Por: Wilson García Mérida / Sol de Pando.
Esta ciudad sólo se le debe a Manuel Vicente Ballivián el
nombre de Cobija, sino también su proyección como una urbe factible en medio de
la espesura amazónica.
En 1908, informa el arquitecto Limpias Ortiz, se modificó el
trazado original de calles, cerrando algunas de ellas para ampliar manzanos ya
abiertos. “Es probable que en este período el terreno reservado para el Estado
se dividiera en seis manzanos con las dimensiones previstas por el ex
presidente Pando”, observó Victor Hugo Limpias.
El erudito arquitecto cruceño afirma haber encontrado el
plano regulador de Cobija de 1909 en la Biblioteca de la Universidad de
Pittsburgh, advirtiendo que “ya se anticipa el rol fundamental del crecimiento
urbano que habría de desempeñar el antiguo camino a Porvenir, hacia el sur. En
esta vía la Casa Suárez tenía sus mayores posesiones, y con el tiempo, se
convirtió en la principal avenida, hoy denominada ‘9 de Febrero’”.
Al establecer una diagonal en relación al trazado
cuadriculado original, la vía obstaculizó la continuidad de éste. “Esta
situación se consolidó cuando se abrió circunstancialmente una segunda vía
diagonal, paralela a la primera”, analizó Limpias.
En la década de los 30, Félix Tejada inicia las obras
paisajísticas que habrían de contribuir positivamente en la redefinición de la
imagen urbana. Se importa y planta sistemáticamente las palmeras reales del
Paseo Junín y la Plaza Germán Bush. Posteriormente, se continuaría la obra
paisajística con la Plaza Potosí.
El Paseo Junín, hoy Avenida Nicolás Suárez, está constituido
por dos hileras de esbeltas palmeras que alcanzan los 30 metros. Estas
flanquean majestuosamente una larga escalinata, marcando el ingreso peatonal a
la ciudad desde el puerto. “Sin duda, este conjunto urbano se constituye en una
de las más exitosas experiencias paisajísticas realizadas en Bolivia”, asegura
el arquitecto Limpias Ortiz.
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