Artículo publicado en Verdad con tinta, el 22 de marzo de
2020.
El Gobierno Nacional decretó el sábado una cuarentena total
en el país de 14 días para frenar el contagio del coronavirus, medida que entra
en vigencia este domingo, aunque el cumplimiento no está siendo al 100 por
ciento según se pudo comprobar en diferentes zonas de la ciudad de Tarija, por
ejemplo.
La historia relata que esta no fue la única experiencia en
la que este municipio se enfrentó a pandemias que dejaron millones de muertes
en el mundo, donde el aislamiento fue la medida que mejores resultados dio.
El historiador Miguel Molina Gareca rescata en su artículo “De
cordones sanitarios, rogativas y cuarentenas en la historia de Tarija”,
los trabajos realizados por los doctores José y Álvaro Ramallo, ambos de una
familia dedicada a la investigación medicinal en el país.
“Estas no son experiencias primeras, únicas o jamás vistas.
El mundo y Tarija ya tenemos jurisprudencia sobre esto de los aislamientos,
cada que una de esas plagas o pestes que azotaron a los humanos se hizo
presente”, relata el historiador respecto al contexto actual por la pandemia
del coronavirus.
Uno de los trabajos rescatados es del médico José Ramallo
Guillén (1932-2017+), quien fue el primero en redactar una historia de la
medicina local. “Es decir, desde que Tarija es Tarija”, agrega el historiador.
La investigación que publicó el año 1991 y que él
mismo enriquecería con más aportes en los siguientes años, se convierte
en la “piedra fundacional de la historia de la medicina” en Tarija.
En este trabajo, Ramallo Guillén habla de las
“enfermedades” que afectaron este territorio y entre ellas describe las que
generaron la atención debida de las autoridades en diferentes épocas, por la
preocupación que generaron a nivel mundial.
CÓLERA MORBUS
En la segunda edición del libro de su autoría,
publicado el año 2007, incluye el estudio y noticias sobre la pandemia
registrada entre 1886 y 1887: el cólera morbus.
El cólera morbus, hasta la tercera pandemia, provocó más de
tres millones de muertos en el mundo.
Ramallo Guillén hace una crónica sobre cómo se prepararon
los pocos médicos tarijeños de entonces para enfrentar el mal y cómo accionaron
de “manera coordinada con las autoridades departamentales como municipales”,
para evitar que el mal llegue a Tarija.
Desde enero hasta abril de 1887, según Ramallo Guillén, fue
el aislamiento de Tarija del resto del mundo.
En ese tiempo fueron cortados todos los vínculos con las
otras poblaciones para evitar que el mal llegase.
El costo de este aislamiento tuvo fuerte repercusión en lo
económico para la población tarijeña, pero hubo resultados positivos. “La
población tarijeña pudo sentirse feliz de no haber conocido aquí, ni por asomo,
la cantidad de muertes que hubo en otros departamentos de Bolivia o en otros
pueblos del mundo por el cólera”.
“Este aislamiento de Tarija del resto del mundo, entre enero
y abril de 1887, puede considerarse como el primer antecedente en medicina, de
la actual cuarentena”.
Según estos relatos, no todo fue color de rosa, pues subieron
los costos de las mercaderías en la capital y “se vivió meses de tensión
social”.
Según la investigación de Ramallo Guillén, no hubo muertos
que contar.
El cólera es una pandemia causada por la bacteria “Vibrio
cholerae”. Además de fiebres y dolor abdominal, el cólera suele matar a los
afectados debido a la deshidratación, que en muchos casos es prácticamente
imposible de parar a causa de la velocidad a la que se pierde el agua del
cuerpo por la diarrea.
PESTE NEGRA O BUBÓNICA
El segundo antecedente de Tarija es con la peste bubónica
del año 1921.
Los primeros casos en el departamento fueron registrados en
los alrededores de Padcaya, en la provincia Arce, donde se dieron los primeros
fallecimientos.
Los médicos tarijeños de la época consideraron que estos
casos fueron una secuela de la “gripe española” que, entre 1918 y 1920, había
causado casi 100 millones de muertos en el mundo.
El mal se detectaba a partir de los bubones negros en las
axilas de los enfermos.
Las autoridades de Tarija en ese entonces determinaron
realizar un “cordón sanitario”, para evitar el ingreso de todo poblador de las
zonas afectadas.
“A la altura de una serranía cerca de donde está ahora el
matadero se puso una tela roja y más o menos a cien metros se instaló un
cuartucho con hombres del ejército armados, cosa que los que querían entrar a
la ciudad tenían que pasar por donde estaba ese sendero y necesariamente ver la
tela roja”, describe el estudio del médico Álvaro Ramallo Zamora, quien siguió
los pasos de su padre en la investigación científica.
Según este relato, si los soldados veían pasar
personas sin detenerse en la tela, hacían dos disparos al aire. Si estas
seguían en su afán de llegar a Tarija, les prevenían de voz y si igual no
hacían caso, disparaban al cuerpo de los “intrusos”.
“Las noticias que se reproducen en la investigación del Dr.
Ramallo Zamora grafican el clima de alta tensión que vivió Tarija y, al
igual que en 1887, se tuvo que soportar a los aprovechados del momento que
subieron los precios de los insumos básicos de la alimentación, a pesar de las
disposiciones que se dictaron”, describe Molina.
Una vez más, el sacrificio tuvo los resultados esperados.
“El cordón sanitario más las medidas tomadas por la comunidad tarijeña fueron
efectivas, pues no se tuvo que lamentar ninguna muerte de la peste
bubónica en Tarija”, afirma la investigación.
Esta situación no ocurrió en las provincias vecinas, donde
se registraron más de 500 muertes, especialmente en la provincia Arce.
La peste negra o bubónica, fue la pandemia de peste más
letal de la historia. Su renombre, esencialmente, viene de las implicaciones
sociales e históricas, las cuales dan cuenta de 75 millones de personas que
sucumbieron durante la mitad del siglo XIV.
La peste negra, que se originó en Asia, llegó a Europa en
1347 y se convirtió en uno de los brotes más mortales en la historia de la
humanidad.
Entre los síntomas se tiene fiebre alta, incluso
superando los 40 grados; tos, sangrado por la nariz y otros orificios, sed
aguda, manchas en la piel de color azul o negro debido a pequeñas hemorragias
cutáneas, aparición de tumores negros en ingles, cuello, axila, brazos, piernas
o tras las orejas, debido a la inflamación de los ganglios, gangrena en la
punta de las extremidades y rotura de los bubones.
Se cree que esta enfermedad se originó por el contacto del
humano con los roedores. Una persona en ese tiempo podía morir en menos de 14
horas.
“Estas dos experiencias traídas desde la memoria lejana de
la historia tarijeña, son en algún sentido aleccionadoras, pues en ambas la
medida tomada fue el aislamiento de Tarija del resto del mundo, e impidió que
se dieran muertes entre nuestra población con su respectiva carga de tragedia”,
analiza el historiador.
CÓLERA
Este ejemplo no se siguió en los años 90, cuando se registró
la epidemia mundial de cólera.
“En este caso la cantidad de muertes en el departamento de
Tarija pasó de la centena y es porque la medida que anteriormente se había
tomado –el aislamiento- no se cumplió. Varios médicos todavía recuerdan el
flagelo de 1992”, indica.
El cólera fue otra enfermedad que surgió en Asia y se
expandió rápidamente por el mundo. En América del Sur el primer caso habría
ingresado por un puerto de Perú y en Bolivia el primer caso fue registrado en
1991 en La Paz.
“Hoy parece anecdótico, pero llegaban flotas llenas de gente
que tenían el cuadro de enfermedad diarreica aguda. Eran flotas de La Paz, de
Bermejo, de Yacuiba con gente con cuadros extremos de deshidratación; era
realmente increíble”, describe uno de los médicos en la investigación de
Ramallo Zamora.
La mayor cantidad de casos fueron registrados en 1992
llegando a 23862 y 416 fallecidos en todo el país.
El cólera es una infección intestinal aguda causada por la
ingestión de alimentos o agua contaminados.
Molina en su análisis hace referencia que con solo hacer un
repaso a las medidas asumidas en el pasado, uno puede darse cuenta fácilmente
cuál fue el modelo más exitoso para combatir a estas enfermedades.
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