Las milicias se fueron disolviendo tras la salida del MNR del poder en 1964. Estas imágenes corresponden justamente al 28 de septiembre de 1964, a menos de dos meses de la caída de Paz Estenssoro, Fueron captadas en la ciudad de Cochabamba |
Entre el 9 y el 11 de abril de
1952, destacamentos civiles, la mayoría militantes del MNR, a la cabeza de
Hernán Siles Zuazo, se enfrentaron a los soldados reclutados solo tres meses
atrás para su servicio militar.
Esos grupos, algunos de ellos denominados
"Cuadros de Honor" del MNR, lograron derrotar al ejército dirigido en
esos días por el general Humberto Torres Ortiz.
Un aporte fundamental a la
insurrección de abril fue el de los mineros de Milluni, que combatieron tanto
en Oruro como en El Alto. Las refriegas derivaron en la derrota de Torres
Ortiz, quien huyó al Perú, y del entonces presidente de facto, Hugo Ballivián,
quien encabezó la resistencia al MNR desde el Colegio Militar.
El acopio de armas, muchas de ellas
de propiedad de la Policía, que se sublevó junto a los revolucionarios, dio
paso a la formación de milicias.
Estos batallones pasaron a depender
del movimiento sindical, que, bajo el emblema de la COB, creó una secretaría de
milicias armadas. Luego, algunas de ellas se pusieron al servicio de los
líderes del MNR que muy pronto empezaron una disputa interna que jamás pudo
resolverse.
EL VIEJO Y EL NUEVO EJÉRCITO
Por primera vez en la historia del
país un gobierno tocó la estructura más profunda del ejército. La tesis era que
un estado revolucionario debía contar con un nuevo ejército revolucionario. La
estrepitosa derrota militar a manos de los revolucionarios en abril de 1952,
condujo a la idea de que había que destruir la raíz “oligárquica” de las FF.AA.
Las dos medidas básicas que se tomaron fueron por una parte la clausura del
colegio militar y por la otra la separación de filas de altos oficiales la
mayoría fueron al exilio, de oficiales intermedios y el licenciamiento de los
cadetes del colegio. Junto a estas decisiones que afectaron a más de 500
uniformados aproximadamente, se detuvo a muchos militares de alta y baja
graduación que fueron trasladados a prisión. En Curahuara de Carangas, por
ejemplo, entre 1953 y 1955 había más de 50 militares presos.
El periodista Rafael Archondo,
señala que: “oficiales del ejército reorganizado supervisaron el adiestramiento
de los milicianos”. Además, “En los hechos, el ejército les transfirió
destrezas, aunque en su fuero interno, no estuviera muy satisfecho de tenerlas
como competidoras”.
El concepto de preeminencia secante
del partido identificado con el estado se tradujo en la obligación de los
oficiales de las FF.AA. de jurar lealtad al partido en actos públicos, lo que
fue considerado por los militares como una humillación intolerable que le
cobraron al MNR y a Paz Estenssoro en años posteriores. El gobierno creó
milicias armadas en dos sectores, el de los trabajadores mineros y el de los
campesinos. También organizó grupos de milicianos en las ciudades que respondían
directamente al partido. Esta organización garantizó el poder obrero y
campesino que respaldó militantemente la estabilidad de la Revolución, aunque
también generaron violencia sobre todo en el campo en enfrentamientos
sangrientos entre comunidades campesinas hasta bien entrados los años sesenta.
ABUSOS
Según Archondo: “el MNR usó a los
milicianos como grupos de choque en contra de la Falange y del movimiento
cívico cruceño” De esta forma Estenssoro y el MNR “evitaba tener que
comprometer a policías o soldados con la represión política”. Además, se dice
que las milicias del MNR fueron el azote de las ciudades. Pasadas las 22 horas
interferían a los caminantes para agredirlos o detenerlos sin motivo.
Ejecutaban allanamientos nocturnos de domicilios pretextando búsqueda de armas
y cometían una serie de tropelías.
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