En la fotografía, se aprecian a soldados paraguayos heridos y muertos, corresponde a las tomadas por el Dr. argentino Carlos de Sanctis.
Por: Oscar o. Cordova.
A OTROS LES HAN METIDO LA BAYONETA POR LA BOCA, AL MISMO
TIEMPO QUE LES HAN DISPARADO, HACIÉNDOLES VOLAR LA PARTE POSTERIOR DEL…(GUERRA
DEL CHACO — MARZO DE 1933)
¡Avance general! El enemigo está derrotado... Me parece un sueño. En “Isla
Cortada”, una masacre de paraguayos. Alihuatá ha caído... ¡Campo Jordán está
libre!
"Y cuando hemos avanzado por el campo enemigo, sólo había árboles
derribados, ramas picadas y entre los grandes hoyos abiertos por las granadas,
piernas, brazos, cabezas, diseminados en un revoltijo macabro. He pisado una
pierna calzada con bota de charol. Un oficial paraguayo, seguramente. Debajo de
un “palo-santo”, el cadáver de otro oficial, milagrosamente entero.
En ese sitio, debemos esperar el almuerzo.
-Este convidado no me gusta.
-Parece charque... Pero no abre el apetito.
-Mejor será que lo enterremos. -Y el proponente, trata de levantar el cadáver,
para arrojarlo en algún hoyo abierto por las granadas.
Un salto, una interjección y suelta el cadáver, del que se han desprendido, con
un crujido extraño, la cabeza, los brazos y las piernas, mientras infinidad de
insectos de todos colores, salen por las que fueron articulaciones.
Buscamos otro sitio. Hay cadáveres paraguayos en posturas extrañas, grotescas.
Detrás de los árboles, algunos que se han acurrucado, como si les hubiese
faltado tiempo para tenderse. Dan la sensación de algo que se ha plegado
dolorosamente. Otros conservan en los ojos abiertos, una expresión de espanto,
mientras sus cuerpos se han retorcido quien sabe en qué angustias. A otros les
han metido la bayoneta por la boca, al mismo tiempo que les han disparado,
haciéndoles volar la parte posterior del cráneo que ha quedado vacío.
A todos ya empieza a cubrirlos la tierra. En los dientes de todas esas risas de
despedida, hay polvo.
-¿Has notado una cosa?-me pregunta Santa Cruz-. Todos se cagan al morir...
-Claro- dice Gómez. Es para irse más livianos.
Nosotros no podemos medir la magnitud del desastre. Sólo en detalle apreciamos
la batalla, aunque algunos "estrategas” de la compañía, se atribuyan la
predicción de estas operaciones.
-¿Te acuerdas que te dije que ligerito, no más, los íbamos a sacar del siete?
-Que ibas a decir nada, cojudo, cuando allá lo único que hacías era vomitar o
cagarte de miedo.
-¿Cómo, carajo?
-Oigan, miren a éste, le han abierto en canal y parece una acequia de mierda.
-Eso tiene comer mucho... Un pedazo de granada, tomándolo de abajo, le llevó el
guano a la boca.
Suenan risas, cortas, nerviosas...".
(CHACO — Luis Toro Ramallo).
----------------------
- EL IMPERIALISMO, LA MASONERÍA Y LA GUERRA DEL PACÍFICO
----------------------
- EL IMPERIALISMO, LA MASONERÍA Y LA GUERRA DEL PACÍFICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario