Un 28 de octubre de 1864, se producía en el país, un levantamiento que colocó a
un personaje vilipendiado y hasta calumniado en la presidencia del país. El
general Mariano Melgarejo había derrocado en un “cuartelazo” en Cochabamba al
general José María de Achá.
La población en diferentes ciudades del país, no tardaron en mostrar su
indignación por el proceder del militar que había sido educado en los
cuarteles.
Oruro, no fue la excepción, más al contrario, grupos políticos antagónicos
unieron sus fuerzas pese a las diferencias y decidieron organizar un
levantamiento contra el régimen que en ese momento se llamaba “decembrista”. En
esa coyuntura, en la Corte Superior de Distrito, el doctor Ignacio León
promovió la iniciativa de derrocar al tirano aprovechando la situación
geográfica. Esta iniciativa, fue escuchada por quien fuera su rival político
por el partido “ballivianista” el doctor y también militar de Ejército, Donato
Vásquez. Otro ciudadano que se plegó a esta idea de derrocar a Melgarejo fue el
doctor Francisco Velasco, quien ofreció su domicilio ubicado en la calle La
Plata para organizar la toma de la Prefectura.
En esas reuniones celebradas en altas horas de la noche se había decidido tomar
la Fortaleza en la zona Este de la ciudad, fijándose el 1 de junio la fecha de
las acciones. Muchos jóvenes entusiastas se adhirieron al movimiento, entre
ellos Rufino Jiménez, hermano de la poetisa Genoveva Jiménez.
A primeras horas de la mañana, cuando el frío ya imperaba en el ambiente, se
tomó la Fortaleza luego de un enfrentamiento; la pequeña fracción que dejó
Melgarejo fue sometida. Inmediatamente, con armamento tomado, se subió la calle
Bolívar, para desplazar algunas compañías en la Plaza de Armas, convocando a
todo el vecindario en este espacio abierto. Adolescentes del Colegio de Artes y
Letras, actualmente Colegio Bolívar, se plegaron al movimiento tomado como una
travesura. Lamentablemente, los últimos cursos de este establecimiento siempre
eran utilizados por los caudillos, en esta ocasión todos los orureños
decidieron acudir para restituir la legalidad de la constitución de 1861, entre
ellos trabajadores de las minas, algunos artesanos, indígenas e incluso mujeres
que llevaban en sus largos vestidos las municiones para las armas.
Los guardias de la Prefectura, por el frío se encontraban descansando, sin
sospechar que la Fortaleza había sido tomada, sin embargo, el centinela de la
Torre Grande, no se percató del movimiento de personas que subía por la calle
de la Fortaleza. Solo se podía advertir a personas que recogían agua de la
fuente que se encontraba al medio de la Plaza.
El prefecto del partido Melgarejista, Gonzalo Lanza y el coronel Gómez Goitia,
decidieron cerrar la puerta del edificio, ordenando a la tropa y algunos
gendarmes apostarse para disparar. La muchedumbre lanzaba precarias granadas
armadas con combustible dentro botellas de vidrio a los centinelas de la Torre
Grande, quienes respondieron con disparos de sus fusiles. Mientras este combate
se producía el prefecto Gonzalo Lanza y el coronel Gómez Goitia, fugaron sin
ser vistos por la parte de atrás para tomar el camino a Cochabamba. La batalla
para tomar la Prefectura no tomó más de una hora.
Lamentablemente, se tuvo que lamentar la caída de los jóvenes Calero, Castillo,
OIaguivel y Manzano; también Rufino Carrasco, cayó gravemente herido, y no pudo
recuperarse, falleciendo días después. Su hermana Genoveva le dedicó un hermoso
poema.
La muchedumbre reunida en la plaza, nombró prefecto al doctor Francisco
Velasco, Anselmo Nieto fue nombrado Comandante de las fuerzas, el doctor Donato
Vásquez, se lo comisionó con una fuerza que debía buscar el respaldo al
movimiento en la ciudad de La Paz; al doctor Ignacio León se lo comisionó hacia
el Sur. La muchedumbre proclamó la legalidad de la Constitución de 1861 y se
proclamó presidente a Lucas Mendoza de la Tapia.
Se armaron batallones de caballería con los jóvenes de la ciudad, infantería de
243 plazas y 120 plazas de artillería con ocho cañones. Se organizó un cuerpo
de rifleros con los adolescentes del Colegio de Artes y Letras, que más
desbordaba de entusiasmo contrastando a su inexperiencia en el uso de
armamento.
El doctor Donato Vásquez, cumpliendo su misión se trasladó a La Paz, pero
tuvieron las primeras diferencias, aquella ciudad había proclamado al general
Casto Arguedas, por lo cual no existió entendimiento. Luego de varios días
ingresaron a La Paz siendo recibidos con gran regocijo. Lamentablemente,
algunos caudillos, desairaron a los orureños, provocando enfrentamientos
violentos. Sin embargo, posteriormente actuaron juntos en la batalla de “La
Cantería”.
El doctor Ignacio León estaba en el Sur, mientras se encontraba en Challapata
el 10 de julio, se enfrentó al coronel en ese entonces Ildefonso Murguía, quien
se encontraba libando bebidas. Murguía estaba al frente de un batallón adicto a
Melgarejo; lo tomaron preso y se trasladaron a Potosí para luego enfrentarse en
la batalla de “Las Letanías”, con terribles consecuencias para los vencidos.
Las desavenencias y rivalidades políticas de los líderes proclamados en las
diferentes ciudades, promovieron la caída de este movimiento iniciado en Oruro,
que no tuvo otro objetivo que buscar el respeto a la Constitución; sin
mezquindades había proclamado a un cochabambino como presidente.
Ignacio León y Francisco Velasco tuvieron que huir a Tacna en el Perú y el
doctor Donato Vásquez, se ocultó en el país, para enfrentarse nuevamente a
Melgarejo en las barricadas de La Paz en enero de 1871 lo que constituyó su
caída.
Este fue el aporte de Oruro, en un movimiento que buscó el respaldo de otras
ciudades, ofrendando con sangre para el respeto de la Constitución y la
legalidad.
Disponible en: https://elfulgor.com/nota/5cf56f5f0a6f0/1-de-junio-1865-revolucion-constitucionalista
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