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LA TRAICIÓN DE JOSÉ MANUEL PANDO A LAS TROPAS INDÍGENAS DEL WILLKA PABLO ZARATE

 

Los Willkas protagonistas en la Guerra Federal (Imagen: Córdova)

Fuente: Periodico Pukara Nro 5 / Artículo escrito por Marina Ari M.

La traición blancoide se insinuó prontamente. En Mohoza (Cochabamba) Clodomiro Bernal, comandante federalista de Pando, cometió varios atropellos: Azotó al corregidor Juan Bellot en la plaza pública por ser lerdo para proveer recursos a su tropa; exaccionó dinero al párroco del lugar; robó animales de los comunarios y su tropa torturó a los humildes indígenas qichwas. La arbitrariedad de los “socios” mestizos provocó un levantamiento de comunarios dirigido por Lorenzo Ramírez. Marcharon hasta Mohoza y después de perseguir y cercar a los abusivos acabaron con una veintena de ellos, proclamando que ya no obedecían más órdenes que las de Zárate Willka.

Este y otros levantamientos contra déspotas gamonales aceleraron los planes de traición de Pando quien ofreció a la comunidad de Umala ser el nuevo cuartel central indígena. Los umaleños, que ocupaban una posición vertical entre los aymaras por su control del mercado de coca en Oruro, aceptaron este ofrecimiento pensando ganar ventajas, cuestionando así el liderazgo del Willka.

El mayor sector indígena obedecía, empero, la comandancia de Zárate. Se expandió el levantamiento abarcando gran parte del territorio aymara. Los principales líderes fueron los Willkas, Feliciano Willka en Cochabamba y Potosí; Juan Lero y el Willka Manuel Mita (conocido entonces por la prensa como Cruz Mamani) en Oruro; Lorenzo Ramírez en Inquisivi, La Paz. Todos aceptaban la dirección de Pablo Zárate.

El 23 de marzo de 1899 el ejército aymara desarmado y sin apoyo de los bolivianos federalistas, se enfrentó al Batallón Alonso, la mejor unidad constitucionalista. Pese al valor de los aymaras que lucharon desde las 5 de la mañana hasta las 3 de la tarde, fueron pasados a cuchillo por los soldados. Este episodio se conoce como la masacre de Huayllas. El río de Huayllas, el Chunchullmayo, Río de Tripas, se llamó así por los restos de los valerosos qichwas descuartizados allí. Mientras la tragedia ensangrentaba Cochabamba, el 24 de marzo de 1899 un escuadrón selecto de unitaristas llega a Caracollo matando a 5 indígenas entre ellos mujeres y niños que se encontraban en un grupo de espectadores. El sonido profundo de los pututus les sorprendió anunciando que Willka se dirigía a Caracollo, a la cabeza de un ejército de 2000 Kataris. Los bandos chocaron en Vila Vila, donde los guerreros aymaras sin más armas que q’urawas enfrentaron los cañones y fusiles del ejército regular logrando una brillante victoria. Ese triunfo lejos de alegrar a Pando, lo inquietó. Mediante misivas secretas exigió armas a sus aliados blancos para enfrentar al ejército aymara.

Tras el triunfo de Caracollo, Zárate lanzó “La Proclama de Caracollo”, verdadero ideario aymara que plantea el objetivo de «regenerar Bolivia» a través del respeto a la identidad indígena: “...deben respetar los blancos o vecinos a los indígenas porque somos de una misma sangre e hijos de Bolivia, deben quererse como hermanos con los indianos... hago prevención a los blancos... para que guarden el respeto con los indígenas...”.

Esta “regeneración” es en realidad el propósito de liberación fuertemente perseguido por los aymaras. La forma propuesta es la armonía, la justicia, el respeto entre la q’aritud y los indígenas. Detrás de esta propuesta se manifiesta el profundo nacionalismo aymara que busca hacer de Bolivia una nación basada en la tolerancia y equidad. La respuesta de los q’aras fue NO. No a la tolerancia. No a la equidad. No a la justicia. No al respeto.

La victoria de Zárate en Caracollo decidió a Pando por la toma de Oruro donde estaban Alonso y sus tropas. El 10 de abril de 1899, Pando parte de Caracollo. A su vez el ejército constitucional se moviliza hasta San Juan, espiado por los chaskis aymaras quienes informan el menor movimiento a Pando. Cerca de Oruro los sucrenses observan el despliegue en los cerros del ejército aymara comandado por Zárate. En esta batalla final participaron los Willkas, Cruz Mamani y Lorenzo Ramírez. Luego del primer enfrentamiento con los aymaras Alonso descubre que detrás se encuentra el ejército de Pando. Al amanecer las tropas de Alonso son derrotadas. El júbilo se apodera del criollaje paceño y la prensa boliviana proclama que los “indios” no participaron de la batalla. Días después Pando advierte a los “indios” se retiren a sus comunidades, ordenando a sus soldados desalojar violentamente a aymaras y qichwas que continuaran sublevados.

Menos de dos semanas después inicia una feroz persecución a los líderes aymaras que le habían dado el triunfo.

El 23 de abril de 1899, solo 10 días después de la batalla del 2do. Crucero, es detenido el anciano Apu Mallku Juan Lero quien proclamara el gobierno indígena en Peñas. La misma suerte corre Mauricio Pedro, el protagonista del levantamiento indígena de Sacaca. También son apresados Cruz Mamani y el mismo Willka Pablo Zárate. Noventa qichwas son aprehendidos y arrastrados a La Paz, por los sucesos de Mohoza. Cruz Mamani fue abatido a tiros por los soldados bolivianos. El 14 de enero de 1901 Juan Lero murió de frío y hambre, a los 70 años, en su inhóspita celda. En julio del mismo año Zárate dejó la cárcel en un episodio no aclarado y posteriormente fue asesinado por un grupo de blancos en Imilla Imilla, la comunidad donde había nacido. Sus tierras y las de su comunidad fueron –según el historiador Condarco–usurpadas por el traidorzuelo José Manuel Pando.

 

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