Por: Guillermo Mejillones Quispe.
El Boletín de la Sociedad Geográfica de Sucre (1936), publicó un extenso número
titulado El Oriente de Bolivia (“El Oriente de Bolivia” En: Boletín de la
Sociedad Geográfica Sucre, Nº 324 a 326 Tomo XXX, Sucre, Julio de 1936) donde
hace un interesante análisis sobre los aspectos geográficos e históricos del
desarrollo que se dio entre Oriente y Occidente de Bolivia. Además, advierte
las causas y brotes que causaron un intento separatismo en plena guerra del
Chaco.
Se sostenía que el Oriente boliviano (Santa Cruz y Beni) en su aspecto y
costumbres mantenía para el período de la guerra del Chaco, un escenario
meramente colonial, olvidado y quizás ignorado por la gran mayoría de sus
connacionales (Altiplano). En lo económico poco o nada tenía que comerciar con
el resto de la República. “Hubo hombres con una visión de futuro que
aconsejaban a la Nación entera no descuidar sus intereses sobre el Oriente
boliviano”.
El auge de explotación de las salitreras del Departamento del Litoral generó
movimiento económico, los mercados de la costa brindaron puertas abiertas al
exterior, y los productos agrícolas de Santa Cruz, venciendo distancias
inmensas, llegaron a exportarse hasta los puertos del Pacífico. Naturalmente
aquel comercio fue limitado y pequeño, pero, siempre fue comercio que benefició
a una gran mayoría de la Nación.
La pérdida del Litoral en la guerra del Pacífico y con ella la amputación de la
industria salitrera en las costas, el incremento súbito de la industria
extractiva de la goma, de un momento a otro transfiguró la situación económica
del Oriente boliviano. Sobrevino la muerte inesperada y jamás prevista de la
industria de la goma y con ella el estancamiento económico de Santa Cruz y
habiéndose entre tanto producido la paralización casi completa del intercambio
nivelador con el Occidente.
Las empresas mineras de Potosí, Oruro y La Paz, llegaron a adquirir
proporciones nunca ideadas, y estableciéndose un vivo intercambio comercial con
plazas del exterior, no tanto con las consumidoras del mineral sino con las de
tránsito. Se convirtió en el mercado altiboliviano en factoría chilena y
peruana. Tampoco se quedaron atrás las provincias norteñas de Argentina que
supieron conquistar parte del mercado del Altiplano, sin ser consumidoras de
productos bolivianos, ni servir sus medios de transporte para la exportación de
estos, las ciudades del Altiplano se modernizan a la par de la prosperidad
progresiva que les brinda su industria única, la minería (extracción y
explotación).
De acuerdo con el boletín especial El Oriente de Bolivia, los presupuestos
nacionales, se fortificaron considerablemente con ingresos procedentes del
Oriente, de los que nos hablan las estadísticas sobre importación de
mercaderías, petróleo, venta de tierras, exportación de goma, ganados y
productos extractivos, se aprovecharía de estos recursos los gobernantes de la
sede de gobierno (La Paz). Las vías férreas necesarias para el incremento de la
industria, la minería decretaría la muerte económica del Oriente.
Dicho trabajo denunció enfáticamente que ninguno de los gobiernos de Bolivia se
había preocupado en efectivizar el ensanchamiento y la creación de vías de
comunicación con los departamentos occidentales, sea por motivos militares o
económicos, Santa Cruz antes de la guerra del Chaco, habilitó vías provisorias
de penetración hacia las regiones en peligro (Chaco Boreal), poseía solo las
mismas y únicas vías que le dejaron sus antepasados, quizás menos aún, y
solamente adecuadas al tráfico de bestias y carreteras prehistóricas. “¡El vehículo
regional movido por bestias pacientes, a una velocidad inaudita de dos a tres
kilómetros por hora, al lado de la maquina alada de los trecientos kilómetros!”,
por hora en el altiplano. El ferrocarril fue un transporte muy moderno para el
Occidente, en cambio no existe ferrocarril para el Oriente.
Poco hay que añadir al recordar la red telegráfica y telefónica oriental,
mientras que en el Altiplano y demás regiones andinas los villorrios más
insignificantes poseen líneas telegráficas, el departamento de Santa Cruz, con
una extensión territorial de 367.128 kilómetros cuadrados no tiene sino 705
kilómetros de explotación. Las provincias más alejadas de la República, se
comunican con los centros de actividades y concentración administrativa por
correo que tardan semanas y meses. Unir el Oriente con el Occidente, salir al
Atlántico, para contrarrestar la influencia del pacífico, hoy en manos de
Chile, salir así del ominoso tutelaje de esa nación absorcioncita, es
evidentemente la política nacional, racional y unificadora, que sin ser
estadistas, vemos; pues el sentido común la proclama a voces. (Del Memorándum
dirigido por la Sociedad Geográfica de Santa Cruz, en 1905, al H. Congreso y a
la Nación. Citado En: Boletín de la Sociedad Geográfica Sucre, Nº 324 a 326
Tomo XXX, Sucre, Julio de 1936, “El Oriente de Bolivia”).
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