Por: Juan José Toro Montoya (*) / Publicado en Los tiempos
de Cochabamba, 13 de agosto de 2021.
A la luz de la legislación, la bandera boliviana fue fijada
en los colores rojo, amarillo y verde recién en el decreto que se promulgó el
19 de julio de 2004 pues, antes de esa fecha las variantes eran punzó en lugar
de rojo; oro en vez de amarillo, y el verde que siempre fue así. ¿Qué secretos
esconde la tricolor?
La bandera boliviana fue creada por la misma Asamblea
Deliberante que fundó Bolivia, pero 11 días después; es decir, el 17 de agosto
de 1825. En esa fecha, un decreto de apenas dos artículos, firmado por el
presidente de la Asamblea, José Mariano Serrano, y los diputados secretarios,
creó la bandera de la República Bolívar con dos colores: el punzó, que es una
variante muy viva del rojo, y el verde.
Se cree que la bandera tenía franjas horizontales, pero la
verdad es que el decreto del 17 de agosto de 1825 dice lo siguiente: “La
bandera nacional será bicolor, verde y punzó; el campo principal será punzó, y
á uno y otro costado irán colocadas dos fajas verdes del ancho de un pie…”
Si interpretamos correctamente “á uno y otro costado”,
entenderemos que las franjas eran verticales, aunque es muy probable que se la
haya utilizado con las franjas horizontales.
Esta primera bandera no debió convencer del todo a los
políticos de la época porque fue rápidamente cambiada. El 25 de julio de 1826,
la Asamblea Constituyente, presidida por Casimiro Olañeta, aprobó otra norma.
Esta vez se trató de una ley que en su artículo único disponía “Que á la
bandera nacional se ponga una faja amarilla superior, en lugar de las cinco
estrellas de oro”. La ley fue promulgada el 25 de julio de 1826 por el
presidente Antonio José de Sucre.
Este hecho determina la transformación de la bandera bicolor
en una tricolor con franjas recién horizontales y con colores amarillo, punzó y
verde. Todavía no se utilizaba el rojo como tal.
Tuvieron que transcurrir 25 años para el siguiente cambio
trascendental. El 5 de noviembre de 1851, la convención nacional aprueba una
Ley de tres artículos que señala que los colores de la bandera serían los
siguientes: “el punzó en la parte superior, el amarillo al centro y el verde en
la parte inferior”.
Como se ve, se mantiene el color punzó y no se menciona al
rojo. Recién es el 14 de julio de 1888 que, mediante un decreto emitido por el
presidente Gregorio Pacheco, se fijan los colores de la bandera boliviana más o
menos como los conocemos hoy; es decir, “la bandera nacional consta de tres
fajas horizontales de igual anchura y dimensiones, colocadas en este orden: una
roja en la parte superior, una color oro en el centro y una verde en la parte
inferior”.
Nótese que, sin bien se especifica que el primer color, el
de la franja superior, debía ser rojo, no se pone color amarillo, sino oro.
Aunque parezca difícil de creer, la bandera se mantuvo
legalmente así, con colores rojo, oro y verde hasta el siglo XXI, cuando el
gobierno de Carlos Mesa promulgó el Decreto Supremo 27630 de 19 de julio de
2004, que norma el uso de todos los símbolos patrios y establece por primera
vez en la historia que los colores de la bandera boliviana son el rojo,
amarillo y verde.
Este decreto también es el que incluye por primera vez la
vieja versión de que el rojo representa la sangre derramada por nuestros
héroes, que el amarillo son las riquezas y recursos naturales mientras que el
verde representa la riqueza de nuestra naturaleza y la esperanza. Esto mismo se
repite en el Decreto Supremo 0241 promulgado el 5 de agosto de 2009 por el
gobierno de Evo Morales. Hasta antes del decreto de 2004 no está documentada la
explicación del simbolismo de los colores de la bandera.
El historiador y numismático Daniel Oropeza Alba advierte
que “los nombres propios de los colores punzó (para el rojo vivo) y oro (para
el amarillo) son correctos en vexilología”; es decir, en el estudio de las
banderas. En la teoría del color, cada tonalidad tiene su nombre y es un color
aparte. Así, el rojo tiene tonalidades como punzó, carmesí o escarlata que,
pese a ser básicamente lo mismo, se convierten en otros colores por sus
variantes específicas.
Por tanto, aunque todos sean en tonalidad rojo, el punzó es
un color y el carmesí y escarlata son otros. Entre las variantes está, también,
el color vino.
En cambio el rojo, y el amarillo, sin tonalidades, son eso,
colores básicos, y son citados así solo a partir del decreto del 19 de julio de
2004. Antes de eso, hubo tonalidades en rojo y amarillo, mas no colores.
(*) Juan José Toro es presidente 2018-2020 de la Sociedad de
Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
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