El gran escritor y explorador Juan B. Coimbra, apuntó que a
fines del siglo XIX: “intrépidos exploradores hicieron el reconocimiento de
todas las vertientes que aparecían por el lado de Iténez, del Blanco y del San
Miguel. Entre ellos, muchos científicos europeos. Estos últimos fueron los
primeros en acopiar datos geográficos y en ver todas las posibilidades de una
segura comunicación con el Atlántico. Al mismo tiempo que los Vázquez, Arteaga,
Salinas, Cárdenas, Vaca Diez, Salvatierra y tantos otros, descubrían la hevea,
estableciendo trabajos en las márgenes de Madre de Dios, Orton y sus afluentes”
1. De esta manera, tanto hombres de ciencia como industriales gomeros, jugaron
un papel importante en lo que fue la expansión exploradora y colonizadora del
Estado, en la región Norte–Noroeste boliviano al establecer una dominación
jurisdiccional de las tierras bajas.
En ese sentido, en esta nota describimos la expedición de
Víctor Mercier, un industrial gomero que condujo una exploración, en la región
amazónica boliviana, en 1887.
En ese contexto, es necesario mencionar que Mercier, “nació
en Caupolicán. Hijo de suizo. Dedicóse desde joven a la extracción de la goma
elástica y a la exploración y conquista de las tierras benianas, en la zona del
Madre de Dios” 2. También fundó una barraca denominada “Maravillas”. Sin
embargo, una vez determinadas las delimitaciones de sus estradas, decidió
explorar territorios desconocidos, con el objetivo de tener más ‘hevea’ que
extraer. Comenzó poco a poco a introducirse en territorios inexplorados de una
manera significativa, con el transcurrir del tiempo fue llamado ‘Ecua’, por los
habitantes de la región, que significa padre.
Es interesante señalar, que cuando alcanzó cierta madures y
confianza, decidió introducirse a otras tierras inexploradas. Es en esta
oportunidad que fue acompañado por un grupo de oriundos que conoció en sus
primeras incursiones, de lo cual anotó: “…tímidos y poseídos de visible
desconfianza se me acercaron algunos individuos al oír el cariñoso acento con
que procuraba dirigirles la palabra, y á la vista de los objetos que les
mostraba con ánimo de obsequiarlos y que naturalmente excitaba su curiosidad, más
que el interés de poseerlos. Repartí entre las mujeres algunos quimones para
sus tipoes, pues todas estaban desnudas así como los hombres y los niños; mas
ellas usaban una especie de cinturón de castidad compuesto de un tegido
especial…” 3.
Después de este breve encuentro Víctor Mercier, regresó a su
barraca acompañado por varios naturales de la región, con los cuales
intercambio alimentos, es decir, yucas y maíz por otras comidas. Desde este
momento decidió realizar otra exploración, más trascendental hacia el noroeste
boliviano y alcanzar algún río significativo. Sobre ello escribió: “…aseguraban
que en efecto había en aquella región que yo les indicaba un gran río, en cuyas
márgenes se hacia la extracción de la goma elástica, y por cuyas aguas surcaban
embarcaciones con humo, sin necesidad de remos, según ellos se explicaban en su
sencillo lenguaje, pero haciendo comprender lo suficiente que se trataba de
barcos á vapor. Ya no podía, pues, dudarse de que estas vagas referencias eran
alusivas á la línea de vapores que hacen el servicio regular en el río Acre
exportando goma elástica y repartiendo de regreso mercaderías en las barracas
brasileras…” 4.
Una vez fortalecido Mercier, resolvió explorar dicho
territorio, pero no poseía muchos víveres, por lo tanto se dedicó a extraer
goma y almacenar una importan-te cantidad de siringa, que le permitió acceder a
un crédito de la Casa Braillard y Cía., con el cual compró víveres y armas.
De esta manera, el 9 de agosto de 1887, comenzó los
preparativos para realizar la expedición, dos días después partió la comisión
encabezada por Mercier y unos mozos provenientes de Ixiamas y su socio, el
coronel brasilero Antonio Rodríguez Pereira Labre, acompañado por dos muchachos
cariocas: Lucas de 15 años y Manga de 12 años. Con la intención de llegar al
río Acre.
Al día siguiente llegaron a un lugar llamado “Ecuaré”, el
día 14 de agosto, llegaron al margen del río Orton, en ese territorio Víctor
Mercier, or-denó la construcción de “callapos” 5. Al día siguiente prosiguieron
con la marcha y se introdujeron en los territorios denominados “Navea-da”. El
17 de agosto, llegaron a un poblado habitado por 52 familias nativas, que
tenían por jefe al Capitán ‘Capa’. Continuaron el recorrido y cruza-ron el
arroyo “Manuiesada”. Luego cami-naron hasta llegar a un pueblo ocupado por
Pacahuaras y gobernados por el Capitán ‘Runa’, siendo muy bien recibidos.
El día 20 de agosto, continuaron con la exploración
acompañados por el líder pa-cahuara y tras recorrer dos leguas se encontraron
con un Jefe guarayo llamado ‘Curu-Puru’ y dos nativos más, que los llevaron a
su pueblo compuesto por 45 familias situado cerca del arroyo “Tupene-puchuaá”.
Después de descansar y abaste-cerse, el día 23 de agosto, continuaron con la
expedición acompañados por diez gua-rayos y dos pacahuaras, al día siguiente
llegaron al río Abuna (Caramanú), el cual lo cruzaron, luego recorrieron
pajonales y un pequeño bosque, en la mitad del cami-no encontraron un pequeño
caserío gober-nado por el Capitán “Cajasdi”.
Posteriormente, tras continuar con la expedición llegaron a
otro territorio habi-tado por Caripunas, que trataron de atacar-los, pero
Mercier, al hablarles en su idio-ma los apaciguo. El 28 de agosto, la
exploración recorrió otros tres poblados, sobre la última aldea anotó: “la
perspecti-va del último pueblo atrajo singularmente nuestra atención y nos
obligó á detener-nos, por haber notado con agradable sor-presa que había allí
habitaciones de una construcción muy rara” 6.
Luego llegaron a otra población residida por Ipurinas. El 30
de agosto, alcanzaron un lugar cercano a las orillas del anhelado río Acre, de
esta manera, Víctor Mercier logró su objetivo. En este territorio encon-tró a
dos siringueros dependientes de Ge-rardo Correa Lima. Consecutivamente, fueron
conducidos por dos brasileños al Barracón y alcanzaron la Barraca “Flor de
Oro”, el dueño del lugar los recibió con los brazos abiertos, en este sitio
descansa-ron por dos días. El 2 de septiembre, fue-ron visitados por los dueños
de otras Ba-rracas que los felicitaron. Luego la expedi- ción regresó por la
misma ruta, sobre esto anotó: “Lleno el ánimo de la intima satis-facción que
produce el deber cumplido y la realización de un proyecto acariciado largo
tiempo, que ha de refundar en bene-ficio de la patria, nos pusimos en marcha el
día tres de Setiembre y vencimos el trayecto antes recorrido, con mayor
facili-dad á favor de la experiencia adquirida. El día 11 tuve el placer de
llegar á mi que-rida ‘Maravillas’, sin haber experimenta-do contratiempo
alguno”.
De esta manera, a través de esta nota, describimos la
destacada labor de Víctor Mercier, que fue un industrial gomero y al mismo
tiempo gran explorador, que como otros de su generación contribuyó a la
ex-pansión exploradora y colonizadora del Estado en los territorios
Norte–Noroeste boliviano, a fines del siglo XIX.
Por: José E. Pradel B. / Este articulo apareció en el
periódico El Diario el 8 de Julio de 2014.
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