La Paz, a lado de El Alto. |
Por: Johnny Fernández / La Razón, 6 de marzo de 2015.
La historia de la ciudad de El Alto, generalmente se la
suele reseñar en los lapsos contemporáneos. Obviamente, no es así. Su
trayectoria histórica la remiten a etapas anteriores, porque sus antecedentes
están estrechamente vinculados a los de La Paz.
Sin embargo, una etapa, o más bien una década, en la que la
historia boliviana se inscribió con mayúscula, por la ocurrencia de hechos
trascendentales, tuvo como escenario el territorio alteño.
La década de los años 20 del siglo XX se destacó
inicialmente por el agitado quehacer político: el declive de la hegemonía
Liberal y la auspiciosa asunción al poder de los
republicanos.
Simultáneamente a esos ajetreos políticos ocurrieron otros
que cambiaron la historia del país. En los primeros meses de 1920 se suscitó un
acontecimiento que impactó Bolivia: el exitoso despegue del avión triplano
curtiss-wasp en el aeródromo de El Alto; pavoneando inclusive esa su hazaña
éste surcó los cielos de La Paz, cuya población observó atónita el hecho. Ese
vuelo ocurrido el 17 de abril de 1920 inauguró la era aeronáutica de
Bolivia, fecha que se constituyó posteriormente en emblemática. El avión de ese
histórico vuelo fue pilotado por el capitán estadounidense Donald Hudson y el
ingeniero riberalteño Germán Alberdi (1).
Más de dos años después, y ante el apogeo de la práctica
aérea, el Gobierno de Bautista Saavedra inauguró la Escuela Militar y Civil de
Aviación de El Alto, con el propósito de promocionar y proyectar la aviación
boliviana.
La población boliviana, a mediados de esa década, se aprestó
a celebrar los primeros 100 años de la fundación de la República. Varias fueron
las instituciones que se adhirieron a la magna fecha, en conmemoraciones que
dejarían huella. El territorio alteño no quedó aislado sino que fue preferido
para los actos considerados significativos.
El Obispado de La Paz, como una muestra de su homenaje a la
augusta ocasión, inauguró el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, en la Ceja,
el 12 de agosto de 1925. (2).
Y como prolegómeno a la centenaria celebración es menester
destacar la primera travesía o raid aéreo “directo” desde Buenos Aires hasta el
aeródromo de El Alto. El piloto argentino Juan José Etcheberry, responsable de
esa aventura, recorrió 2.800 kilómetros en 19 horas, obviamente con escalas. El
raid se inició el 9 y concluyó el 13 de agosto de ese año.
La colonia alemana con sede en La Paz, identificada con el
sentimiento boliviano de incorporarse a modernidad aérea, obsequió un aeroplano
Junkers al país. En el acto de bendición el obispo de La Paz, monseñor Augusto
Seiffert, bautizó a la nave con el nombre de El Oriente, por la comunicación
que generaría con el otro lado del país, el hecho ocurrió el 16 de agosto de
1925. (3).
Sin embargo, el acontecimiento más relevante de la década
fue la conmemoración del primer Centenario de Fundación de la República de
Bolivia en 1925, cuyo principal acto, la gran parada y desfile militar del
centenario, se desarrollo en la planicie alteña. El periódico La República,
refiriéndose al hecho, calificó: “No era una simple exhibición, sino una prueba
en la que se ponía de relieve la resistencia, la disciplina y la moralidad de
las tropas”. También se destacó la presencia del Colegio Militar de Chorrilos,
Perú. (4)
Los militares bolivianos de las tres armas hicieron
demostraciones de su fortaleza, su equipamiento y de su preparación táctica y
física, frente a las dos enormes graderías construidas con ese motivo, y cuyas
estructuras se colmaron de público el 17 de agosto de 1925.
Pasados estos actos que cobraron júbilo popular debe
anotarse un hecho luctuoso: el fusilamiento de Alfredo Jáuregui en 1927,
presunto autor de la muerte del expresidente José Manuel Pando. Para su
consumación, efectivos militares y una apreciable cantidad de gente se
concentraron en inmediaciones de la Ceja y del aeródromo para observar la
ejecución del acusado, quien permaneció más de diez años recluido. Las escenas
de ese desenlace fueron registradas por los pioneros del cine boliviano: Luis
Castillo Gonzales y Arthur Posnansky. Filmes que pueden ser considerados como
las primeras cintas alteñas.
A la conclusión del primer semestre y último de la década,
específicamente el 25 de junio de 1930, ocurrió un hecho político-militar;
efectivos del Regimiento Bolívar se apostaron en El Alto de La Paz para
consumar el golpe de Estado al gobierno de Hernando Siles Reyes y la asunción
de una junta militar, que luego nominaría al general Carlos Blanco Galindo
presidente del país (5).
Retomando el protagonismo del espacio geográfico alteño,
también en esa época cobraron impulso las actividades ferroviarias, además de
las aéreas; sin embargo, las terrestres se dejarían esperar.
La Ceja empezó a constituirse en el epicentro de esta
dinámica social y económica, consecuencia de ello se aceleraron las construcciones
de precarias viviendas con asentamientos humanos aislados, que denotaban una
tímida configuración “urbana”, por lo que no fue accidental que varios alteños
participaran en calidad de soldados en la Guerra del Chaco.
Concretamente, los históricos y memorables hechos ocurridos
en la década de los 20 y en esta región del país formaron parte también de la
historia de El Alto, aunque en estas circunstancias, sin “alteños”.
(1) “Alas de Bolivia”. Villa de la Tapia, Amalia. Tomo 1.
Editorial Aeronáutica. La Paz. 1974
(2) “Historia en imágenes: Ciudad de El Alto”.
Fernández Rojas, Johnny. Ediciones Quishuaras, 2002, La Paz.
(3) “Bolivia de ayer”. Las fiestas del Centenario de la
República en 1925”. Dick O., Gastón. Volumen 10. La Paz. Hisbol SRL
2000
(4) Ibid
(5) “Historia del Ejército de Bolivia 1825-1932”. Díaz
Arguedas. Julio. Editorial Don Bosco La Paz. 1971.
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