1911, familia Patiño
Fuente: Minería boliviana: su realidad - Escrito por Jorge
Espinoza Morales. Plural editores, 2010.
Patiño según Guillermo Bedregal “logro tener el máximo poder
económico y político de Bolivia” y “logro situarse, en su mejor época, como el quinto
millonario del mundo y el más rico de Iberoamérica”. Para Roberto Querejazu “el
grueso de la riqueza de Patiño fue amasado entre 1903 y 1929, proveniente tanto
de sus minas en Bolivia como de sus afortunadas empresas en el extranjero”.
Carlos Mesa indica que Patiño “en 1925 había sido reputado por el New York
Times uno de los diez hombres más ricos del planeta, una fortuna que en valores de hoy podría cuantificarse
en alrededor de .500 millones de dólares”. Gregorio Irirarte citando a Augusto Guzmán
indica que “En 1940, la fortuna de Patiño llegaba a 1.000 millones de dólares.
En 1968, su hijo Antenor declaro que su fortuna había alcanzado los 3000
millones de dólares, mientras el producto nacional de Bolivia no llega a la
cuarta parte de esa cifra”.
Los mejores y afortunados años de Patino obviamente
coinciden con la época de las descomunales leyes de cabeza que le brindo su
veta LA Salvadora (más efectiva que la lámpara de Aladino). Por eso ningún
millonario ha debido hacer fortuna más rápido que Patiño. Como se demuestra
posteriormente por cada tonelada de mineral extraída de esta veta, a un precio
de estaño de 6$us/LF la utilidad por tonelada seria de 7.45 dólares, en cuyo
caso extrayendo solo 100 toneladas por día, la utilidad diaria seria 734.000 dólares.
Luis Peñaloza con acierto indica que “Contrariamente a los millonarios
mineros del siglo pasado, Arce y Pacheco, que se arruinaron en su intento por
invertir sus ganancias en Bolivia, en empresas ferroviarias y bancarias, además
de las mineras de la plata en que estaban comprometidos, Patiño busco y encontró
el método de fundar sociedades mineras bajo la protección de leyes extranjeras,
exportando ingentes capitales que sustrajo al control boliviano. En cierto
modo, ello no le era necesario porque, desde que se convirtió en el hombre más
rico del país, se lo compro realmente, con gobernante y todo. Con cortos
periodos de interrupción, los gobernantes le obedecían y se dirigía a ellos no
pidiendo sino ordenando. Así fue hasta 1952.”
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