EN REALIDAD, ¿CUÁNTOS MILES DE CIUDADANOS ARGENTINOS FUERON RECLUTADOS PARA EL EJÉRCITO PARAGUAYO?

Foto: Un documento de la época denunciando la irregularidad flagrante.
Por: Diego Martínez Estévez / Grupo de Facebook: Aprendiendo de la Guerra del Chaco e Historias de Bolivia.

Y de éstos, ¿cuántos miles dejaron sus huesos frente a las posiciones defensivas bolivianas?
El tenor del cablegrama que se lee, es la información brindada por la Legación Diplomática boliviana en Buenos Aires, a la Cancillería nacional, donde da cuenta que unos 3 mil ciudadanos argentinos fueron reclutados y transportados en vagones de tren, hasta el puerto de Formosa. Se notará que este documento lleva la fecha del 18 de mayo de 1934. En los meses de abril y julio de este año, se libraron en el extenso frente de Ballivian, dos importantes batallas: “Condado Uno” y “Condado dos”, donde miles de paraguayos fueron inmolados y de paso ebrios, frente a las trincheras bolivianas. Posiblemente, parte de los tres mil argentinos reclutados en mayo – 34, llegarán directo a morir frente a las mismas trincheras, a lo largo de la batalla de “Condado Dos”. 

PROSIGAMOS:

Según un ex diplomático paraguayo – Vicente Rivarola - que escribió cuatro libros sobre la Guerra del Chaco, dirá que todo cuanto era desembarcado en el puerto argentino de Formosa (hombres y gigantescos medios logísticos), era reembarcado en barcos de guerra argentinos y trasladados hasta el puerto de Asunción; desde este punto se hacían cargo barcos de empresas navieras argentinas que lo transportaban hasta su destino final que también eran puertos argentinos convertidos en instalaciones militares sobre el río Paraguay, próximas a la zona de operaciones paraguayas.

EN CUANTO A LOS ESPÍAS.

La Legación Diplomática boliviana tenía a su disposición y previa paga, a tres principales espías, dos de ellos militares prestando sus servicios en el Estado Mayor argentino de Buenos Aires: 
EL PRIMERO era el teniente Thelmo Aspilicueta, se desempeñaba como Jefe de la Sección Criptográfica donde recibía todos los radiogramas cifrados remitidos por el Estado Mayor paraguayo; también se daba a la tarea de descifrar – previamente interceptados desde Buenos Aires - todos los radiogramas traficados al interior del ejército boliviano y con su gobierno. Sobre estas bases, más sus propios reconocimientos aéreos de la zona de operaciones, militares argentinos del grado de coronel y general, procedían a elaborar los planes para su aliado, el ejército paraguayo y simultáneamente, a sabotear los planes bolivianos. El teniente Azpilicueta, con la especialidad en comunicaciones, fue reclutado para la causa boliviana en abril de 1934 y desde entonces, las victorias bolivianas comenzaron a dejarse sentir en esa guerra. 
EL SEGUNDO y reclutado por recomendación de Azpilicueta, era el ex empleado civil del Estado Mayor argentino, Pita Oliver. Además de haber sido en cierta ocasión utilizado por la Legación Diplomática boliviana para recabar información directa sobre actividades paraguayas en Asunción de donde evacuó a Buenos Aires valiosas informes, algunas veces se desempeñaba como una especie de estafeta de los espías militares argentino. El domicilio de su amante era el punto de enlace entre éstos y los miembros de la Legación boliviana.
EL TERCER ESPÍA, era nada más y nada menos que el propio Ayudante de la máxima autoridad del ejército argentino, el mayor Mac Hannaford. Por su escritorio pasaba toda la documentación que se traficaba en este ejército, asistía a las reuniones de Estado Mayor donde se planificaban las operaciones militares paraguayas. Fue reclutado en octubre de 1934, por recomendación del teniente Thelmo Azpilicueta. Gracias a este oficial superior y además Diplomado de Estado Mayor que en el grado de capitán (feb- 1932), fue enviado a Bolivia como Agregado Militar por el flamante Presidente Argentino con la finalidad de montar el servicio de espionaje en favor del Paraguay, el ejército boliviano incrementó sus victorias militares. A sus oportunas informaciones se deben las victorias de las batallas de Cañada Strongest, Villamontes y Camatindi, donde el ejército invasor fue masivamente diezmado, al punto que de 140 mil movilizados en toda la guerra, entre los que se encontraban también ciudadanos no únicamente nacionales y argentinos, sino, de otros países, al final de la guerra se redujo a su mínima expresión de 12.500 hombres, por lo que el Presidente paraguayo se apresuró en gestionar un alto al fuego, a través de su aliada la Argentina, cuando el ejército boliviano contaba con 57 mil hombres, alistándose para comenzar una nueva fase de la campaña militar. 
Por supuesto que la Argentina participó en esta guerra no únicamente con su apoyo intelectual y permitiendo que en su propio territorio se reclutaran ciudadanos para ir a morir en la zona de muerte, sino, con un actor más y con todo el poder que le podía brindar su Estado, como fueron los casos del financiamiento de esta guerra y el gigantesco apoyo logístico militar, proveniente de los cuarteles militares argentinos, brindados a domicilio a su aliado el ejército paraguayo. Desplegó en la orilla derecha del río Pilcomayo a 10 mil hombres incluido aviones, listos para atacar el flanco derecho de nuestro ejército; su amenaza de sumarse abiertamente en esta guerra fue una constante, como una medida de coerción a la aviación boliviana para que se abstuviera de bombardear instalaciones de empresas argentinas convertidas en gigantescas instalaciones militares, como Puerto Casado y la línea férrea de 149 kilómetros también de propiedad argentina, por donde todo el ejército paraguayo transitaba. 
De no haber intervenido la Argentina en esta guerra, sólo los aviones de bombardeo bolivianos habrían influido determinantemente para que esta guerra llegara a su fin en menos de tres meses, pues, tenían previsto inutilizar instalaciones portuarias y líneas ferroviarias, no únicamente ubicadas en la zona de operaciones, sino, al interior del territorio enemigo. Con estos ataques, al ejército enemigo le habría sido virtualmente imposible desplazarse hacia y dentro de la zona de operaciones y menos, realizar sus evacuaciones y tareas de abastecimiento de carburantes, munición, alimentos, medicinas, etc., etc.
En síntesis y con toda propiedad, se afirma que el ejército boliviano, durante la guerra del Chaco, de manera directa enfrentó a dos fuerzas armadas al mismo tiempo, la de la Argentina y Paraguay respectivamente, en ese orden de importancia. 
A pesar de tantísima superioridad de los ejércitos aliados oponentes, el ejército boliviano ganó esta guerra, pues, lo más que perdió fue una minúscula parte del territorio chaqueño, en comparación a la enormidad que el guaraní pretendía arrebatarnos, pues, según su gobierno, el territorio paraguayo se extendía hasta los límites departamentales entre Beni y Pando. Bolivia ganó esta guerra porque mantuvo bajo su soberanía, a los Departamentos de Tarija, Santa Cruz, Beni y parte del Departamento de Chuquisaca que la Argentina y Paraguay esperaban repartirse. Ganó Bolivia esta guerra porque mantuvo bajo su soberanía, lo más rico que posee el Chaco Boreal y son los hidrocarburos, al punto que los viene exportando por el momento a cuatro países, entre ellos, el propio Paraguay.
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