Primeros esbozos para la memoria de una visión ausente [1]
LA AUSENCIA
Hace unos cinco años [2] conocí una obra sobre historia de la fotografía
latinoamericana: Canto a la realidad: Fotografía Latinoamericana 1860-1993 de
la investigadora suiza Erika Billeter[3]. Con gran interés revisé la obra
motivado por descubrir cuáles fotógrafos bolivianos habían sido tomados en
cuenta en este repaso de tal magnitud. Cerca de 400 imágenes recorrían
distintas latitudes de Latinoamérica, pero ni un solo fotógrafo boliviano. Ni
uno solo. Ni siquiera estuvo mencionada la, quizá, más célebre fotografía
boliviana de todos los tiempos, la imagen del cadáver del Ché Guevara tomada
por Freddy Alborta en la escuelita de Vallegrande en octubre de 1967. Por ese
hecho, y en una primera reacción, consideré la obra de Billeter injusta e
incompleta. Revisándola con más detenimiento pude percartarme que esta obra
estaba compuesta, en su gran mayoría, por fotografías de la propia colección
particular de la autora, pero, aún así, la ausencia de Bolivia era incomprensible.
Es que aproximarse a construir una visión globalizadora de la fotografía
latinoamericana, sin considerar a Bolivia, es no considerar un eslabón que
construya un sentido de representación total y deja a muchos investigadores con
más preguntas sobre el tapete que respuestas. Esta ausencia, finalmente, es
también el resultado de nuestra propia incapacidad de investigar y difundir una
expresión de la comunicación boliviana. No encontrar datos y publicaciones
sobre historia de la fotografía boliviana, en Bolivia, es hoy una realidad.
LA ACADEMIA
En los espacios académicos bolivianos se encuentran escasos trabajos referidos
a la fotografía[4]. Casi todos limitan su objeto de estudio al fenómeno de la
fotografía de prensa, es decir, al fenómeno de la comunicación y los medios.
Pero no hay ninguno que trate el tema de la fotografía en sí misma que nos
permita vislumbrar sus aportes, sus caminos, su desarrollo. Tampoco los
trabajos realizados fuera de los espacios académicos y que refieren a la fotografía
como tema, han sido hasta el momento exhaustivos y sólo sirven como apoyo para
aproximarse a otros objetos de estudio como por ejemplo el cine.[5] 160 años de
ejercicio profesional y amateur de la fotografía en nuestro país llevan a
inquirir sobre las razones que relegaron la reflexión sobre esta disciplina
casi al ostracismo. 160 años de abandono son demasiados.
En este punto es posible hacer una crítica a la propia formación académica de
los estudiantes y al contenido curricular de las carreras de Comunicación, de
Historia o de Arte. En el caso concreto de la Comunicación Social tenemos, por
un lado, la línea que estudia los fenómenos, efectos y procesos de los medios
masivos de comunicación y por otro, en menor extensión, la comunicación para el
desarrollo y políticas públicas de comunicación. La historia de la Comunicación
boliviana tiene en el periodismo, la radio y el cine a sus tres componentes
estrella, sin embargo, no tenemos estudios sobre artes gráficas, publicidad,
diseño o fotografía de la misma importancia. Pero está claro que la
investigación histórica de la comunicación es temida en nuestro medio por la
propia formación de los estudiantes. Una de sus causas estaría en la escasa
inclinación por investigaciones cuantitativas en Latinoamérica como lo asevera
el comunicador mexicano Enrique Sánchez, inclinación que atravesó casi todo el
horizonte de la investigación comunicacional entre los años 80 a 90,
prefiriendo las dimensiones mass-mediáticas y estructuralistas ideológicas del
momento. Acá, generalmente, se toma muy a pecho lo que pasa en otras
partes.
Pese a estas condiciones, podemos afirmar que la fotografía boliviana sobrepasa
sus propias limitaciones, ya que Bolivia ha jugado en ella un rol destacado, en
tanto “paisaje”. Han sido precisamente esos “paisajes”, el natural y el
cultural, los que han posibilitado un desarrollo sostenido y de buena calidad
en el oficio fotográfico boliviano. Por consiguiente, si no fuese por la
ausencia de investigación y difusión, nuestra presencia en la fotografía
latinoamericana tendría otro carácter.
LA REALIDAD SOBRE LA FOTOGRAFÍA HOY
La fotografía en Bolivia se aprendió y se hizo sola, en su propio ejercicio,
sin el auxilio de escuelas, textos, teorías, profesores, reflexiones.
Actualmente está tomada en cuenta sólo como una materia de la currícula de
carreras como Artes Plásticas, Comunicación o Publicidad. Es un típico caso de
adaptación tecnológica que sobrevive porque su presencia y utilidad son
innegables y por la pasión de quienes llevaron, como marginales del arte y de
la comunicación visual, este oficio. A fin de cuentas ¿qué necesidad tenía un
fotógrafo de dotarse de un cuerpo teórico para aprender a utilizar un aparato
que hace un sólo click? O ¿qué valor, lejos del simple testimonial y
periodístico, le dimos los comunicadores a un fenómeno tan presente, tan
cotidiano y tan trascendental como la fotografía?
Lo extraño, pese a esta constatación, es que la realidad fue y es distinta.
Sólo en el último decenio se han publicado obras fotográficas de gran valor y
calidad, como la serie de libros del fotógrafo cruceño Willy Kenning –Santa
Cruz, Bolivia desde el aire-; el libro Bolivia de Fernando Soria; la serie de
libros auspiciados por la Sociedad Boliviana de Cemento sobre distintas
ciudades –En los cimientos de La Paz y otros- con el concurso de varios
fotógrafos bolivianos; las publicaciones del fotógrafo Jaime Cisneros con las
Misiones de Chiquitos como tema; los dos tomos de Oruro inmortal auspiciada por
Ferrari Ghezzi. Finalmente, la extraordinaria y reciente obra del fotógrafo
Javier Palza El desfile fantástico sobre los distintos bailes folklóricos de
nuestro territorio, recuperando el movimiento, la expresión lúdica y el
carácter más profundo y personal de los personajes y los grupos que intervienen
en la fiesta, un recurso intangible cultural tan propiamente boliviano.
Otras publicaciones también tuvieron la intención de recuperar archivos
fotográficos importantes como Las Misiones Jesuíticas de Chiquitos editada por
la Fundación BHN en 1995; el Album fotográfico de las misiones franciscanas en
la República de Bolivia, 1898 de los sacerdotes Doroteo Giannecchini y Vicenzo
Mascio publicada por el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia en 1995; la
reedición de Bolivia del fotógrafo Roberto Gertsmann, obra publicada
originalmente en 1928 y reimpresa en 1996 por la Fundación Quipus, y por
último, Imágenes del auge de la Goma que recupera el archivo de Carl Blattmann
de la década de los 20 del siglo XX, publicada en 1998.
Esta interesante cantidad de obras editadas en nuestro país demuestra que la
fotografía boliviana ha tenido madurez, tanto en el pasado como en el presente,
pero no ha alcanzado legitimidad como objeto de estudio en las aulas
académicas.
LA FOTOGRAFÍA NO NACIÓ EN PARÍS
Todos los que por primera vez se aproximan a estudiar los inicios de la
fotografía refieren a Joseph Nicéphore-Niepce como el inventor y descubridor de
la fotografía, hecho que se produce en Francia en 1824 y que consigue una
imagen estable en 1826. Pero no sería sino hasta el 5 de julio de 1839 cuando
François Aragó, de la Academia de Ciencias de París, introduciría a J.L.Mandé
Daguerre y su daguerrotipo. El 30 de ese mismo mes el sabio Gay Lussac presenta
al Parlamento francés un proyecto de resolución que requería el auspicio del
gobierno sobre el invento de Daguerre. También es conocido el hecho que, apenas
se difunde esta noticia en Francia otros se atribuyen el descubrimiento de la
fotografía. Entre ellos están Hyppolyte Bayard y el inglés Henry Fox Talbot.
Pero hay un hecho que marca a Latinoamérica como otra cuna de la fotografía.
Está en los experimentos que realizó el francés Antoine Hercules Florence,
(1804-1879), que trabajó con el propio Daguerre y que se afincó en Brasil desde
1824, junto al botánico brasileño Joaquin Correo de Mello, en Villa San Carlos,
Campina, en el estado brasileño de Sao Paolo. Florence y de Mello construyeron
una máquina para fijar luz en 1832, o sea, siete años antes de que Aragó
anunciara el descubrimiento de Daguerre ante la Academia Francesa. La
colaboración de Mello y sus conocimientos de bioquímica sirvieron a Florence
para que éste preparara las fórmulas necesarias para revelar y fijar imágenes
de plata expuestas en papel y vidrio. Estas imágenes y otras pruebas, de este
poco conocido padre de la fotografía, pueden verse hoy en el Museo del
Patrimonio Histórico y Artístico Nacional de Brasil. Por ello, es muy probable
que en Sudamérica se consiguiera la primera imagen fotográfica.
“De lo que no cabe duda es de que utilizó la palabra FOTOGRAFIA cinco años
antes de que lo hiciera el alemán John Herschel. A Florence le sucedió lo mismo
que a Bayard, cuyos experimentos fotográficos tampoco obtuvieron ningún
reconocimiento oficial.”[6]
La cámara de Daguerre llega primero a Nueva York, por manos de Samuel Morse,
más conocido por sus trabajos en el desarrollo del telégrafo eléctrico. El 28
de septiembre de 1839 Morse mostró en su primer daguerrotipo, hecho con éxito,
una vista de una iglesia de Nueva York. Morse se anotició de los experimentos
de Daguerre en febrero y es muy probable que haya estado en la Academia de Ciencias
de París, en julio[7]. A Sudamérica llega el Daguerrotipo a través del
sacerdote Louis Compte que demostrara las maravillas de esta máquina en el
Hotel Pharoux de Rio de Janeiro en 1840[8]. Como ocurriría con todas las
noticias del exterior del continente, las ciudades costeñas serían las primeras
en enterarse de los nuevos acontecimientos políticos, culturales y científicos
del Viejo Continente para que éstas alcanzaran luego los países y ciudades
interiores.
LOS INICIOS DE LA FOTOGRAFÍA EN BOLIVIA
La noticia más antigua registrada en Bolivia sobre el invento de la fotografía
se la encuentra el 9 de abril de 1840 en El Restaurador de Sucre bajo el título
Demostración pública del proceder del dibujo fotogénico de M. Daguerre[9] Las
repercusiones que el invento de la fotografía tuvo en la sociedad boliviana no
estarían registradas en la prensa. De alrededor de 35 publicaciones periódicas
de la época, entre 1839 y 1840, la mayoría de ellas de La Paz, los temas que
llenan su páginas son principalmente políticos. Recordemos que es la época de
transición entre el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz y el tercer
gobierno de José Miguel de Velasco cuando el énfasis comunicacional radicaba en
la defenestración del “monstruo” de Zepita[10]. Es así cómo este hecho, el del
invento de la fotografía, pasa, desde un primer momento, al olvido.
La información sobre los primeros fotógrafos bolivianos, en un primer momento,
me pareció escasa, casi inexistente. Sólo tenía referencia de un artículo
publicado por el Historiador y Crítico de Arte Pedro Querejazu en Presencia el
3 de julio de 1990[11] y del mismo autor otro artículo[12] en la Revista de
Cultura Encuentro Nro 7 de noviembre de 1990. Ya Gastón Dick, a principios de
los ochenta, comenzó a publicar una serie de Revistas tituladas La Paz, ayer y
hoy recuperando una valioso material fotográfico, principalmente del archivo
del fotógrafo paceño Julio Cordero. En 1993 la Alcaldía paceña compra una buena
parte de copias en papel del mismo archivo Cordero y Rolando Costa Arduz
publica dos tomos con fotografías de ese archivo: La Paz: sus rostros en el
tiempo .
Sin embargo, me encuentro con un dato en febrero de este año, proporcionado por
Pedro Querejazu, que en Estados Unidos habría un investigador dedicado a la
historia de la fotografía boliviana. Se trata de Daniel Buck, radicado en
Washington D.C. Buck es sin duda, el que mayor información ha reunido acerca de
nuestra fotografía. Buck tiene publicado en internet[13] un directorio de
daguerrotipistas y fotógrafos extranjeros y bolivianos con cerca de 350 nombres
y más de 70 referencias bibliográficas que dan noticias sobre la fotografía
boliviana, además tiene varios artículos publicados desde 1994 hasta el
2000.[14] A través de Buck y de Teresa Gisbert, historiadora boliviana, tengo
conocimiento de los trabajos de Natalia Majluf[15], Adelma Benavente[16] de
Ramón Gutierrez [17] y de Hernán Rodriguez Villegas[18].
Vicente Gesualdo[19], historiador argentino, es el que aporta datos precisos
sobre los orígenes de la fotografía en Bolivia. Según Gesualdo son los hermanos
Charles y Jacob Ward, procedentes de Nueva Jersey, que en su visita a Chile,
Perú y Bolivia, entre 1845 y 1848 cargaron, a lomo de mula, su equipo de
daguerrotipia y tomaron varias fotografías en La Paz, Oruro y Chuquisaca. La
ubicación de esos daguerrotipos es hoy desconocida según Buck[20].
Continuando con Gesualdo, es Mariano Pablo Rosquellas (1790-1859) el primer
fotógrafo amateur de Bolivia. Rosquellas, violinista y empresario minero conoce
a Amadeo Gras en Buenos Aires. Gras[21], un francés, músico y pintor radicado
desde 1832 en Argentina, comparte con Rosquellas su pasión por la música. Es
entonces cuando el Mariscal Andrés de Santa Cruz propone a Gras, a través de
Rosquellas, la conformación de la Primera Escuela de Artes de Bolivia en
Chuquisaca el año de 1834[22]. Amadeo Gras, Mariano Pablo Rosquellas y el
publicista español José Joaquín de Mora, constituyeron un trío fundamental en
los primeros albores de la educación artística de la naciente república. Gras
abandona Bolivia en 1835, pretextando el clima y va a Montevideo donde años más
tarde tiene contacto con el Daguerrotipo[23]. Como retratista, ve las
cualidades de esta nueva tecnología y se dedica a él. En 1849, Rosquellas le
encargaría a Gras, radicado nuevamente en Buenos Aires, un equipo de
daguerrotipia.
Buck, por su parte, refiere la noticia que Tomás Frías (posteriormente
presidente de Bolivia entre 1872-73 y 74-76), habría comprado del propio
Daguerre un equipo con todos sus implementos.[24]. El Presidente José
Ballivián, en 1841, incorpora a Frías en su Gabinete en la cartera de
Educación. Frías estaba radicado en ese entonces, en París y trajo consigo
ideas renovadoras[25] y muy posiblemente también el daguerrotipo comprado a Daguerre.
Gesualdo también nombra a Francisco Solano Ortega (1810-1897) como el primer
fotógrafo profesional, nacido en Bolivia, que aprendió la fotografía de William
Helsby, uno de tres fotógrafos hermanos ingleses que también estuvo en Bolivia
en 1856 junto al explorador Squier.
El paradero de los daguerrotipos de los tres fotógrafos mencionados es hoy
desconocido, por lo que se hace muy difícil una identificación definitiva sobre
la primera fotografía boliviana.
LOS PIONEROS
De los pocos daguerrotipos identificados como “bolivianos” se encuentran los
del pintor y fotógrafo ecuatoriano Manuel Ugalde en la colección de la familia
Winnters en Cochabamba.[26]. En 1856 Ugalde entabla un pleito a un señor Butrón
que pretendió, arbitrariamente, el invento local de la fotografía, cuando ya en
1854, en Sucre, se ofrecían por la prensa, servicios de fotografía “al
daguerrotipo” por Baltasar Hervé.[27]. Para 1856 eran fotógrafos activos Manuel
Ugalde y Carlos Deluze en Sucre, Mario Berríos en Potosí, Pío Lozada y Baltasar
Hervé en Cochabamba[28]
Pedro Cote, Coordinador de Comunicaciones para América Latina y el Caribe del
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, fotógrafo y especialista en
conservación y manejo de archivos fotográficos, menciona a Bolivia como uno de
los países más fotografiados del mundo.[29] Esta aseveración podría resultar
una exageración o cuando menos habría que suspenderla con beneficio de
inventario. Pero hagamos un rápido inventario.
Desde los exploradores Squier y Wienner, las misiones franciscanas, los
colonizadores alemanes en el Beni y Pando, pasando por el descubridor de Machu
Picchu, Irham Bingham, o la de otros exploradores y científicos como Percy
Fawcett, Arturo Posnansky o las obras fotográficas de Robert Gertsmann, Herbet
Kirchhoff, Pierre Verger o Hans Ertl, Bolivia fue retratada en casi todas sus
dimensiones. Pero si esos fueron los extranjeros, radicados o no en Bolivia,
los fotógrafos bolivianos tanto del siglo XIX como del XX, retrataron también
los diversos horizontes que esta tierra proveía para sus lentes. Ricardo
Villaalba, que según el historiador Antonio Paredes Candia[30] nació en
Corocoro, y que estuvo activo en La Paz, Arequipa y Lima entre 1860 y 1870,
desconocido hoy para la gran mayoría, realizó, entre otros importantísimos
trabajos para la Empresa Nacional de Ferrocarriles del Perú, una serie de
extraordinarias cartes de visite retratando los diversos tipos humanos de
Bolivia y el sur andino. Villaalba sería el fotógrafo boliviano más importante
del siglo XIX[31]. Emigró a París en 1880 y se hizo miembro de la Sociedad
Francesa de Fotografía. Participó en una exposición de fotógrafos en 1894
auspiciada por el Foto-Club de esa ciudad.[32]
Y podemos nombrar a otros como L. Lavadenz, Reyes e hijos, la saga de los Valdez
en Sucre y los Cordero en La Paz, Luis Gismondi, Francisco Palermo, Luis
Bazoberri, J.N. Piérola, Rodolfo Torrico Zamudio, fotógrafo del Album del
Centenario de la República. Todos, con miles de fotografías, no dejaron casi
ningún rincón de Bolivia al olvido.
Ciertamente, podríamos enumerar una cantidad de fotógrafos y sus obras que hoy
ya no se conocen, para ratificar lo dicho por Cote. Sin embargo, es necesaria
una sistematización de la investigación para que el inventario histórico se
convierta en archivo académico y puedan proponerse patrones artísticos y
desarrollos técnicos de la fotografía en Bolivia
CHAMBI EN BOLIVIA Y LAS CONSIDERACIONES DEL ARTE DE LA FOTOGRAFÍA
Martín Chambi es el fotógrafo más reconocido del sur andino. Nació en 1891, en
Coaza, un pequeño pueblo peruano de casas de adobe y techos de paja enclavado
en los Andes de Carabaya, departamento de Puno, al norte del lago Titicaca. Y
tuvo la fortuna de crecer con el espacio y la luz de estas regiones. Hacia 1908
tiene el primer contacto con un fotógrafo de una compañía minera y ahí se
decide su futuro. Un tiempo después conoce a Max. T. Vargas en Arequipa, quien
es el fotógrafo más reconocido de la región. En Arequipa se forma y se
independiza luego en Sicuani, un pequeño poblado entre Cuzco y Puno. En 1920
llega al Cuzco, donde realizaría gran parte de una obra monumental de la
fotografía latinoamericana.[33]
Cinco años más tarde es invitado a participar en la Exposición Internacional
del Centenario de Bolivia, donde gana la medalla de oro. Este es un hecho
fundamental en la vida de Chambi. Es reconocido su trabajo, por primera vez, a
nivel internacional y desde ese momento su fama se extendería aún más. Además,
el hecho de que a la fotografía se la reconozca como arte, es una referencia
fundamental dentro de la misma historia de la fotografía.
Fue evidente que desde muy temprano la fotografía logró conquistar al gran
público y que obras como la del alemán August Sander tenían un alto grado
plástico y artístico. Grandes artistas ganaron reputación gracias a sus
pequeñas imágenes en blanco y negro. La fotografía terminó por convertirse en
un componente esencial de nuestra cultura. Por su parte, el arte moderno había
cuestionado sus propios medios y, ávidos de experimentación, los artistas se
encontraban a la búsqueda no sólo de nuevas ideas, sino también de otras
posibilidades de expresión. La fotografía era una de ellas. Artistas de
vanguardia como los rusos Alexander Rotchenko y El Lissitsky, el dadaísta y
surrealista norteamericano Man Ray, el constructivista László Moholy-Nagy y la
italiana afincada en México, Tina Modotti, produjeron una obra fotográfica
importante y se perfilaron como pioneros de una evolución artística que aún no
ha terminado. Pero estos artistas se constituían en una excepción, y antes de
la Segunda Guerra Mundial la fotografía todavía estaba situada en una posición
relativamente baja en la escala de valores. Se le rehusaba un reconocimiento
que habría hecho definitivamente de ella un “arte noble”. La fundación de una
sección de fotografía en el Museum of Modern Art de Nueva York, inaugurada en
1929, sólo fue una excepción, y eran muy raros los coleccionistas de
fotografías de verdadera envergadura.
Por estas consideraciones, es que el reconocimiento de la obra de Martín
Chambi, dentro de una exposición plástica internacional en Bolivia en 1925,
como obra artística, no tiene parangón en el continente.
El poeta y escritor Oscar Cerruto así lo reconocía en un artículo publicado el
17 de marzo de 1929 en El Diario: De la fotografía como función estética. En
torno al artista cuzqueño Martín Chambi, donde, haciendo una comparación con la
recientemente llegada a México de Tina Modotti, destacaba la “simplicidad:
valor sustancial que introduce las fotografías de Chambi en los linderos del
Arte Nuevo.”
EN BUSCA DEL ESLABÓN PERDIDO
Adicionalmente a la importante labor de Daniel Buck por establecer datos que
otorguen mayor conocimiento a lo poco conocido de la fotografía boliviana, en
julio de este año 2001, el Instituto Earthwatch, asociación sin fines de lucro
y compuesto por voluntarios “pagantes”, a la cabeza de la investigadora peruana
de origen cuzqueño, Adelma Benavente García[34] y de la doctora Michell
Penhall[35], se dieron a la tarea de clasificar el Archivo Cordero, en
propiedad hoy de don Julio Cordero Benavides. La maratónica labor de clasificar
este archivo abarcará hasta finales de agosto. Las conclusiones las conoceremos
en un tiempo más siendo que, con la ayuda de una clasificación digital, se
contará finalmente con una extraordinaria herramienta para la investigación.
Pero adicionalmente a este hecho, las propias investigadoras comienzan ya a
establecer interesantes nexos entre los fotógrafos bolivianos y peruanos, que
darán mayores luces sobre la historia de nuestra fotografía.
Ese es el caso de Luis Gismondi, limeño,[36] de origen italiano y radicado en
La Paz y Miguel Chani, fotógrafo cuzqueño, quienes habrían intercambiado y
comercializado sus trabajos sin establecer claramente las autorías[37]. Queda
en deuda la clasificación del propio archivo Gismondi para un futuro cercano
como también los resultados de la clasificación digital del Archivo fotográfico
de La Paz, propiedad de la UMSA, que vengo personalmente realizando. Todos los
trabajos sobre la fotografía del sur andino[38] junto a estos nuevos intentos
nos ayudarán a encontrar ese eslabón perdido.
El reconocimiento de la fotografía boliviana, como representación de la
comunicación, del arte y la historia todavía tiene que recorrer un largo
camino. Nuestra marginalidad del mundo hoy, incluso de nuestros propios
vecinos, nos inhibe muchas veces al reconocimiento de nuestro propio mundo y de
nuestra propia historia. El desafío está planteado para quienes reconozcan en
esta visión de mundo un nuevo arsenal de nuestra memoria.
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[1] Artículo realizado en 2001 y publicado en la Revista de la Fundación
Cultural del Banco Central, Nro 18, marzo de 2003.
[2] 1996
[3] Billeter, Ericka. Canto a la realidad. Fotografía latinoamericana 1860 –
1993. Lunwerg Editores S.A . Casa de las Américas, Madrid. 1993
[4] En la Universidad Católica de La Paz se encuentran las siguientes tesis de
grado: Cómo mejorar la fotografía de prensa en Bolivia, Jaime Cisneros del
Carpio, 1986; La fotografía de prensa durante la guerra del Chaco 1932-1935,
Claudia Paredes Tardío, 1994; Potosí colonial a través de la fotografía,
Policarpio Quentasi Ramos, 1999; La revolución del 9 de abril reflejada a
través de la fotografía de prensa en tres periódicos paceños, Jenny Alarcón
Saavedra, 1999. En la Universidad Técnica de Oruro se encuentra: La fotografía
de prensa en los periódicos La Patria y El Expreso, Diego Magne Véliz, s/f.
[5] Historia del Cine en Bolivia. Alfonso Gumucio Dagron. Los Amigos del Libro,
La Paz, 1982.
[6] Billeter, Ericka. Op. Cit. Pag. 15. También consultar: Boris Kossoy,
Hercules Florence: 1833 a descoberta isolada de fotografía no Brasil, Sao
Paolo, Livraria Duas Ciudades, 1980; Photography in Ninteenth-Century Latin
America en Wendy Watriss y Lois Parkinson Zamora eds. Image and Memory: Photography from Latin
America, 1866-1994, Austin. University of Texas Press 1998 y Gilberto Ferrez,
Photography in Brazil 1840-1900, Albuquerque. University of New Mexico Press
1990.
[7] Enciclopedia focal de la fotografía (The Focal Encyclopedia of
Photography), Frederick Purves. Ediciones Omega, España, 1975
[8] Buck, Daniel. Early photography in Bolivia. History of photography Volume
24, Number 2, Summer 2000. Taylor & Francis, London – Philadelphia.
2000. Pp 127
[9] El Restaurador, Sucre (Tomo 2 Nro 5 pág. 4, 9 de abril de 1840) citando
como fuente a El Comercio. Con toda seguridad se refiere a la publicación del
25 de septiembre de 1839 de El Comercio de Lima donde da detalles sobre el
invento presentado en París en julio de 1839 ante la Academia de Ciencias.
Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. Sin embargo,
esta investigación no está concluida y tengo todavía la esperanza de encontrar
más noticias sobre la fotografía en esos sus primeros años.
[10] De Mesa José, Gisbert, Teresa y De Mesa Gisbert, Carlos. Historia de
Bolivia 4ta Edición. Ed. Gisbert 2001. La Paz.
[11] Querejazu, Pedro. La fotografía y sus 150 años Presencia, 3 de julio de
1990. La Paz.
[12] Querejazu, Pedro. Un pais que se conoce a sí mismo. Aproximación al arte
fotográfico boliviano del siglo XIX. Encuentro. Revista Boliviana de Cultura.
Año III Nro 7. Ed. Administradora de Tarjetas de Crédito, noviembre de 1990. La
Paz.
[14] Buck, Daniel: Yesterday’s Modern Images, Today’s Archival treasures
Americas 45:5 (septiembre octubre 1994); Pioneer photography in Bolivia:
Register of Daguerrotypists and Photographers, 1840-1930 en Bolivian Studies 5:1
1994-1995; El desarrollo de la fotografía en Bolivia en el siglo XIX Historia
de la fotografía: Memoria del Quinto Congreso de la Historia de la Fotografía
en la Argentina, 1996; From Bolivia with Love: Postcards from the past South
American Explorer 50 (winter 1997) y Early photography in Bolivia. History of photography Volume 24,
Number 2, Summer 2000. Taylor & Francis, London – Philadelphia. 2000
[15] Majluf Natalia. Traces of an Absent Landscape. Photographers in Andean
Visual Culture. History of Photography Volume 24, Number 2, Summer 2000. Taylor
& Francis, London – Philadelphia. 2000.
[16] Benavente, Adelma. Peruvian Photography. Images from the southern Andes,
1900-1945. University of Essex, 1996. Londres
[17] Gutierrez Ramón. Historia de la fotografía en Iberoamérica. Siglo XIX y XX
en Pintura, escultura y fotografía en Iberoamérica, siglos XIX y XX. Madrid.
Ed. Cátedra, 1997.
[18] Rodriguez Villegas, Hernán. Historia de la fotografía en Chile. Boletín de
la Academia Chilena de la Historia, Nro 96. Santiago de Chile, 1985.
[19] Gesualdo, Vicente. Historia de la fotografía en América. Desde Alaska
hasta Tierra del Fuego en el siglo XIX Ed. Sui Géneris, Argentina, 1990.
[20] Buck. Early photography… pp 127.
[21] Gras, Mario César. El pintor Gras y la iconografía histórica
sudamericana. Ed. El Ateneo, Buenos Aires, 1946. Pp 107. Mi agradecimiento a
Teresa Gisbert al proporcionarme este material.
[22] Idem
[23] Idem, pág. 108
[24] Buck. Pioneer photography in Bolivia: Register of… Sitio en
internet
[25] De Mesa, José. Op. Cit. Pág.390.
[26] Pentimalli, Michela y Cardoso, Aldo. Cochabamba en imágenes, 1571-1935.
Cervecería Taquiña, 1995.
[27] Querejazu, Pedro. La fotografía y sus… op cit, pág. 1.
[28] Idem
[29] “Desde que Mariano Pablo Rosquellas (1790-1859) comenzó a hacer
daguerrotipos con su cámara de aficionado en la década de los cincuenta del
siglo pasado (XIX), se inició una rica producción de imágenes que no ha tenido
ni tendrá fin. La diversidad y riqueza culturales, el asombroso paisaje, el simultáneo
dinámico y estático proceso histórico hacen y han hecho de este país un
excelente caldo de cultivo para la producción de imágenes relevantes, críticas
y artísticas, desde la enorme producción de los fotógrafos de estudio en Sucre
durante el siglo XIX hasta la fotografía de protesta de los años setenta,
Bolivia no ha contado con conjuntos fotográficos individuales de la proyección
de un Martín Chambi en Cusco o un Melitón Rodriguez en Medellín. Lo más
probable es que hasta el momento estos descubrimientos no se han hecho, ya que
no existe una investigación sistemática de una historia de la fotografía en el
país.” En El archivo fotográfico del Archivo de La Paz (informe de Consultoría)
Boletín del Archivo de La Paz Nº 18, Universidad Mayor de San Andrés, 1999. Pp 16-17.
[30] En Buck, Daniel. Op. Cit. Pp 127 Nota 12.
[31] Buck, Daniel. Pioneer photography in Bolivia. Directoy of Daguerrotypists
& Photographers, 1840-1930. http://ourworld.compuserve.com/homepages/dbuck/
[32] Idem
[33] López Modéjar, Plubio y Mario Vargas Llosa. Martín Chambi
1920-1950. Lunwerg Editores S.A. Madrid, 1990.
[34] Adelma Benavente García es fundadora del Instituto Visual Inka y colabora
con la Fototeca Andina del Centro de Estudios regionales San Bartolomé de Las
Casas. Viene desarrollando este trabajo de investigación de la fotografía
cuzqueña desde hace 15 años.
[35] Michell M. Penhall, doctora en historia por la Universidad de Nuevo
México, ha dedicado su tesis doctoral a la obra de Martín Chambi (Rethinking
Martín Chambi, 1997) y ha sido discípula del investigador Edward Ranney, quien
fue el redescubridor de la obra de Chambi para el mundo. Como nexo boliviano
está el historiador Pablo Miranda, radicado en México.
[36] Conversación con Adelma Benavente el 6 de agosto del 2001, en La Paz.
[37] Mariaca, Gabriel y Cuéllar, Fernando La fotografía en Bolivia: Fuente de
inspiración, caos en su reglamentación. Revista Impresión Gráfica Nro 1
Julio-Agosto 2001, La Paz.
[38] Ver Peter Yenne, Peruvian Photography History. A Summary of Research, 1977-98. History of
photography Volume 24… Op Cit. Pp 136-138 y Michell Penhall South American
Photograghy, Selected Bibliography Idem pp. 138 y 139.
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