Por: Leslie Quiroz Rocha / Publicado en La Patria el 7 de de
febrero de 2010.
La Real Villa de San Felipe de Austria permitió generar un
contexto especial, antes, durante y después del 10 de febrero de 1781, cuando
Sebastián Pagador lanza la siguiente proclama: "Amigos, paisanos y
compañeros: Estad. ciertos que se intenta la más aleve traición contra
nosotros por los chapetones; esta noticia acaba de comunicárseme por mi hija;
en ninguna ocasión podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor a la
patria: no estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas gustosos en
defensa de la libertad; convirtiendo toda la humildad y rendimiento que hemos
tenido con los españoles europeos, en ira y furor…"
Por el año de 1780, se identifican más de cien rebeliones o
revueltas, que en su mayoría, tuvieron un carácter anti – fiscal, es decir, en
contra del tributo, pero sobre todo, en contra del reparto.
En la Villa de San Felipe de Austria, la sociedad colonial
se caracterizaba por ser estamental, cuya jerarquía se basaba en la riqueza,
linaje y raza; de acuerdo a Fernando Cajías, la minería fue la actividad
dominante, pero con ciclos de auge y depresión, siendo la actividad más
rentable y estable el comercio.
Pero, para interiorizarnos más sobre la significación misma
de la Revolución del 10 de Febrero de 1781, nos remitiremos a las causas que la
generaron, proceso que se conoce como la conceptuación de la historia, para
ello acudimos al historiador orureño, Carlos Condarco Santillán.
"En el caso de Oruro, nos debemos referir a las
condiciones de su fundación; la existencia de yacimientos mineros, determinó la
fundación de la Villa de San Felipe de Austria en el año 1606, aunque estas
minas fueron explotadas desde épocas prehispánicas", afirma.
Pero Oruro tuvo una peculiaridad, que tiene que ver con la
formación de un carácter muy especial en el orureño, desde épocas muy antiguas,
"cuando el auge de las minas, hubo una pugna por los mitayos entre la
Villa de Oruro y la Villa de Potosí, puesto que los mineros solicitaron que se
proporcionasen más indios de mita".
Por entonces, existían dos tipos de trabajadores; el mitayo
(la mita es considerada como una institución del Incario, donde el trabajo era
obligatorio) y los mingas (trabajador indígena que contrataba su mano de obra
de manera voluntaria).
En Oruro había pocos mitayos, aproximadamente, de 100
mineros unos 25 eran mitayos y el resto eran mingas, no obstante, en Potosí era
lo contrario.
Como afirma Condarco, "la existencia de más mingas en
la Villa de Oruro, contribuyó a que exista una estratificación social menor, en
comparación a la de Potosí, porque eran más libres".
El auge de las minas duró desde la fundación, hasta finales
de ese siglo, luego hubo una declinación.
En el año de 1713, a consecuencia de la vigencia de la nueva
dinastía Borbona dentro de la Corona española, se hizo un gran ajuste económico
sobre las colonias, querían hacerlas más productivas, tener mayor control sobre
ellas, entonces impusieron mayores tributos y por ende se generaron
descontentos entre sus pobladores.
En 1730 se tuvieron problemas por el tema de las aduanas;
hubo como 100 levantamientos, producto de la crisis económica.
Pero, ¿cómo se sentía la gente? Los indígenas se sentían
explotados por los criollos y los mestizos y, a su vez, los criollos se sentían
menospreciados por los españoles. En Oruro eso se acentuó por las
circunstancias de carácter económico y las pugnas de poder.
"Por los años de 1740, muchas familias se detentaban el
poder local; los criollos de dos o tres generaciones se sentían dueños de la
Villa, pero los españoles, los despreciaban porque no eran europeos",
explica Condarco.
Los conflictos económicos, políticos y la rivalidad
criollo-europea, generaron un ambiente propicio para que se diera la
sublevación, sin embargo, fueron tres las causas determinantes: la noticia y la
propagación de la rebelión de Tupac Amaru en el Cuzco, las elecciones de
alcaldes del 1 de enero de 1781, donde el partido europeo del Corregidor Manuel
Urrutia, venció al partido de los criollos encabezado por Jacinto Rodríguez y
finalmente, los conflictos en las milicias que se aprestaban a defender la
Villa.
Según Condarco, fue entonces cuando empezaron a aparecer
pasquines sediciosos; la Villa estaba alarmada y esto fue marcando más el
recelo entre criollos y europeos.
El Virreynato en Oruro, no mantenía tropas de ejército
regulares, se formaban milicias, donde el acaudalado criollo, Jacinto Rodríguez
era Teniente Coronel de milicia y Sebastián Pagador, que posiblemente era
mestizo, tenía el grado de sargento de milicia.
La convulsión fue aumentando en la Villa, entonces, el 9 de
febrero se dispuso que la gente sea acuartelada, pero éstos ya no quisieron
estar en vigilia y el 10, al amanecer, abandonaron el cuartel.
Ese mismo día, en horas de la tarde, el Corregidor Urrutia
no pudo contener más la situación y fugó a Cochabamba. Jacinto Rodríguez,
considerado como iniciador y promotor de la Revolución, abandona la Villa,
consciente de que el levantamiento debe seguir su curso.
"Empezó la revuelta por el Conchupata, sector que
dividía la Villa de la Ranchería indígena. Puedo afirmar que, al inicio de la
Revolución, sus principales actores eran una especie de proletariado minero,
con un buen porcentaje de mestizos; fue como un movimiento obrero de la
época", asegura el historiador Condarco Santillán.
Por su parte, los españoles se acogieron en la casa de Diego
Flores, que estaba alquilada al acaudalado comerciante Don José Endeyza,
ubicada sobre lo que hoy son las calles Bolívar y Soria Galvarro.
La gente fue a lanzar piedras, se saqueó y se incendió la
casa y el 11 de febrero fue una matanza. Entonces se genera una alianza
fundamental, Rodríguez vuelve del Conchupata con un ejército, en tanto, los
indígenas no respetaron a nadie. "Se trató de una reivindicación de
identidad, te adscribes a mi cultura o no, a través del símbolo del traje o
vestimenta, e incluso los criollos utilizaron la vestimenta indígena",
asegura Carlos Condarco.
Se sacaron las milicias para evitar atropellos, contra el
edificio de las Cajas Reales, cuya seguridad estaba a cargo de Sebastián
Pagador, donde en medio de los incidentes acaecidos, el gran activista de la
insurgencia fue asesinado por la turba indígena.
Los sucesos en Oruro no merecieron atención inmediata, pero
la implacable justicia del Rey les alcanzaría, por haber osado levantarse
contra la Corona española. Coincidiendo con otros historiadores, Condarco,
sostiene que, posteriormente, la vindicta con Oruro fue muy dura.
En conclusión, enfatiza que "la Revolución del 10 de
Febrero se destaca por su dinamismo y carácter épico y dramático, conocido
recién en las últimas décadas. Ha sido como el portal de ingreso a la guerra de
los 15 años o guerra de la Independencia".
Como pensamiento en Oruro, se tuvo la resonancia del
Manifiesto de Agravios de Juan Vélez de Córdova redactado en 1739, documento
que reunía la denuncia de los excesos cometidos por los españoles, en la imposición
de la mita, los tributos y otras formas despóticas que causaron la destrucción
de las familias indígenas y mestizas.
El 10 de Febrero de 1781, Oruro declaró guerra a muerte a
los opresores, el glorioso primer grito de la independencia se selló con sangre
heroica. Derribando el escudo de las armas reales, el pueblo de Oruro armado de
hondas y palos, destituyó a las autoridades establecidas, proclamando patria y
libertad.
Fue en Oruro, que se lanzó el primer grito libertario, mucho
antes de los que se proclaman primeros, La Paz 16 de julio de 1809, Chuquisaca
25 de mayo de 1809.
Ya durante la guerra por la Independencia, Oruro, dada su
ubicación geográfica, fue un territorio de paso de los ejércitos, tanto de los
libertadores, como de los realistas. No existe una nómina de personas, pero
debió ser muy fuerte la presencia de orureños en la Republiqueta de Ayopaya,
que fue la única que quedó invicta hasta la fundación de la República.
BIBLIOGRAFÍA
TORRES Sejas Ángel. Oruro en su Historia - 1994
Gobierno Municipal de Oruro. Opúsculo Oruro en el Tiempo -
2006
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