General de Brigada MANUEL MARZANA OROZA, nació en Tarabuco. Cap. De la secc. De
la provincia Yamparaez del Departamento de Chuquisaca, en fecha, 7 de Junio del
año 1889.
Hijo legítimo de Don, Simón Marzana y Doña Marcelina Oroza. Curso estudios
primario y medio en el Liceo “Córdoba” de la ciudad de Sucre, Cuyo director fue
el Canónigo Primo Arrieta.
CARRERA MILITAR.- Ingresó al Colegio Militar de Ejército el año 1907, habiendo
egresado con el grado de Sub-Teniente, el 16 de de Octubre del Año 1911, fue
destinado al Regimiento “Campero” 3o, de Infantería, el 21 de Diciembre de
1911. En fecha 5 de Enero de 1912 fue incorporado al batallón “Montes” 3o de
Línea de Guarnición en el N.O. de de la República con servicios en diferentes
fortines, hasta el 31 de Diciembre de 1914.
Fue ascendido al grado de Teniente efectivo el 28 de Diciembre del mismo año, y
destinado al Regimiento “Loa” 4o de Infantería, en fecha 1o de Enero de 1915,
permaneciendo en esta unidad hasta el 22 de Octubre de 1917, fecha que cambió
de destino al Regimiento “Murillo” 1o de Infantería, de Guarnición en Sucre.
Fue ascendido al grado de Capitán el 19 de Agosto de 1918 y cambiado de destino
en Diciembre de 1918. El 1 de Enero de 1914 al Regimiento “Colorados de
Bolivia” 1o de Infantería, permaneciendo allí hasta el 31 de Mayo de 1920.- El
15 de Junio al Regimiento “Loa” 4o de Infantería y adscrito al cuerpo de
Edecanes, hasta el 16 de Julio de 1920, fecha en que fue destinado al
Regimiento “Murillo” 6o de Infantería, Escuela de clases, hasta Diciembre de 1921.
Enero de 1921 destinado al Regimiento “Pérez” 3o de infantería, hasta Diciembre
de 1922, mes que fue ascendido al grado de Mayor y destinado al Regimiento
“Loa” 4o de Infantería, hasta Febrero de 1924. En Marzo del mismo año, a la
comandancia de la 1a División hasta Julio y luego la comandancia de la 2da
División hasta Diciembre del mismo año, fecha en que fue promovido al Consejo
Supremo de Guerra hasta el 2 de Agosto de 1925, en fecha 3 de agosto de 1925,
fue destinado al Regimiento “Sucre”, 2 de Infantería hasta Junio de 1926. Por
orden General No. 171, nuevamente fue destinado secretario del Consejo Supremo
de Guerra, cargo que ejerció durante los años 1927 y 1928.
En Fecha 5 de Enero de 1929, fue ascendido al grado Teniente Coronel y
destinado al Regimiento “Rioshino” 1o de Infantería de Guarnición en Riberalta
hasta Nov. De 1929. En fecha de 5 Enero de 1930, fue destinado al tribunal de
Justicia Militar, hasta Junio del mismo año, en que fue adscrito al comando de
la segunda División hasta el 25 de Agosto de 1930, en que fue promovido
nuevamente al Tribunal de Justicia Militar hasta Julio de 1931. El 2 Julio de
1931 destinado a la Intendencia General de Guerra, como sub intendente hasta el
4 de enero de 1932. De Marzo a Septiembre de 1932, como comandante del
Regimiento “Campos” 6o de Infantería.
Iniciada la Guerra del Chaco se formo el “Destacamento Marzana” que con un
efectivo de 619 hombres contrarrestó en Boquerón el ataque enemigo que con
15000 hombres asedió el reducto durante 25 días fue una resistencia heroica
hasta el 29 de Septiembre de 1932 fecha la que fue hecho prisionero del
Ejercito paraguayo y conducido a la capital paraguaya, hasta el 30 de abril de
1936, en que fue repatriado, luego firmada la paz.
El mismo año de 1936 por decisión del Gobierno, fue designado al cargo de
Prefecto del Departamento de Chuquisaca. En fecha 10 de Noviembre de 1937 fue
destinado vocal del tribunal de Justicia Militar y en fecha 22 de Diciembre del
mismo año fue ascendido al Grado de Coronel.
Ascenso Honorífico, en fecha 15 de Diciembre de 1962, el Honorable Senado
Nacional en sesión extraordinaria, le concedió el grado de General de Brigada,
por unánime aclamación con derecho al uso del uniforme militar en forma
permanente.
Pensión Vitalicia, Mediante ley del 10 de Enero de 1962, se le otorgó una
pensión vitalicia equivalente al haber mensual de un Honorable Diputado.
Fallecimiento, luego de prologada enfermedad falleció a la edad de 90 años en
fecha 4 de Enero de 1980.
La guerra del Chaco fue uno de los episodios bélicos y frustrantes que tuvo que
atravesar Bolivia tras el intento de construir una Nación. Territorialmente
hablando Paraguay ganó la batalla de Boquerón, pero en lo moral la
perdió.
Bibliografía.
s/a. (1991) La Gran Batalla. Memoria del General Marzana. CIMA. La Paz.
Por: Larry Valencia
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ENTREVISTA A LA NIETA DE MANUEL MARZANA OROZA. RECUERDA SU VIDA JUNTO AL
CONSIDERADO MÁXIMO HÉROE DE LA GUERRA DEL CHACO
Por: Rafael Sagárnaga López/EPeN / Los Tiempos de Cochabamba 29 de Agosto de
2016.
Teresa Aliaga Marzana es el único familiar en primer grado que vive en Bolivia
del comandante de la defensa del mítico fortín Boquerón. La nieta de Manuel
Marzana Oroza recuerda su vida junto al considerado máximo héroe de la Guerra
del Chaco. Lo hace a días de que el país rememore nuevamente la epopeya de
1932.
Este mes de septiembre se recordarán 84 años de aquellas tres semanas de
confrontación sostenida. La sobrehumana resistencia que un puñado de 619
bolivianos protagonizó contra un enemigo hasta 24 veces superior (15 mil
hombres) despertó una admiración unánime. Incluso, varios de los jefes
militares paraguayos y literatos de la altura de Augusto Roa Bastos les
dedicaron conmovedores textos. El sitio a Boquerón es considerado uno de los 10
más importantes de la historia militar del planeta. Ha sido parangonado con las
historias escritas en Termópilas (Grecia, septiembre del 480 A.C), Masada
(Israel, 73 D.C) y el Álamo (Texas-México, febrero-marzo de 1836).
Aquella gesta, más allá del polémico sentido de la guerra, ha simbolizado la
decisión de luchar por los ideales hasta el último aliento. También recuerda el
aporte de aquellos defensores a la salvación de los recursos hidrocarburíferos
que hoy benefician al país. Y, sin duda, enseña una de las más grandes
lecciones sobre el cumplimiento del deber.
Teresa Aliaga recuerda en esta entrevista cómo aquella experiencia quedó
grabada en la vida cotidiana de su abuelo, el general Manuel Marzana Oroza.
OH!: ¿Cuánto tiempo de su vida compartió con el general Marzana?
Yo prácticamente viví con él desde muy niña porque mi mamá quedó viuda.
Entonces mi abuelo, el general Marzana, con el gran corazón que tenía, nos
cobijó en su casa. Mi hermano Luis y yo vivimos, se diría, toda nuestra vida a
su lado.
OH!: Entonces seguramente usted presenció reuniones en las que su abuelo
departía con los camaradas que combatieron en Boquerón.
Así es. Él frecuentemente se reunía con sus ayudantes de campo, como el mayor
Alberto Taborga o don César Novoa Cadena, y también con sus soldados. Él
quería, apreciaba mucho a sus soldados y siempre reclamó para que los Gobiernos
les brinden mejores condiciones vida.
OH!: ¿Es cierto que en una oportunidad rechazó la oferta de condecoraciones en
reclamo por la pobreza que afectaba a los ex combatientes de Boquerón?
Sí, él les dijo: “¿De qué me sirve estar yo con condecoraciones, si mis
soldados caminan las calles empobrecidos y abandonados?”. Antes que medallas
quería un justo trato para sus soldados. Sus reclamos, afortunadamente,
lograron, con el paso de los años, ser de alguna manera escuchados. Les
brindaron algunas mejoras, pero no las que merecían.
OH!: ¿Qué es lo que más recuerda de las reuniones de los combatientes de
Boquerón?
Se reunían especialmente cada septiembre, para recordar los días del cerco.
Hacían una misa de campaña en la Catedral y luego iban a su sede en la calle
Catacora de La Paz. Allí cantaban la célebre y hermosa canción que se les ha
dedicado. Luego rememoraban las anécdotas tristes e incluso algunas graciosas
de la batalla.
OH!: ¿Puede contarnos alguna de esas anécdotas que le haya quedado
especialmente grabada?
Ellos recordaban que cuando ya se les había acabado el agua procedieron a la
práctica de beber sus orines. Señalaban que el pozo de agua del que se
abastecía el fortín ya no era posible usar porque se hallaba contaminado por
los cadáveres que flotaban allí. También contaban cómo, cuando se les acabaron
los alimentos, optaron por hacer coser los cascos de los caballos y bebían esa
sopa.
OH!: Probablemente su abuelo experimentaba algunos momentos de profunda emoción
al recordar lo sufrido en el cerco. ¿Cómo reaccionaba él?
Recordaba él esos momentos con mucho dolor porque él decía “nos dejaron solos”.
Señalaba: “Si hubiéramos tenido ayuda, colaboración, nos entrábamos hasta
Asunción”. Valoraba así el hecho de que 619 bolivianos hubiesen frenado las
acometidas de más de 15.000 enemigos durante más de tres semanas.
También mi abuelo se acordaba de la sorpresa que demostraron los paraguayos al
ver que en Boquerón sólo había un puñado de hombres. No salían de su asombro
mientras advertían que esos contados defensores habían diezmado a cientos y
cientos de atacantes, entre ellos, lo más granado de la Escuela Militar de
Asunción.
Algo también muy conmovedor que mi abuelo contaba es la llegada a la capital
paraguaya como prisioneros. La gente los veía emocionada porque eran
“cadáveres” andando. Y mi abuelo relataba que un muchachito se desprendió de
las manos de su madre y entonces gritó: “¡Viva Marzana!”. Recordaba que
entonces toda la gente se conmovió y se les acercó y empezó a regalarles
dinero, cigarrillos, comida…a abrazarlos llorando. Eso contaba mi abuelo muy
emocionado, remarcando que lucharon hasta quemar el último cartucho.
OH!: ¿Qué recordaba del cautiverio?
Él y sus oficiales recordaban también las visitas que les hicieron el general
Félix Estigarribia y los máximos comandantes del Ejército Paraguayo en prisión.
Se acercaban a conversar con ellos y a expresarles su reconocimiento.
OH!: ¿Cómo fue el recibimiento cuando ellos volvieron a Bolivia?
El recibimiento fue apoteósico cuando volvieron después del cautiverio y su
recuperación en la Argentina. Incluso, según él contaba, con algo de envidia.
Ello porque el retorno, que empezó por Tarija y luego a Tupiza vía tren, fue
programado para que pase de noche por las poblaciones importantes para que no
les hagan recibimientos. Sin embargo, la gente se dio modos para esperarlos,
iba a dormir a las estaciones. Les hicieron homenajes.
Incluso en La Paz llevaron en andas a mi abuelo y pidieron que él sea
Presidente de Bolivia. Él recordaba que rechazó el pedido, señalando que sólo
cumplió su deber. Decía que su negativa despertó silbatinas. Luego se dedicó a
la docencia en el Colegio Militar.
OH!: ¿Qué enseñaba allí?
Durante los años de su cautiverio en Asunción se dedicó a aprender inglés.
Entonces, acá daba clases de inglés a los cadetes. Ellos lo querían mucho,
varios militares recordaban cómo entre clase y clase mi abuelo les hablaba de
la guerra.
OH!: ¿A qué otras actividades se dedicó en las décadas del 50 y posteriores?
Él se dedicó a mejorar una finca de su segunda esposa, doña Raquel Alba Sosa.
Estaba cerca del lago Titicaca, a más o menos una hora de Copacabana, se
llamaba Ch´isi. Allí se dedicó a la agricultura y ayudó mucho a los campesinos.
Les puso una escuela, una posta sanitaria, incluso él en persona les vacunaba a
los niños. Hizo producir mucha verdura, construyó el camino de acceso a la
zona. También habilitó un criadero de truchas. Incluso estaba desarrollando un
proyecto para producir enlatados de truchas con un consorcio japonés. Recuerdo
que tenía su lancha a la que llamó “Olguita” en homenaje a una de sus hijas.
Pero luego llegó la Reforma Agraria y le destruyó todo.
Él nos contó que el doctor Hernán Siles, tiempo antes de la Revolución
Nacional, cuando huyó de su confinamiento en la isla de Coati, se refugió en la
hacienda de mi abuelo. Entonces, en agradecimiento, Siles le había dicho que,
cuando se decretase la Reforma Agraria, a mi abuelo no le tocarían sus
propiedades. Sin embargo, apenas hubo la reforma, vinieron comandos de milicianos
y destruyeron todo a dinamitazos, mi abuelo huyó en caballo hacia Copacabana.
OH!: ¿Sufrió a manos de los políticos?
Sí, incluso lo encarcelaron en el panóptico de San Pedro. Ha debido ser más o
menos en el año 60. Recuerdo que mucha gente se indignó. Él no aceptó nunca las
constantes invitaciones que políticos de toda tendencia le hacía para que los
apoye. Sin embargo, en una de esas olas de represión lo llevaron a San Pedro.
Recuerdo la preocupación de mi mamá y la familia porque no dejaron que ni
siquiera saliese a curarse unas muelas que se le habían infectado. El dentista
tuvo que ir a la cárcel a tratarlo. Y lo que más llega a mi memoria fue una
noche muy cercana a la Navidad cuando apareció de sorpresa en casa gracias a
una amnistía. Nos emocionamos muchísimo.
Tiempo después, el mismo doctor Paz Estenssoro, al parecer quiso borrar con el
codo lo que hicieron antes. Entonces le concedió una pensión vitalicia, le
hicieron un homenaje en el Congreso y le ascendieron al grado de general de fuerza.
OH!: ¿Qué pasó luego?
El siguió con su vida sencilla y fue siempre reacio a alinearse con los
políticos que seguían insistiendo. Recuerdo que el general René Barrientos lo
apreciaba mucho. Siempre lo visitaba o lo llamaba. Incluso le ofreció varias
veces regalarle una casa o un automóvil. Mi abuelo nunca aceptó.
OH!: ¿Cuándo y en qué circunstancias murió su abuelo?
Murió el 4 de enero de 1980 a la edad de 90 años. Tuvo una dolencia prolongada,
y problemas de la edad también, que lo postraron en cama durante sus últimos 6
a 8 meses. Estuvo siempre rodeado de la familia. Dos años antes le hicieron
homenajes durante el Gobierno del general David Padilla. En 1980 la Presidenta
Lidia Gueiler le otorgó el Cóndor de los Andes y otras condecoraciones. Las
recibió en casa. Y en cada ocasión él les repetía que más que condecoraciones
quería que los gobernantes no se olviden de aquellos soldados que habían
combatido en la guerra. Decía: “¿Qué saco yo con las medallas y las
condecoraciones si mis soldados están votando trapos en las calles?”
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