La Fuerza Aérea continuó reuniéndose en el gran centro
aeronáutico de Villamontes, donde se rearticularon sus composiciones orgánicas,
siendo destinados al puesto del Comando Superior del Ejército, en la población
de San Antonio, en la banda derecha del río Pilcomayo, los Tenientes Coroneles
Jorge Jordán, Alfredo Santalla su Plana Mayor. Al finalizar 1934, se
organizaron dos agrupaciones aéreas, la primera al mando del Mayor José P.
Coello, en la aeropista de Villamontes, a unos 15 kilómetros detrás del gran
arco defensivo de las trincheras de Higüiraru e Irua, y la segunda al mando del
Mayor Luis Ernst Rivera, que se destinó a la nueva pista de Cuevo, en medio de
las serranías del Aguaragüe y detrás de la cobertura de Camatindi, Tacuarandi y
Boyuibe, distante 80 kilómetros, a veinte mininutos de vuelo al Norte de
Villamontes. En realidad, la constitución de las dos agrupaciones aéreas,
Coello y Ernst, tenían el objeto de un económico empleo de los medios aéreos,
los cuales debían gravitar, de acuerdo a las necesidades del Comando Superior
del Ejército, allá donde la necesidad fuese imperiosa, y dadas las cortas
distancias que las separaban se desplazaban entre si concentrándose en pocos
minutos en la aeropista de Villamontes o en la de Cuevo para cumplir acciones
de conjunto en el esquema aeroterrestre entre el Primer Cuerpo de Ejército de
Villamontes y el Segundo del sector Parapetí.
En esta delicada situación estratégica, la Fuerza Aérea fue
reforzada con nuevas dotaciones de tres aviones Curtiss Falcon de
reconocimiento y tres monomotores Junkers K-43 de bombardeo pesado. Las
tripulaciones se mantenían bien entrenadas y con alta moral. En los escalones
de abastecimiento y mantenimiento de las maestranzas de Villamontes, Tarija y
Cochabamba del Lloyd Aéreo Boliviano teníamos suficientes reservas de
materiales de repuestos de motores y naves.
Los aviadores que intervinieron en las batallas de
Villamontes, Camatindi, Copere, Carandaiti Mosa, La Penca-Boyuibe y Cambeiti
fueron: Jorge Jordán, Alfredo Santalla, José P. Coello, Luis Ernst Rivera, Luis
Garcia, Luis Paravicini, Leónidas Rojas, Juan Antonio Rivera, Aurelio Roca
Lladó, Claudio López, Alberto Paz Soldán, Luis Paredes, Juan Pando, Alberto
Montaño, Alberto Alarcón, Emilio Beltrán, Abdón Vargas Soto, Fabián
Monasterios, José Chacon, Sinecio Moreno, Luis Soria, Jorge Eulert, Enrique
Toro, Armando Suárez, Raúl Ernst, Jorge Diez de Medina. Observadores aéreos:
Claudio Moreno, Alfredo Pacheco, Jesús Mérida, Nicolás Rojas, Julio Bellido,
Medardo Solares, Heraclio Melgar, Víctor Moncada, Ricardo Terrazas, Carlos
Larrieu, Armando Rengel, Luis Torres Pascoe. Técnicos observadores aéreos:
Héctor Gallardo, Alfredo del Río, Alejandro Robles, Francisco Urdininea,
Froilán Mendizábal, Arturo Matos, Félix Mercado, José Ureña, Hernán Abastaflor,
Lino Tapia, Carlos Paredes y Emilio Avendaño.
Debido a la proximidad del despliegue de la aviación
paraguaya que tenía su posición entre las pistas de Ibamiranti, Mandeyapecua,
Carandaití e Ibibobo, y otras auxiliares cercanas, se consideraba que podían
desencadenar ataques aéreos de interdicción y de bombardeo contra los objetivos
fácilmente alcanzables de las refinerías de petróleo de Camiri, Sanandita,
Bermejo y la chalana del Angosto de Villamontes, y hasta se decía que
preparaban incursiones a las ciudades de Tarija y Santa Cruz, entonces las fuerzas
aéreas bolivianas habían recibido órdenes de establecer fuertes coberturas de
defensa aérea mediante los aviones Hawk y la artillería antiaérea.
DATOS HISTÓRICOS REFLEJADOS EN EL MUSEO AEROESPACIAL DE LA
FUERZA AÉREA BOLIVIANA.
FUENTE DE INFORMACIÓN: GRAL. DIV. AE. (SP) ALBERTO PAZ
SOLDAN POL (+). “CONDUCCIÓN DE LA FUERZA AÉREA BOLIVIANA EN LA GUERRA DEL
CHACO”. (1990)
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Articulo extraído de Museo
Aeroespacial FAB.
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