antepasados. Por favor compartirlas.


(Foto actual de la "Oficina" Humberstone y  de una cofradía boliviana en Tarapacá(Chile) hacia 1907.)

MISIÓN HISTORICA: PATRULLERO PR-51 “SANTA CRUZ DE LA SIERRA”

 



(Por V.Almte. Ernesto Roca Gonzales)


Un día como hoy, hace 35 años, el año 1985, el Comando General Naval con la autorización del Gobierno de entonces, emitió las directivas y ordenes respectivas para que una tripulación de Marinos bolivianos viaje a los EE. UU. de Norteamérica, para trasladar navegando, desde New Orleans - Luisiana hasta Puerto Suarez -

Bolivia, la primera Patrullera Rápida de nuestra Armada, unidad militar artillada adquirida y equipada con los mejores cánones de 

construcción naval y de navegación de la época. La botadura y afirmación del pabellón se realizó en el Astillero de Dulac - Houma próximo a New Orleans, el 24 de Abril de ese año conmemorando el 22º Aniversario de nuestra Armada. Esa hermosa Patrullera fue matriculada como PR-51 “Santa Cruz de la Sierra” que significaba que era la Patrullera Rápida Nº 1 del Quinto Distrito Naval y se la denomino así, en homenaje a la capital del Departamento donde hasta hoy, sirve y custodia las aguas de la Patria.


El periódico Bayou/State de Houma en su edición del 25 de Abril de 1985, publicaba la ceremonia de afirmación del pabellón y bendición de la Patrullera con una misa de Acción de Gracias, llevada a cabo el día anterior, celebrando el 22º Aniversario de la Armada Boliviana.


El contexto histórico nacional en aquel momento, era muy complejo, se vivía la transición entre el Gobierno de la UDP de Siles Suazo con una hiperinflación nunca antes vista y del MNR de Paz Estenssoro, que poco después emitiría el DS 21060 para salir de la crisis económica y política de aquel momento, es decir, que no habían recursos financieros para la operación, pero allí estaba la oportunidad y la decisión del Mando Naval, para ejecutar la operación de traslado de la Patrullera desde EE.UU. a Puerto Suarez - Bolivia.


El año 1984 se restablecían las relaciones militares con las FF.AA. Norteamericanas (rotas en el gobierno del Gral. García Meza), con el retorno del Grupo Militar, que volvió con el ofrecimiento de una ayuda militar de 3 millones de dólares para equipamiento de las FF.AA. en su conjunto. En dicha oportunidad el Jefe del Estado Mayor de la Armada, el Almte. Douglas Estremadoiro García inicio gestiones con el Embajador de EE.UU. para utilizar el tercio de ese presupuesto, que justo serviría para la compra de una Patrullera Fluvial cuyo perfil y diseño ya estaba listo en el Departamento III Operaciones, la prontitud de respuesta de la Armada, sumado a una brillante exposición de las motivaciones estratégicas, obtuvo la aprobación de ese presupuesto.

En sus memorias el Almte. Estremadoiro relata que quedó, entre sorprendido y molesto, cuando el Jefe del Grupo Militar le indicó que 

la Lancha seria trasladada por partes y ensamblada en Bolivia; él había sido el primer Comandante del Buque Libertador Bolívar, 

cuando la Armada demostró tener los pantalones largos y conocía personalmente la capacidad del Personal Naval boliviano, para 

navegar esa Lancha desde EE.UU. hasta Bolivia, así que expreso la voluntad y decisión institucional para que la Lancha Patrullera sea

trasladada navegando, con tripulación naval propia y demostrando esencialmente que Bolivia tenía una salida al mar.


A finales de ese mismo año, el Jefe de Estado Mayor de la Armada visitaba el Astillero “Hope Constructors Inc.” en el delta del rio Misisipi, en la localidad de Dulac – Houma próxima, a la ciudad de New Orleans, junto a personeros de la contratista NAPCO, donde la Patrullera ya estaba en construcción; definiéndose aspectos de equipamiento electrónico de navegación y comunicaciones, el armamento a ser instalado y un stock de repuestos por al menos un año de operación. Ya no había marcha atrás y ahora había que presupuestar la operación en uno de los momentos de mayor crisis económica que sufrió nuestro País. Se nombró como Comandante, al entonces T.N. Marco Antonio 

Justiniano Escalante y se le dio la misión de organizar su tripulación y planificar la navegación, para ello se analizó el equipamiento de navegación (radar marino de 40 millas de alcance máximo, equipos de Comunicaciones VHF estándar y BLU con frecuencias fijas y un compás magnético) que junto a las características marineras, la autonomía de la Unidad y la gran responsabilidad de la misión, requerían un plan de navegación seguro, minucioso y detallado, con singladuras de no más de 72 horas; esto llevo a tomar la primera decisión, ¿se haría navegación de cabotaje o navegación de altura?, la primera opción si bien más segura, implicaba casi cuadriplicar el costo operativo y logístico, que por las circunstancias económicas era imposible, se decidió -entonces - efectuar navegación de altura.

El Plan de Navegación estableció la visita a los puertos de Isla Cozumel (México), Isla San Andrés (Colombia), Puerto Colon (Panamá), Puerto Cabello y Puerto Hierro (Venezuela), Cayena (Guayana Francesa), Belén do Para, Fortaleza, Salvador de Bahía, Rio de Janeiro, Rio Grande del Sur (Brasil), Buenos Aires (Argentina), Puerto Zona Franca en Rosario, Puerto Barranqueras y Puerto Pilcomayo (Argentina), Asunción (Paraguay), Puerto Busch (Bolivia), Puerto Ladario (Brasil) y finalmente Puerro Suarez.


El Mando Naval inicio las gestiones ante Cancillería, para que las Embajadas en los países en los que no habían Agregados Militares y a las Agregadurías Militares efectúen los respectivos tramites de “paso Inocente” de buques de guerra, establecido en la Convención del Mar. Todos los países visitados, prestaron la máxima cooperación en sus Bases Navales, donde se cumplieron todas las normas establecidas en el Ceremonial Naval en visitas en el extranjero. Se zarpo del Puerto de Dulac – Houma el 07 de Mayo y se fondeo en la Bahía de Puerto Suarez el 29 de Agosto, habiéndose navegado 7.690 millas náuticas de mar y 2.785 Kms en la hidrovia Paraguay –Paraná, haciendo un total de 9.500 millas náuticas, 33 días de navegación y 4 meses en toda la operación.


Cumpliendo el ceremonial naval y en presencia del Vice-Presidente de Bolivia, parte del Gabinete de Ministros y el Alto Mando Militar, 

pero especialmente en presencia del pueblo de Puerto Suarez, el 29 de Agosto de 1985, fondeaba en la Bahía de Puerto Suarez, el primer buque militar que surcando aguas internacionales, enlazó el Océano Atlántico, sin obstáculos y en forma continua con nuestro 

suelo patrio, en el centro mismo del Sub -Continente. Nuestro reconocimiento a ese hecho histórico que demostró una vez 

más la impronta de la Armada para proyectarse al mar, que en las peores condiciones económicas, aprovechó adecuadamente la 

oportunidad de incorporar este medio naval moderno a la defensa de un espacio geopolítico muy importante pero poco aprovechado en aquel momento.


Había transcurrido casi un siglo, cuando en los años 1884 y 1885 Miguel Suarez Arana contaba ya con una importante flota fluvial y fundaba Puerto Pacheco que al poco tiempo de producirse el cambio de Gobierno, se le ordenaría desmantelar su Puerto, lo que obligo a este visionario cruceño a deshacerse también de su flota, había perdido a su principal amigo y aliado en esta causa, el Presidente Gregorio Pacheco quien entrego el Gobierno Nacional a Aniceto Arce. Cuanta falta nos haría el no contar con el dominio del rio y por lo menos algún puerto en el rio Paraguay durante la Guerra del Chaco, cincuenta años después.


El reconocimiento especial a esa Primera Tripulación de la PR-51 “Santa Cruz de la Sierra” que demostró en todo momento capacidad 

profesional, disciplina y sobre todo, cumplir con sobriedad y austeridad la Misión encomendada “BRAVO ZULU”.



¡UN PUTSCH "CHAPACO"! la jocosa historia del golpe militar-policial de 1940 en Bolivia



Por: Ricardo Sanjinés Ávila / Periodista. / Este artículo fue publicado origuinalmente en: Pagina Siete de La Paz, el 20 de agosto de 2020. / Disponible en: https://www.paginasiete.bo/ideas/2020/8/20/tras-suicidarse-busch-un-putsch-chapaco-265086.html


Noche de singani en la trastienda de un boliche amigo de la calle Yungas. Como a la una y media, el coronel Ichazo anuncia que se retira porque al día siguiente debe darle un capítulo de gloria a la patria. El más achispado se pone de pie cuadrándose militarmente y dice enérgicamente con fuerte acento tarijeño: -“¡buenos días, señor presidente…!”. Todos apuran la última copa y se dispersan por diversas rutas.


Dos años antes, el presidente Germán Busch acelera la revolución socialista y nacionalista con la que sueñan sus amigos de Radepa y políticos nóveles como Víctor Paz Estenssoro, Augusto Céspedes y Walter Guevara Arze, quienes secundan al presidente en la Convención Nacional de 1938, aprobando una nueva Constitución, cambiando la orientación liberal anterior hacia el concepto de propiedad social.


Acoge la propuesta de vender goma y minerales estratégicos a Alemania, en medio de la tensión internacional por la Guerra Civil española y recibe un Mercedes Benz descapotable, obsequio de Adolf Hitler, quien le promete potenciar bélicamente a Bolivia. Surge entonces una fuerte campaña opositora. Pero Busch es hombre valiente, terror de los soldados paraguayos en la guerra y ahora se enfrenta a la gran minería decretando la entrega de divisas por exportación de minerales. 


Pese a su admiración por el Tercer Reich, Busch dicta una medida excepcional con la que salva a unos 15 mil judíos, protegidos en Bolivia gracias al millonario Mauricio Hoschild, con la ayuda del embajador boliviano en París, Rodolfo Virreira, humanista y encumbrado hombre de la masonería boliviana. 


La oposición es abrumadora porque Busch también asume formalmente la dictadura y comete el desatino de golpear al escritor Alcides Arguedas, quien lo recrimina en carta pública por sus actitudes totalitarias y la ciudadanía se vuelca contra “el camba ignorante”. Pero el 23 de agosto de 1939, esa misma gente sale a las calles mesándose los cabellos y dando gritos desesperados por la muerte del presidente que, sintiéndose incomprendido, comete suicidio. 


El sepelio es una demostración inédita de dolor popular. Le extraen el corazón para entregarlo a la Legión de excombatientes. Ante el cuerpo depositado en la Catedral, se forman inmensas filas para ofrecerle una oración y besar su ataúd. (La escena se repetirá 30 años después al morir el presidente René Barrientos y en 1995, cuando falleció Carlos Palenque.)


El vicepresidente Enrique Baldivieso comete el error de no lanzarse de inmediato al Palacio escoltado por un regimiento. Cuando lo hace, ya está ocupado por el Comandante del Ejército, Carlos Quintanilla, quien asume la “presidencia provisoria”, explicando que no existe la figura de vice-dictador y por ello la Presidencia vuelve al origen del poder: el Ejército.


Cinco días después de las exequias, Hitler invade Polonia en alianza con Stalin, mientras en La Paz el presidente interino organiza un gabinete que desanda el proceso revolucionario. Carlos Quintanilla Quiroga es un cochabambino cincuentón, grande y corajudo, típicamente militar al que no le interesa la política y convoca a elecciones.


Está cantada la candidatura del general Bernardino Bilbao Rioja, el mayor héroe de la Guerra del Chaco, apoyado por los oficiales del Ejército. Pero socialistas, liberales y republicanos desean el retorno a la democracia, lejos de revoluciones y soflamas nacionalistas. La guerra mundial envuelve a Bolivia, productor de materias primas y los hombres de la minería creen que el país no necesita un segundo Busch.


Bilbao es hombre maduro, de notable sentido común y patriotismo. Pero los partidos tradicionales no pueden evitar la inquietud que les inspira, agrandada cuando la Legión de excombatientes, lo reconoce como su jefe, entregándole el estandarte que antes estuvo en manos de Busch. El Mariscal de Villamontes, denominado así por sus seguidores, viaja en campaña a los centros mineros donde es aclamado, haciendo temer una futura reimposición del decreto de entrega de divisas. Aparece entonces la figura del general Enrique Peñaranda, quien comandó al Ejército en la pasada guerra y los partidos democráticos lo convocan para candidatear a la Presidencia. Será el choque de dos héroes de uniforme. // (Según nuestro criterio, es un gran error llamar héroe a Peñaranda, "A Bilbao y Peñaranda no se les puede poner en el mismo saco")


El gobierno, comprometido con el retorno a la civilidad, ordena el control de las actividades del general Bilbao. Pinchan sus teléfonos y siguen sus pasos. Pero Quintanilla hace algo más y azuza al Jefe de Estado Mayor, coronel Antenor Ichazo, oficial tarijeño, también héroe del Chaco, haciéndole consentir de “tener posibilidades”, si logra anular a Bilbao.


 Convocado éste a Palacio, cuando asciende las gradas al segundo piso es interceptado por un grupo de tarijeños armados de cachiporras. Intenta defenderse dando gritos y repartiendo golpes, pero cae sin sentido. Enmanillado y sangrante, lo expulsan a Arica e Ichazo, asume la responsabilidad del atraco palaciego argumentando que Bilbao preparaba un golpe de Estado. 


Nadie cree en tal versión. No iba a dar un golpe el candidato que tenía la victoria electoral al alcance de la mano. Pero salen a relucir “los huevos de los Bilbao”. El Tcnl. Sinforiano Bilbao, de gallarda actuación en el Chaco, comanda el Colegio Militar y se levanta con los cadetes, plegándose unidades amenazando bombardear el Palacio Quemado.  Quintanilla se reúne con el insurrecto y promete el retorno de Bernardino, pero al salir del Palacio, Sinforiano es obligado a reunirse con su hermano en el exilio. Volverán años más tarde para incorporarse a la Falange Socialista Boliviana de Únzaga de la Vega. 


El 10 de marzo de 1940, Enrique Peñaranda gana las elecciones frente al comunista José Antonio Arze. La posesión de los nuevos poderes Ejecutivo y Legislativo será el 15 de abril. La gente se pregunta ¿qué ganó el coronel Antenor Ichazo al defenestrar tan violentamente al general Bilbao? 


No se llega a establecer si alguna fuerza política lo estimuló, o si sólo fue una seguidilla de conciliábulos con chuflay. El caso es que el 26 de marzo Ichazo se alza en armas con el Cuerpo de Carabineros, donde militan muchos tarijeños, copando las bocacalles de ingreso a la Plaza Murillo. Lo increíble es que fracciones del Ejército secundan la acción, pese a que hay un Presidente electo por el voto popular.


Cuando el líder de la asonada se dirige de su casa a Palacio –a pie, porque no encontraba taxi–, menudearon los insultos de la gente y trataron de agredirlo. De manera que llegó abatido a la Plaza, cuando también arribaba Quintanilla, enorme y bufando de enojo. El diálogo es de antología:


–¡¿Contra mí, coronel Ichazo… car… coj… y mier…?!


 –¡Con usted m-m-mi Presidente!


 –¡Entonces ordene el repliegue de estas tropas!


 –¡Es su orden mi Presidente!


El prestigio varonil de Ichazo queda en ruinas. La investigación revela que se trató de un putsch chapaco. Ichazo debía nombrarse presidente. El teniente coronel Luis Campero, también tarijeño, asumiría la jefatura del Estado Mayor, su hermano Antonio Campero la secretaría de la Presidencia y el teniente Gilberto Campero el Ministerio de Gobierno. Le llamaron “la camperada” y fracasó porque en el último minuto le fallaron los nervios al coronel, que estaba de chaki. 


El general Enrique Peñaranda asume la Presidencia, en el capítulo final del proceso de la revolución militar socialista abierto por Toro, continuado por Busch y truncado por su muerte. El general Carlos Quintanilla es designado ministro Plenipotenciario en El Vaticano, con residencia en Roma, la ciudad eterna donde manda il Duce Benito Mussolini. Hitler invade Francia y ocupa París.

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// No se pierda más Historias de Bolivia.

SOBRE LOS RESTOS DE LA GUERRILLERA TANIA


Por: Gustavo Rodríguez Ostria. 


 Tania-Tamara Bunke- cayó el 31 de agosto de 1967 en una emboscada sobre el río Grande o Guapay a la columna conducida por el cubano Joaquin(Juan Vitalio Acuña) de una decena de integrantes.  Se la conoce como de Vado del Yeso, pero no ocurrió allí,sino cerca de la confluencia de río Masicuri con el Guapay, a un par de kilómetros. Fue el entonces capitán Mario Vargas Salinas,quien comandó el operativo militar, el que decidió el cambio de la ubicación. Vargas pertenecía a la VIII División de Ejército, cuyo límite de jurisdicción era la banda norte de las aguas del Guapay. En la del sur comenzaban las de la IV División. Ente ambas existía una relación de celos y disputas.


 Para montar la celada Vargas debió introducirse en los espacios de la IV  y con el propósito de evitar conflictos, informó que la acción de armas ocurrió en  Vado del Yeso, territorio de la VIII. Le creyeron, tanto que en Cuba existe una población bautizada como Vado del Yeso y en ocasión del 50 aniversario de la muerte del Che, pobladores del Vado del Yeso boliviano reclamaron que se los incluya en la conmemoración; sin tener ,-en  verdad- mucho que ver con lo acaecido el 31 de agosto de 1967.


El cadáver de Tania quedó flotando en el río hasta que el 6 de septiembre fue hallado carcomido por los peces por la tropa del entonces subteniente Eduardo Galindo. (En las leyendas locales se afirma que de vez en cuando emerge de la turbulentas aguas del Guapay una bella mujer que entona extrañas canciones).


Los trasladaron en helicóptero hasta Vallegrande al hospital Señor de Malta. Poco más de un mes más tarde, la nave y nosocomio recibirían los del Che.

Lo más extraño y sugestivo fue lo que ocurrió con los restos de Tania. Los enterraron el 9 de septiembre en medio de ceremonias militares. Había oído esos rumores, negados varias veces por fuentes castrenses, cubanas y guerrilleras, pero una foto publicada en El Diario de La Paz (adjunta) lo confirma. El capellan  católico de los militares, Mario Laredo, celebra el responso, mientras la tropa guarda una formación cermonial. Porqué está actitud?


La señora Socorro Salinas, casada con el teniente coronel Andrés Selich, en 1967 mandamás castrense  de Vallegrande, me señaló que las mujeres de la población consideraron que no era justo ni correcto que se arroje en cualquier lado el cadáver de una mujer y presionaron a los militares. Ellas,quizá también a modo de homenaje, juntaron el dinero para el ataúd y la sábana santa. Los propios oficiales debieron rendirse ante la imagen de una mujer considerada valiente, pues compartía con ellos la fuerza de las armas. 


 Como fuese, pronto se arrepintieron o recibieron reprimendas de sus superiores, de modo que en la noche sustrajeron en secreto los restos del nicho del cementerio público y los trasladaron  a un terreno valdio perteneciente al Rotary Club,cerca de la pista de aterrizaje. En septiembre de 1998 fueron encontrados allí por los expertos cubanos que buscaban los restos de integrantes de la guerrilla. Todavía se hallaban dentro las carcomidas maderas del ataúd adquirido por las mujeres de Vallegrande. Actualmente se encuentran en el Memorial de Santa Clara, Cuba.

"LOS DUEÑOS DEL INVENTO PARAGUAYO…UN TAL DUARTE Y OTRO APONTE“


 ANÁLISIS HISTÓRICO


“DE INVENTOS E INVENTORES CREADORES DE MITOS“

“LOS ACONTECIMIENTOS DEL 8 de Julio de 1934 – GUERRA DEL CHACO“

“LOS DUEÑOS DEL INVENTO PARAGUAYO…UN TAL DUARTE Y OTRO APONTE“


POR #CORTEGOSKY©

Ahora sabemos que los sucesos aéreos y terrestres del día 8 de julio de 1934 fueron fabricados deliberadamente por pilotos paraguayos y diseminada por escritores y algunos seudo historiadores guaraníes.

Con anterioridad ya publicamos con fuentes históricas los verdaderos sucesos de ese día, y lo que en realidad sucedió con dos pilotos bolivianos, que lastimosamente murieron en un trágico accidente y NO en un combate aéreo como inventaron los paraguayos.

A continuación, veamos parte del relato paraguayo que hace referencia a ese día. Extraído del libro La Aviación Paraguaya en la Guerra del Chaco del My. PAM (SR) Leandro Aponte. Páginas 219 a 221. Importante. - EL ANÁLISIS DE LA CONTRAPARTE BOLIVIANA O REPLICA ESTÁ EN MAYÚSCULAS y la fuente paraguaya en minúsculas.

“Coincidiendo con la fecha, y bajo este título, Homero  Duarte, Teniente 2º P.A.M. durante la Guerra del Chaco…relata el brillante episodio bélico en el cual él intervino del siguiente modo que me place transcribir in-extenso: "La Escuadrilla Paraguaya de Reconocimiento y Bombardeo, al mando del Capitán P.A.M. Isidoro Jara, compuesta de cuatro aviones Potez 25, despegó de la Base de Cabezón -(denominada Mayor Rodríguez; esta aclaración es nuestra)- 90 kilómetros al Este de Ballivián y volando en compacta formación  en V a 1.500 metros de altura sorprendió a la aviación boliviana con sus máquinas en tierra…” —EN ESA ÉPOCA, EXISTÍAN DOS PISTAS: LA PRIMERA DETRÁS DE CAÑADA STRONGEST Y LA SEGUNDA DETRÁS Y A 30 KILÓMETROS A RETAGUARDIA DE LA POSICIÓN DEFENSIVA DE BALLIVIAN. ES DECIR, CADA SECTOR CONTABA CON SU PROPIO APOYO AÉREO Y CON LOS PILOTOS DISPONIBLES PARA OPERAR EN CUALQUIER MOMENTO Y POR TURNOS. LOS APRESTOS PARAGUAYOS DESDE EL MES DE MAYO A JULIO DE 1934, VENÍAN SIENDO CONTROLADOS POR LA AVIACIÓN BOLIVIANA Y POR SUPUESTO, EL DESARROLLO DE SUS MANIOBRAS QUE ERAN TAMBIÉN INTENSAMENTE CASTIGADAS POR NUESTRA AVIACIÓN, COMO REFIERE UNA DE LAS CARTAS ENVIADAS A SUS FAMILIARES, POR EL CAPITÁN RAFAEL PABÓN, ASIGNADO PARA CUBRIR AL SEGUNDO CUERPO DE EJÉRCITO DEL CNEL. BILBAO RIOJA— POR TANTO, ES IMPROBABLE QUE LA AVIACIÓN PARAGUAYA QUE GENERALMENTE RECHAZABA COMBATIR CON LOS AVIONES BOLIVIANOS, HUBIERA PODIDO INCURSIONAR Y SORPRENDER A LOS AVIONES BOLIVIANOS EN TIERRA— 

 “Nuestra formación pasó a la vertical de la base enemiga atacando con sus bombas a los aviones que se aprestaban a despegar apresuradamente…”— EN NINGUNA DE LAS FUENTES PRIMARIAS HISTÓRICAS BOLIVIANAS SE MENCIONA DERRIBO DE ALGUNA NAVE AÉREA BOLIVIANA Y AUN MENOS DE PILOTOS BOLIVIANOS FALLECIDOS EN COMBATE, TAMPOCO AVIONES AVERIADOS EN TIERRA O DAÑOS MAYORES POR CAUSA DE BOMBARDEOS AÉREOS PARAGUAYOS. NO SE MENCIONA CAMIONES, NI INFRAESTRUCTURA U OTROS QUE HAYAN SIDO MALOGRADOS—

 “Los que después lograron decolar lo hicieron en cualquier dirección, sin tiempo para ubicarse antes frente al viento "Los lentos Potez avanzaban con absoluta serenidad en medio del nutrido fuego de la artillería antiaérea, cuyos proyectiles eran claramente denunciados por su trayectoria fumígena que se perdían a unos o dos mil metros de altura, sin tocar por suerte a ninguna de nuestras unidades". "Luego del primer ataque, después de un amplio viraje para retomar el viento de frente, la escuadrilla hizo su segundo ataque lanzando sobre las instalaciones del fortín, por salvas, ordenadamente, la carga de bombas restantes" — EN LA OBRA MASAMACLAY DICE: EL MISMO 8 DE JULIO, 4 AVIONES PARAGUAYOS LANZARON 32 BOMBAS SOBRE BALLIVIÁN HIRIENDO A TRES SOLDADOS, UN JEFE, TRES MUJERES Y UNA NIÑA, ADEMAS NO CAUSARON DAÑO ALGUNO A LA INFRAESTRUCTURA Y MUCHO MENOS A ALGÚN AVIÓN BOLIVIANO— "Ya libre de sus cargas de explosivos, nuestra escuadrilla, siempre en rigurosa formación, describiendo un amplio círculo, recibe el ataque de los cazas bolivianos, superiores en cantidad y performance...” OTRA MENTIRA, EN NINGÚN MOMENTO DE LA BATALLA HUBO SUPERIORIDAD EN CANTIDAD DE AVIONES BOLIVIANOS. EN EL LIBRO ACLARACIONES HISTÓRICAS DE QUEREJAZU ENCONTRAMOS: EL 8 DE JULIO DE 1934, UNA ESCUADRILLA PARAGUAYA BOMBARDEÓ EL FORTÍN BALLIVIÁN. TRES CAZAS BOLIVIANOS PUDIERON LEVANTAR VUELO A TIEMPO PARA INTERCEPTAR LA OPERACIÓN, ASIMISMO EN LA OBRA REFERIDA A LA AVIACIÓN BOLIVIANA DEL GRAL. PAZ SOLDAN ENCONTRAMOS: DESPEGAN DOS ESCUADRILLAS DE OSPREY Y HAWK QUE TENÍAMOS EN ALERTA EN TIERRA, QUE TREPARON VELOZMENTE HASTA LA ALTURA DE LA FORMACIÓN CERRADA DE LOS POTEZ ATACANTES Y SE TRABARON EN SOSTENIDO COMBATE AÉREO A CORTAS DISTANCIAS— “Y volando aún nuestra escuadrilla en plena retaguardia enemiga pudo verse a los cazas bolivianos abandonar la lucha y descender desordenadamente hacia su Base…Durante el combate una de las máquinas bolivianas se había precipitado a tierra, pereciendo sus tripulantes: el Mayor Nery, Comandante de Escuadrilla y el Teniente Dorado, cuya caída se  atribuyó a un mero accidente. En el reciente libro "Masamaklay” del escritor boliviano Querejazu Calvo, se reconoce que los nombrados aviadores, fueron derribados alcanzados por nuestros proyectiles"…—EN LA OBRA ACLARACIONES HISTÓRICAS DE QUEREJAZU RECTIFICA SU CRASO ERROR QUE ANOTARA EN SU OBRA MASAMACLAY:  EN LOS 4 AVIONES PARAGUAYOS RESULTARON HERIDOS EL TENIENTE FLAVIO MARTÍNEZ, EL CAPITÁN ISIDRO JARA, JEFE DE LA ESCUADRILLA, EL PILOTO ARSENIO VAESKI Y EL TENIENTE CÉSAR CORVALAN. DEL LADO BOLIVIANO CAYERON CON SU MÁQUINA EL MAYOR NERY Y EL TENIENTE DORADO. (ERROR, SE ESTRELLARON EN VILAMONTES— EL ACCIDENTE DEL MY. ELIODORO NERI Y TTE. RENÉ DORADO CRONEMBOLD —A LAS 3 DE LA TARDE DEL 8 DE JULIO, EL AVIÓN DE ESCUELA VESPA VICKERS 23, TRIPULADO POR EL MY. ELIODORO NERY, LLEVANDO COMO METRALLISTA AL TTE. RENÉ DORADO CRONEMBOLD, SUFRE UN ACCIDENTE FATAL EN SAN ANTONIO DE VILLA MONTES, EN QUE AMBOS COMBATIENTES PIERDEN LA VIDA. SALÍA EL AVIÓN CON DIRECCIÓN A BALLIVIAN, PERO A LA DISTANCIA DE 1 KM. DEL AEROPUERTO, Y HABIENDO ALCANZADO YA UNA ALTURA DE 200 M., EL APARATO SE PRECIPITA A TIERRA, CON DESPRENDIMIENTO DEL MOTOR, A POCAS CUADRAS DEL HOSPITAL— POBRE NERI. POBRE DORADO, UN VUELO DE RECREO, EL AVIÓN QUE SE PRECIPITA EN TIERRA SIN QUE SE SEPA POR QUÉ Y DOS CUERPOS QUE SE DESHACEN JUNTAMENTE CON LA MÁQUINA TRAIDORA... HABÍASE PREPARADO EN LA “CASA DE LOS AVIADORES” LA CÁMARA MORTUORIA. UNA HABITACIÓN PEQUEÑA, LIMPIA, POBRE. UNAS CUANTAS RAMAS DE PALMERA, UNAS RAMAS DE LAUREL Y DOS O TRES CORONAS DE FLORES DE PAPEL BLANCO SOBRE LAS CAJAS DE TOSCA MADERA. UN FOCO ELÉCTRICO PARECÍA TENDER SOBRE LOS INFELICES SU DESTEÑIDA SÁBANA DE PIEDAD”. JESÚS LARA – REPETE.

 "Fueron testigos del combate aéreo de Ballivián los entonces integrantes de nuestro III Cuerpo de Ejército desde sus posiciones frente al Fortín; entre ellos un gran amigo de la Aeronáutica, ¿el entonces teniente Augusto Fúster...”—¿NO ENTIENDO…FUERON TESTIGOS? ¿ESTUVIERON EN EL MISMISIMO LUGAR DE LOS HECHOS, ES DECIR EN EL MISMO FORTÍN BALLIVIAN? LOS ÚNICOS QUE VIERON EL COMBATE AÉREO FUERON LAS TROPAS BOLIVIANAS Y PARAGUAYAS— 9.7.34.- Cif. 10/1080 ESCUADRILLA AVIACIÓN TUVO BRILLANTE ACTUACIÓN EN COMBATE AÉREO MERECIENDO CALUROSA OVACIÓN TODOS COMBATIENTES POR SU AUDACIA, VALOR Y PERICIA. TRANSPORTÓSE A SECTOR PARA CIERRE BOLSÓN REG. MANCHEGO Y REG. 41. TRANSPORTÁNDOSE DOS ESCUADRONES MÁS DE REG. INGAVI Y ESPERO REG. ABAROA Y OTRA UNIDAD QUE PUEDA ENVIARME ESE COMANDO A FIN EXPLOTAR MEJOR FORMA SITUACIÓN FAVORABLE. CNL. TORO" HOY CONTINUÁBASE COMBATIENDO. RESPETUOSAMENTE. PEÑARANDA.  10.7.34.- CIF. 235.- ...EN SECTOR BALLIVIÁN LA SITUACIÓN NO HA CAMBIADO, COMBÁTESE EN BOLSÓN. RESPETUOSAMENTE. PEÑARANDA." DOCUMENTACIÓN EXTRAIDA DEL TOMO II DEL LIBRO DEL GRAL. MOSCOSO, RECUERDOS DE LA GUERRA DEL CHACO—

AHORA VEAMOS OTRO CAPÍTULO DEL MISMO AUTOR Y LIBRO PARAGUAYO…MIENTE, MIENTE QUE ALGO QUEDA…

“En vista de esto, dos horas después, no obstante el bajísimo plafond reinante, no más de 300 metros, la patrulla compuesta de 4 aviones Potez 25 se hizo presente en el cielo de  Ballivián, ya más despejado, sorprendiendo totalmente a los  aviadores enemigos con sus máquinas en tierra, aprovechando  la ocasión para "saludarlos” con una andanada del 50% de las  bombas que llevaban, —24 unidades—, ataque que dio por resultado, conforme pudo constatarse después, la destrucción de  dos aviones” —PARA SER UNA FUENTE CREÍBLE, SE DEBE CITAR QUE AERONAVE , SERIE O MATRICULA…LO DEMÁS SON SOLO ESPECULACIONES —PARA LOS PARAGUAYOS CONSTATAR SIGNIFICA ECHAR UNA MIRADA Y VER LO QUE QUIEREN VER— 

“Cada máquina llevaba en sus lanzabombas respectivos 12 piñas cada una. Se dió tal nombre a las de fabricación nacional, en nuestros Arsenales de Guerra y Marina, dada su forma muy parecidas al ananás…nosotros nunca pudimos contar con las bombas de cascos de acero y éstas pesaban 14 kilos 400 gramos. El enemigo disponía de bombas de hasta 100 kilos de peso. Verdad es que nuestras bombas tenían unas ranuras de debilitamiento para su más fácil medida de fragmentación, como para causar verdaderos estragos entre el personal que se hallase en las proximidades de sus impactos, siendo, por cierto, relativamente inocuas contra el material”—PRIMERO AFIRMAN QUE HUBO DESTRUCCIÓN…Y LUEGO DICEN…RELATIVAMENTE INOCUAS CONTRA EL MATERIAL… CONTRADICCIONES PARAGUAYAS— “Los cinco aviones bolivianos que quedaron en condiciones  de vuelo, después del ya citado saludo de paso, de nuestra escuadrilla, pronto dieron alcance a nuestros Potez…” —YA FUE ACLARADO QUE FUERON DOS ESCUADRILLAS BOLIVIANAS, CUATRO AVIONES—“…consiguiendo, los nuestros, abatir a  la máquina que, más tarde se supo, era la tripulada por el Comandante de la Escuadrilla, Mayor Nery acompañado por el Teniente Dorado”—LOS PILOTOS BOLIVIANOS FALLECIERON EN UN ACCIDENTE AÉREO EN VILLAMONTES—

"Nuestros aviones regresaron, en perfectas condiciones a su campo de aterrizaje” —POR SUPUESTO…LAS NAVES LLENAS DE AGUJEROS Y PILOTOS CON HERIDAS DE METRALLA—

“Del lado paraguayo el teniente Fabio Martínez resultó con siete heridas, todas felizmente, leves. Salieron igualmente tocados por las balas en aquel combate, el comandante de la patrulla Capitán entonces Isidoro Jara, el Piloto Tte. 2º Arsenio Vaesken y el observador teniente 2º César Corvalán Doria. El 50% del personal paraguayo herido, sin haberse perdido una sola máquina! Los aviones fueron literalmente cubiertos de impactos; en la del Capitán Jara llegó a contarse ochenta perforaciones. Pero, los lanzamientos de bombas tuvieron singular acierto, consiguiendo Incendiar un depósito que se hallaba en el centro mismo del fortín y destruir dos de las máquinas sorprendidas en tierra, las cuales no pudieron de colar desde el primer momento”—LO ÚNICO QUE HICIERON LOS BOMBARDEOS PARAGUAYOS FUERON: BOQUETES EN TERRENOS BALDÍOS, FUERON HERIDOS UN JEFE, TRES SOLDADOS, UNA NIÑA DE 3 AÑOS DE EDAD Y LAS MUJERES JUANA CATORIA, ANGÉLICA MARISCAL Y FRANCISCA MARISCAL—

—EN NINGUNA OBRA PARAGUAYA SE CONSIGNA NÚMERO DE SERIE DE LAS AERONAVES BOLIVIANAS DESTRUIDAS EN TIERRA, O QUE HAYA UNA CONFIRMACIÓN DE PARTE DE LA AVIACIÓN EN CAMPAÑA DEL EJERCITO BOLIVIANO—LOS PARAGUAYOS BASAN SUS MITOS EN SUPOSICIONES Y NARRACIONES, PERO…NO CONSTATADAS Y AUN MENOS CONFIRMADAS POR EL LADO AGRAVIADO—

—PILOTOS BOLIVIANOS QUE PARTICIPARON EN LOS COMBATES AÉREOS: TTE. ALARCON Y OBSERVADOR POL, MY. COELLO, CAP. RIVERA, SBTTE. CARLOS LAZO DE LA VEGA Y OBSERVADOR LAVADENZ. NINGUNO DE ELLOS SUFRIÓ NINGÚN TIPO DE HERIDAS, SUS AVIONES RECIBIERON NUMEROSOS IMPACTOS POR EL INTERCAMBIO DE FUEGOS, ATERRIZARON SIN NOVEDAD EN SU BASE DE BALLIVIÁN—

LA DESCONOCIDA FOTOGRAFÍA DE TAMARA BUNKE EN LA PAZ


Por: Gustavo Rodríguez Ostria. 


 Tamara Bunke, alias Tania, alias Laura Bauer Gutierrez llegó a Bolivia en noviembre de 1964, procedente de Praga, vía Perú. En terminos del lenguaje  técnico y secreto de los servicios de inteligencia era una "durmiente"; es decir no era una espía ni una activista, sino  una persona que buscaba establecerse en el seno de la sociedad boliviana, hasta que le llegarán sus instrucciones. No presentaba un perfil de izquierda ni tampoco lucía interesada en la política boliviana o mundial. Nunca comentaba en público de los acontecimientos; tal era su "manto" o cobertura con el que se movía.


En La Paz en 1965, Tamara, Tania o Laura, como parte de su plan se relacionó con un grupo de artistas,  hombres y mujeres de la cultura. En la foto, que es una verdadera reliquia de excepción pues ella -por razones de seguridad-, evitaba ser retratada, fue tomada en el atrio de la Universidad Mayor de San Andrés(UMSA) el 8 de marzo de 1965. Acababa la celebración del Día de la Mujer, y ella,cartera en mano, salía del hemiciclo con Rosario Saravia(de quien tuve la fortuna de obtener la fotografia), que llevaba un ramo que seguramente le dieron durante el homenaje. Saravia, era una pintora autodidacta, a quien Tania se vinculó mediante el  conocido pintor Juan Ortega Leytón.


Ambas establecerán una buena relación, aunque Saravia nunca se enterará en qué trajines andaba Tania. La mujer de espaldas es la ceramista Yolanda Rivas de Plaskonska, que Tania acababa de conocer, y con quien luego tomará clases, quizá porque ayudaba a su disfraz, tal vez porque aliviaba su estrés o simplemente porque le gustaba.  En la casa de Rivas, en 1966, Tania se casará con Mario Martínez.


El niño es- vaya sorpresa!!!!!- Jean Claude Effiel Saravia, el hoy conocido productor de cine y televisión, que a sus cuatro inocentes añitos acompañaba a su tía Rosario, sin saber, como el resto, con quién se retrataba ni qué pensamiento de armas llevar se escondía detrás de la fachada fisica y social de la  extranjera. 


El retrato muestra a una mujer muy diferente a la esbelta y rubia rutilante que se movía años atrás en la RDA o en La Habana. Deliberadamente no busca ser atractiva ni convocar miradas masculinas.  Para resaltar su perfil anodino, ha engordado, teñido su cabello a negro y llevaba, como siempre, un traje insípido de tonos grises y negros. 


Lo único que no cambió fueron sus ojos, que nadie sabe exactamente si eran azules o verdes, tal parece que cambiaban de color según su estado de ánimo.

UNA FOTOGRAFÍA INCOMPLETA


Por: GUSTAVO RODRIGUEZ OSTRIA


Pese a sus innegables consecuencias en la formación del estado-nación en Bolivia, la historia de la Guerra del Pacífico, sobre bases nuevas, está por hacerse. Aún predomina, en las celebraciones y consignas, el enorme peso de la magna obra que Roberto Querejazu publicará en 1879, justo para conmemorar el primer centenario de la invasión chilena al puerto de Antofagasta. Su enfoque, acorde a las corrientes positivistas prevalecientes en la época se rinde a la política y aún un enfoque militar de la guerra. Con ello deja de lado, o solo toca tangencialmente, la cuestión del sujeto combatiente y si se quiere del núcleo participante en la contienda. ¿Quiénes estuvieron involucrados no solo en la lucha de vida y muerte del combate, sino en alimentar a la tropa, en vestirla, curarla y amarla? El ejército boliviano en campaña fue social y racialmente heterogéneo e incluso, en una perspectiva más amplia de la noción de tropa, diverso en términos de género. Un 90% de los cerca de 10.000 movilizados procedían del mundo artesanal y laboral mestizo e indígena urbano y solo el resto (y minoritario) 10% los criollos blancos y mestizos encumbrados. Reproduciendo las jerarquías de la sociedad oligárquica boliviana, los primeros se desempeñaban como soldados y los segundos como oficiales, y estaban mejor armados, montados a caballo, vestidos y alimentados con mayor abundancia y calidad que la numerosa gente a su mando. Lo novedoso era que la tropa iba acompañada— en un número que no es posible precisar— de mujeres de sectores populares e indígenas llamadas “rabonas” y “vivanderas”, que cargaban bártulos, hijos e hijas, además de ropas, ollas y vituallas. Su rol era alimentar y socorrer a sus compañeros. 

La historia de la tropa y su séquito familiar, que podríamos llamar lo nacional- popular en la guerra, está aún por escribirse. La foto que acompaña a este texto inaugural, titulada “Héroes de Cochabamba muertos defendiendo la honra nacional en guerra contra Chile”, desnuda, pese a su valor, esta omisión. Todos proceden de los sectores dominantes locales, de terratenientes e importantes comerciantes. La región en abril de 1879 movilizó rumbo a Tacna(Perú), sede del cuartel  general boliviano, a centenales de soldados, aglutinados en batallones como el “Aroma”, Viedma”, “Padilla” y el  escuadrón “”Junín”. Además partieron los Rifleros del “Vanguardia” que entre 160 a 200 “jóvenes decentes”, iban montados a caballo y comandados por Eliodoro Camacho. Ya en Tacna se juntarían, aunque por diferencias regionalistas no se diluirían ni unirían, a los integrantes del regimiento “Murillo” de paceños y orureños y a los “Libres del Sur”  de potosinos, aiquileños, cinteños e incluso cruceños y benianos. Todos, hijos de familias de alcurnia, que conformarían la “Legión Boliviana”. 

El 26 de mayo de 1880 tendrían su bautizo de fuego en las arenas del “Campo de la Alianza” en las alturas de Tacna en la batalla contra las tropas chilenas que decidiría el curso de la guerra y que resultó adversa para las fuerzas de la alianza entre Bolivia y Perú. La foto corresponde solo a los oficiales criollos caídos de los batallones de Cochabamba y entre ellos figura Mariano Arze, nieto de Esteban Arze. Aquel día, sin embargo, decenas de los 1.500 soldados cochabambinos, artesanos y trabajadores, fallecieron o fueron heridos. Al atardecer las “Rabonas” tendrían la penosa tarea de recorrer el ensangrentado campo de batalla, lúgubre por los cadáveres y los gritos de los heridos, buscando enterrar a sus muertos o curar a sus heridos.

MAYO DE 1812 - A SANGRE Y FUEGO, GOYENECHE TOMA COCHABAMBA


DIAS DE MAYO (primera parte)


Por:  Gustavo Rodríguez Ostria.

 

El 27 de mayo de 1812, Juan Manuel de Goyeneche y Barreda, nacido en Arequipa en 1776 y perteneciente a una de las familias más ricas del sur peruano, tomó Cochabamba. Era la segunda vez que ocupaba la región de los valles. La primera fue el 16 de agosto del año precedente, tras derrotar tres días antes en los campos de Hamiraya (Sipe Sipe), a las fuerzas de Buenos Aires y de Cochabamba. Entre ambas incursiones media una significativa diferencia. En 1811 el Cabildo de la ciudad se rindió y Goyeneche ingresó sin dificultades a la atemorizada y pequeña población, de unos veinte mil habitantes. En cambio en 1812 lo hizo a sangre y fuego y un pillaje generalizado. En las costumbres prevalecientes de la guerra, si una plaza se rendía, la tropa vencedora la tomaba sin grandes represalias. No ocurría lo propio si había oposición armada, pues como recompensa al riesgo de la soldadesca, el “saco” o saqueo, le estaba autorizado.

 

La tradición cochabambina, marcada por Nataniel Aguirre en “Juan de la Rosa”, señala que el 27 de mayo las mujeres ocuparon la serranía de San Sebastián y desde allí atacaron a Goyeneche ¿Fue una lucha por la independencia o una insurrección popular con otros propósitos? Desafortunadamente no hay documentos que permitan esclarecer con precisión que ocurrió esos días. El único relato ocular es de Francisco Turpín, soldado analfabeto del Ejercito Auxiliar de Río de La Plata. Existe también la narrativa poética de Agustín Méndez, abogado conservador que se hallaba en Punata.

El 21 de mayo, el temeroso Cabildo de Cochabamba intentó repetir la jugada del año pasado y pactar con Goyeneche, que rechazó airado la propuesta. Tres días más tarde sus tropas derrotaron a las de Esteban Arze en el Quewiñal al noroeste del pueblo de Pocona, y avanzaron triunfantes. El 25 en la hacienda de las monjas de Santa Clara(Cliza) recibió una nueva delegación del atribulado Cabildo y esta vez aceptó la rendición. Entraría, pensó, sin resistencia a la ciudad. Pero no fue así. Las autoridades de Cochabamba convocaron ese mismo día a un Cabildo Abierto en la Plaza de Armas. El gobernador, el rico y criollo Mariano Antezana, habló desde el balcón del Cabildo. Recibió fuerte resistencia a la defección. ¿Quiénes estaban en la explanada? Cuando la autoridad intervenía se le dijo “Nadie le ha entendido, pase en su idioma a explicarles”; es decir siga en quechua. En la ciudad, la gran parte de la población era mestiza e indígena, de artesanos, artesanas, comerciantes y labradores, que se comunicaban con mucha mayor facilidad en quechua que en español. La figura colonial del Cabildo Abierto se había resquebrajado, fruto de la situación de revuelta y de las nuevas sensibilidades políticas en curso. Debían integrarlo únicamente varones, españoles y criollos”puros de sangre” e ingresos probados; en 1812 en cambio la “cholada”, según Méndez, desbordaba la plaza. La “gente de baja esfera”, como solía, con desprecio, llamársela era en gran parte de mujeres.

Antezana y su gente desaparecieron de escena. Junto a sus familias y otras de alcurnia huyeron o se refugiaron con sus riquezas en los conventos de San Francisco y San Agustín(actual Gobernación). La ciudad quedó en manos de la plebe en revuelta, la que nombró su propio gobernador. El 26 las mujeres populares, al grito de “No hay hombres”, asaltaron el arsenal del cuartel (actual templo de la Compañía) y al anochecer la multitud saqueó las casas de españoles y criollos, sin distinciones de bandos e intentaron hacer lo propio con los claustros, aunque sin éxito. Al día siguiente se atrincheraron en el cerro de la Coronilla.


DIAS DE MAYO (segunda parte).


Juan Manuel de Goyeneche, partió de Cliza la madrugada del 27 de mayo de 1812. Había iniciado su periplo guerrero en Potosí el 5 de mayo. En el ataque contra la rebelde Cochabamba empeñaba todas sus fuerzas. Atravesó Sucre, luego Mizque, y el Valle Alto, dejando a su paso muertos y devastación. Además de su ventajosa posición geográfica, Cochabamba era un reservorio de combatientes, poseía una excelente gama de caballos y sus artesanos y artesanas confeccionaban ropa, calzado, armas y pólvora. Ninguna otra región podía cumplir ese papel.


Goyeneche estaba decidido a tomar la región insurrecta desde que noviembre de 1811 cuando Esteban Arze la (re)tomó. Avanzaba por el camino de que en su tramo final bordeaba la colina de San Sebastián. Asumía que las autoridades de la ciudad y la provincia habían suscrito su “sumisión” el 25 de mayo y por tanto resignado sus armas. En su informe al virrey Abascal señalaría “En esta inteligencia me dirigía a ocuparla (…), habiéndome vivamente sorprendido a oír desde una legua(unos dos kmts.) un vivo fuego que indicaban resistencia. Luego me informaron que falsos a sus promesas (…) un inmenso gentío con artillería ocupaba el monte de S. Sebastián, y su caballería las entradas de la ciudad, con un aire guerrero y ofensivo”. Eran como las tres de la tarde y se hallaba muy próximo a la hacienda de La Tamborada, hoy propiedad de COBOCE.


Detengámonos un momento en el reporte. Por una parte gente en la colina y por otra caballería ubicada al borde de la laguna Alalay y en la actual avenida Siles. La caballería cochabambina era su principal y temida fuerza de ataque. Una parte había abandonado la villa, pero otra se quedó. ¿Qué pasaba en La Coronilla?, una elevación estratégica ¿Quiénes estaban en ella? Según Manuel Sánchez de Velasco, que escribió años más tarde, “el populacho entregado a su capricho”. Para el soldado porteño Turpín”las mujeres, sacaron los fusiles, cañones y municiones, y fueron al punto de San Sebastián, al pie de La Coronilla, extramuros de la ciudad, donde colocaron las piezas de artillería”. El abogado cochabambino Agustín Méndez, que vivió en esos años, escribió que “De ahí fueron con afán y estrépito guerrero a presentarse en el cerro de san Sebastián, creyendo que allí estarían, con miserable armamento, seguros de todo evento de sr allí combatidos, que a cien mil aguerridos rendirían en el momento”.


Al ver que se aproximaban las tropas adversarias “inmediatamente rompieron el fuego las mujeres con los rebozos atados a la cintura, haciendo fuego por espacio de tres horas”. Goyeneche mandó hacer alto y dispuso el ataque. Junto al brigadier francisco Picoaga y el batallón Cotabamba, “con 180 hombres y ocho piezas de artillería a caballo. Me dirigí a tomar el cerro de San Sebastián y la fementida ciudad”.  Ordenó que “la artillería rompiese en línea su fuego avanzado”. Tenía aquí una indudable ventaja, los hechizos cañones populares de San Sebastián tenían un alcance de unos 600 metros y los de guerra de Goyeneche unos 2.000. Con ellos devastó la gente de colina, apostada en su cara sur, la que da hacia el cementerio y donde se halla el antiguo monumento erigido en 1910. La multitud no podía hallarse en el emplazamiento del actual monumento de cara a la ciudad, pues simplemente las tropas enemigas no venían por allí.


El combate, la mayor parte de cañoneo mutuo, duró entre dos y tres horas. Cuando Goyeneche creyó que sus proyectiles habían causado un suficiente daño, instruyó que su infantería dividida “en tres trozos” trepe la colina y termine la faena. Según él tardó una decena de minutos. La acosada muchedumbre, bajó precipitadamente hacia la plaza de San Sebastián intentando reagruparse, pero no fue posible. Huyeron en desbandada, perseguidas por la infantería y la caballería enemiga. Estas, según Goyeneche, “Como torrentes entraron las divisiones enfurecidas en la despoblada ciudad que la noche antes había sido saqueada por la plebe. Comenzó otro saqueo, que hice cesar al ponerse el sol”. Según Agapito de Achá, cochabambino partidario de Goyeneche, no hubo distinciones: “El trastorno ha sido universal, pues los justos han pagado como los pecadores”.


En la serranía quedaron yertas una treintena de mujeres y unos nueve varones, claro indicador de la mayor presencia femenina. ¿Por qué estaban allí? Ya veremos.


UN DIA DE MAYO (tercera parte)


Vencida la última resistencia, las tropas de Juan Manuel de Goyeneche se lanzaron el 27 de mayo de 1812 sobre la angustiada población. “Se dirigían los tiros contra las puertas de casas, tiendas y ventanas, que todas estaban cerradas”. Algunos pocos sacerdotes predicaba moderación, pero en verdad reinaba la confusión y el desorden, cometiéndose asesinatos en gentes indefensas, encontradas en sus casas. Las mujeres fueron vejadas y ultrajada y muchas murieron. Cuántas, nunca lo sabremos con exactitud. Tampoco quiénes fueron ellas, sus rostros, filiaciones étnicas o sus nombres.


    La guerra en curso era un escenario varonil. Correspondía a los hombres de alcurnia y no a las mujeres defender su familia, su dios y su patria, o lugar de nacimiento. Las mujeres, en la intimidad del hogar y las tertulias, podían quizá opinar y ser llamadas a colaborar para pertrechar a las tropas o para el cuidado de los heridos o la confección de uniformes; pero en todo caso eran consideradas ajenas a la guerra misma, aunque podían plegarse en conciliábulos y observaciones secretas. No obstante algunas pertenecientes a las filas mestizas e indígenas fungían como acompañantes a manera de soldaderas y vivanderas (“rabonas”), sin quienes la tropa no podía sobrevivir.


En la señorial Cochabamba, las mujeres estaban doblemente excluidas, tanto del servicio de las armas (la milicia) como de la deliberación pública. Pero como suele ocurrir en todo período convulso y revolucionario, las relaciones entre los sexos se trastrocaron pues el poder de los varones se debilitó. Desaparecida el 25 de mayo la autoridad del Cabildo y la Junta Gobernativa de los criollos de alcurnia por su intento de transar con Goyeneche, el poder quedó en la calle. Lo tomó, para defenderse, la abigarrada e irreverente masa de artesanos cholos y mujeres mestizas y de no pocas indígenas.


La mujer reclamó y ganó entonces presencia y participación en las decisiones. Ocuparon el espacio público y el de las deliberaciones, anteriormente negados en una sociedad patriarcal de rígidos controles familiares. En un momento altamente crítico ellas se (re)presentaron la ciudad como su propia casa y la “patria” como un espacio íntimo, representado en sus cuerpos, el que no debía ser vulnerado. Las mujeres verificaron con preocupación que quedaban pocos soldados varones para defender ese espacio de su cotidianidad e intimidad. Al fugar la mayoría de ellos, el poder masculino en la guerra quedó mermado, abriéndose una brecha de género. Fue entonces cuando el 25 de mayo afirmaron: “si no hay hombres nosotras defenderemos” y que había que “morir matando” y dos días más tarde se atrincheraron en la Coronilla.


Las mujeres se constituyeron así en actor político-militar para defender su vida. Colocadas en una situación límite, superaron sus tradicionales roles y rompieron las fronteras de género y tomaron las armas para desafiar a la muerte. Es en este punto que habla de una demanda por participación y reconocimiento donde estriba el carácter revolucionario de su presencia en el mes de mayo de 1812 y no, como pretende la historia oficial del 27 de mayo, en la presunta convocatoria independentista a una radical ruptura con el rey español Fernando VIII, que nadie o casi nadie enarbolaba en ese tiempo.

 

.Los acontecimientos de mayo de 1812, no recibieron atención regional hasta la novela “Juan de la Rosa” de Nataniel Aguirre publicada en 1885 y solo entonces se los incorporó lentamente en la narrativa histórica. Es sugerente que tres años atrás, cuando el reconocido Eufronio Vizcarra publicó sus “Apuntes para la historia de Cochabamba” no les otorgó ningún lugar destacado, como tampoco ocurrió en 1876 cuando el Consejo Municipal buscó héroes (y no heroínas) que figuraran en la Columna patriótica que perpetuara la épica regional. Habrá que esperar hasta 1926 para que las mujeres figuren en un lugar relevante y el 27 de mayo y la colina de San Sebastián adquieran un lugar de privilegio en el calendario cívico regional.


UN DÍA DE MAYO (cuarta y última parte)


El historiador francés Pierre Nora escribió que “La memoria depende en gran parte de lo mágico y sólo acepta las informaciones que le convienen. La historia, por el contrario, es una operación puramente intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso críticos”. Esta es una distinción fundamental para establecer que ocurrió el 27 de mayo de 1812 y como posteriormente se (re)construyó la narrativa oficial de aquel día, principalmente a partir de la obra de Nataniel Aguirre “Juan de la Rosa”(1885), la erección del monumento recordatorio en 1926, la declaración al año siguiente del 27 de mayo como día de las mujeres y su transformación en 1944 como día de la madre.


¿Por qué Aguirre decidió poner en primer plano un acontecimiento que no había recibido interés positivo por parte la literatura patriótica que construía el pasado aceptado de la nación boliviana? Liberal y federalista había participado en la organización de tropas de artesanos mestizos para combatir la invasión chilena y pensaba que una nación derrotada requería de actos gloriosos y de heroísmo para elevar su moral. Elevó así a las alturas de la “patria” a las mujeres mestizas o cholas pero en cambio condenó la algazara plebeya del 25 y 26 de mayo y repudió a los caudillos conductores de un desborde más propio de una insurrección social que de una batalla por la “patria”. A fines del siglo XIX, por otra parte, las regiones entraron en disputa por el liderazgo de la nación. La participación en la “Guerra de la Independencia”, considerada en el acto heroico que dio origen a Bolivia, se constituyó en una suerte de dirimidor del poder. La Paz y Sucre podían, aunque en disputa, enarbolar sus propios lauros. Cochabamba tenía a Esteban Arze, pero no era socialmente muy diferente de P.D Murillo o M. Zudáñez de modo que solo las mujeres plebeyas podían introducir una diferencia, aunque retratadas de forma muy diferente al de su práctica real de 1812.


Nombrarlas, dar su filiación étnica o de clase, no son datos irrelevantes, implica una narrativa y un rito interesado de apropiación del pasado y de su legado para el presente ¿Quiénes eran ellas? ¿Plebeyas o señoras de alcurnia? Aguirre dejó claro el carácter mestizo de las protagonistas.  Propuso como actoras a Rosita, la linda encajera y una ciega de apodo Chepa. Ella preside, en gesto aguerrido, el monumento inaugurado en 1926. Sin apoyo de fuentes confiables, se decidió llamarla Manuela Gandarillas; ese nombre ya era conocido en 1910, cuando se construyó la columna para honrar el martirologio regional. Manuela de las Eras y Gandarillas realmente existió, aunque no tenía 100 años, no era ciega y no hay certeza que estuviera en la Coronilla. Aguirre la usa ficcionalmente, para presentar la fuerza y sabiduría del pasado convocando al porvenir.


Por otra parte, nuevamente sin documentación de respaldo, en 1910 se presentó una lista de damas de sociedad y cónyuges de comandantes de la “patria” como caídas el 27 de mayo, como si sus p muertes debieran estar indisolublemente unidas a sus vidas de casadas. Entre ellas figura, por ejemplo, la esposa de Esteban Arze, Manuela Rodríguez Terceros. Ella sufrió persecuciones y sus bienes familiares fueron confiscados; pero siguió viva y los reclamó una vez decretada la Independencia en 1825. Murió el 9 de marzo de 1832 en Tarata. Al nombrarlas arbitrariamente, se intentó dar propiedad de clase y étnica a la batalla y restituir la presencia de la élite criolla en su  (re)construcción en la narrativa histórica regional, dominada por la presencia mestiza del monumento de la Coronilla. La memoria, en lo que con Eric Hobsbawm podríamos designar como una “invención de la tradición”, enterró a la historia y olvidó que los testimonios disponibles evidencian que entre el 25 y el 27 de mayo se produjo una algazara popular ante la defección de los sectores criollos que gobernaban la región. Transformó en este recorrido a las mujeres plebeyas que agresivas defendían sus vidas(“Morir matando”) en productoras de un proyecto independentista presentado con un nítido corte de género, que ninguna otra región podía exhibir ni igualar. Blasón que serviría a Cochabamba para marcar su identidad.

LOS AMARILLOS DEL SUCRE A LA CARGA


Por: Gustavo Rodriguez Ostria


El 18 de agosto de 2015 los restos de dos integrantes del Batallón “Sucre” caídos en Tacna el 26 de mayo de 1880, retornaron a Bolivia, tras recibir los más altos honores militares en Lima. El 17 de abril de 1879 habían partido de La Paz integrando una fuerza estimada en unas seis mil plazas. Una gran parte—quizá unos dos tercios— “colecticios”, reclutados como emergencia de la invasión chilena entre sectores de artesanos y trabajadores manuales que no poseían experiencia de batalla y fuego. En cambio, aproximadamente un millar y medio de hombres componían las llamadas “tropas de línea”, integradas por soldados profesionales que servían de modo permanente en el ejército, en su mayoría mestizos e indígenas que hicieron de la milicia un modo de vida. Estaban organizados en tres batallones que se distinguían por el color de su chaqueta que emulaba la bandera tricolor. El “Daza” (Colorados), el “Sucre” (Amarillos) y el “llimani” (Verdes). Antes de la invasión de Chile, intervenían en los constantes golpes y contragolpes, fruto de la disputa por el poder por los caudillos.  Machaban a pie, salvo jefes y oficiales, y poseían experiencia adquirida en el asalto a barricadas o en la represión a las comunidades indígenas.


El “Sucre”, llamado así en honor al Mariscal de Ayacucho, era un cuerpo compacto, que poseía su propia banda de música, zapateros y remendones. Uniforme de pantalón blanco, tira colorada, chaqueta amarilla, cuello y boca manga colorada, calzaba abarcas, llevaba una mochila y amarrada en la cintura una sábana blanca, se dice que para que los cubra en caso de morir. Llegó a Tacna con el resto de la tropa el 30 de abril. Durante varios meses permaneció inactivo, salvo por escasos ejercicios de entrenamiento. Las dos primeras fases de la Guerra del Pacífico, fueron la marítima, seguida de la terrestre. En la primera, Bolivia que carecía de marina de guerra y mercante, no participó y todo el peso recayó en Perú. El punto de quiebre entre ambas fue la captura el 8 de octubre de la emblemática nave peruana “El Huáscar” seguida de la toma del puerto de Pisagua el 2 de noviembre de 1879. A partir de entonces el “Sucre” (como el resto del ejército boliviano) se movilizó. A mediados de noviembre, participó en la contramarcha de Camarones y luego, a inicios de enero de 1880, en la retoma que Moquegua. En ninguno de los casos se trabó en combate.


 Los chilenos en ofensiva desembarcaron el 25 de febrero de 1880 en el puerto de Ilo-Pacocha, al norte de Tacna y luego marcharon para tomar este poblado. La decisiva batalla se produjo el 26 de mayo. El “Sucre” fue ubicado en el extremo izquierdo de la primera línea de combate peruano-boliviana.  Contaba con seis jefes, 27 oficiales y 470 soldados, al mando de coronel Juan Bautista Ayoroa. El combate, que involucró a más de 16.000 hombres de ambos bandos, se inició a eso de las 9 de la mañana con un innocuo intercambio de disparos de cañón. Al medio día, la infantería chilena cargó sobre la izquierda.  El Sucre resistió y atacó. En algún momento la intensa lucha pareció definirse por los aliados, pero finalmente a eso de las 14.30 horas se decantó a favor de Chile, superior en número y armas. El maltrecho “Sucre”, se replegó a Bolivia.


Como otros batallones de ambos bandos, en la lidia el “Sucre” desplegó impertérrito una formación de antiguo orden: la “Guerrilla de San Juan”, cuatro pasos de hilera a hilera y dos de hombre a hombre, propia de infanterías que cargaban “pecho descubierto” con bayoneta en ristre para enfrentar a fusiles que solo permitían disparar tiro por tiro. La situación debió cambiar con las carabinas de repetición de 8 a 10 disparos por minuto y las ametralladoras Gatling de un par de centenares. Sin embargo en Tacna las antiguas formaciones no se modificaron. La tropa carecía de flexibilidad.  El valor (y el honor) en el combate consistía en no moverse, no ocultarse detrás de una roca o un pliegue del terreno. Había que aguantar de pie y con guapeza el vendaval del ahora profuso fuego enemigo. Las bajas eran enormes.  Un 50% de los integrantes del “Sucre” fue muerto o herido.

LA LEGION BOLIVIANA. LOS HIJOS DE LA OLIGARQUÍA VAN A LA GUERRA DEL.PACIFICO


Por: Gustavo Rodriguez Ostria.


Una vez desatado el conflicto con Chile, Bolivia movilizó al sur del Perú unos 10.000 efectivos, la mayor parte en abril y mayo de 1879 arribó a Tacna cuartel general de su ejército, aunque hubo otros en meses posteriores. En términos sociales y étnicos, un 90% eran artesanos y trabajadores mestizos de origen indígena y el restante y minoritario 10% procedía de los sectores blancos criollos.  Aproximadamente una mitad de ellos ocupaban los puestos de jefes y oficiales y un número similar integraban unidades militares de jóvenes “decentes”, que venían de todas las latitudes, desde los lejanos territorios del Beni hasta Potosí y Tarija. 

Cuando el 26 de mayo de 1880 se produjo la decisiva batalla en el “Campo de la Alianza”, en la alturas arenosas de Tacna, ellos estaban agrupados en tres Regimientos: El “Murillo”, el “Vanguardia” y “Los Libres del Sur”” sumando en conjunto medio millar de plazas, de ellos 483 de tropa. (Los había también en el Batallón “Tarija). Nunca, por recelos regionalistas, lograron conformar un solo batallón y el nombre de “Legión” fue simplemente un referente indicativo. El primero se hallaba integrado por oriundos de La Paz y Oruro. Se distinguían por sus uniformes de paño negro, al mando de Clodomiro Montes, cuyo hijo Ismael de 18 años, luego dos veces presidente de Bolivia (1904-1909 y 1913-1917), integraba el grupo de soldados. Años más tarde, en 1904 Ismael Montes sería el motor del nefasto tratado de 1904 por el cual Bolivia quedó enclaustrada por Chile.  El Regimiento “Vanguardia”, comandado por Agustín Martínez, tenía un uniforme similar y lo integraban cochabambinos de “lo más selecto de la juventud”. El 14 de abril de 1879 habían partido hacia Tacna, a la que arribaron el 2 de mayo tras un tortuoso recorrido. Fue organizado por Eliodoro Camacho, que tras la guerra se distinguiría por ser un líder del Partido Liberal. Su hijo José María había pedido autorización a su madre para integrarse a filas, pero no la obtuvo. Los “Libres del Sur” constituían la tercera unidad. Sin un traje único, se distinguían por su gorra colorada, Organizado en Sucre, lo componían potosinos, oriundos de Cinti, Aiquile y miembros del escuadrón “Velasco” que procedentes de Santa Cruz y Beni cruzaron durante tres meses Bolivia para llegar a Tacna en octubre de 1870. Según la prensa, su entrada a la población fue “profundamente conmovedora”. La Legión, en particular el regimiento “Murillo”, pero también el Vanguardia” serían las punta lanza del derrocamiento de Daza el 27 de diciembre de 1879.

Ahora bien, os legionarios disponían de mejores condiciones que el resto de los combatientes rasos. El ejército boliviano reproducía en su interior las desigualdades sociales de la vida civil.  Montaban a caballo, moraban en mejores residencias, tenían una mejor atención médica, recursos propios y mayores viáticos que la tropa mestiza e indígena para alimentarse en la abundancia que permitía la guerra y además podían convivir con la glamorosa alta sociedad de Tacna. En noviembre de 1879 un centenar de la “Legión”, seleccionados al azar, integró la expedición del presidente Hilarión Daza que terminó en misterioso repliegue de Camarones. En la partida de Tacna, el 7 de aquel mes, Daniel Rodríguez, tío bisabuelo del presidente Eduardo Rodríguez y subteniente del “Vanguardia”, cayó del tren que los transportaba a Arica, y murió arrollado. La batalla de mayo de 1880 sería la primera, única y dura experiencia de combate para estudiantes, abogados, y vástagos de latifundista y comerciantes de la oligarquía. El 26 de mayo de 1880, iban a morir y recibir heridas como el resto. Por el arenoso terreno y el deficitario estado de sus cabalgaduras, combatieron como infantería. El “Vanguardia” y los “Libres del Sur”, en el ala izquierda. Miguel Ramallo, integrante del segundo escuadrón dejaría un vívido relato. “Había llegado el momento supremo (…)al llamado de la patria, íbamos al fin a llegar al punto, a la meta de nuestras ilusiones, a luchar por ella, a vengarla, si era posible hacerlo”. El “Murillo”, en cambio se batiría con similar bravura en la punta derecha, en resguardo de la artillería boliviana de los recién llegados de Alemania cañones “Krupp”. 

Al atardecer de aquel día solo quedaba un tendal de muertos bolivianos, peruanos y chilenos.

(Compañeras de vida y muerte) RABONAS EN LA LINEA DE COMBATE EN EL SUR PERUANO (1879-1880)

Imagen: Soldados bolivianos en la guerra con Chile.


Por: GUSTAVO RODRIGUEZ OSTRIA / 


RABONAS: LAS MUJERES VAN A LA GUERRA DEL PACIFICO (PRIMERA PARTE)


Las narrativas sociales y las crónicas de guerra que aluden a las tropas bolivianas y su permanencia en Tacna y el sur de Perú en 1879-1880, no describen al numeroso componente femenino que precedía o, en su caso, se apostaba detrás de la tropa en marcha: “Las rabonas”.


La tropa boliviana que marchó a los campos de batalla del sur peruano era una estructura compleja, una suerte de columna móvil que se desplazaba por los campos hacia las batallas. La presencia masiva de las mujeres y sus familias, quienes estaban fuera de su mando y alcance jerárquico directo, pintaban al Ejército con las características de una tropa de familia. Las “rabonas” —llamadas así porque iban a la cola o rabo de la columna castrense— fueron una pieza vital para que la armazón militar funcionase. Se trataba de una práctica antigua que puede registrarse incluso en los ejércitos de la época colonial. Ellas cumplieron un rol fundamental en el cuidado, aprovisionamiento y cocina de la tropa. Recorrían las campiñas aledañas, para conseguir por cualquier medio, por las buenas o las malas, alimentos y sustento vegetal y animal para sus familias. Se trasladaban a pie con sus bártulos y su familia,toda tentativa de dispersarlas o prohibir su presencia fue inútil; sin ellas se decía que las deserciones y el descontento aumentaban por lo que los altos jefes castrenses no tenían otro remedio que tolerarlas y en su caso agasajarlas, quizá a regañadientes.


Convivían junto a sus compañeros en los precarios campamentos militares, compartiendo miserias, temores, amores, recriminaciones y alegrías. Pese a su estratégico rol para el funcionamiento de la organización armada, no figuraron en los partes ni registros militares oficiales, de modo que su número y sus nombres se han hundido en el torbellino del tiempo.


Esposas, amantes o hijas de los combatientes en su gran mayoría eran mujeres indígenas y mestizas de habla quechua y aimara, pertenecientes a los sectores más pobres y excluidos de la aristocrática sociedad boliviana. Ellas financiaban sus actividades con los “socorros” (adelantos diarios) de sus compañeros. Para ganar unos centavos oficiaban de vendedoras callejeras, sentadas en calles y parques, como era frecuente en Bolivia, pero no en Tacna donde perturbaban el tránsito urbano.


A diferencia del Ejército peruano que disponía de una logística centralizada y una cocina para alimentar diariamente a sus integrantes, el de Bolivia no contaba con Intendencia ni “rancho” común y se dejaba que cada oficial o soldado resolviera por su cuenta cómo y qué llevarse a la boca, y por tanto dependía de su “rabona”. Ellas hallaron modos y astucias para relacionarse y regatear con comerciantes locales y extranjeros. Acudían a sus tiendas de “La Recoba” o se movilizaban al puerto de Arica y la zonas rurales aledañas con el mismo objetivo. Cocinaban usando la “salvajina” o Siempre Viva, una planta rastrera—en verdad la única que crecía en el desierto— venciendo la sequedad de los arenales que se extienden en las agrestes alturas de la ciudad. Probablemente utilizaban también excremento seco de llamas, mulas y caballos. Si tenían suerte se procuraban ramas y palos, pero en general la madera era cara y relativamente escasa en la zona. Con cualquier recurso sus marmitas y ollas se calentaban para disponer de alimento o alguna infusión siempre lista y a temperatura conveniente. 


Así lograban que durante todo el día y la noche las fogatas ardieran en los campamentos que lucían a la distancia como tintineantes estrellas.

Las “rabonas” preparaban alimentos para su compañero de vida y si sobraba lo ofrecían al resto de la tropa. Otras en cambio oficiaban de “vivanderas” especializadas que se dedicaban casi exclusivamente a vender sus platos y bebidas a sus clientes o “aparceros” para ganarse unos pesos. Los platos más solicitados y degustados eran las espesas “laguas” y “chairos”, “ranga-ranga”, “chupes”, “cuatro cosas”, “posckoapi”, “sajrahora” y los asados de pescado como de carne vacuna; esta última llegaba de los valles cercanos o en recuas traídas desde el norte argentino.


LAS RABONAS EN LÍNEA DE COMBATE EN EL SUR DEL PERÚ (1879 1883) / Parte II.


Las “rabonas” (y las “vivanderas”) fueron piezas fundamentales en la armazón logística del Ejército de Bolivia, que se desplazó a la ciudad Tacna y el sur del Perú. Una parte, cuyo número no es posible determinar, se asentó en Tacna y los valles de sus alrededores, pero otras acompañaron a sus compañeros a recónditos y desolados lugares como el pequeño puerto de Pisagua, rodeado de arena y mar. Cuando Chile inició su ofensiva terrestre y el 2 de noviembre de 1879 tomó este puerto peruano se hizo de casi un medio centenar de prisioneros bolivianos, pero también prisioneras entre las “rabonas”, quizá un quinteto que no lograron huir porque sus compañeros estaban heridos. Ellos y ellas fueron trasladados a Copiapó, en pleno desierto de Atacama. Allí podían moverse con independencia, pero sin salir de sus límites. Permanecerían hasta octubre de 1885, cuando varias mujeres fueron liberadas. Gregoria Arce de Cochabamba y su hija, no se sabe si procreada en cautiverio o antes. Damiana Vargas y Eulalia Peña viudas de soldados del batallón boliviano “Victoria”, cuyos compañeros murieron en Copiapó. Lo propio ocurrió con Manuela Díaz, viuda de un soldado del “Independencia”. Todas oriundas de Cochabamba.


¿Participaron las “rabonas” en el combate, armas en ristre? No hay datos que lo confirmen. No fueron pues similares a las “soldaderas” en la revolución mexicana de 1910. Una excepción pudo ser la “fiera” Claros oriunda de Cochabamba, compañera de un sargento, la que pidió al presidente Hilarión Daza, un arma para acompañar a la columna. Daza accedió y le otorgaron un fusil y un puesto en filas. Nada más se sabe de ella, pero de seguro se replegó desde Camarones, y sin combatir, con el resto de la tropa en noviembre de 1879.


Lo ocurrido en las alturas de Tacna el 22 y el 26 de mayo de 1880, permite observar el comportamiento de estas mujeres al filo del combate. Durante el primer día, en una pequeña escaramuza de cañoneo, según el testigo Manuel Claros: “Una vivandera Lorenza (cochabambina) había venido a fila del combate, a vender panes, cigarros, fósforos, etc. Allí estaban comprando cigarros dos (soldados) cuando la bomba cayó al extremo de la pollera de la mujer, enterrándola con una columna de tierra; ésta restregándose los ojos decía en quichua: “señor tome su medio de cambio”


Cuatro días más tarde, la gran batalla, el joven subteniente Daniel Ballivián del “Colorados” narró la emotiva presencia de una “rabona”, mientras las balas de cañón llovían peligrosas sobre las posiciones peruano-bolivianas. Ella, como todos los días, llevaba alimento al campamento. “Era la del sargento Olaguibel, que llegaba con una ollita de barro con las puntas del paño en que iba envuelta. Venía desde Tacna trayéndoles su almuerzo a su compañero. Después de saludarse, la mujer procedió sin dilación a vaciar en un plato el contenido de la olla, mientras el sargento aprisionaba en sus robustos brazos al niño que besaba y acariciaba con ternura. Cuando le hubo alcanzado el plato colmado de un sustancioso chairo, la rabona tomó, a su vez, al niño en un brazo sujetando al mismo tiempo el rifle del hombre con la mano que quedaba libre. Terminado el almuerzo, hombre y mujer se confundieron en un estrecho abrazo de despedida, después del cual ella volvió a presentarle al niño para que lo besara por última vez y echándoselo en seguida a la espalda cogió el lio(atado) con una mano y emprendió rápidamente viaje de regreso a Tacna”.


Concluido el combate, como a las 15 horas, y replegadas  las vencidas tropas boliviana-peruanas, más tarde y los días siguientes, las “rabonas” de sectores populares volvieron al ensangrentado campo dominado por Chile a buscar a su gente. Ignacia Zeballos de la Cruz Roja de Bolivia, las describió con tristeza: “Mujeres vestidas con mantas y polleras descoloridas, algunas cargando una criatura en la espalda llevando un niño en la mano, circulaban entre los cadáveres; encorvadas buscando al esposo, al amante o quizá al hijo, que no volvió a Tacna. Guiadas por el color de las chaquetas, daban vueltas a los restos humanos y cuando reconocían al que buscaban, caían de rodillas a su lado”.


Las “rabonas” eran, sin duda, compañeras de vida y muerte.


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LOS OFICIOS EN LA TARIJA DE ANTAÑO


Este artículo fue originalmente publicado en el matutino tarijeño: El País, el 5 d3e agosto de 2020. / Disponible en: https://elpais.bo/reportajes/20200805_la-gente-y-los-oficios-de-la-antigua-tarija.html // Foto: Pareja de "chapacos" de antaño.

 “Su gente” es lo más preciado que tiene Tarija y sobre ella entretenidas remembranzas se tejen al calor de unos vinos, de un té o de las simples conversaciones que se sostienen en nuestra ciudad.  No hay tarijeño que no recuerde con amor el pasado en su chura tierra.

Se dice que antes se valoraban más las tradiciones, que los niños podían correr en las calles sin temor a nada y que la gente se detenía un poco más a hablar del día a día en cualquier sitio.

En esto hay mucho de cierto, la Tarija de antaño tenía personalidad bien definida, poseía reglas claras, normas, tradiciones y fe, era una ciudad en la que todo habitante tenía designado su espacio.

De acuerdo a Agustín Morales en su libro “Estampas de Tarija” las diferencias sociales eran mínimas, pero pese a ello no se podía negar que existía cierta división de clases, no muy marcadas como en otras ciudades, pero sí notorias. La gente de la “capa pudiente”, como se les decía, eran personas de apellidos españoles y que por lo tanto se creía que eran descendientes de los mismos españoles.

Se dice que la gente pudiente habitaba la zona central, sus casas eran grandes, algunas de dos pisos pero todas poseían un patio central. Lo primordial eran las plantas ornamentales y sus flores, sus lindos naranjos y toda la vegetación que rodeaba el patio.

Morales explica que después de esa “sociedad” existía una clase intermedia que estaba constituida por la gente de menos recursos; que si bien tenían sus casas más modestas, chicas o pequeñas propiedades, no gozaban de rentas como para poder vivir de ellas sin mayores preocupaciones. Esta “clase media” estaba constituida por empleados públicos y particulares, pequeños negociantes y artesanos destacados.

El “grueso” del pueblo

Y por último, se encontraba aquella capa social más extensa, aquella que era constituida por vendedores, artesanos y trabajadores modestos que formaban el “grueso” del pueblo y habitaban en los barrios de San Roque, parte del Molino, “Las Panosas”, “La Pampa” y los “extramuros” de la ciudad. En este grupo social las mujeres se caracterizaban por vestir de polleras y los hombres llevaban el traje más sencillo.

En su mayoría, los trabajadores considerados artesanos tenían sus talleres en tiendas sobre las calles principales, caracterizándose ciertos lugares por ocupaciones o gremios, así en la primera cuadra de la calle Camacho, abundaban los talabarteros, oficio muy cotizado porque se usaban mucho los arreos de cuero como monturas, estribos, frenos, alforjas, etc. En la siguiente cuadra de la misma calle abrían sus talleres los plateros o joyeros.

En las cuadras adyacentes a la plaza principal tenían sus talleres los peluqueros, fue una profesión mixta, porque mientras esperaban a los “barbudos”, cosían polleras, siendo por consiguiente “peluqueros-polleros”.

Otra secta artesanal frondosa estaba constituida por los sastres, parece que desde remotos tiempos se había trasmitido por generaciones el oficio dentro de una sola familia, porque casi la mayoría de las sastrerías fueron de “Maestros Sánchez”, pero el patriarca de todos era don Martín.

Los zapateros tenían sus talleres en zonas un poco más alejadas del centro y había que visitarlos porque se acostumbraba mandar hacer zapatos “a medida”. Luego venían los carpinteros, que según recuerda Morales, no eran muchos. También estaban los lateros u hojalateros, con sus talleres esparcidos por los barrios y finalmente estaban los hombres que eran considerados, los más fuertes y musculosos, los herreros, que tenían sus talleres en zonas un poco alejadas del centro.

Antiguamente a la gente que provenía del campo se la llamaba chapacos. Morales los describe como gente buena, sencilla, pero no tonta. Eran aquellos que frecuentaban la ciudad, procedentes de las campiñas y comarcas próximas, como Tomatas, El Rancho, El Monte, Yesera, San Jacinto, San Gerónimo, San Luis, Tablada y Tabladita, Tolomosa y Tolomosita, Churquis y Guerrahyaco, La Victoria y no así de las provincias.

Las visitas y convites

Una costumbre popular y sana era la de hacerse visitas recíprocas entre vecinos, por motivos de salud o por la llegada de algún familiar. Para esto según Agustín Morales se acomodaban asientos en los amplios corredores de las casas.

Más aún, la regla era avisar el día y la hora de la visita para que el dueño de casa los espere con algún manjar de media tarde. A esta tradición se sumaban los convites, estos sucedían cuando se trataba de algún cumpleaños, bautizo o graduación.

Según el escritor, las fechas especiales motivaban las reuniones familiares y de amigos, para las cuales se preparaban comida y bebidas sin alcohol. “En los convites no faltaba la leche, que le llamaban orchata, ésta se preparaba con almendras. A las personas mayores se les ofrecía mistelas”, relata Agustín Morales.

Se cuenta que en estos encuentros se daban interesantes conversaciones, más aún no se llegaba a consumir bebidas alcohólicas porque comenzaban y terminaban temprano. Un lindo recuerdo de esta costumbre es la solidaridad que tenían las personas, pues cada quien aportaba de manera voluntaria con un manjar que quisiera compartir.

“Qué buena gente fue la de aquellos tiempo, vivía unida, tranquila y en armónica relación. No se conocían envidias, peleas o incidentes entre vecinos, todo se desenvolvía en un ambiente de amistad y afecto”, concluye Agustín Morales.

Pero también había otras prácticas, los hombres se reunían al calor de unos vinos y se acompañaban de interpretaciones musicales de instrumentos que hoy ya no se usan en las reuniones sociales actuales, tales como el acordeón y unas guitarras pequeñas y redondas similares a las guitarras turcas.

 

Apuntes sobre la temática

Reuniones

Existían reuniones que se hacían al calor de unos vinos y se acompañaban de interpretaciones musicales de instrumentos que hoy ya no se usan en las reuniones sociales actuales

Canoas

Un oficio popular era el de fabricar una especie de canoas en las que los pobladores podían navegar en hermoso río Guadalquivir en sus mejores épocas.

Guadalquivir

En los años mozos del río Guadalquivir no había persona que no haya visitado sus orillas y haya pasado tardes inolvidables. Ya sea como paseo con la familia o como actividad educativa.

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