Un hecho deportivo relevante por su valor patriótico, fue el partido de futbol
que tuvo lugar el 6 de agosto de 1934, entre los guardias paraguayos y los
prisioneros bolivianos de la prisión de Emboscada, donde habían apostado que el
equipo que perdiera debería saludar y honrar la enseña patria del equipo
ganador. Así lo escribe Nicanor Velarde, quien escuchó de la voz del teniente
Carlos Patiño Romero, testigo y actor presencial de lo acontecido ese
día:
“Como un ejemplo de la patriótica actitud puesta en práctica por Patiño el 6 de
agosto de 1934 en Emboscada, (…) él había propiciado que se realice un partido
de futbol entre bolivianos y paraguayos, con la condición ineludible de que los
jugadores del equipo perdidoso debían de saludar militarmente a los colores o
divisa del equipo ganador. Para conseguir su anhelo, Patiño les había rogado a
los nuestros se empleen patrióticamente a fondo para ganar. En efecto una vez
concluido el encuentro favorable a nosotros por dos goles contra uno de los
pilas, estos se habían visto obligados a saludar militarmente a nuestra bandera
la misma que Patiño la había confeccionado comprando anticipadamente del
comerciante Lamas, la tela necesaria en los tres colores y cortándola en
franjas iguales las había cosido para luego izarla y hacer que los pilas
saluden a nuestra enseña nacional. ”(Velarde, 1976, pág. 174)
El compromiso nacido del patriotismo, del civismo y de la responsabilidad para
con los compañeros de presidio y de juego, hizo que este equipo integrado por
los cautivos ganase, motivando moralmente a sus demás compañeros a alegrarse,
por su victoria sobre los guardias, quienes cumplieron su palabra y aunque
saludaron una tricolor boliviana, costurada de forma rápida y con retazos
obtenidos igualmente de forma rápida, lo hicieron, respetando la hidalguía
boliviana y el compromiso previo. Si bien este partido pudo haber pasado como
una simple anécdota o un hecho que podría perderse en el pasar del tiempo, es
importante recordarlo porque significa lo que un grupo de bolivianos fue capaz
de lograr cuando se une para consolidar un objetivo. Esos cautivos estaban
cansados, deshidratados, mal alimentados y quizás enfermos, pero en un
sacrificio máximo, llevando sus humanidades a un extremo que se olvidan de sí
mismos en pro de un fin mayor que es el honor de su patria, lograron vencer,
algo que debe recordarse por lo que es, un acto de patriotismo y heroísmo único
y que sólo se obtuvo por la convicción y acción de esos valientes cautivos
bolivianos.
Imágen del Sr. César Ciro Novoa Mendizabal La imagen no corresponde a los
prisioneros del artículo. // La imagen corresponde al "equipo de futbol del Fortín Boquerón"
(antes de la batalla de Septiembre), como se lee en el pie de la misma.
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