Por: Fernando Chuquimia Bonifáz - Historiador, docente
titular en la Universidad Mayor de San Andrés / Este artículo fue publicado en
la REVISTA DE LA BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓTICO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA
PLURINACIONAL, Abril de 2014.
Angel Castro Bozo, destacado economista, de vasta
trayectoria en la administración pública, acaba de publicar una obra
fundamental para comprender la historia económica de Bolivia. Su obra Santa
Cruz, la mayor inversión boliviana (1825-2000), fue publicada por el Centro de
Estudios para la América Andina y Amazónica a fines del 2013.
Para comprender la nueva realidad cruceña se debe partir,
ciertamente, de la constatación que hoy, esta región oriental, su Departamento
y su ciudad capital, tienen el mayor índice de desarrollo demográfico; además,
es considerada el centro económico e industrial más importante del país.
En el orden político, es notable la presencia de una
oligarquía conservadora que detenta el poder político-regional. Intentar
explicar esa nueva realidad buscando las causas de su gestación y origen, es lo
que precisamente pretende el estudio de Angel Castro Bozo; este trabajo de
largo aliento es un excelente aporte a la historia económica regional del país.
En el primer Capítulo se realiza una contextualización del proceso colonial de
esta región, se debe destacar en el enfoque que plantea el autor, la raíz judía
de la herencia de la sociedad cruceña, aspecto que, según se afirma en el
texto, tiene, en pleno siglo XXI, un sentimiento de reconocimiento de esas
raíces y que podría explicar, sin duda, las características peculiares de la
formación social cruceña.
Aunque el proceso colonial no es el tema central de la obra,
es importante mencionar que existen estudios como el de Pilar García Jordán, historiadora
española, quien plantea que hacia finales del s. XVIII se realizó el sueño
ilustrado de incorporar una vasta región, que denomina los Orientes, al Estado
Colonial a través de una estrecha colaboración entre las autoridades políticas
y religiosas, las cuales impusieron criterios definidos de “civilización” sobre
pautas de vida consideradas “salvajes”. Asimismo, los Orientes bolivianos, se
hicieron plenamente visibles desde mediados del s. XIX, pero la
“nacionalización” del área debió esperar el fin de la centuria para ver
cristalizados los “instrumentos de bolivianización”, es decir, la construcción
de fortines y la instalación de importantes misiones religiosas. En definitiva,
no puede ser menos importante el proceso colonial del oriente boliviano. En el
Capítulo 2 del texto se realiza un recuento de los primeros 100 años de la
República, sobre la base de una rica información estadística de los
Presupuestos Generales de la Nación (serie documental revisada y estudiada en
su totalidad), Memorias oficiales, balances, censos, se reconstruye un panorama
del desarrollo de la industria de la goma, propiedades hacendarias y ganadería,
la industria y el comercio, la vinculación del Oriente y el Occidente, las
obras públicas y las comunicaciones.
Como conclusión de ese análisis de los primeros 100 años de
vida de la vieja república, el autor concluye, no sin equivocación, que Santa
Cruz no ha sido una región olvidada, como alguna corriente de opinión sostiene,
recibió un mejor trato que los otros departamentos del país en los ámbitos de
la educación, se concluye que la elite no tuvo capacidad, a pesar de contar con
suficientes recursos económicos especialmente durante el auge de la goma, estas
elites hicieron muy poco o nada por el desarrollo económico regional. El
Capítulo 3, analiza la construcción de la Infraestructura, 1925-1952, sobre la
base del análisis de los presupuestos y el rol que cumplieron los viejos
Tesoros Departamentales, la recaudación de los impuestos durante los años de
1929 al 1932, mientras el aporte de Santa Cruz alcanzaba a un 4%, La Paz cubría
un 36% del total nacional.
Santa Cruz no tuvo una tradición tributaria al Estado, el
autor recuerda que en la época colonial estaba exenta del pago de tributos a la
Corona española, como premio por preservar la frontera colonial hispana frente
al imperio lusitano, se generó una mentalidad colonial de la elite que seguía
creyendo que no tenía que contribuir o aportar con algo al Estado y que más
bien el Estado debía proveerle de todos los medios necesarios para su
supervivencia.
En cuanto a la guerra del Chaco, el autor concluye que el
Departamento de Santa Cruz ha obtenido los mayores beneficios de la guerra, es
el caso de la producción agropecuaria que hacia 1934 cubría el 55% de las
necesidades del Ejército. Hay también otro hecho destacado por el autor y es el
referido a la producción de la goma donde se manifestaron intereses no sólo
locales sino incluso de los países involucrados en la II Guerra mundial.
Hay una “misión” norteamericana que el autor menciona de
manera particular, aunque no en la importancia que ésta tuvo en el desarrollo
económico de la cruceñidad, es la Misión Bohan; en relación al informe de esta
misión, Luis Oporto Ordoñez, en un artículo publicado en la prensa local,
sostiene que se trata de: El Informe Bohan (1942), un raro y valioso ejemplar,
el mismo que se halla aquí en el Archivo y Biblioteca de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, el título original de este valioso documento es:
Informe de la Misión Económica de los Estados Unidos a Bolivia presidida por
Mervin L. Bohan. Como señala Oporto, este es un Informe frecuentemente citado
en estudios de historia económica de Bolivia en General y de Santa Cruz en
particular, de su ejecución se encargó, como no pudo ser de otra manera, el
Gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario.
El Plan del Informe Bohan facilitó la Marcha al Oriente y
con ello transformó la economía del Departamento de Santa Cruz que hacia 1950
alcanzaba el 6% de la producción boliviana, con una población de 417.000
habitantes. Hoy la realidad de esta región ha cambiado considerablemente, sus
niveles de producción representan más del 28% del PIB nacional; ocupa el primer
lugar la población del municipio de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, tiene
un ingreso per-cápita de más de $us 2000. Lo que no puede desmentirse es que,
el financiamiento de la ejecución del Plan Bohan fue pagado con los recursos
generados por la minería estatal. La misión Bohan diseñó un plan económico cuya
importancia radicó en que se trató de la primera propuesta seria de
diversificación económica.
La realidad de un país dependiente de la minería del estaño,
la vulnerabilidad de nuestra economía de los fluctuantes precios
internacionales, exigía una respuesta que Bohan planteaba en la
diversificación, apoyándose en el desarrollo intensivo del agro. Un mérito de
la propuesta es haber señalado a Santa Cruz como la región con mayor
potencialidad de crecimiento económico. El plan estableció áreas de producción,
productos agrícolas de consumo básico y la necesidad de una infraestructura de
comunicaciones que debía comenzar por la construcción de la carretera
Cochabamba-Santa Cruz. Como resultado de la misión Bohan, el gobierno creó en
1942 la Corporación Boliviana de Fomento (CBF), la misma que fue liquidada por
el neoliberalismo; el objetivo de esta Corporación era impulsar el desarrollo
agroindustrial del país, que incluía la construcción de ingenios azucareros.
Creó el Banco Agrícola para abrir una línea de crédito a un potencial sector
agroindustrial, los mismos que fueron beneficiarios y causantes de la quiebra
de esta entidad financiera. El capítulo cuarto de la obra, analiza el proceso
del desarrollo económico de Santa Cruz, en el contexto de 1952 al 2000, del
conjunto de elementos planteados por el autor, destacaríamos los siguientes:
1. El gobierno emenerrista impulsó desde la llamada
revolución nacional del 52 el desarrollo demográfico. En el transcurso de 50
años la población creció de 250.000 a más de 2.000.000 de habitantes, como señala
el autor, esta inmensa masa de gente, estuvo constituida por contingentes de
consumidores, proveedores de diversos géneros de mano de obra, especializada o
no, productores de diversa magnitud y ramo de actividad, inversionistas,
profesionales, o simplemente inmigrantes, son estos los que lograron mayormente
el gran desarrollo económico de Santa Cruz, también debe destacarse la
inmigración extranjera de japoneses y menonitas vinculados a la gran producción
agrícola.
2. En el impacto de la deuda externa, el autor demuestra que
la mayor parte de estos créditos tuvieron como destino final diversos proyectos
que se ejecutaron en Santa Cruz. No hubo coyuntura tan favorable como la que
significó el septenio banzerista, de 667 millones de dólares al final de 1970
la deuda externa creció hasta 3.102 millones de dólares, indudablemente, la mayor
cantidad de esa deuda fue a parar al Departamento de Santa Cruz.
3. En la quiebra de los bancos estatales y privados, cuyos
costos de la quiebra indudablemente los asume el Estado, como señala el autor,
la naciente burguesía agro industrial y los terratenientes fueron los directos
beneficiarios de los créditos que obtuvieron; hubo una conducta dolosa, así lo
demuestra Ángel Castro, cuando analiza las indulgencias de la dictadura
banzerista para con la nueva burguesía asentada en Santa Cruz. Un hecho que se
destaca es la deuda de SOBOCE, cuyo propietario es un conocido dirigente
político, esta empresa habría contraído una deuda de más 18 millones de dólares
del Banco del Estado, Banco que terminó siendo liquidado y sus deudas asumidas
por el Estado. Como señala el autor, los créditos de fomento agrícola tuvieron
otros fines completamente ajenos e improductivos, tales como la compra de
mansiones y vehículos de lujo, viajes de placer, la “buena vida” y el jolgorio
de esa naciente “burguesía” que ni por asomo pensó que aquellos dineros que
tenían en sus manos no eran propios sino del Estado boliviano; respaldaron esa
dolosa práctica todos los gobiernos desde la dictadura hasta los neoliberales.
4.El narcotráfico, como señala el autor, empezó a gestarse
en gran escala a partir de la dictadura banzerista, se afirma en el texto que
la explosiva expansión de la economía cruceña ha tenido, sin duda, también en
el narcotráfico una de sus principales fuentes de financiamiento, en una
especie de simbiosis algunos emprendedores agropecuarios del Oriente boliviano
le permitieron al narcotráfico poseer u ocupar grandes extensiones de tierras
para el libre desenvolvimiento de sus operaciones, asimismo, mediante
actividades supuestamente normales, les prestaron una especie de cobertura
legal para sus actividades ilícitas, principalmente del lavado de los narco
dólares. Debemos coincidir con el autor cuando afirma acertadamente que Santa
Cruz fue, efectivamente, la mayor inversión de Bolivia, pero una inversión que
generó, además, como lo señalara el desparecido dirigente socialista Marcelo
Quiroga Santa Cruz, a una burguesía parasitaria, sin patria que defender. Es
importante destacar que la edición de Santa Cruz, la mayor inversión boliviana,
1825-2000, se enmarca en el plan del “Pasanaku” Editorial promovido por el Centro
de Estudios para la América Andina y Amazónica (CEPAAA), entidad integrada por
historiadores bolivianos.
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