Historias de Bolivia, Archivos Históricos.- Sitio dedicado a la recolección de notas periodísticas, revistas, libros, fotografías, postales, litografías, investigaciones, curiosidades, etc., etc. Todo lo relacionado con la historia de nuestra patria Bolivia. (Historia de Bolivia).

PAUCARPATA: ¿SIEMPRE VENCEDORES, NUNCA VENCIDOS? (Guerra contra el Perú)


 Por E. Jorge Abastoflor Frey / 15 de noviembre de 2019.

Es 15 de noviembre de 1837 al mediodía. La artillería boliviana bombardea con furia de hierro incandescente las afueras de la ciudad de Arequipa; lo ha estado haciendo desde la pasada jornada de 14 de noviembre sin descanso (Sánchez Guzmán). Dentro de la ciudad, parapetado, se encuentra el Ejército Restaurador; una fuerza militar chileno-peruana que ha venido a destruir la Confederación Boliviano Peruana.
El Mariscal Andrés de Santa Cruz quiere doblegar la voluntad de lucha del Ejército Restaurador y la de su Comandante, el afamado Almirante Manuel Blanco Encalada; quien había sido el artífice de la Escuadra naval chilena y ostentaba el honor de ser el Primer Presidente de la República de Chile.
Pero Santa Cruz no puede hacer otra cosa que bombardear los puestos avanzados de los “restauradores”; porque disparar contra la ciudad significaría herir a la población peruana y destruir el vínculo de confianza que Santa Cruz desea construir entre bolivianos y peruanos. Pero con cada minuto que pasa se hace inevitable para Santa Cruz dar la orden de atacar las posiciones enemigas en Arequipa, lo que inevitablemente producirá la sangría de su Ejército en el combate calle por calle, y un daño irreparable a la población civil.
El Ejército Restaurador había zarpado de Valparaíso el 11 de septiembre de 1837 y en su avance causó severos daños en los puertos de Cobija, Iquique y Arica, entre el 24 y el 25 de septiembre. El día 29 de septiembre había desembarcado en el Puerto de Islay, desde donde Blanco Encalada se lanzó a conquistar la ciudad de Arequipa. (Díaz Arguedas)
El objetivo de Blanco Encalada era dominar el centro geográfico de la Confederación porque estaba seguro de que las fuerzas militares comandadas por Santa Cruz estaban divididas en dos partes; ambas cubriendo los extremos de la Confederación. El comandante chileno sabía que Lima, en el norte, había sido reforzada; y que la Confederación Argentina, en el sur, había declarado la guerra a Bolivia, lo que obligó a Santa Cruz a desplazar parte de sus tropas hasta dicha frontera. ¡La región central es vulnerable! Concluye Blanco Encalada.
Además, los Generales peruanos que le acompañaban le aseguraron al Comandante chileno que en Arequipa recibirían todo el apoyo necesario en tropas y recursos; de modo que llegar a Arequipa representaba, prácticamente, lograr la victoria. Así pensaba el Estado Mayor del Ejército Restaurador.
La avanzada “restauradora”, al mando del General peruano Castilla, encontró oposición de montoneras peruanas en su marcha hacia Arequipa; pero Blanco Encalada insistió en avanzar barriendo la resistencia que se encontrara a su paso. Todo estaba claro en la mente del estratega chileno: desde Arequipa podría lanzar una campaña sobre Lima en el norte o, en su defecto, ejecutar una incursión sobre el Puerto de Puno, que es la antesala de Bolivia.
Ante la aproximación del Ejército Restaurador, la guarnición peruana de Arequipa al mando del General Blas Cerdeña, abandonó la ciudad sin ofrecer resistencia al invasor. Blanco Encalada sentía que todo estaba marchando de maravilla. Sus fáciles victorias sobre las montoneras peruanas y el retiro de las tropas que guarnecían Arequipa, incrementaban su confianza en el éxito de la campaña.
El día 12 de octubre el Ejército Restaurador ocupó Arequipa y el General peruano Antonio Gutiérrez De La Fuente se proclamó Jefe Supremo de la República del Perú, con el respaldo de los invasores chilenos. La victoria de los “restauradores” parecía asegurada.
Lo que Blanco Encalada no sabía, como todos los miembros de su Estado Mayor, era que Andrés de Santa Cruz había terminado de reorganizar sus Fuerzas Armadas. El dispositivo miliar terrestre de la Confederación ahora estaba compuesto por tres Ejércitos: El Ejército del Norte, acantonado en la región de Lima; el Ejército del Sur, con base de operaciones en la ciudad de Tupiza; y el Ejército del Centro, guarneciendo la región comprendida entre Puno y La Paz.
Estando ya en Arequipa, Blanco Encalada no recibió ni el apoyo ni la adhesión de la población. Todo lo contrario, cada día que pasaba parecía crecer el rechazo de la gente. Su situación era cada vez más difícil con cada día que pasaba. Pero lo más grave recién está por suceder.
Blanco Encalada no se había percatado de los movimientos que realizaba Andrés de Santa Cruz desde que conoció de la invasión del Ejército Restaurador; pero las malas noticias que traían sus exploradores, se sucedían en cascada al comenzar la segunda semana de noviembre. Primero llegó el informe de que Andrés de Santa Cruz tenía un Ejército con 5.000 efectivos en la localidad de Puquina, desde el 05 de noviembre; en aquella región donde se suponía que no existía un Ejército de la Confederación. Después le advirtieron que una División, al mando del General Vigil, había llegado desde Lima hasta la localidad de Quilca, cortando la comunicación del Ejército Restaurador con su Escuadra Naval. Por último, la pasada jornada de 14 de noviembre, el Ejército de Santa Cruz, había llegado a las proximidades de Arequipa, tomando posición en las alturas de Paucarpata. (Díaz Arguedas)
El Comandante chileno cada vez tiene menos opciones. Blanco Encalada intentó hacer valer la posición estratégica que ocupaba en Arequipa, tratando de imponer las condiciones que el Gobierno chileno exigía; pero las negociaciones, lógicamente, fracasaron. Hoy, 15 de noviembre, envió un emisario a Santa Cruz proponiendo dirimir la situación en un combate, al estilo medieval, entre 800 hombres escogidos del Ejército Restaurador y una cantidad igual del Ejército del Centro, pero la propuesta fue rechazada por Santa Cruz (Parkerson).
Se va acabando el 15 de noviembre y con el día también se termina el tiempo del renombrado Blanco Encalada, Comandante del Ejército Restaurador chileno-peruano, creador de la escuadra naval chilena y primer Presidente de la República de Chile.
A Blanco Encalada le habían enseñado que los Ejércitos chilenos eran especiales: ¡Siempre vencedores, nunca vencidos!
…Pero ahora todo era diferente. La Campaña estaba perdida.
Sólo quedaba una cosa por hacer: Capitular

---------------------------
Cuadro: Almirante Manuel Blanco Encalada vía LHistoria.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Historias de Bolivia. Con la tecnología de Blogger.