Clemente Inofuentes, el más bravo de la "punta brava", en el epílogo
de batallla de Boquerón encadena su destino de prisionero en tierras guaraní a
la tricolor boliviana.....
BOQUERON SEPTIEMBRE DE 1932- EPÍLOGO
A las 3 am de ese decisivo 29 de septiembre, el Tcnl. Marzana dictó la
siguiente orden:
“El Oficial Carlos Ávila enterrará la bandera nacional en un lugar secreto para
que no caiga en manos enemigas.
2.-Agotadas todas las municiones, el material de combate deberá ser destruido.
3.-Los soldados y oficiales se mantendrán en sus puestos de combate hasta el
último sacrificio.
4.-En el asalto final del enemigo,
deberá defenderse a todo trance a los heridos y enfermos.
La bandera fue salvada por el subteniente Clemente Inofuentes, quien no
permitió el entierro sino que se apoderó de ella, la enrolló en su cuerpo y marchó prisionero al Paraguay. Durante su cautiverio la guardó celosamente y
cuidó como un tesoro invalorable hasta el retorno a la patria.
Clemente Inofuentes: “La bandera boliviana flameó antes de la guerra en los
fortines Jayucubas y Bolívar, me fue entregada por el capitán Víctor Ustáriz a fines de agosto de 1931.
Esta bandera me acompañó todo el tiempo que fuí comandante de los fortines Platanillos, Yucra y Ramirez
y todos los domingos era izada con los honores correspondientes.
Cuando cayó Boquerón la oculté en mis botas envolviendo mis piernas, Durante el
cautiverio algunos oficiales me colaboraron a guardarla escondida. En la repatriación la puse como entretela
de mi blusa y así retorné a la patria”.
Extractado de "Si aún queda llanto en tus ojos" de Miguel Castro Arze.
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