Este artículo fue publicado originalmente en El Periódico 12
de febrero de 2017.
Los grupos poblacionales de la cultura Tarija, fueron
evolucionando de cazadores recolectores a agricultores; prueba de ello son los
restos de culturas y construcciones encontradas cerca de los campos de
cultivos, en la zona del valle de Tarija y en Yunchará en un pueblo denominado
Ornuyo. Del período 600 – 800 años D.C., se conoce muy poco sobre la
existencia de grupos poblacionales en la región. Se presume que las
construcciones de los denominados “Caminos del Inca” distribuidos en distintas
áreas del valle, corresponden a este periodo, siendo la obra más sobresaliente
o mejor conservada hasta nuestros días la que se inicia en el Abra de Patanca,
pasa por Calderillas y culmina en Pinos, en el actual territorio de la
provincia Cercado. Es importante destacar que este camino precolombino en la
actualidad es aún una vía de comunicación entre las comunidades mencionadas y
un atractivo turístico que es visitado y recorrido durante todo el año.
Entre los años 800 y 900 D.C., la región estuvo ocupada por
grupos de origen Aymará: Culturas pre-Tiwanaku y Tiwanaku, las mismas que,
posiblemente, penetraron por Chaguaya (palabra de origen aymará) que se
expandieron hacia el este y sureste. Pucaras y algunos restos de cerámica son
parte del escaso testimonio encontrado de esta cultura. Posteriormente a los
aymarás y nuevamente desde el norte, sobrevino la civilización quechua. En la
parte este del territorio habitaban los chiriguanos, quienes ampliaban sus
dominios llegando hasta el valle, de donde se proveían de importantes recursos,
mediante hostigamientos permanentes a los grupos poblacionales llegados desde
el occidente. Esta situación de asentamientos esporádicos por parte de grupos
de distinto origen étnico, dio lugar a una característica muy particular que no
se presenta en el resto del territorio nacional; en el valle de Tarija quedó
una herencia lingüística de los dialectos e idiomas originarios. Considerando
la ubicación geográfica, configurando una frontera como de encuentro de
culturas de origen contrastante, de lenguas diferentes, el territorio
necesariamente tuvo una resultante de inestabilidad política, de fricciones
interétnicas e invasiones continuas, es decir, una zona con inseguridad
territorial. A la llegada de Luis de Fuentes y Vargas en 1574, la población
indígena tenía por misión proteger las fronteras (mitmaqkuna) de los grandes
señoríos aymarás y las poblaciones más definidas fueron los Karangas, Chichas,
Churumatas, Juríes, Tomatas y Moyo-Moyo.
Los Karangas, poblaban en los alredores de Chaguaya,
conviviendo con los Xuri (Juríes), originarios de Tucumán. La fortaleza
Aquilcha fue construida por ellos. Estos pobladores, cumplían doble función;
por un lado, desarrollaban tareas militares y por otro, realizaban tareas
agrícolas. Habrían sido asentados por los incas, en un intento de protección y
autoabastecimiento. Los Xuri o Juríes al igual que los Karangas, se encontraban
asentados en Chaguaya, También poblaban el valle de Camataquí, en las márgenes
del río San Juan del Oro y del río Grande de Cinti, en la jurisdicción de los
Karangas.
Los Chichas habitaban la región de los ríos San Juan del Oro
(Chichas) y Camblaya (Cinti). Los españoles, en 1574, los llevaron a Tarija en
calidad de “tendarunas”, es decir, un grupo poblacional (mitimayos) destinados,
por sus propios curacas para contribuir a la guardia de la frontera.
Desempeñaron labores en construcciones públicas, siendo también asignados al
laboreo agrícola en las haciendas de los españoles. Los Churumatas, que en
condición de mitmaqkuna habitaban en los fuertes incaicos situados a lo largo
del río del Pilcomayo, en la zona media de la cuenca. También se encontraban en
el valle de la Concepción, en la desembocadura de la Angostura, Chocloca y
Guairuana, en cuyos alrededores sostenían al menos dos fuertes. Hasta mediados
del siglo XVI, los Churumatas fueron despoblados al encontrarse en encomienda a
vecinos de la ciudad de La Plata (Charcas), otros Churumatas se asentaron en la
región de Tucumán. Los Tomatas, carentes de definición étnica y probables
naturales de los Chichas poblaron áreas comprendidas en las actuales
comunidades de Sella, Coimata, Canasmoro y la original Vitoria (Victoria), de
la provincia Méndez y señaladas en los manuscritos del Rdo. Fray Manuel Mingo
de la Concepción, cronista de la conquista y evangelización.
El territorio tarijeño era un referente de la aplicación de
la política poblacional (mitmaqkuna) del incario para salvaguardar sus
fronteras mediante la traslación de pueblos, donde además de salvaguardar la
integridad, también fueron utilizados para la construcción de fortalezas en el
valle de Concepción y el Ancón: Lecoya, Esquile y Aquilcha. Estas, constituían,
en el valle de Tarija, un conjunto de fuertes amurallados, para impedir la
penetración de los “bárbaros del llano”, los chiriguanos.
El decaimiento de la cultura aymara, se debió principalmente
al creciente predominio, ocupación y avance de los incas hacia el sur. Estos
fueron ocupando las regiones de Tarija, Jujuy, Salta y Tucumán, llegando
inclusive hasta la actual Mendoza. A Tarija, llegaron en 1470 D.C.
Probablemente por el poco tiempo transcurrido, los incas, al igual que los
aymaras, no pudieron realizar construcciones de gran magnitud, tal es así que
son pocos los restos arqueológicos encontrados de esa época. Sin embargo, las
distintas denominaciones toponímicas tanto de origen aymará como quechua que se
encuentran distribuidas por todo el occidente y centro del Departamento,
atestiguan su presencia en el actual territorio de Tarija. Las tribus de origen
guaraní, los chiriguanos, contemporáneamente vinieron desde el este, eran
tribus guerreras que permanentemente hostigaban tanto a los aymarás como
posteriormente a los quechuas. El valle de Tarija fue una zona multiétnica de
permanente invasión y conquista
En definitiva con la ocupación del territorio por parte de
los distintos grupos de aborígenes originarios del norte, aymaras y quechuas,
como del sur y este guaraníes, juríes, etc, generaron el primer establecimiento
y estructuración del territorio tarijeño. Las localidades de Chalamarca,
Chaguaya y el valle de La Concepción son los sitios donde se tienen registrados
asentamientos por parte de los aymarás y quechuas.
Censos oficiales en Bolivia
La historia oficial de los Censos de Población en Bolivia se
registra en el periodo Republicano. En el año 1831 se realizó el primer Censo
durante el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz, en cumplimiento de la
Ley de Obligatoriedad de Levantamientos Estadísticos., cuyo resultado arrojó un
total de 1.088.768 habitantes en el territorio de la Republica. A partir del
año mencionado se creó la Oficina de Estadística. Posteriormente se realizaron
los censos de Población en los años 1835, 1845, 1854, 1882, 1900, 1950, 1976,
1992, 2001 y 2012.
En el año 1835, en la administración de Andrés de Santa Cruz
que gobernó del 2 de mayo de 1829 al 17 de febrero de 1839, se realizó el
segundo Censo de Población, a través del “Recuento Poblacional II”.
Posteriormente en el año 1845, durante el gobierno del Presidente José
Ballivian Segurola, la Comisión de Estadística, dependiente del Ministerio de
Hacienda ejecutó el tercer Censo de Población. Asimismo, el científico botánico
francés, Alcides D´Orbigny publicó la “Descripción Geográfica, Histórica y
Estadísticas de Bolivia”, documento fundamental para la administración del
Estado de esa época.
El registro histórico de archivos oficiales, señala que en
el periodo comprendido entre 1845 y 1854 se concretó el registro de la
“Población Salvaje” no empadronada en los censos anteriores en zonas selvícolas
y fronterizas dando como resultado un total de 760.000 habitantes
pertenecientes a ese segmento de la población y la elaboración de estadísticas
referidas al comercio exterior del país, ambos a iniciativa de José María
Dalence.
Durante la administración del Presidente Manuel Isidoro
Belzu en el año 1854, se efectuó el cuarto Censo de Población cuyo resultado
estableció que la población boliviana se había duplicado alcanzando a 2.326.126
habitantes, frente al 1.378.896 habitantes del censo de 1845. Luego de
veintiocho años después, en junio de 1882 durante el gobierno del Presidente
Narciso Campero Leyes se practicó el quinto “Censo Poblacional”, a través de la
Oficina de Estadística, arrojando un total de 1.172.156 habitantes, resultado
que estableció una notable disminución, atribuida fundamentalmente a la guerra
del Pacifico (1879), migraciones y enfermedades endémicas
En el nuevo siglo, en el año 1900 se realizó el sexto censo
de Población estando en el Gobierno del Presidente José Manuel Pando, a cargo
de la Oficina Nacional de Migración, Estadísticas y Propaganda Geográfica, cuyo
resultado arrojó un total de 1.555.818 habitantes. Tuvieron que pasar cincuenta
años para que el año 1950 se realice el séptimo Censo de Población que
incorporó el censo de Viviendas durante el gobierno del Presidente Mamerto
Urrolagoitia Harriage, dando como resultado 2.704.165 habitantes. Durante ese
medio siglo se dieron significativas acciones para levantar estadísticas
oficiales, entre las cuales destacan, estadísticas del sector bancario en el
año 1912, de tráfico aéreo en 1925, Primera Encuesta de Ingresos y Gastos en el
periodo 1931 – 1936 para establecer el costo de vida y en 1936 el Primer Censo
Agropecuario Nacional.
En el año 1976 durante el gobierno militar de Hugo Banzer
Suarez se efectuó el octavo Censo Nacional de Población y Vivienda, habiéndose
establecido un total de 4.613.486 habitantes. Durante la gestión gubernamental
del Presidente Jaime Paz Zamora en el año 1992 se realizó el noveno Censo que
estableció una población de 6.420.792 habitantes para culminar con el décimo
Censo efectuado en el gobierno del Presidente Jorge Quiroga Ramírez, que
sucedió a Banzer Suarez en el segundo mandato constitucional. El resultado del
último Censo Nacional de Población y vivienda estableció una población de
8.274.325 habitantes. En este contexto de carácter estadístico, es importante
recuperar el contenido y alcance del Decreto Ley Nro. 14100 que establece la
realización de censos de población y vivienda cada 10 años, preferiblemente los
terminados en cero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario