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ENTRE LA GUERRA O LA PAZ: MEDIACIÓN OFRECIDA POR EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMÉRICA

Por: José E. Pradel B./ Publicado en el periódico El Diario / Nuevos Horizontes / 14 de Enero de 2014.

Durante y después de la denominada Guerra del Pacífico se encuentra registrado en la historia de las relaciones internacionales entre Bolivia y los Estados Unidos de Norte América, diversas mediaciones y buenos oficios para que Bolivia acceda a una salida soberana al Océano Pacífico 1.
El primer momento fue durante la Guerra del Pacífico, en 1879, cuando el delegado estadounidense en Bolivia, Solomon Newton Pettis a solicitud del gobierno boliviano y en nombre de su gobierno, ofreció su mediación. Sin embargo, este intento fracasó.
Al año siguiente, el presidente Rutherford B. Hayes (1877-1881), trató de evitar que la contienda continúe e instruyó a sus ministros acreditados en las naciones beligerantes para concertar una mediación. Los tres países en conflicto la aceptaron.
Sin embargo, la historiografía actual, que estudia la citada guerra, describe muy poco sobre la posición de la diplomacia boliviana de este período histórico. Es en ese sentido, que en esta nota describiremos la manifestación de nuestra diplomacia a través de las Actas de la reunión, titulado: Las Conferencias en Arica: documentos relativos a la mediación ofrecida por el gobierno de los Estados Unidos de Norte América para poner fin a la Guerra entre Chile, Perú y Bolivia, posteriormente publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

De esta manera, se realizaron las Conferencias de paz en la bahía de Arica, a bordo de la corbeta norteamericana Lackawanna. Asistieron a dicha reunión por la República de Chile: Eulojio Altamirano, Eusebio Lillo, Cnl. José Francisco Vergara y Domingo Gana, Secretario. Por la República de Bolivia: Mariano Baptista, Juan Crisóstomo Carrillo y Félix Avelino Aramayo, Secretario de la legación. Por la República del Perú: Antonio Arenas y Aurelio García y García y Mariano Nicolás Valcárcel, Secretario. Por Estados Unidos de América: Tomas A. Osborn (Decano de los Ministros norteamericanos), acreditado ante el gobierno de Chile; Isaac P. Christiancy, acreditado ante el gobierno del Perú y el Gral. Carlos Adams, acreditado ante el gobierno de Bolivia y por último Carlos S. Rand, Secretario e intérprete de la legación.
Es interesante señalar, que la delegación boliviana llegó a Arica, el 6 de octubre y la primera conferencia se realizó el 22 de octubre de 1880, en esta ocasión el agente diplomático Juan Crisóstomo Carrillo, no participó, porque se encontraba enfermo. En la cesión de inauguración el delegado estadunidense Tomas A. Osborn, señaló a los representantes: “os ruego, señores, les suplicó, que trabajéis con anhelo para conseguir la paz; i espero, en nombre de mi gobierno, que vuestros esfuerzos os conducirán a ese resultado” 2.
Al inicio de esta Conferencia el delgado chileno, Eulojio Altamirano presentó a los agentes aliados una minuta de proposiciones, considerándola como las bases de un Tratado:
“Minuta de las condiciones esenciales que Chile exije para llegar a la paz, presentada por los plenipotenciarios chilenos a los Plenipotenciarios peruanos y bolivianos en la conferencia celebrada a bordo del buque americano ‘Lackawanna’ el 22 de octubre de 1880.
Primera.- Cesión a Chile de los territorios del Perú y Bolivia que se estienden al sur de la Quebrada de Camarones y al oste de la línea que en la Cordillera de los Andes separa al Perú y Bolivia hasta la quebrada de la Chacarilla, y al oeste también de una línea que desde este punto se prolongaría hasta tocar en la frontera Arjentina, pasando por el centro del lago de Ascotan.
Segunda.- Pago a Chile por el Perú y Bolivia, solidariamente, de la suma de veinte millones de pesos, de los cuales cuatro millones serán cubiertos al contado.
Tercera.- Devolución de las propiedades de que han sido despojados las empresas y ciudadanos chilenos en el Perú y Bolivia.
Cuarta.- Devolución del transporte Rimac.
Quinta.- Abrogación del Tratado secreto celebrado entre el Perú y Bolivia el año de 1873, dejando al mismo tiempo sin efecto ni valor alguno las jestiones practicadas para procurar una Confederación entre ambas naciones.
Sesta.- Retención por parte de Chile de los territorios de Moquegua, Tacna y Arica, que ocupan las armas chilenas, hasta tanto se haya dado cumplimiento a las obligaciones a que se refieren las condiciones anteriores.
Séptima.- Obligación de parte del Perú de no artillar el puerto de Arica cuando le sea entregado, ni en ningún tiempo, i compromiso de que en lo sucesivo será puerto exclusivamente comercial” 3.
Sobre la posición de la diplomacia boliviana, es necesario resaltar la intervención del diplomático Mariano Baptista, que recalcó: “que el gobierno de Bolivia (concurrió) a negociar la paz con sinceridad, sin otro límite para su con-secución que el derecho i la justicia interpretados, no con el ausilio de la declamación, sino tomados, en realidad de los acontecimientos, tales como se presentaban. Creía que los Excelentísimos Gobiernos belijerantes propendían a ese fin con seriedad; y que la elevación de ideas i de carácter de los Exelentisimos señores Plenipotenciarios eran garantía de conferencias eficaces, que se inspi-rarían, nó en las exitaciones efímeras de las pasiones políticas de las tres nacionalidades, sino en los intereses permanen-tes, mesurados i reales de los países que representaban; en cuanto a la moción del excelentísimo señor Altamirano, entendía que no era una simple minuta de cuestiones, sino una serie de proposiciones, porque solo así se facilitaría nuestra labor; que en este sentido aceptaba por su parte el procedimiento ” 4.
Posteriormente, la segunda reunión se realizó el 25 de octubre de 1880, se declaró abierta la sesión a la primera hora de la tarde. El delegado peruano Antonio Arenas, rechazó el plan-teamiento chileno: “en cuanto a las bases presentadas por el Excelentísimo Plenipotenciario de Chile, le han causado una penosa impresión, porque cierran las puertas a toda discusión razonada i tran-quila; que la primera de ellas, especialmente, es un obstáculo tan insuperable en el camino de las negociaciones pacificas que equivale a una intimidación para no pasar adelante; que Chile ha obtenido ventajas en la presente gue-rra, ocupando militarmente a consecuencia de ellas algunos territorios del Perú yBolivia sobre los cuales jamás alegó derecho de su parte, pero habiéndolos ocupado después de varios combates, hoi cree haberse convertido en dueño de ellos, i que su ocupación militar es un título de dominio” 5. Por otro lado, el dele-gado Eulojio Altamirano respondió que: “Chile no puede sacar su bandera de esos territorios. Los Plenipotenciarios chilenos no pueden suscribir un pacto que eso ofreciera, y si lo suscribieran, el gobierno i el país le negarían su aprobación” 6. Representante boliviano Mariano Baptista, afirmó: “no aceptamos la apropiación del territorio como un simple efecto de la acción bélica, cualquiera que sea el sobre que consagre ese apoderamiento. Pero, espero aún que pueda presentarse un terreno de discusión donde tenga cabida los medios conciliatorios” 7. En ese sentido, el delegado peruano, Aurelio García i García, entre otras observaciones, tanteó la necesidad de un arbitraje a cargo de los Estados Unidos, en res-puesta el delegado chileno José Francisco Vergara, rechazó la propuesta aliada, recalcando: “Chile busca una paz estable, que consulte sus intereses presentes y futuros, que esté a la medida de los elementos yi poder con que cuenta para obtenerla, de los trabajos ejecutados i de las fundadas esperanzas pasionales. Esa paz negociará directamente con sus adversarios cuando éstos acepten las condiciones que estime necesarias a su seguridad, y no hai motivo ninguno que lo obligara a entregar a otras manos, por mui honorables y seguras que sean, la decisión de sus destinos. Por estas razones, declara que rechaza el arbitraje propuesto” 8. También Juan Crisóstomo Carrillo, agente bo-liviano, refutó los argumentos de los represen-tantes chilenos y recordó: “las graves i termi-nantes declaraciones que han hecho sobre la principal de las proposiciones presentadas, dejan casi estinguida la esperanza de una solu-ción pacífica” 9. Luego continuó el agente Ma-riano Baptista: “cuando se ofreció en Bolivia la respetable mediación del gobierno de los Esta-dos Unidos de América, mi Gobierno i la opi-nión nacional se persuadieron de que la paz era un hecho, porque esa mediación estaba acompañada de otra palabra: el arbitraje, que significa justicia i honra para todos, sin hu-millación de nadie. En ese sentido i con una política franca han venido a estas conferen-cias los Plenipotenciarios bolivianos” 10. El Ministro Osborn, intervino que: “los Estados Unidos no busca los medios de hacerse arbitro en esta cuestión” 11.
En la tercera sesión, realizado el 27 de octu-bre de 1880, el decano de los representantes norteamericanos, Tomas A. Osborn, agradeció: “la presencia de los excelentísimos Plenipo-tenciarios i que abriga la con-fianza de que el tiempo trans-currido desde la última sesión haya permitido encontrar al-gún arbitro que salve las difi-cultades existentes” 12. Luego se dirigió a los delegados de Chile y les preguntó si tenían que expresar algo sobre la cuestión del arbitraje, los dele-gados contestaron que confor-mándose a sus instrucciones, no era posible hacer modifica-ción alguna en la base formu-lada. Por otro lado, los delegados del Perú, de-clararon: “insistiendo Chile en la subsistencia de la primera condición i no habiendo acep-tado el arbitraje propuesto por ellos, no les era lícito seguir en el examen de las otras bases; que todas las puertas han sido cerradas, ha-ciendo necesaria la continuación de la guerra, i que la responsabilidad de sus consecuencias no pesará sobre el Perú, que ha indicado un medio decoroso de llegar a la paz” 13. Sin em-bargo, la delegación boliviana expuso: “que por su parte consideran clara i definida la situación. Hai una condición, la primera, presentada por los Excelentísimos Plenipo-tenciarios de Chile como indeclinable, que los aliados no pueden aceptar; hai por último una tercera que ha sido propuesta aisladamente por los representantes de Bolivia i que tampo-co ha sido acojida. Consideran, en vista de este último resultado, que la negociación ha llegado a su término i lamentan que la situa-ción política de los respectivos países no haya permitido arribar a un acuerdo común” 14.
Como resultado podemos decir en las pala-bras de Valentín Abecia Baldivieso, que las Conferencias realizadas en Arica, en la cual se discutió la continuidad de la guerra o la paz, mediante la interposición ofrecida por el go-bierno de los Estados Unidos de Norte Améri-ca, “no dio resultado, porque Chile, a pesar de incierta pero triunfante situación en la guerra, exigió mucho a los aliados” 15. Es necesario mencionar que en el descanso de las conferen-cias los diplomáticos bolivianos consiguieron que cincuenta prisioneros bolivianos fueran liberados, entre ellos se encontraba el Gral. Eliodoro Camacho.

Muchos años después el secretario de esta delegación Félix Avelino Aramayo recordó: “las conferencias de la Lackawanna, me han dejado imborrable y dolorisima huella en el alma. Allí los chilenos me enseñaron, y con cuanta dureza, a ser boliviano, nada más que boliviano”
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