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JUANA DELGADO, TESTIGO DEL COLGAMIENTO DEL PRESIDENTE GUALBERTO VILLARROEL


Por: Jaqueline Vinoya Rocabado / El Fulgor.com – Enero de 2020. // Disponible en: https://elfulgor.com/nota/5e1caf8ac44c3/juana-delgado-testigo-del-colgamiento-del-presidente-gualberto-villarroel // Foto: Juana Delgado (El Fulgor.com)

Era domingo, pero ella no recuerda la fecha, solo el año, 1946. Entonces las imágenes se le vienen a la memoria y cuenta que aquella mañana del 21 de Julio de 1946, vio a dos personas arrastrar el cuerpo moribundo de un hombre, en plena plaza Murillo. No sabía quién era, solo que los ojos con los que cruzó su mirada, eran los más hermosos que había visto en toda su vida.
“Tenía ojos verdes, era un señor muy hermoso, tenía un bello rostro ese caballero. Yo con mis 11 años solo le miraba sus ojitos, hasta ahora tengo sus ojos en mi memoria, pero qué dolorosa era su mirada”, cuenta, con tristeza, Juana, testigo que presenció el colgamiento del presidente Gualberto Villarroel, aquel trágico martes, 21 de julio, hace 74 años.
Gualberto Villarroel, militar cochabambino, asumió el mando de Bolivia en diciembre de 1943, a sus 35 años, después de liderar un golpe de estado contra su predecesor el presidente Enrique Peñaranda, convirtiéndose en presidente de facto número 39 de la República de Bolivia, el 20 de diciembre de 1943.
Su mirada vivaz y su suave voz, reflejan su cálida personalidad. Juana Delgado, viuda de Deza es madre de 4 hijos, 3 varones y una mujer, y entonces ella también recuerda a su mamá, Bertha, a quien acompañó a trabajar esa mañana cuando era pequeña. “Mi mamá hacía limpieza en un ministerio que estaba en la Plaza Murillo, ella amontonaba la basura y yo le ayudaba a subir al camión de basura”, recuerda.
Ese día, sus cortos 11 años y su pequeña estatura la ayudaron a meterse entre la turba y ver cómo arrastraron el cuerpo golpeado y ensangrentado del, entonces, presidente Villarroel desde la puerta del Palacio de Gobierno hasta un poste del kilómetro cero, donde según Juana lo hicieron arrodillar, le pusieron una gruesa soga al cuello y lo colgaron. Afirmación, que contradice, la historia oficial que dice que Villarroel fue torturado, echado del balcón y ya muero colgado de uno de los faroles que alumbran Plaza Murillo.

“LO HICIERON ARRODILLAR Y LE PUSIERON UNA SOGA EN EL CUELLO”

Su sencillo vestir reflejan la humildad de su origen, y sus canas los años que han pasado sin pausa, esos años que no han borrado su memoria. La encontramos por casualidad en la reunión de todos los domingos con sus compañeros de la tercera edad en un centro vecinal, del barrio Pedro Domingo Murillo de El Alto, donde vive hace muchos años.
Nadie sospechó los recuerdos que guardan en su memoria, pero como no tiene nada que esconder comparte esta impresionante historia con unos jóvenes, que los fueron a visitar. Y mientras ellos escuchan con atención la historia inesperada, ella continúa... 
“Así me acuerdo, que lo han hecho arrodillar y yo lo he visto, tenía 10 o 12 años, he ido y le (he) mirado, llorando le miré, que bellos ojos tenía, entonces han venido dos hombres lo ataron con una cuerda y lo colgaron en el poste, ahí lo han colgado”, afirma muy segura.
Al momento su voz se torna tristona, cuando menciona que sin motivo alguno los hombres y mujeres que presenciaban la escena punzaban y golpeaban el cuerpo ya colgado de Villarroel, el presidente de Bolivia que ella no conocía.
“Yo no sabía que era nuestro presidente, así lo han colgado a Gualberto Villarroel, y la gente y los soldados hablaban en su contra, nadie lo defendía, parecía que todo el mundo estaba en contra de él”, menciona, Juana, quien no pudo terminar la escuela porque su familia no tenía recursos económicos, razón por la cual ella sólo cursó hasta 3ro básico.
Sin perder de vista que ella fue un testigo presencial de una de las facetas más condenables de la historia de Bolivia, contextualiza sus recuerdos con conocimientos aprendidos años después. Entonces repite la frase más conocida de Villarroel “yo no soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres” y dice “creo que era socialista”.

EL TENIENTE QUE LLEGÓ A PRESIDENTE

Como militar salido del Colegio Militar con el grado de Teniente Gualberto Villarroel peleó en la Guerra del Chaco, estuvo presente en la batalla de Cañada Strongest y también defendió las líneas bolivianas en Villamontes.
Años después fue líder de su partido político Razón de Patria (RADEPA), que más adelante se alió con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), un partido que siempre peleó por estar en el poder.
Según la página, historias-bolivia.blogspot.com, paralelo al gobierno de Villarroel (1943–1946) se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial y Estados Unidos negó su apoyo al gobierno de facto y por el contrario lo declaró "pro nazi" debido a las influencias de los ideólogos, Carlos Montenegro y Augusto Céspedes, quienes saldrían del MNR y del gobierno del militar.
La misma página revela que en su gobierno se tomaron algunas decisiones importantes, como la aprobación de la construcción del oleoducto Camiri – Cochabamba y la construcción de la primera refinería en Valle Hermoso de Cochabamba, que fue quizás uno de sus más grandes logros, infraestructura que actualmente lleva su nombre.
Asimismo, se pondera que en su gobierno se reconoció el fuero sindical y el retiro voluntario con indemnización, además de que bajo su mando se creó la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (Fstmb), en un congreso realizado en Huanuni del 3 al 5 de junio de 1944.
Un año después, tras una reunión con sectores indígenas, Villarroel anuló el pongueaje, que era el servicio gratuito y obligatorio de trabajo del colono a favor del hacendado y también eliminó el mitaje y cualquier sistema esclavista que estaba vigente en el país. Se autorizó que los campesinos puedan caminar por las calles de las ciudades, aspecto que era restringido hasta ese entonces.
Sin embargo, en su gobierno también se suscitaron varios hechos nefastos como los asesinatos de Chuspipata en 1944, debido a las ideas radicales de las logias militares que fueron parte de Radepa. Cuatro dirigentes socialistas fueron asesinados y luego despeñados. Ellos fueron: Félix Capriles, Luis Calvo, Carlos Salinas Aramayo y Rubén Terrazas. Según la página web, esos asesinatos fueron el inicio del fin de Villarroel porque fueron rechazados por la población boliviana.

“NO DIGAS NADA, ME PUEDEN VOTAR DEL TRABAJO”

Después de ese triste suceso, la mamá Bertha le advirtió que no dijera nada porque pondría en riesgo su trabajo, por lo que ella guardó silencio durante muchos años.
74 años han pasado, pero ella nunca olvidó los ojos verdes que cruzaron su mirada aquel día en que los bolivianos retrocedieron muchos años al colgar al presidente Gualberto Villarroel.
Los restos de Gualberto Villarroel están enterrados en el Cementerio General de Cochabamba. En la ciudad de La Paz, la Plaza Villarroel, en la zona de Miraflores lleva su nombre, en la misma se encuentra el Monumento a la Revolución que exhibe un cenotafio en su honor junto al de German Busch y dos urnas con los restos de Juan José Torres y Juan Lechín Oquendo.

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