Fuente: Alejandra Pau / Página Siete / http://amazoniabolivia.com/ // Para más: Historias de Bolivia.
“Por lo general, cuando se habla de Bolivia se piensa que es un país que está
en el techo del mundo”, le dijo el presidente de la Real Sociedad Geográfica de
Londres al entonces mayor del Ejército británico Percy Harrison Fawcett, en
1905, cuando le ofrecía delimitar el territorio de Brasil y Bolivia- a encargo
de este último - en una época enque estos territorios eran casi inexplorados.
Esta misión cambiaría su vida para siempre. Después de llegar a La Paz en 1906,
emprendería la primera exploración -de muchas más- y con el tiempo se
obsesionaría intentando encontrar una ciudad perdida, a la que llamaba “Z”,
para muchos íntimamente relacionada con el Paitití o El Dorado.
Fue en esa búsqueda que en 1925 desapareció para siempre en la amazonia
brasileña, junto a su hijo mayor Jack. Nunca se encontraron sus restos. Así
nació la leyenda del explorador perdido de fama mundial.
Después de decenas de libros, películas e investigaciones, un nuevo interés por
hacer conocer más de la historia de este personaje en Bolivia y el mundo
hispano parece haberse despertado.
FAWCETT RETORNA EN UN LIBRO
Actualmente el expedicionario y andinista francés Alain Mesili, junto a Plural
Editores, trabaja en el lanzamiento del libro escrito por el explorador
británico, Exploración Fawcett, publicado en 1955. Será la primera vez que se
haga una edición nacional de ese texto. Se prevé que la publicación salga a la
venta en 2012.
A pesar de que el contenido del libro se relaciona mucho más con Bolivia,
alrededor de 300 páginas de más de 450 de todo el texto, Fawcett siempre fue
más reconocido por su incursión en Brasil. Muchos de los autores que escriben
sobre él no se refieren a Bolivia, lugar donde inició su exploración.
“Es un libro que tiene muchas descripciones de La Paz a principios de siglo XX.
Fawcett emprende desde aquí su aventura por el norte del departamento hasta
llegar a Rurrenabaque y sus alrededores -a pie y canoa- en donde hace la
delimitación de Perú y Bolivia”, dice Mesili mientras revisa en la sala de su
casa las páginas de un antiguo ejemplar de Exploración Fawcett, en cuya tapa el
rostro dibujado de su protagonista parece negarse a desaparecer.
Al revisar sus páginas, llenas de comentarios sobre personas y lugares, se
comprende cómo su desconocimiento de Bolivia le daba una ventaja descriptiva
nueva y expectante. Fawcett tenía la observación nueva que sólo tiene un
extraño, ésa que sólo impacta las primeras veces.
La primera edición boliviana se suma al lanzamiento del libro La ciudad perdida
de Z, de David Grann, traducida al idioma español en 2010 y la producción de
una película que lleva el mismo nombre e iba a ser protagonizada por Brad Pitt,
quien, sin embargo, se retiró del proyecto.
CARTOGRAFÍA Y CANÍBALES
Cobija, Riberalta, Villa Bella y los ríos Guaporé, Madre de Dios Acre y otros
que no habían sido explorados en toda su extensión, fueron recorridos por
Fawcett.
Cada curva, resquicio y detalle plasmado en sus mapas hacen visibles esas
líneas, aparentemente insignificantes, de utilidad sólo limítrofe, que se
complementan con sus relatos en los que se refiere a “indígenas salvajes que
atacan con flechas, a los que no les gustan los ‘blancos’” y que, según se
cuenta, se supo ganar gracias a su carácter paciente y de mantener el protocolo
de respeto con las etnias, ofreciéndoles regalos.
“Bolivia era inmensa, pero había vacíos, la cartografía que hizo fue una de las
mejores de las que hemos tenido. Gracias a ello conoció paisajes y pueblos que
él consideraba olvidados y pobres”, dice Mesili, quien hará el prólogo del
libro.
En el relato se cuentan historias de pueblos caníbales muy inteligentes y
organizados, pero también de la faceta de esclavitud que vivían miembros de las
tribus, quienes debían defenderse de los explotadores de goma.
En Bolivia, realizó al menos cuatro expediciones como jefe técnico de la
Comisión Demarcadora de Límites con Brasil. Conocido por ser un hombre
aventurero, inclinado al misticismo y con una visión muy particular, consideró
que tenía datos suficientes como para seguir investigando y viajando.
“He visto bastante como para comprender que cualquier riesgo vale la pena (').
¡Cuando regresemos en la próxima expedición nuestro relato puede conmover al
mundo!”, escribió Fawcett en su libro.
Al parecer, esas palabras siguen resonando como un eco en la historia después
de que desapareció en 1925 cuando partió desde Cubiabá, en Brasil, en busca de
la ciudad perdida de Z, junto a un manuscrito del siglo XVIII que hablaba de
una ciudad perdida y una estatuilla que su amigo H. Rider Haggard le había
regalado. Su desaparición lo convirtió en leyenda. Muchas expediciones trataron
de encontrarlo sin éxito. Rumores dicen que fue asesinado o que se quedó a
vivir en su ciudad perdida.
BRAD PITT Y LA PELÍCULA INCONCLUSA
Hace más de dos años se anunció que Brad Pitt iba a producir y protagonizar la
película La ciudad perdida de Z, una adaptación del libro del mismo nombre,
escrita por David Grann, sobre la vida del explorador Percy Fawcett.
La película sería dirigida por James Gray. Para ello, Brad Pitt visitó posibles
locaciones en el Mato Grosso en Brasil en 2009. Algunas fuentes confiables
señalan que llegó a ingresar a Bolivia, como en otras oportunidades. Sin
embargo, no existe confirmación de que ello hubiese sucedido. Debido a que se retiró
del proyecto, aún no se sabe el destino de la película.
FAWCETT, LOS ORÍGENES DE UN ERRANTE
Percival Harrison Fawcett nació en Devon, Inglaterra, en 1867. Se dice que
heredó el sentido de aventura de su padre.
En 1886 recibió un destino en la Artillería Real y sirvió en Ceylán, Sri Lanka.
Más tarde aprendió topografía y conoció a la que sería su esposa, con la que
tendría dos hijos.
La primera expedición de Fawcett a Sudamérica fue en 1906 cuando viajó a
cartografiar un área de la selva en el borde de la frontera entre Brasil y
Bolivia, por encargo de la Real Sociedad Geográfica. Llegó a La Paz en junio en
1906.
A partir de entonces, participó en varias expediciones y regresó a su país para
luchar en la I Guerra Mundial, pero volvió a Sudamérica para continuar con sus
investigaciones.
Convencido de la existencia de una ciudad perdida a la que llamó Z, se internó
en la selva de Mato Grosso en Brasil en 1925 junto a su hijo Jack y el amigo de
éste. Nunca más se los volvió a ver con vida. Existen muchas teorías sobre su
destino, unas que fue asesinado y otras más fantásticas.
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