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LA UNIVERSIDAD COMO ÚLTIMO BASTIÓN DE RESISTENCIA – EL DRAMA EN LAS AFUERAS DEL MONOBLOCK


Por: Juan Marcelo Verdueta Quisbert / Fragmento de la Tesis de Grado para Obtener la Licenciatura en Historia, titulado LA UMSA EN LA DICTADURA DE HUGO BÁNZER SUÁREZ (1971 – 1978) – UMSA / Mayo de 2017.

El año 71 las labores académicas se desarrollaron con cierta normalidad, aunque la situación variaba de Facultad a Facultad, hasta que llega aquel 19 de agosto cuando se desata el golpe en Santa Cruz. Veamos:
“Las clases fueron regulares [el año 71], nosotros pasábamos nuestras asignaturas sin mayor problema […] hasta el momento en que nos enteramos que Hugo Banzer Suárez es apresado […] y recién ahí sentimos el golpe y la intervención de Banzer, para que vea que ahí para nosotros eran regulares las actividades, no puedo afirmar lo mismo de otras Facultades o Carreras […]”. Jaime Ayala.
Aquel día 21 aproximadamente a las 10 de la mañana, unos trescientos universitarios entre hombres y mujeres, anoticiados de la situación del país, se hicieron presentes en las afueras del Monoblock, mientras protestaban habían desadoquinado la Av. Villazón para atrincherarse. Entonces, efectivos del Regimiento Lanza y blindados del Regimiento Tarapacá se hicieron presentes y los hicieron retroceder. El Cnl. Pérez Tapia, del Tarapacá, altoparlante en mano conminaba, a quienes supuestamente aún se encontraban dentro del edificio, a entregarse bajo todas las garantías. Minutos más tarde el Gral. Joaquín Zenteno, reiteró el ultimátum de rendición a los parapetados a quienes les pidió que aborden los carros diplomáticos que supuestamente les esperan en la avenida 20 de Octubre; además ordenó el alejamiento de los blindados y el retiro de las tropas que ya se encontraba en el interior. Esto permitió el ingreso al monoblock de una comisión conformada por el Arzobispo de La Paz, personal diplomático, docentes y ex dirigentes de la Universidad, además de religiosos (entre lo que se encontraba Luis Espinal) quienes recorrieron el interior del edificio, constatando que no habían refugiados y menos armados. Al no encontrar nada, posteriormente se retiraron recomendando a los involucrados mantener la paz.
Pasado el mediodía, se retomó el bloqueo de la avenida Villazón y se convocó a una Asamblea docente estudiantil en el Paraninfo Universitario, donde ingresaban los universitarios identificándose con su carnet. (“Refriega de hoy causó dos muertos”, Última Hora (La Paz), 23 de agosto de 1971.) “Muchas decenas de universitarios […] estábamos frente al Monoblock… gritando […] los tanques todavía no habían llegado. Ese momento dicen: ‘Entraremos al Monoblock […] en el Paraninfo nos vamos a reunir para… planificar la defensa’“cuenta Ayala.
La Asamblea había resuelto que no se reconocerá ninguna autoridad que no surja de su seno, y por la libre determinación docente-estudiantil, de conformidad con la vigencia de la Autonomía Universitaria y el co-gobierno paritario, pidiendo también la libertad de los detenidos. El contenido de este Comunicado expone:
“1. Declarar que la autonomía universitaria constituye un principio básico de la vida institucional boliviana, sobre el que no se pude transigir.
2. La autonomía universitaria lograda a través de un acto democrático director en el referéndum de 1932 y plasmada en la Constitución Política del Estado es violada cuando el cambio de autoridades políticas del país determina el desconocimiento de las autoridades universitarias y cuando fuerzas armadas irrumpen en los predios y edificios universitarios.
3. La UMSA será intransigente en la defensa de la autonomía universitaria.
4. La Asamblea docente-estudiantil dispone que en tanto las autoridades surgidas de las elecciones de 1970 puedan ejercer sus funciones, o se constituyan las nuevas autoridades en el acto plebiscitario que se realizará próximamente, designa una directiva universitaria integrada por los decanos y delegados estudiantiles de las facultades más antiguas: Derecho, Medicina y Farmacia, que se encargarán de la conducción y administración de la universidad.
5. Solicitar del gobierno de la República el inmediato retiro de toda tropa y policía de los edificios y predios universitarios.
6. Demandar garantías y libertad para los docentes y estudiantes perseguidos y detenidos.
7. Ratificar su adhesión plena a los postulados de la revolución de 1970.
8. Declarar duelo universitario por los docentes y universitarios muertos en los últimos acontecimientos. La Paz. 23 de agosto de 1971.”
(Guillermo Lora, Bolivia: De la Asamblea Popular al golpe del 21 de agosto (s. l.: s. e.: 1972), 69-70,)
Pero después de iniciada la Asamblea, el ejército nuevamente rodeó el Monoblock con carros blindados y tropa, con el ultimátum de abandonar el edificio. Acá algunos del momento:
“[…] creíamos que desde los recintos del mismo, podríamos mantener una resistencia al golpe, cientos de estudiantes nos empezamos a organizar, pero lamentablemente a las pocas horas vimos como los tanques del ejército se apostaron frente al edificio, militares como paramilitares armados empezaron a disparar a los estudiantes que estábamos en los diferentes pisos. Cerramos la puerta principal para evitar su ingreso.” Lourdes Koya.
”[…] ese día, nefasto, cuando intervienen la UMSA con soldados […] yo veía pues los tanques, y a Reque Terán en la Arce, sobre un tanque, y el tanque subía… la Arce, nosotros estábamos con mi compañera viendo el Monoblock desde la acera del frente […] desde ahí veíamos y gritábamos [en] pro de la revolución en contra del golpe de Banzer y… alguien nos dice: ‘Están viniendo los tanques, nos van a…’ entonces empezamos a dispersarnos […] con ella me subí hasta la Plaza del Estudiante, y de ahí un poquito más lejos observamos como los tanques empezaron a enfilar hacia el Monoblock, en ese momento […] empiezan a […] posicionarse delante del Monoblock, un compañero mío, amigo mío, Adrián de la Torre… que vivía cerca corre al Monoblock […] está entrando al Paraninfo y le disparan en la espalda, le destrozan la espalda […] la primera víctima de… la intervención sobre la Universidad.”. Jaime Ayala.
Entre otras víctimas de la toma del Monoblock fueron reportados los universitarios: Adrián Torres, David Valencia, Virginia Bahoz, Héctor Martínez, Marcelo Estenssoro, Enrique Valda, Gonzalo Rocabado, Carlos Flores y Freddy Morales. Acá otro relato del deceso de Adrián de la Torre (Adrián De la Torre era un estudiante de arquitectura de familia cochabambina, cuya familia era muy amiga de la familia del Coronel Zenteno Anaya, hombre fuerte del gobierno intervencionista, y Comandante de una de las Unidades del ejército que atacó el edificio Monoblock el día 21. [Fuente: G. Gallardo, entrevista personal, Octubre de 2016.])
“Muchos universitarios corrían para buscar refugio dentro del edificio, mas las huestes de Banzer disparaban a matarlos, así vi, como a pocos pasos de puerta del edificio, acribillaron a balazos por la espalda a Adrián De La Torre estudiante de arquitectura Logramos arrastrarlo hasta el interior, pero murió debido a los varios impactos de bala que había sufrido.” Lourdes Koya.
El fuego duró unos 40 minutos, y la intervención se extendió hasta las 13:45 aproximadamente. Hasta que todos los ocupantes del edificio Monoblock son detenidos violentamente:
A fuerza de ametralladoras y gases lacrimógenos lograron ingresar al edificio buscando piso por piso a los estudiantes, golpeando y deteniendo a muchas universitarias y universitarios, trasladándoles luego en fila y con las manos detrás de la nuca hasta el Ministerio del Interior, que quedaba a pocas cuadras.” Lourdes Koya.
Una vez en su interior, se detuvo a todas las personas que aún ofrecían resistencia; algunos testigos sobrevivientes de esta toma, relataron que el edificio principal se convirtió en un pequeño campo de concentración, en el que las aulas sirvieron celdas y que inclusive se habló de fusilamientos sumarios […] Producto de este asalto y por decisión de la dictadura, la UMSA fue cerrada hasta el 5 de diciembre de 1971.” Olga Valverde.
“[…] ese mismo día y sacan a los estudiantes del Paraninfo y con las manos en la nuca los hacen bajar hacia el Ministerio del Interior en la Arce […] eso yo he visto todavía pero ya a buen recaudo, desde la Plaza del Estudiante […]” Jaime Ayala.
“[…] la intervención militar fue implacable […] Después de una amenaza, disparos y varios muertos, los universitarios sobrevivientes tuvieron que bajar por la Av. Arce, manos en la cabeza, rodeados de soldados y acompañados por tanquetas. Era el comienzo del fin de un proceso universitario que se había denominado revolucionario en abril de 1970…”. (Carlos D. Mesa Gisbert y Mario Espinoza Osorio, Documental Bolivia Siglo XX. Banzer. Las paradojas de la historia, documental, 72’, s. l., 2009.)
Dos aviones de la Fuerza Aérea sobrevolaron el Edificio Monoblock disparando ráfagas sobre éste, pero no se puede precisar si el ametrallamiento fue antes o después de su toma por el ejército. Valverde afirma lo primero: “[…] Inicialmente hubo un breve bombardeo aéreo, seguido de un intenso ametrallamiento hacia sus instalaciones, con una posterior incursión de tanques”, pero Ayala indica que el ametrallamiento fue un acto simbólico sobre el edificio ya vacío:
“[…] Yo pude observar de cerca […] el bombardeó, el ametrallamiento del Monoblock por el avión Mustang P-51 de la fuerza aérea, que disparó sobre el Monoblock como si fuera enemigo de guerra ¿no? lo dejó llenó de agujeros […] No hubo resistencia en el Monoblock, el avión Mustang P-51 bombardeó el Monoblock cuando estaba vacío, era un acto simbólico más que nada […]“ Jaime Ayala.
Después que los universitarios empezaron a salir con banderas blancas y manos en la nuca, probablemente fueron llevados al Estado Mayor. Testimonios anteriores señalaron al Ministerio del Interior en la Av. Arce:
“Alrededor de trescientos universitarios, entre hombres y mujeres, fueron conducidos entonces hasta un garaje de la calle Rosendo Gutierrez, tras el edificio del Ministerio del Interior, en calidad de detenidos. Se indicó que de allí pasaron, siempre con las manos a la nuca, hacia el cuartel de Miraflores atravesando el río. Esto último no pudo ser confirmado” (“Refriega de hoy causó dos muertos”, Última Hora (La Paz), 23 de agosto de 1971)
Algunos estudiantes se encontraban reunidos y expectantes del desenlace de la situación, tal fue el caso de la UPTK:
“Fue en ese lugar donde un compañero casi al anochecer, me entregó su mochila. […] Fui caminando por el zoológico hacia la calle Juan de la Riva, sin saber plenamente a donde dirigirme. Cuando estaba por la calle Potosí y Yanacocha se me ocurrió golpear la puerta de la UPTK. De pronto se presentaron unos policías que me detuvieron, (un capitán y dos guardias). Yo llevaba puesto un poncho largo, por debajo cargaba la mochila sin saber el contenido de la misma, que resultó ser un revolver y municiones.
Cuando el Capitán, sujetándome por las muñecas, me preguntó que hacía en el lugar, le contesté, que había bajado de El Alto a pie a cuidar a mi tía que estaba enferma y que era la portera de la UPTK. Me observaron con mucho cuidado, no me acuerdo que más me preguntaron, luego me soltaron. Una persona abrió la puerta y entré casi a punto de desmayarme por el miedo, el lugar estaba lleno de gente, algunos armados, todos eran estudiantes.” Marlene Vásquez. (Movimiento de Mujeres Libertad, Libres! Testimonio de mujeres víctimas de las dictaduras, 298.)
A pesar de que las noticias del golpe habían cundido aún se vivía un ambiente de incertidumbre en La Paz, mucha gente desconocía la magnitud de los enfrentamientos y fue tomada por sorpresa:
Yo recuerdo justamente en esta calle 6 de agosto, estar yendo al Monoblock y… un día corriente a pesar de que ya había las noticias del golpe, etc…. y por eso a mucha gente la tomó en calzoncillos, claro algunos estaban defendiendo realmente el Monoblock pero otros estaban eh…como quien asiste un día normal, yo recuerdo que… claro logramos escapar a… a tiempo pero fue un ataque terrible, terrible como si fuera realmente un bunker […] o sea consideraban que la UMSA era uno de los centros de…de la izquierda tan fuerte que […] que la bombardearon con la fuerza aérea y gente que estaba así en la 6 de agosto como un compañero de Derecho de apellido Rocabado, que no estaba mayormente metido murió ese día y luego toda la gente que estaba ahí la tomaron presa […] tal vez tenían noticias de que había una resistencia mayor de la que realmente había” Fernando Cajías. (F. Cajías, entrevista personal, Julio de 2014.)
En el caso de los dirigentes universitarios, dada su responsabilidad como cabeza de los Centros de Estudiantes “revolucionarios”, su actuación fue tan variada como desconcertante. Aquellos quienes pertenecían al ELN pues estaban en las trincheras de lucha, pero la gran mayoría aunque tuviere gran compromiso social e ideológico pues no tenían experiencia en combate, no habían recibido adiestramiento militar, y habían visto el accionar del ejército que actuó sin contemplaciones. Gastón Gallardo, entonces dirigente de Arquitectura, relata:
Me bajé caminando hasta IBEAS, donde estaba la Facultad de Arquitectura, había unos cinco u ocho […] compañeros, chicos chicas… en la puerta […] y cuando les dije. ‘Acabo de ver […] hay cuatro nidos de ametralladora, nos van a hacer pelota, yo no estoy de acuerdo con que nos sacrifiquemos así tontamente’, saltó uno: el famoso Almanegra y me dice: ‘Nosotros no te hemos elegido para que nos desmovilices sino para que nos conduzcas en el combate’”. Gastón Gallardo (G. Gallardo, entrevista personal, Octubre de 2016.)
En ese momento el ejército ya estaba atacando la Universidad, Gallardo les dijo que no se metería al combate y los invitó a acompañarlo al velorio del padre Lefevbre que había sido asesinado en la mañana supuestamente por un francotirador.
EL DESENLACE: ¡NO HABÍA NADA QUÉ HACER!
En esos momentos es que se define la situación, debe ser las cinco […] cuatro de la tarde cuando el Tarapacá empieza a bajar… de la Ceja… […]”, recuerda Ayala. Pero, ¿cómo habían logrado tales tanques pasar las combativas villas paceñas y llegar al centro? Veamos ese detalle:
“[…] la cosa no se definía en La Paz […] casualmente uno de mis tíos era Comandante del Tarapacá […] Y, verdad el Tarapacá no se definía a favor del golpe o en contra del golpe no se sabía si estaba defendiendo a Jota… Torres. Yo lo conozco a este mi tío, Ortuste apellida […] y sucede lo siguiente: él baja con los tanques, tanquetas […] a la ciudad de La Paz, haciendo creer que estaba viniendo a defender al régimen… de Torres, para que lo dejen pasar por las villas […] ‘Estanos viniendo a defender al jota jotita’, etc. ¿no? decían los soldados, y por eso les permiten entrar y sin embargo estaban viviendo a apoyar el golpe de Banzer, desde aquí o sea a tomar el Palacio y otras instalaciones […]“ Jaime Ayala. (J. Ayala, entrevista personal, Noviembre de 2016)
Al finalizar la tarde, cuando los tanques y carros de asalto del Regimiento Tarapacá se acercaban a Palacio de Gobierno, el presidente Torres decide abandonarlo, eran aproximadamente las 20:45. Caía la noche sobre la resistencia:
“[…] En la Pinilla frente al garaje de la Power estaba Juan Lechín con un abrigo plomo que le llegaba hasta los tobillos, instruyendo que se preparen bazucas artesanales para hacer frente a los carros del Tarapacá, que estaban por llegar a la plaza Murillo. Él estaba con un guardaespaldas que manejaba una M1, al poco rato indicó que todo estaba perdido y que nos desbandemos, no quedó más que irnos […].” Gonzalo Nigoević Heredia. (Nigoević, “Mauricio Lefebvre, 21 de agosto 1971”.)
Mujeres y hombres del ELN, junto a obreros y otros civiles, poco pudieron hacer ante el avance de los motorizados que después de burlar los lugares de resistencia civil, pasaron por la plaza del estadio y llegaron al Cuartel de Miraflores:
“[…] a escasos cincuenta metros de la plaza del estadio surgió la sombra de un carro de asalto, sin oruga, con un potente reflector que alumbraba directamente a los últimos grupos que permanecían en la plaza. Un altavoz que lúgubremente repetía: ’....diez minutos para alejarse de la plaza.... cinco minutos para dispersarse.... ’, ’ tres minutos para despejar las calles.... ’” (Echazú, “Ascenso del fascismo y la resistencia popular del 19 al 21 de agosto de 1971”.)
“Al anochecer y en su recorrido de muerte llegaron los tanques a la plaza del estadio de Miraflores, entrando triunfantes al Cuartel General; impotentes presenciábamos como el golpe fascista una vez más se imponía y acababa con las esperanzas de un pueblo valeroso.” Lourdes Koya C. (Movimiento de Mujeres Libertad, Libres! Testimonio de mujeres víctimas de las dictaduras, 173-4)
En la noche, estaba ya declarada la huelga general y la movilización popular. Pero la suerte ya estaba echada:
A las siete y media, decidí abandonar la zona de combate debido la derrota inminente. Tiré el arma, me saqué el brazalete y comencé a caminar sin rumbo, no sabía a dónde dirigirme, llegué a la calle Corrales esquina Illimani […] A las ocho de la noche la radio Illimani a cargo del compañero Jorge Mansilla, ante la presencia de los tanques, con dramáticas frases se despidió dando por terminada la transmisión. […] La radio Batallón Colorados, emisora del Ejército, informaba que estaban siendo silenciadas algunos focos de resistencia en las zonas populares, mientras que en Miraflores, los disparos eran muy esporádicos.” Walter Vásquez. (Vásquez, Memorias, 175.)
“Andrés Soliz, el último [de radio Illimani] en dirigir la palabra, dijo: ‘Parece que se aproximan los tanques, ésta la última palabra, nos vamos a la lucha’. La emisora siguió con música y paulatinamente enmudecieron las demás emisoras de la ‘cadena revolucionaria’.” (“Asumió el poder una alianza civil-militar nacionalista”, Última Hora (La Paz), 23 de agosto de 1971.)
Se escucharon escaramuzas hasta las 22 horas, en Villa Armonía seguía la refriega. Jorge Echazú cuenta que en las inmediaciones del Cuartel grupos de jóvenes cooperaban en diversas formas a los combatientes populares:
“En las primeras horas de la noche, patrullas del ejército comenzaron a salir del cuartel [de Miraflores] en forma sigilosa para sorprender a los atacantes. Una de esas patrullas logró apresar algunos niños que distribuían municiones entre los revolucionarios. El grupo de muchachos fue introducido al cuartel y comenzó el martirio de los jóvenes. Fueron obligados a marchar de cuclillas y después de ser golpeados salvajemente fueron asesinados a sangre fría y con disparos a quemarropa. Solamente hemos podido recoger el nombre de uno de ellos: Vladimiro Reynaga Barriga, hijo y camarada de lucha de un consecuente revolucionario que persiste en la lucha.” (8 Echazú, “Ascenso del fascismo y la resistencia popular del 19 al 21 de agosto de 1971”)
Poco a poco y hasta el amanecer todos los reductos fueron silenciados. La rebelión había tardado dos días en controlar la ciudad de La Paz, por la indecisión del Alto Mando Militar, por la abstención de la Fuerza Aérea de dar su apoyo a los rebeldes hasta el último momento, por la férrea resistencia civil y la escasa resistencia militar. Las unidades del Regimiento Andino enviadas por Torres a apoyar a los mineros de Oruro, llegaron a aquella ciudad y terminaron acordando con sus camaradas rebeldes489 esperar a que los acontecimientos se definieran mejor.490 Además, el Regimiento Toledo de Viacha, a cargo del Cnel. Luis Quiroga Prada, que también por órdenes de Torres avanzaba sobre Oruro, decidió retornar a La Paz para plegarse al golpe.491 Al respecto, el Gral. y ex presidente David Padilla Arancibia quien entonces fungía como Comandante del Regimiento Ranger de Challapata, afirma que se tenía conocimiento de “un plan denominado ‘Aguilita Voladora’ o ’Cienpies’ que consistía en el avance simultaneo de fuerzas de La Paz y de los centros mineros hacia Oruro”, lo que no se materializó.492 Y así las guarniciones militares del interior participaron gradualmente en el golpe. Y como ya vimos, el único regimiento que estuvo con Torres hasta el final fue el de los Colorados, a la cabeza del Mayor Rubén Sánchez.
Años después, Mario Gutiérrez reconoció que por discrepancias políticas en el seno de su propio partido, había resuelto pactar con la alta dirección movimientista en entrevistas clandestinas que sostuvo con Serrate Reich, Chávez Ortíz, Escobar, Raúl Lema y otros dirigentes del MNR. Además, afirma haber consultado a Carlos Valverde Barbery que se encontraba en Lima, quien le dio el visto bueno para nombrar a Bánzer como futuro Presidente de Bolivia. Ese histórico abrazo de los otrora enemigos de la década del 50, provocó gran malestar en filas falangistas, quienes recordaron la persecución, los exilios, los muertos y los mártires de 1959, finalmente estos disidentes conformaron la Comunidad Demócrata Cristiana. (Gamarra, La Paz. Estudio e interpretación de su historia, 303.)
EL RECUENTO DE LOS DAÑOS
Intensa había sido la resistencia en La Paz, el edificio Monoblock de la UMSA se convirtió en un fuerte que solo pudo ser reducido por la fuerza de las armas. En las primeras horas del domingo 22 el Monoblock fue ocupado militarmente, afirmando que en su interior aún quedaban una veintena de estudiantes armados.495 E inicio el trágico recuento, veamos el siguiente testimonio:
En la mañana del 22 de agosto […] fuimos a la morgue, vimos los cadáveres y de nuestro amigo del ELN con un orifico en la sien, de niños y otros; por lo cual decidimos ir a la ‘U‘, pero al pasar por el Laikacota subimos a esa y observamos restos de masa encefálica y vimos salir a los universitarios con las manos en alto, rodeados por soldados y carros de asalto”. Gonzalo Nigoević Heredia. (Nigoević, “Mauricio Lefebvre, 21 de agosto 1971”.)
Hasta entonces, la cuenta sangrienta de los caídos ya era terrible. Marlene Vásquez, que buscaba a un compañero en la morgue, cuenta: “[El domingo] me encontré a un amigo de la Policía Militar, que estaba de guardia. Le pregunté si había traído cuerpos de civiles […] con señas me indicó que fuera a mirar a la capilla donde había muchos cuerpos de soldados, oficiales y civiles muertos, todos amontonados.” Finalmente encontró a su compañero en la morgue.
Muchos universitarios detenidos día anterior habían sido llevados al Cuartel de Viacha:
“[…] empezamos a buscar a los amigos, me contaron que los habían apresado en la universidad y llevado al cuartel de Viacha. Se movilizaron muchas personas buscando a sus parientes, de esa forma me enteré que muchos compañeros de la UPTK habían sido llevados a Viacha.” Marlene Vásquez. (Movimiento de Mujeres Libertad, Libres! Testimonio de mujeres víctimas de las dictaduras, 299.)
El martes 24 la situación de la UMSA fue incierta, continuaba el cerco blindado y de efectivos militares desde el mediodía de ayer. Ya se había puesto en libertad a cincuenta universitarios a medianoche, pero más de doscientos continuaban detenidos y sus familiares procuraban contactarlos.
El miércoles 25, el nuevo Subsecretario del Interior Juan Antonio Elías, manifestaba:
“[…] el edificio principal de San Andrés se halla discretamente vigilado por fuerzas del ejército, a fin de evitar turbamultas y otros desmanes que se hicieron práctica en los últimos tiempos. En el interior parecería que aún permanecen algunas personas dispuestas a crear situaciones desfavorables al nuevo gobierno y son quienes provocaron las situaciones del lunes donde se derramó inútilmente nueva sangre”. Juan Antonio Elías, Subsecretario del Interior de Hugo Banzer. (“Numeroso universitarios salieron hoy en libertad”, Última Hora (La Paz), 25 de agosto de 1971.)
Exteriorizaba la preocupación del gobierno por lo que él llamó: la obstinación de cierto sector universitario, el que se resistía a aceptar el nuevo orden. Agregó que estaban siendo liberados los universitarios que estaban detenidos en el Cuartel de Viacha, y que no tenían antecedentes políticos, puesto que “habían sido influenciados por los extremistas”.
Además, informó que se estaban tomando las medidas para atender a los universitarios comensales que quedaron sin este servicio básico. La Cruz Roja Boliviana en coordinación a las brigadas de scouts, había logrado ubicar a 200 comensales universitarios en diferentes restaurantes y casas particulares, pero los restantes 470 aún quedaban sin atención.

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