A continuación, transcribimos un fragmento de las notas
escritas por el viajero italiano L. Balzán en su paso por el país, específicamente
por los Yungas. Aunque en sus escritos el europeo vierte juicios de valor bastante
escabrosos respecto a los habitantes de esa región, decidimos conservarlos para
no cambiarle el sentido ni el valor de lo que quiso dejar escrito.
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De La Paz a Irupana
Relación a la Sociedad Geográfica del Prof. L. Balzán
Irupana (provincia de Yungas) 21 de mayo de 1891.
Egregio Señor Secretario:
Espero haya recibido mi larga carta del 27 de marzo próximo
pasado. Hoy, como entonces le prometí, escribo alguna cosa sobre mi estadía en
la provincia de Yungas en la que estoy ya dos meses, entre montes y colinas, y
que estoy por dejar.
La finca San Gertrudis -en la que me encuentro- no es de las
mayores de Yungas. Vista desde Mururata parece un pequeño grupo de casuchas con
una casa más grande de dos pisos que es la casa de hacienda o del propietario
situada a mitad de la falda de la colina homónima. No es muy boscosa aunque hay
pequeñas manchas de árboles al pie de la colina por donde pasa un arroyuelo y
tiene un bosque en la cima y en varios puntos. También grupos de bananos.
La vista que se goza desde San Gertrudis es muy bella. Hacia
el S. corriendo de O. a E. está en primer plano el cerro Mururata con sus
casitas o cabañas. Esta colina desciende al río Coroico por el E. y esta
separada de la colina de San Gertrudis por un riachuelo. Más alta hacia el O. y
más baja al E. está la colina Chij-chipa. Sobre la falda que mira al N., sin
árboles pero con hierba está colina de Santo Domingo. Al O. hay una colina más
alta de laderas pendientes y boscosas, allí nace el río Yarisa el cual se
atraviesa para llegar al Mururata. La colina San Gertrudis y el Mururata se
unen al O. formando un ángulo agudo cubierto de bosques donde nace el arroyo de
Santa Gertrudis y donde esta instalada una fábrica de alcohol. Directamente al
S. se ve el Monte Uchumachi con la cumbre bien alta, al O. de ésta, sobre una
pequeña planicie a 1.700 m.s.n.m. según mi barómetro, esta el pueblo de Coroico
y se lo distingue muy bien.
Entre el Uchumachi y la colina de Santo Domingo surge al
S.S.O. una colina alta y boscosa que presenta hacia el N.E. tres pequeños
contrafuertes. Del Uchumachi y de la colina boscosa se ve nacer la cumbre plana
del Mururata, siempre cubierta de nieve y entre la colina alta y boscosa y
aquella con las faldas acuchilladas, se ve otra cresta cubierta de nieve, llena
de precipicios y con puntas salientes: es el Chachacomani.
Todas estas colinas, a veces boscosas y a veces sólo
cubiertas de hierba o sea pajonales se presentan a menudo manchas de bananos
algunas cabañas y terrenos cultivados a rayas donde crece la coca a la que me
referiré en breve.
La finca de San Gertrudis, como la de Mururata y alguna otra
esta habitada por negros junto a pocos indios aymaras. Los primeros son muy
flojos, cosa común en Yungas. Yo quedé maravillado de la vida que pasaba el
mayordomo de San Gertrudis. Le dije porqué no cultivaba alguna legumbre o
porque no tenía algún animal de corral; me respondió que roban todo y que no
había cómo mantenerlos!!! Y no sería difícil impedir el hurto y podría ser
fácil tener cerdos, gallinas, etc. porque crecen en la zona muchas raíces y
otras plantas con las que es muy simple mantenerlos. El único objetivo de los
dueños y de los mayordomos es hoy la coca (1) y solamente viven ello.
Antes de la coca se pensaba sólo a la quina y a los
cascarilleros o buscadores de quina(2). Entraban al bosque exponiéndose a mil
peligros, usando zapatos especiales llamados polkos. Estos son fabricados de un
pedazo de cuero con suela amarrado sobre un calcetín de lana y así se quedan
varios días en busca de la preciosa corteza. En los pajonales se halla una
especie baja con corteza delgada. La quina llegó a venderse hasta a 202
bolivianos (más o menos 850 liras) por 100 libras de corteza. Cuando se pensó
que la quina de los bosques se terminaría se empezó a cultivarla, como en
Casilluni a 6 Km. de San Gertrudis, pero la crisis ocasionada por las razones
que diré después, no se hizo esperar. Se perdieron sumas enormes y la quina
boliviana, que es excelente, ahora no vale nada o casi nada; entonces de pensó
en la coca con furor.
La coca es un arbusto que raramente vi que llegara a 1.80 m.
de altura con hojas ovales que presentan además del nervio primario y otros dos
nervios curvos cerca del central y que convergen en la base y en la punta. El
fruto es una vaina roja alargada.
Cómo se cultiva la coca.
Se siembra en un vivero después de haber limpiado bien el
terreno y quitado las piedras superficiales; se riega y se cubre con paja común
o con chusi-chusi que es una especie de paja nativa de larga duración. Se
construye una especie de techo de paja a medida que crece la plantita. Después
se la trasplanta al terreno ya preparado, libre de hierbas y de piedras. Con
las mismas piedras o sólo con tierra si no hay piedras se hace plataformas
realzadas rectangulares que circunscriben las fosas: se llaman camellones(3) y
son ellos los que de lejos dan la apariencia de terrenos a rayas donde se
cultiva la coca. Se trasplantan en las fosas las plantitas que tienen 25 cm. El
corte es el ángulo que corta la fosa anterior en ángulo recto y sigue la
pendiente de la colina: el corte mayor es de tres tareas o tres brazas, es
decir, 9 varas(4) de ancho. La loka es la medida superficial de 9 varas
cuadradas y el kato, la mayor medida utilizada se compone de 12 lokas
cuadradas.
Los indios y los negros que poseen cocales comienzan las
cosechas un año después de haber trasplantado las plantitas. En los cocales de
la hacienda o de los patrones la cosecha empieza generalmente después de dos
años. Se quitan las hojas sin romper las yemas. Esta operación se repite tres
veces al año y hasta cuatro en zonas más calientes. Las mujeres son las que
recogen las hojas y se llaman mithiri o moturi; los hombres y los muchachos son
los que se encargan de transportar en sacos la hoja recogida. Esta se deposita
en el matuasi o un galpón dentro del cual existe una caseta de madera mantenida
en altura por soportes, llamada troje. Para secarla se esparce en un patio
cerrado por paredes llamado kachi, situado junto al matuasi. Este es empedrado
con piedra pizarra del país. En verano la coca se seca en tres horas pero en
invierno es necesario todo el día. Nótese que debe ser secada de una sola vez.
Cuando las hojas están secas, se cogen tiras secas de la base de las hojas del
banano, las que forman el tronco de la planta de alrededor de 2 varas de largo.
Se extienden en el suelo y, agarrándolas por la mitad con un fierro, se abren
los extremos en forma de doble abanico. Después se toma un molde de cuero más o
menos cilíndrico y se colocan a los lados anchos, otras tiras de banano
doblándolas hacia afuera. Sobre ello se adapta el doble abanico doblando las
puntas hacia afuera a los lados menores del molde. Entonces se pone en este
enredo una especie de saco de tela abierto a los dos lados como un corsé de
mujer con cuerditas para poder apretarlo mejor. Se da la vuelta el todo, se
acomodan bien las tiras de banano y la tela del saco y, naturalmente se quita
el molde de cuero. Se mete la envoltura en una caja exagonal de madera fuerte y
sobre esta se coloca otra caja igual; se empieza a llenar de hojas la caja
superior y se empieza a apretar por medio de una enorme prensa de 3 o 4 metros
de altura movida por sólo dos personas. Cuando la hoja esta bien apretada en el
molde inferior se lavanta el superior, se abre la inferior y resulta la
envoltura llena de coca. Se termina cerrando con las puntas del banano y con la
tela de la envoltura. Se obtiene así un tambor de coca que pesa 50 libras o
medio tambor que pesa 25.
Un asno carga dos tambores y cuatro una mula. Las 25 libras
de coca seca se venden generalmente en La Paz por 10 bolivianos (más o menos 40
liras) pero puede costar más. Los indios mastican contínuamente la coca que los
estimula y al mismo tiempo les calma el estómago. Algunas veces para sacar más
provecho mezclan la coca con otra hoja llamada cohoka que es muy similar a la
coca pero sin las dos nervaduras convergentes.
Terminada la cosecha o mita(5) se limpian los cocales de
hierba por medio de una pequeña azada doble de mango corto llamada chonta con
punta de un lado y el otro trunco. Con frecuencia se ve en los cocales un árbol
leguminoso llamado siquili y se dice que su sombra es muy útil para la coca.
Los indios llevan generalmente pantalones estrechos que
llegan apenas a la rodilla confeccionado de tela del país, negro por fuera y
blancuzco por dentro, o viceversa según el gusto del usuario. La camisa de la
misma tela o de algodón. Los ponchos también de lana del país y de colores
vivos. Llevan sombreros pequeños de lana con alas más bien anchas de copa
pequeña y durísima que tienen firme en la cabeza por medio de una cuerda que
pasa debajo del mentón. Usan también una faja de vivos colores para sostener el
pantalón y la chuspa o bolsa para la coca suspendida del hombro izquierdo.
El individuo que quiere trabajar en una finca recibe una
cabaña o rancho con techo de paja, un platanal o plantación de bananas etc. Si
trabajan tres días a la semana para el patrón reciben: los hombres, un cocal
que puede producir tres cestos o arrobas de 25 libras cada una o por cosecha,
cantidad que puede aumentar. Las mujeres la mitad. Pero, si trabajan cinco
días, reciben un cocal de 5 arrobas y a las mujeres 2 1/2. También les dan, en
este segundo caso, cinco chalonas (cordero pelado, abierto y salado) por cada
cosecha, o sea 15 al año, y si trabajan sólo tres días las chalonas son tres.
Estos regalos se llaman avíos. En algunos lugares dan sólo a los hombres o en
lugar de chalona les dan queso, chuño, etc.
Los peones o campesinos cultivan a menudo por su cuenta en
las faldas de las colinas arroz en seco y en las pircas de coca abandonas, café
de excelente calidad. Generalmente son del propietario aunque los peones poseen
algunas plantas.
En Yungas se cultiva gran variedad de bananos: el ordinario;
el manzano que tiene una gran planta y su fruta es amarillenta u oscura y
grande; el enano elegantísimo, bajo, con grandes hojas y racimos de pequeñas
frutas, la planta es enorme; el isleño de carne rosada; el guineo muy
aromático; el seda; el palillo etc.
De las bananas se hace chuño al sol, es la muraia o sea el
chuño de bananas que son aplastadas antes de ser secadas totalmente para
enmohecerlas un poco, mientras si se dejan secar del todo se obtiene la chila.
De la mandioca se hace tunta secándola en mitades y poniéndola en agua para
terminar de secarla después.
Se cultiva otra raíz llamada racacha -es amarillenta y de
hojas como las del apio- y la walusa con hojas parecidas a un arum y raíz
blanquísima de las que se come también las hojas. De la mandioca hacen chila y
muraya y de la aracacha sólo muraya.
Estas raíces secas y un poco de carne seca es el alimento de
los peones y de los mayordomos de las fincas, y todo ello debido a su
comodidad: los salarios que quedan son muy pobres, y esto, junto con todo lo
que dije acerca de la remuneración de los peones es suficiente para entender
que la inmigración en Bolivia sería una locura hasta que no desaparezca todo el
elemento indio.
El naranjo da muy bien y existen muchos.
Me quedé más de un mes en Santa Gertudis siempre con las
nubes cargadas de agua no porque el sitio favoreciera mi investigación; la
bella vegetación de Sillutincara aquí no existía y los pocos bosques de las
cercanías eran casi intransitables. Me quedé porque los caminos estaban en un
estado horrible debido a las continuas lluvias.
La colina de Santa Gertrudis y las otras están formadas de
bancos de piedra pizarra negruzca con restos de cuarzo, cubiertas de arcilla
rojiza y tierra vegetal que forman un fango horrible. Noté muchas begonias,
varios adiantos y helechos. En el bosque hay dos especies de palmeritas con
hojas pluriformes y fruta a racimos, una de ellas es enana, muy graciosa. Hay
muchas compuestas entre las cuales una pequeña zinnia rojiza que por su
abundancia parece indígena, leguminosas elegantes, etc. etc. Poquísimos
animales, pocos pájaros, pocos insectos, poquísimos reptiles y casi ningún
batracio.
Visité la finca Nigrillani a la que se va por una ladera muy
estrecha y está a unos de 6 Kms. de Santa Gertudis; allí se cultiva el cacao.
También visité la fábrica de alcohol en Mururata -tiene buenas máquinas- y bajé
a la vega del río Coroico donde en sus orillas se cultiva también cacao, arroz,
etc.
El martes después de Pascua vi en el pueblo de Mururata la
fiesta de los negros. Vistieron a uno de ellos con corona, manto rojo, una
chaqueta de terciopelo del siglo pasado, pantalones un poco rotos, y los
pies... descalzos. Era o pretendía ser su rey. Caminaba erguido con un ridículo
cetro entre las manos y el manto sostenido por pajes. Lo rodeaban los otros
negros vestidos con pantalones y camisas azules, con mangas anchas y el pulso
adornado de encaje. Tocaban flautas de caña y tambores, algunos tenían sonajas
en las rodillas y en los brazos mangas de colores vivos que les llegaban hasta
el codo y estaban amarrados en los hombros del individuo. Las negras usaban
vestidos rojos o amarillos y camisas azules con chaquetitas de colores vivos a
la zuava. Bailaban y bebían aguardiente de caña durante varios días seguidos,
cantando una cantinela monótona que no cambia nunca y que se repite aún en los
funerales que si son niños se realiza de noche. Tanto se canta esta canción que
los pequeños negros cuando lloran la imitan con voz llorosa.
Para ir de Santa Gertrudis a Coroico hay que volver por el
camino ya descrito hasta el puente colgante sobre el río Coroico. De allí se
toma una subida muy rípida hasta una capilla; es demasiado estrecha y si dos
mulas se encuentran es un problema serio. Las faldas de las colinas son muy
escarpadas y desnudas. Desde la capilla al pueblo el camino es mejor y poco
pendiente. La subida a La Paz por la otra parte es mucho más ancha y cómoda si
bien esta sembrada de grandes piedras.
Dejé definitivamente San Gertrudis el 12 de abril. Para
evitar los fangos del Mururata tomé el camino de la fábrica de alcohol que
llega hasta Chij-chipa y es algo mejor.
Santa Gertrudis esta a 1.350 m.s.n.m.; mi barómetro varió
durante mi permanencia de 64.5 a 65.5; la temperatura media fue de 23 C. de día
y la humedad media 70. Vi a menudo el hidrómetro en 80.
Notas:
1) A partir de la colonia, los Yungas fueron escogidos para
que se realice el cultivo de la coca. Su consumo fue propio a los mineros del
Altiplano durante un largo periodo y luego abarco las profesiones de labor. Los
Yungas conocieron una gran prosperidad con este cultivo como lo comprueba la
existencia de la Sociedad de los Propietarios de los Yungas. A partir de los
años 1970 la coca se presenta como un problemático cultivo de exportación
ilegal.
2) La quinquina o Chinchona o cascarilla conoció un gran
éxito comercial con la explotación de su corteza utilizada en la farmacopea
europea para el tratamiento del paludismo. Este éxito engendró un gran provecho
económico para los países andinos en cuanto a sus regiones de piemontes
orientales. Bolivia, gracias a la especie llamada calisaya benefició de un
monopolio comercial con la región de Caupolicán durante la primera mitad del
siglo XIX. (provincia de F. Tamayo y A. Iturralde actualmente).Ver. JAUREGUI y
Al Sorata. Historia de una región. Historia de las provincias. Prefectura de La
Paz. 1991. y SOUX M.L y AL. Apolobamba, Caupolican, Franz Tamayo. Historia de
una región paceña. Prefectura de La Paz y UMSA. 363p. 1991.
3) Camellones: se trata de la sobrevivencia de una antigua
técnica utilizada en la agricultura india precolombina.
4) Vara: antigua medida española que equivale a 83,6 cm de
largo.
5) Trabajo comunitario parecido al el antiguo turno, que que
se realizaba bajo el orden de los cacicos indios. Los Españoles recuperaron
este tipo de trabajo con el fin de obtener contingentes de obreros indios para
las minas de plata de Potosí y las de azogue de Huancavelica en el Perú.
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