Fragmento de la nota escrito por: IGNACIO JORGE VILLEGAS /
Publicado en el periódico El Potosí el 27 de Octubre de 2015.
Los penínsulas conocían bien que en esta misma población de
Cotagaita, sus mayores experimentaron el primer amargo sabor de la derrota, frente
a las fuerzas bravías de la nación de los chichas, cuando las autoridades de la
Audiencia de Charcas y Potosí, ordenaron la conquista o sumisión de los Chichas
en 1563, por cuanto este valeroso pueblo se mantenía libre y soberano,
gobernado por sus propias autoridades; cuando habían ya trascurrido más de 30
años, que el gran imperio de los incas y toda América Latina soportaba los
abusos y desmanes de los penínsulas en su condición de colonias, y conformado
un formidable contingente de guerreros españoles muy bien equipados y cientos
de aborígenes colaboradores, llegaron a Cotagaita comandados por el capitán
Luis de Fuentes y Vargas muy seguros de su conquista, y muy tarde se dieron
cuenta a las autoridades de la región estaban muy bien enterados de los
propósitos españoles, por lo que estos nada pudieron hacer cuando vieron que
estaban cercados y acorralados por las fuerzas de combate chicheños.
No pudiendo retroceder menos avanzar, porque el potencial
bélico de los Chichas era solido contundente, en esta situación permanecieron
más de un mes, acaso con la posibilidad de recibir alguna ayuda de Potosí o
Charcas y siendo ya situación crítica posamos a expirar decidieron su
rendición, firmado un compromiso para más volver con fines de conquista a territorio
chicheño, en esta situación los españoles hicieron un convite a las autoridades
chicheñas para celebrar el acuerdo arribado, y aprovechando esta reunión, el
gallardo capitán Luis de Fuentes y Vargas decide desposarse con una vendadera
chicheña llamada Cora, hija de uno de los principales caciques de los chichas,
con ritos y costumbres de la región, ejemplo que siguieron muchos españoles y
desde aquellos tiempos remotos que Cotagaita, se convierte en residencia y
centro de españoles y nace el entendimiento entre chicheños y españoles sin
sometimientos de ninguna naturaleza y aceptando por el pueblo de los chichas el
nombramiento de su primer corregidor de esta nación el capitán Luis de Fuentes
y Vargas y siendo el mayor y mejor resultado del acuerdo, que terminaron, las
incursiones a territorio chicheño de los salvajes chiriguanos.
De todo lo declarado a 1810 trascurren más de 300 años y
nuevamente chicheños y españoles se encuentran frente a frente ya sin ninguna
posibilidad de entendimiento, fuerzas de la represión y patriotas de la
libertad, pero son los mismos chicheños de hace centurias y con el mismo coraje
de sus mayores y se encuentran en la misma población mil veces bendita llamada
Santiago de Cotagaita.
En tantos años de dominio, abuso y prepotencia peninsulares
para los chicheños no había otra alternativa que el exterminio total de los
invasores.
Ante la inminencia de incursión de fuerzas revolucionarias
argentinas a territorio Alto Peruano una vez constituido el gobierno libre de
Buenos Aires, obliga a las autoridades de Charcas y Potosí a la urgencia de
construir una fortaleza militar con capacidad de detener el paso de las fuerzas
Rio Platenses y se decide esta construcción en Cotagaita, paso obligado para
todo desplazamiento militar del sur hacia Potosí y Charcas, trabajaron mucho
tiempo pero ahí estaba el fuerte militar inexpugnable en Cotagaita.
La batalla de Cotagaita no fue estrategia del ejército
argentino, sino que fue propiciada y encabezado por los patriotas chicheños,
cinteños y tarijeños, cuyas vidas estaban entregadas a la causa libertaria y
solo ellos sabían y conocían de cerca el potencial bélico militar español y su
ubicación de la fortaleza de Cotagaita; y vale recalcar que jamás pensaron
siquiera en un triunfo a su favor, conociendo el equipo moderno militar de los
penínsulas el contingente de soldados expertos en su carrera, el objetivo mayor
de los chicheños era desalojar a los enemigos de sus regias y formidables
trincheras y batirse cuerpo a cuerpo lo que ciertamente consiguieron a creces,
pero con el sacrificio de muchas vidas patriotas y luego se acogieron a la
retirada cual estaba planificado, y los engreídos y soberbios españoles
cantaron victoria, lo que no fue así y el retroceso de los patriotas hacia el
sur fue ordenada y sin apuros, aprovechando el gran contingente de la
caballería Argentina, y los españoles no pudieron realizar un seguimiento
inmediato por cuanto carecían de su caballería, cuyos semovientes habían sido
desbandados día antes de esta singular batalla, por valientes y decididos
chicheños; aquí es justo reconocer que la causa libertaria estaba latente en Cotagaita.
Con la retirada del Ejército Patriota de Cotagaita, los
españoles aseguraron su triunfo ante las fuerzas combinadas del Alto Perú y
Buenos Aires y decidieron su persecución; ni siquiera se enteraron que el
ejército auxiliar argentino no intervino con todas sus fuerzas en Cotagaita,
porque a los 10 días de esta gloriosa batalla se encontraban frente a frente,
sin cobijos de ninguna clase en las planicies de Suipacha, patriotas y
españoles; había llegado el venturoso día de medir fuerzas de igual a igual y
saldar cuentas con los déspotas peninsulares, por lo que ardió Troya en las
pampas de Suipacha y todo el dolor y rabia contenida por los patriotas durante
centurias de desfogo y los llamados “Vencedores del Gran Bonaparte” paladearon
el polvo de la derrota en estas tierras americanas (algo similar al de
Cotagaita1563) para orgullo y honor de los potosinos y chicheños en particular,
constituyendo el mismo el puntal de la guerra por la independencia del Alto
Perú.
Pero tenían que pasar 15 largos años de continuos combates y
el sacrificio de muchos héroes y mártires que no llegaron a gustar el placer de
la libertad. Y caso increíble o excepcional para muchos que no conocen la
historia patria, por obra y hechura de los llamados historiadores clásicos que
solo escriben lo que les interesa y mucho sin relevancia pero de las grandes
poblaciones y nunca de los sacrificios heroicos de los pueblos pequeños. Por
ello es preciso manifestar que en esta misma tierra chicheña se lleva a cabo la
última batalla por la independencia del Alto Perú (batalla de Tumusla del 1 de
Abril de 1825) donde murió el ultimo virrey español de América, el General
Pedro Antonio Olañeta, frente a los patriotas comandados por el coronel Carlos
Medinaceli Lizarazu, un cotagaiteño, hijo primogénito del ingeniero español
Agustín Medinaceli de la Cerna y Dña. Rosaura Lizarazu, vecinos de Cotagaita.
Por todo lo expuesto de la intervención Potosina en la
guerra de la independencia del Alto Perú y consiguiente creación de la
República Soberana de Bolivia, los potosinos nos preguntamos cual el beneficio
que ha recibido esta región de los poderes del estado en más de dos siglos de
vida republicana. Continuamos con la misma actividad minera de la época
colonial, ingentes cantidades de minerales se extraen de las entrañas de
nuestra cordillera de los más valiosos y en beneficio siempre de otras regiones
de Bolivia, aquí en Potosí no queda nada que no sea socavones vacíos, mineros
enfermos con silicosis, aguas de regadío contaminadas con desechos mineros y
próximos a liquidar la agricultura en los valles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario