Por: José Antonio Loayza Portocarrero / 22 de febrero de 2018.
Este no es un memorable día, dista mucho de serlo. Hoy se recuerda el inicio de
la Guerra del Pacifico: 14 de febrero de 1879, cuando muy temprano el buque
chileno Blanco Encalada desembarcó en la ciudad boliviana de Antofagasta a
1.500 soldados chilenos que avanzaron en fila ancha apropiándose de nuestro
litoral en medio de un gran júbilo. Así empezó la desigual Guerra del Pacífico
que dejó al país sin acceso soberano al mar. Fue un día de crueldad atroz, un
día nefasto y repudiable, no hubo degüellos y hubiera sido preferible que
hubiera, pero si hubo manos lamidas. No voy a repetir esta historia que la
tenemos harto mascoteada, hoy me referiré a una ironía histórica de las muchas
que tenemos y considero que esta es la menos admitida, el hecho de que Eduardo
Abaroa y Augusto Pinochet, figuren en una coincidencia de colateralidad
genealógica. Pero vayamos a ver cómo se creó esta enojosa e ignominiosa ironía,
empecemos con algo de contexto:
EDUARDO ABAROA HIDALGO E IRENE RIVERO PACHAS
23 de marzo de 1879. Hora 9:15
A esa hora las esperanzas ya estaban perdidas en la defensa de Calama. El toque
de corneta ordenó la retirada, había concluido la lucha entre Bolivia y Chile
cuando los chilenos cruzaron el puente Topater y se encontraron con ese bravo
llamado Abaroa que era el más resuelto de todos, y que herido y sucio de
pólvora y sangre, agonizaba apoyado en su wínchester en la puerta del Ingenio
Artola Hnos. El subteniente Carlos Souper le intimo rendición. Abaroa lo miró y
con una palabrota ronca como un rugido, gritó entre borbotones de sangre:
¿Rendirme yo?... ¡que se rinda su abuela, carajo!...
Eduardo Abaroa Hidalgo, nació en San Pedro de Atacama el 13 de octubre de 1838
y falleció en Calama el 23 de marzo de 1879. Fue comerciante, minero,
agricultor, contador y empresario. Trabajó en una mina de plata en un pueblo de
paso de caravanas de ganado y minerales, donde poseía tierras de pastizales y
vegas que servía para el ganado y la producción de alfalfa. Fue hijo de una
familia tradicional, de Juan Abaroa y Benita Hidalgo, y el tercero de cuatro
hermanos. Tras su muerte dejó viuda a Dña. Irene Rivero Pachas, y a cinco
huérfanos: Andrónico, Eugenio, Amalia, Antonia, y Juan Eduardo Abaroa Rivero.
ANDRÓNICO ABAROA RIVERO Y LASTENIA CÓRDOVA
De los cinco hijos, fue Andrónico (1863-1937), quien creció y se convirtió en
un importante industrial y agricultor del norte, fundó una fábrica de pólvora y
una empresa de electricidad en Calama y por su buena fortuna fue cónsul
vitalicio de Bolivia. Se casó con Lastenia Córdova, y tuvo tres hijos: Juan,
Eduardo y Elena; esta última nació en Tupiza y a sus 18 años se fue a
Antofagasta.
ELENA ABAROA CÓRDOVA Y POLICARPO LUKSIC LJUVETIC
Elena (1898- d), lo conoció al croata Policarpo Luksic, que llegó en 1900 a
Antofagasta desde la isla de Brac, tras la pérdida de su producción de parras.
Un tiempo después se casaron, y a la muerte de Andrónico los hijos heredaron
sus empresas. Elena educó a sus dos hijos: Vladimir y Andrónico, y gracias a su
talento organizativo y la habilidad en los negocios construyó una fortuna con
la que sus dos hijos pudieron salir al exterior, y les dijo: “Hijos, acabó mi
responsabilidad. En adelante ustedes forjarán su propio destino”; les dio
dinero, una cifra no muy alta, pero suficiente para partir a Europa.
VLADIMIR LUKSIC ABAROA Y TATIANA HIRIART
El primer hijo de Elena y del inmigrante croata Policarpo Luksic, fue Vladimir
Luksic Abaroa (1924), quien contrajo matrimonio con Tatiana Hiriart Rodríguez,
hija de Osvaldo Hiriart Corvalán y Lucía Rodríguez Auda. Tuvo una hermana María
Lucia, y una hija, Tatiana Luksic Hiriart (1956).
ANDRÓNICO LUKSIC ABAROA - ENA CRAIG E IRIS FONTBONA
El segundo hijo de Elena y de Policarpo Luksic, fue Andrónico Luksic Abaroa
(1926-2005), viajó a París a estudiar leyes y se adentró en el mundo de los
negocios relacionados con el intercambio de dinero. Cuatro años después regresó
a Antofagasta con $us. 30 mil ($us.1,3 millones de hoy), que invirtió en una
casa de cambios y en una concesionaria de la Ford. Adquirió la mina de cobre Portezuelo
que la vendió a una firma japonesa en $us.500 mil ($us. 21,5 millones
actuales), a sus 30 años ya era millonario. Se casó con Ena Craig y su segunda
esposa fue Iris Fontbona, considerada por la revista Forbes, como la décima
mujer más rica del mundo.
Andrónico fundó Quiñenco, empresa matriz del Grupo Luksic, y uno de los mayores
conglomerados de Chile encargada de las operaciones industriales y financieras,
que controla Antofagasta Plc, varias minas de cobre, negocios en
telecomunicaciones, servicios bancarios, cerveza, manufactura, energía,
transporte y portuarios, incluyendo tres cadenas de hoteles en Croacia,
Adriatic Luxury Hotels, Laguna Porec e Istraturist. Actualmente sus tres hijos
Andrónico, Guillermo y Jean Paul, administran sus inversiones en Inglaterra,
Bolivia, China y Croacia, además de otras empresas.
Andrónico Luksic Abaroa, conocido como “El patriarca” murió el 2005, y dejó una
fortuna evaluada en 10.000 millones de dólares. (El PGN, 2018 para Inversión
Pública es de $us. 7.285)
MARÍA LUCÍA HIRIART RODRÍGUEZ
María Lucia (1922), es hermana de Tatiana Hiriart, esposa de Vladimir Luksic
Abaroa. En septiembre de 1941, conoció al entonces subteniente Augusto
Pinochet, con quien se casó en abril de 1942, y tuvieron cinco hijos… El resto
de la vida de Pinochet, es historia conocida.
DESTINOS DE UN HÉROE Y DE UN DICTADOR.
Abaroa y Pinochet, son dos destinos no paralelos, no es la geometría euclidiana
donde dos líneas rectas se interceptan en el infinito, esta es una ironía o una
situación que resulta ser lo contrario de lo que se espera. Por ello no nos
convence que el bisnieto de nuestro andante caballero del mar, Andrónico Luksic
Abaroa, haya servido a los asesinos de su abuelo y haya sacado provecho de
nuestro país en favor de Chile, que desde el 21 de septiembre de 1908 se
benefició de los manantiales del Silala que concedió la Prefectura de Potosí a
la compañía The Antofagasta, and Bolivia Railway Co. Ltd., para el uso y
aprovechamiento de estas aguas., “exclusivamente para alimentar a las
locomotoras a fuerza de vapor”; esta compañía pasó en 1980 al Grupo Luksic. En
1996, nuestra línea occidental de trenes pasó a manos del Grupo Luksic a través
de la empresa Cruz Blanca S.A., cuyas acciones no supimos recuperarlas, como
paradójicamente lo hizo el 2014 el venezolano Gill Ramírez, que después de
comprar las televisoras ATB, PAT y los diarios “Extra” y “La Razón” de La Paz,
y la agroindustria Gravetal, compró al Grupo Genesse Wyoming de Estados Unidos,
el 50% de las acciones de la Ferroviaria Oriental, y en septiembre del 2015, el
50% de la Ferroviaria Andina de Bolivia al Grupo Luksic, primordiales para el
corredor bioceánico que unirá el Atlántico y el Pacífico.
Esto significa que el Grupo Luksic aún tiene presencia económica y legal en el
país: pues según el informe de la Bolsa Boliviana de Valores, Gill es
presidente del directorio de Ferroviaria Andina desde el pasado 8 de
septiembre, en cuya nómina participa como síndico titular el abogado boliviano
Walker San Miguel, que fue Ministro de Defensa del Gobierno actual y Cónsul en
Chile. ¿No es esto, otra singular ironía?
El año 2000, el historiador Mariano Baptista, Cónsul de Bolivia en Chile,
conversó con Andrónico Luksic Abaroa, y le planteó el problema de las aguas del
Silala. En un momento de la cena le dijo:
—“El pueblo de Potosí que ha conocido tanta grandeza, hoy día es el más pobre
de Bolivia y uno de los más pobres de América Latina y usted tiene el control
del agua del Silala en su empresa”.
—Luksic Abaroa, respondió: “No, yo no le debo nada a Potosí”.
No hay duda, siempre hay un pésimo en la familia, o un ingrato de calaña. El
hombre más rico de Chile, sabía que Tupiza es un pueblo de Potosí, y sabía que
allá nació su madre.
Fotos: Abaroa y Pinochet (Creditos: Wikiquote)
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