Por: Ivert Elvis Fuertes Callapino (*) / Potosí
// Artículo publicado en el suplemento Gente, del periódico Página Siete el 4
de enero de 2020.
Pocos conocen su historia, pero las tierras de Atacama
fueron testigos de una hazaña que dio una victoria a Bolivia en la Guerra
del Pacífico. Además, le permitió ganarse el respeto de todos los chilenos,
quienes, con justa y merecida razón, en plena región metropolitana de Maipú,
Santiago de Chile, le pusieron a una calle el nombre de “Coronel Rufino
Carrasco”, reconociendo al vencedor de la Batalla de Tambillo, quien, al mando
de 70 hombres chicheños y tarijeños, sometió a más de 200 soldados chilenos.
Nació en la valluna localidad de Talina, municipio de
Tupiza, provincia Sud Chichas del departamento de Potosí, el 10 de julio de
1817. En el centro de la plaza del pueblo que lo vio nacer se erigió un
monumento de bronce. Varias plaquetas conmemoran su victoria, pero una llama la
atención pues dice: “Aquí nació el general don Rufino Carrasco” y agrega: “Si
Abaroa conquistó la gloria en Calama, Carrasco se hizo inmortal en Tambillo”.
Todos sus paisanos hablan muy bien de él.
Es el reconocimiento al humilde Carrasco que inició su
formación como soldado y alcanzó el alto grado de general de brigada del
Ejército nacional, ascendido a través de una resolución legislativa del Senado,
el 1 de noviembre de 1888.
El vanguardia
En 1879, Carrasco estaba al mando del Escuadrón
Francotiradores Vanguardia, organizado en Cotagaita por el general Narciso
Campero, quien comandaba la Quinta División.
La historiadora Martha Dora Salazar Burgos, de la Sociedad
Geográfica e Histórica de los Chichas, de Tupiza, alega que ese escuadrón
formaba parte de una avanzada, cuya misión fue la de emprender defensa desde el
sur. Por su parte, el Ministerio de Defensa del país refiere que el subprefecto
de Sud Lípez transmitió la noticia de que el escuadrón chileno Cazadores del
Desierto, compuesto por 200 hombres, se encontraba en el desierto de Atacama.
La batalla
Era la mañana del 6 de diciembre de 1879, cuando se
desataron los aires de confrontación en el barranco de Tambillo, cerca de San
Pedro de Atacama. Un combate que duraría alrededor de 15 minutos, en cuyo hecho
el escuadrón enemigo Cazadores del Desierto, de Chile, cayó de forma
inevitable, porque sufrió las bajas de varios muertos y heridos.
Ante lo sucedido, a los chilenos no les quedó más que
escapar, con el fin de salvar sus vidas. Se registraron 11 prisioneros y,
en su precipitada fuga, las fuerzas chilenas dejaron en poder del escuadrón
boliviano 18 rifles Winchester, 14 espadas, 16 bestias e incontables monturas,
correajes y municiones, afirma el abogado e historiador José Franz Medrano
Solares en su obra Elegía para Rufino Carrasco.
Las tropas chilenas se aprestaban a entrar a Oruro y Potosí
para cortar suministros desde Sucre. Esa causa fue frustrado por los hombres de
Carrasco.
El día 10 de diciembre de 1879, Carrasco ordenó que
remitieran los prisioneros de guerra a Tupiza. Después de la victoria marcharon
a San Pedro de Atacama, donde fueron alegremente recibidos, y restablecidas las
autoridades bolivianas. Se dispusieron las fuerzas para resistir el ataque
chileno, pero con la esperanza de la llegada de refuerzos. Por alguna razón no
esclarecida hasta ahora, Campero jamás asistió a los vencedores de Tambillo.
Cuando Carrasco ya había izado la bandera boliviana en
Atacama, al final terminó desocupando esa población por falta de alimentos y
forraje para los animales.
Fue dolorosa la retirada que se emprendió en Toconao. Los
francotiradores dieron una larga y penosa vuelta hasta llegar a San Cristóbal
el 23 de diciembre de 1879, y por orden del Comandante de la Quinta División
siguieron marcha a Sud Chichas.
El jefe superior de los departamentos de Potosí y Tarija,
general Nicanor Flores, mandó al coronel Carrasco la orden de marchar a Potosí
pero, llegando a Tupiza, recibió un segundo oficio en el que el general Flores
le ordenaba conducir a pie a los 30 soldados que habían perdido sus caballos.
En Tupiza, las autoridades le informaron de la carencia absoluta de recursos
para poder cancelarles sus sueldos.
Después de seis semanas, el subprefecto chicheño les entregó
600 bolivianos, con los que pudieron viajar a Potosí. En Cuchu Ingenio,
Carrasco se encontró con el coronel Segundo Gamés, que venía a hacerse cargo
del escuadrón del coronel, ya que él había pedido su traslado al teatro de
guerra, pedido que le había sido concedido a fin de relevar a Carrasco.
Procesado y olvidado
En su artículo titulado Reivindicando al General Rufino
Carrasco, héroe chicheño, el historiador Hugo Menchaca Alli expresa que,
después de haber sido abandonado a su suerte en el desierto por sus superiores
junto a sus soldados, Carrasco habría sido apresado y vejado en la ciudad de
Potosí por mandato del general Narciso Campero, quien codiciaba hacerse del
mando del país.
Carrasco marchó a Potosí solo, fue recibido de manera hostil
y se lo condujo al Batallón Calama, permaneciendo allí solo, incomunicado y
procesado; no pudieron probar nada en su contra y, finalmente, lo pusieron en
libertad. Permaneció dos meses en Potosí, le proporcionaron pasaporte,
negándole el “diario” que la nación otorgaba a los jefes de
campaña.
Él y todo su escuadrón que demostraron tanto patriotismo en
los áridos y desérticos terrenos de Atacama fueron disueltos sin recibir el
pago de sueldos atrasados y con orden de abandonar la ciudad de Potosí en el
plazo de 24 horas.
Rufino Carrasco murió los primeros días del mes de noviembre
de 1891. Sus restos se encuentran en el Cementerio General de la ciudad de
Oruro, en el Mausoleo de los Héroes del Pacífico.
En la pasada gestión, por Ley del 13 de noviembre de 2018,
se declara Héroe Nacional al General de Brigada Rufino Carrasco, por la
victoria lograda en la Batalla de Tambillo, un justo reconocimiento al héroe
nacido en Talina.
(*)Elvis Fuertes es socio de número de la Sociedad de
Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
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