Durante el gobierno de Aniceto Arce, se produjo un hecho
histórico poco conocido en nuestro país debido a que no existe bibliografía al
respecto y porque los gobiernos trataron de ocultar este episodio oscuro de
nuestra vida republicana. El enfrentamiento se dio en Kuruyuki (actual
provincia Luis Calvo del departamento de Chuquisaca, fronteriza con el
departamento de Santa Cruz), entre los blancos (Karai) y los guerreros
guaraníes (Kereimbas).
Esta masacre significó la culminación de centenares de años
de enfrentamientos entre quienes constantemente lucraron y ambicionaron el
territorio guaraní y los que originariamente habitaron la zona del Chaco
boliviano. Sus avasalladores (colonias españolas) y hacendados con poder
económico, nunca desistieron en su afán por conquistar los recursos naturales
del territorio, a costa de la sangre de miles de guaraníes.
En la batalla de Kuruyuki, los guaraníes estuvieron
liderados por "Apiguaiqui Tumpa".Este guerrero, había aparecido sólo
tres años antes en 1889 llamando al pueblo a la guerra contra los Karai, dados
los permanentes abusos de hacendados, curas y militares que no cesaban en sus
intenciones de apoderarse de sus tierras. La resistencia, las sublevaciones y
los leves enfrentamientos, tuvieron su definitivo punto de quiebre la noche del
1° de enero de 1892, cuando el corregidor de Cuevo, un Karaí completamente
borracho violó y mató a una mujer guaraní. A lo largo de todo el mes, se
produjeron incidentes de toda naturaleza. Se atacaron puestos ganaderos,
algunas iglesias como la misión de Santa Rosa de Cuevo.
La reacción no se dejó esperar, los Karaí, acudieron con la
maquinaria guerrera de esa poderosa trilogía de la colonia y la república: La
Iglesia, el ejército y los hacendados. Para mal de los Kereimbas (guerreros),
sus opositores habían convencido a parte de los propios guaraníes a luchar contra
sus hermanos.
El 28 de enero de 1892, desde la madrugada, los guaraníes se
atrincheraron en la quebrada de Kuruyuki a la espera de los soldados del
cuartel de Santa Rosa, donde empezó la batalla. Fue un combate desigual, los
guaraníes con lanzas y flechas perecieron ante los fusiles de los soldados
republicanos, comandados por los coroneles Ramón Gonzales y Tomás Frías. La
lucha se extendió hasta horas de la tarde. El resultado fue desastroso, miles
de guaraníes murieron ese día y sólo cuatro soldados del otro lado. Los pocos
guaraníes sobrevivientes ya vencidos se internaron a los montes y otras
comunidades cercanas, donde también fueron ejecutados.
El doloroso final ocurrió un 29 de marzo en la población hoy
conocida como Monteagudo (Chuquisaca), con la ejecución del Tumpa, traicionado
por uno de sus más cercanos colaboradores.
Después de Kuruyuki, los guaraníes fueron declarados
extintos como sociedad independiente, aunque, meses y años después se
produjeron pequeñas sublevaciones, se considera al 28 de enero como el fin de
las rebeliones guaraníes, aunque el concepto iyambaé, (sinónimo de "no
esclavo"), no es olvidado por el pueblo guaraní.
Durante todo el conflicto en un lapso de unos 17 años
perecieron aproximadamente 6.000 guaraníes.
Miles de guaraníes prefirieron morir antes que vivir
esclavos en las haciendas de los blancos. Fue un alevoso ataque de verdadera
limpieza étnica que buscó eliminar esa nación, porque las persecuciones que
sobrevinieron luego, pretendían eso, su total desaparición.
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