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SEGUNDA CARTA DE JUSTINIANO SOTOMAYOR A HILARIÓN DAZA (llamado a romper la alianza con Perú, en la Guerra con Chile)

 

 

En 1873 Justiniano Sotomayor llegó a Bolivia como gerente de la Compañía Corocoro, de propiedad en ese entonces de ciudadanos chilenos. La Compañía Corocoro se dedicaba a la extracción de cobre en el pueblo. Algún tiempo después Sotomayor fue nombrado cónsul de Chile en Bolivia.


Sotomayor abandonó Bolivia poco antes de la expulsión de chilenos de Perú y Bolivia en 1879. Por una solicitud de Domingo Santa María aprobada por Aníbal Pinto, escribió a Hilarión Daza dos cartas en que lo llamaba a romper la alianza con Perú y unirse a Chile.


Segunda carta del excónsul de Chile en Bolivia, Justiniano Sotomayor, al presidente de Bolivia Hilarión Daza


(Flores y Reyes Ortiz 1879, 81-82)


Santiago, Abril 11 de 1879 


Señor don Hilarión Daza

La Paz


Estimado amigo:


Con fecha 8 del corriente, me he tomado la libertad de dirigirle una cartita, sometiéndole ciertas ideas que espero le hayan merecido alguna atención, porque no ha de tardar mucho en llegar el momento de que puedan ser llevadas al terreno de la práctica.


Ud. habrá tenido alguna oportunidad de notar lo que valen sus aliados actuales, que después de conseguir su fin de poner en guerra a Chile y Bolivia, y de gritar y de hablar mucho, todavía nada han hecho en favor de usted, ni harán, ni podrán hacer, aunque lo quisieran.


Hace ya muchos días a la fecha, que la escuadra chilena está bloqueando a Iquique, y la tan ponderada armada peruana no ha salido a proteger ese importante puerto, desentendiéndose así de dar el combate a que nuestra escuadra la provoca.


Espero que al fin se resolverá a salir del Callao y que nuestra escuadra dé buena cuenta de la peruana.


Dueños nosotros del mar, obligaremos al Perú a hacer la paz bajo las condiciones que Chile quiera imponerle, y entonces quedará Bolivia imposibilitada para recuperar su antiguo litoral y aún para pensar en conquistar jamás a Tacna y Arica, Ilo y Moquegua, que es y debe ser su sueño dorado de nación.


El Perú no tardará mucho en dar a Bolivia fundados motivos de quejas porque no le cumplirá ninguna de las promesas que le ha hecho. No extrañe Ud. que me interese por Bolivia y que desee verla unida a mi país estrechamente. He estado en Bolivia ocho años y tengo mi porvenir vinculado a una empresa radicada en ese país, la cual he formado en seis años de asiduo trabajo. Después de Chile es Bolivia el país de más simpatías para mí. Durante mi permanencia en Bolivia he expresado siempre mi parecer de que Bolivia no tiene mejor amigo que Chile, ni peor verdugo que el Perú. Éste hace el papel de vampiro, que chupa a Bolivia toda su savia vital, mientras Chile le ha llevado brazos, capitales e inteligencia para desarrollar su riqueza nacional.


El Perú oprime a Bolivia con sus leyes de tránsitos o de aduanas, y en Chile se ha visto con pena ese estado de cosas, y se ha simpatizado con la aspiración de ese noble país, que lucha en vano por obtener vías propias para ponerse en relación con el resto del mundo.


Buscar esa solución por el Amazonas, por el Plata, o por Cobija o Mejillones, son sueños; porque esas vías serán en todo caso, mucho más caras que la de Tacna y Arica, aún cuando en ésta se cebe la codicia del Perú.


Para Bolivia no hay salvación, no hay porvenir, no hay esperanza de progreso, mientras no sea dueño de Ilo, Moquegua, Tacna y Arica.


Imagínese Ud. a Bolivia en posesión de esos territorios. En muy poco tiempo, una línea férrea uniría a Tacna con La Paz, y el telégrafo la pondría en contacto con el mundo entero. La industria y el comercio tomarían un inmenso desarrollo. Bolivia vería incrementarse rápidamente sus rentas, afluir la inmigración, crecer su población; sus importantes productos agrícolas y mineros irían a competir con los de sus vecinos en los mercados del mundo. Bolivia podría tener marina de guerra y marina mercante. En vez de consumirse en disturbios y revoluciones internas, emplearía su actividad en progresar y enriquecerse.


La posesión de Tacna y Arica sería para Bolivia la varita mágica que todo lo transformaría.


Bolivia, que encierra en su seno tantas o mayores riquezas que Chile y el Perú, y a la que solamente faltan puertos propios en situación conveniente, llegaría, en muy poco tiempo, a competir con sus vecinos en población, rentas, riquezas y adelantos materiales de todo género.


La alianza con el Perú, la derrota de Chile, ¿pueden darle algo parecido?


¿Tendría siquiera gloria?


¿La gloria no sería para el Perú, y los gastos y perjuicios de la guerra no serían para Bolivia?


¿No quedaría Bolivia más oprimida que antes por el Perú y con menos probabilidades de salir jamás de su posición secundaria y avasallada?


Y en caso de vencer Chile por mar (que es lo más seguro) a la escuadra peruana, ¿cómo podría Bolivia pensar en atacarnos en Antofagasta? Todo su valor y decisión ¿no serían vencidos por el desierto aun antes de llegar a las manos? El Perú, que ha sido desleal con Chile y con Bolivia en repetidas ocasiones, no tardará en dar a Ud. algún motivo poderoso de queja que sirva de punto de partida para la alianza con Chile, la cual aquí no encontraría grandes dificultades para ser aceptada, según el espíritu que he podido observar en la generalidad del pueblo, el cual, si odia al Perú, ha tenido simpatías por Bolivia, hasta la última emergencia que nos ha hecho romper relaciones.


Con gusto me impondré de la comunicación que tenga a bien darme, para seguir trabajando por la difusión de mi idea, dado caso de ser aquella favorable.


                                                                                        Su afectísimo amigo y S. S.


                                                                                                  J. Sotomayor


Fuente de la carta: Flores, Zoilo y Serapio Reyes Ortiz. 1879. Refutación al Manifiesto del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile sobre la guerra con Bolivia. Lima: Imprenta de “El Nacional”.


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// Historias de Bolivia.

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