Imagen: Coronel Carlos Medinaceli. // Por: Víctor Hugo
Medinaceli / Publicado en el periódico El Diario, el 15 de Abril de 2014.
El Coronel e historiador argentino Juan Carlos Jones Tamayo
en su libro: “Tumusla la última acción armada de los españoles en América del
Sur”, habla de la enorme importancia que tuvo la victoria de Tumusla, 1º de
abril, jueves santo de 1825, en la liberación de las colonias españolas en
América, particularmente, en territorios del Alto Perú, Argentina, Chile y el
Bajo Perú. “Tumusla es un combate poco conocido, pero en realidad radica su
importancia dice Jones Tamayo –en haber sido la última acción armada de los
españoles en América del Sur. Con la victoria de Tumusla quedó cristalizado el
sueño de los generales San Martín, Belgrano, Güemes, Artigas, O‘Higgins,
Bolívar, Sucre y de otros patriotas americanos más”. “En Tumusla cayó el último
baluarte de los españoles en América del Sur y quedó consolidada la libertad
americana... quedando Jujuy y Salta libres de tanto asedio, invasión y muerte
por parte de las tropas de Olañeta, verdadero azote de los pueblos norteños”.
Fue tanta la alegría en las provincias y pueblos del norte
argentino por el triunfo de Tumusla, noticia “tan plausible como importante”
enviado desde las inmediaciones de Cotagaita, donde se encontraba el general
Pérez de Urdininea enviado especial para cooperar con el Coronel Carlos
Medinaceli, Urdininea que venía de Salta inmediatamente envió la noticia a
Tupiza y que fue restituido por el Coronel Domingo Iriarte a las 5 de la
mañana, éste la retransmitió al General Juan Anto-nio Alvarez de Arenales que
estaba en Negra Muerte, quien a su vez, envió a Teodoro Sánchez de Bustamante,
gober-nador interino de Salta para que los boletines 3 y 4 de la división
expedicionaria al Perú los publicara como proclamas.
El boletín 3 de 8 de abril de 1825, dice: “Ciudadanos:
deseoso el gobierno de transmitir a vuestros corazones los sentimientos de
gozo, de que se hallan poseí-do no dilata un momento publicaros las
interesantes nuevas contenidas en el parte del señor general en jefe, que acaba
de recibir. “A las 4 de la mañana, acabo de recibir parte del señor General
Urdininea cuyo tenor literal es el siguien-te. En circunstancias que marchaba
so-bre Tumusla en auxilio del señor Coronel Carlos Medinaceli, ahora que son
las 12 de la noche, acabo de recibir parte de dicho señor por conducto de su ayudante
José Martínez, que a las 7 de la noche de este día triunfaron completamente 300
valientes chicheños contra 700 enemigos serviles en el punto de Tumusla, no se
sabe aún el número de muertos y heri-dos, excepto el General Olañeta, que fue
el primero que mordió tierra...”
“Ciudadanos: Terminó la porfiada e inhumana lucha, que por
torrentes ha vertido la sangre de vuestros hijos. No existe un solo enemigo
sobre la tierra de Colón. La Patria es libre regocijaos por tan plausible
fruto...”
En cambio, el boletín 4 de 15 de abril de 1825, aclara: Por
diferentes conductos se confirma la feliz nueva del triunfo obtenido por el
Coronel Carlos Medinaceli en el punto de Tumusla y con este la muerte del
General Pedro Antonio de Olañeta, logrando la entera libertad del Alto Perú:
pues no quedando más enemigos que el Coronel José María Valdez y los pocos que
mandaba, es llegado el tiempo de asegurar con placer: que la Patria es libre, y
que se ha concluido la obra de la independencia...”
A propósito de la victoria de Tumusla y la muerte de Olañeta
– 1 y 2 de abril de 1825-, el periódico argentino Argos, de prestigio
internacional, en la edición 146 de 4 de mayo de 1825, en su editorial, en
partes salientes, subraya: “No existe ya un solo opresor del Perú, la guerra de
la independencia de América ha concluido ya, y puede asegurarse que ha llegado
a su fin para siempre. El único represen-tante del rey de España que existía en
todo el continente americano ha muerto, obstinado, enemigo pertinaz de la razón
e insensible a los clamores de los pueblos...”
“Es concluido pues, el objeto que impulsó a los americanos a
acercarse en masa para sacudir el yugo de la opresión más insoportable: quince
años de sacrifi-cios, de guerras continuas y sangrientas, han borrado aquel inmenso
periodo de depredación y de servidumbre: “Felices nosotros que hemos visto
empezar la dicha de ver su término y de cantar el triunfo de la libertad...”
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