(Créditos: El País) |
Por: Danitza Pamela Montaño / El País de Tarija, 18 de
febrero de 2021.
Un pasaje que siempre cuentan nuestros abuelos es que en la
Tarija de antaño muchas cosas se trasportaban en mulas, caballos y burros. De
tal manera que no era nada extraño ver en las calles, tanto chapacas como
chapacos trasportando sus mercaderías por la ciudad. Cuentan que venían de esa
manera desde el campo, desde lejanos lugares, y recorrían todo el centro
ofreciendo sus productos.
Más aún, otros llevaban su producción agrícola o lo que
vendiesen a la Recova, lugar donde todos llegaban con sus mulas a descargar sus
ofertas y acomodarse. Pero otro pasaje lleno de colorido y digno de
admiración es aquel que relata que la gente del campo iba casa por casa
ofreciendo leche de burra con el mismo animal, por lo que se lo ordeñaba a
domicilio. Situación similar ocurría con las mujeres lecheras que ofrecían
leche fresca al pie de la vaca.
Más aún, no solo hacían esto los pobladores de Tarija sino
también otros comerciantes que venían de departamentos vecinos, por lo que
había quienes no podían regresar a sus hogares antes de llegada la noche, y
debían refugiarse en lugares específicos que ofrecían este servicio.
Un recuerdo que recoge el escritor Agustín Morales Durán en
su libro “Estampas de Tarija” está centrado en los Tambos, que existieron desde
siempre cuando no habían carreteras ni vehículos motorizados, en ese entonces
todo se transportaba en animales de carga.
Cuenta que en la ciudad de Tarija había dos Tambos, que se
traducían en enormes caserones con patios amplios, grandes salas, corredores y
extensos corrales para los animales de carga de los comerciantes. El primero de
ellos era el “Tambo Maldonado”, posiblemente por el apellido de su propietario.
De acuerdo a Morales, éste estaba situado en la calle
Camacho, entre Frías y Colón, a cuadra y media de la Recova. “Allí llegaban
toda clase de forasteros, principalmente del norte”, expresa Morales y destaca
que entre ellos estaban los llamados “cocanis”, que vendían coca. Según el
escritor muchos de ellos se quedaron a vivir en las tiendas que daban sobre la
calle.
También llegaban ahí los circos y gitanos que aparecían con
sus peroles de cobre sacando la suerte y eran muchos los tarijeños que hacían
fila para ello. Cuentan que hacían hechicerías y demás “prendidas” con la gente
ingenua.
De acuerdo a Morales, ese tambo con el pasar de los años se
fue reduciendo, sobre todo porque sus dueños lo iban vendiendo de a poco. En la
casa principal quedó un hombre de apellido Choque, un señor trabajador que
llegó a comprar el tambo. “Hizo fortuna y dejó bien puesta a su familia”,
apunta el escritor.
Relata que el otro tambo quedaba en la calle Potosí y fue
llamado “Oriental”, seguramente porque allí llegaba la gente y comerciantes del
Chaco y Santa Cruz, éstos traían azúcar en unas petacas de cuero. “Una azúcar
en terrones que había que deshacer, también traían suela y unos riquísimos
confites”, escribe Morales.
Los confites los vendían a cinco por medio y los llamaban
alfeñiques. Los chaqueños comerciantes traían ají seco, queso fronterizo y
otros productos. Cuentan que también ese tambo fue una casona grande con
iguales dependencias que el anterior, sobre todo con amplio corral para la
caballada y demás cuadrúpedos.
LA LLEGADA DE LOS MOTORIZADOS
Según el escritor todavía para la Guerra del Chaco, el tambo
“Oriental” se conservó como tambo para luego desaparecer con igual suerte que
el tambo “Maldonado”. Se piensa que con la afluencia de motorizados aquellos
viejos tambos tuvieron que transformarse, pues ya no había comerciantes con
recuas, quedando solo el recuerdo de otros tiempos.
Respecto al uso de mulas en la Tarija de antaño, el escritor
Agustín Morales cuenta que- muy cerca de la Pascua Florida- los chapacos traían
las rosas pascuas en burros, a caballo o incluso al hombro. Todo esto se
constituía una ofrenda para armar los arcos floridos y decorar las iglesias
para la celebración religiosa.
Más aún, hace énfasis que todo esto se fue perdiendo y ya
luego de la Guerra del Chaco fueron pocos los comerciantes que transportaban
sus productos en animales de carga, sobre todo también porque la Guerra trajo
consigo muchos forasteros y una serie de cambios en todo sentido.
De acuerdo a Morales este acontecimiento histórico cambió
muchas de las costumbres tarijeñas y fusionó algunas tradiciones con costumbres
de otros departamentos. Ya para todo se comenzaron a usar los motorizados.
APUNTES SOBRE LA TEMÁTICA
Al pie de la vaca
Muchas de las lecheras en la antigua Tarija ofrecían leche
fresca al pie de la vaca, llevando al animal hasta la puerta de la casa del
comprador.
En mulas
La mayoría de los productos que ofrecían los comerciantes,
tanto de Tarija como foráneos se transportaban en mulas o caballos, pare ello
recorrían largas distancias.
Pascua
Incluso se cuenta que para la Pascua de antaño la gente del campo traía las rosas pascuas en burros como ofrenda para armar los arcos en las plazas centrales del pago.
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